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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Abr 24, 2016 1:35 pm

hola morra,...

tiempo para conocerse,... es lo mejor!!!
si que dani la cago!!!
quiero su segundo encuentro!!!

nos vemos!!!
3:)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 24, 2016 7:07 pm

monica.santander escribió:[Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo - Página 2 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo - Página 2 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551



Hola, jajajajaja si esas caritas suelen causar las brittana y sus caps ajjajajaja. Saludos =D




marthagr81@yahoo.es escribió:so cute!!!!!!!!!!, que ternuras.



Hola, jajajajaja vamso bn entonces¿? jajajajajaja. Si que lo son jajajajaja. Saludos =D





3:) escribió:hola morra,...

tiempo para conocerse,... es lo mejor!!!
si que dani la cago!!!
quiero su segundo encuentro!!!

nos vemos!!!



Hola lu, si, pienso igual xD Mmmmm mejor de lejos noma xD Esperemos y este cap nos traiga algo jajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Cap 5

Mensaje por 23l1 Dom Abr 24, 2016 7:09 pm

Capitulo 5


El sol se asomó a través del cielo de enero.

Santana apoyó su figura contra la pared de ladrillo del hospital. Tenía sus brazos envueltos alrededor de su pecho, como si la bata del hospital pudiera protegerla de los elementos.

Una sonrisa apareció en su rostro como Rachel Berry se acercó con dos tazas de plástico en la mano.

—¡Si eso es un café con leche, me casaré contigo ahora mismo!—le dijo a su amiga.

—Promesas, promesas. Eres demasiado exigente y que no eres mi tipo—le respondió mientras le entregaba una de las tazas.

Acababa de traer a un herido.

Se había acercado a Santana, mientras su compañero llenaba el papeleo.

—Además, hay millones de mujeres que aún tienen que tener una oportunidad conmigo—Rachel puso una mano detrás de la cabeza, media cubierta, y adoptó una pose digna de Madonna.

Santana rio mientras se inclinaba hacia atrás y tomaba un sorbo.

—¿Qué haces esta noche?

—Me voy a un partido de baloncesto.

Miró a los cielos grises fríos de invierno.

Tenía un largo día por delante.

Estaba desando ver a Brittany esta noche.

—¿U de M?—Rachel preguntó si la Universidad de Maryland tenía partido esa noche.

Generalmente seguía los deportes de las mujeres, pero no lo podía recordar.

—No, es de la Escuela Secundaria de Bayview—le explicó, viendo la confusión en el rostro de Rachel.

Bayview era una pequeña comunidad fuera del Condado de Baltimore, cerca de la orilla de la bahía de Chesapeake.

—¿Por qué demonios vas a un partido de baloncesto de la escuela?—apoyó su trasero contra la pared al lado de Santana.

Pudo ver un cierto brillo en aquellos ojos oscuros.

Rachel conoció a Santana hacía ya unos años, cuando ésta había entrado a trabajar como EMT para la ciudad.

Se hicieron amigas después de que Rachel había tenido un caso extremadamente difícil y perdido a su primer paciente en una carrera.

Un accidente de tráfico había dejado inmovilizada una mujer joven de la edad de Rachel contra un poste de cemento de un puente. La mujer estaba despierta en el lugar y habló sus últimas palabras a Rachel, mientras la EMT oía el miedo en la voz de la mujer, por lo que le prometió que viviría.

La víctima murió durante el transporte.

La pequeña mujer perdió la compostura y desapareció. Santana la había encontrado acurrucada, en posición fetal, y llorando, en un armario de suministros.

Dejó que la nueva EMT gritara su frustración.

Desde entonces las dos mujeres se habían hecho muy buenas amigas.

—¿Te acuerdas del accidente de autobús?—le preguntó a su amiga.

Esta asintió y tomó un sorbo de su café con leche.

—La entrenadora me invitó a un partido.

—La entrenadora—Rachel asintió—¿Es atractiva?

—Dios, sí. Es hermosa.

—Bien por ti. Ella es GCN.

Era la palabra que Rachel utilizaba para decir “gente como nosotras”.

Era una forma de referirse a la sexualidad de una persona, sin crear un gran revuelo en público.

—Sí, estuvimos hablando el domingo pasado.

—¿En serio? ¿Fuiste a la iglesia con ella?—reprimió su sonrisa.

—No, nos reunimos para cenar en Johnny.

—¿Planificado?

—Casi.

—¿Qué dijo Emma sobre ella?

Rachel sabía que la dueña del local tenía debilidad por su amiga.

Emma trataba a Santana como si fuera su hija. Rachel sabía que Emma odiaba a Dani y sólo por eso ya le gustaba la mujer.

Rachel había advertido a su amiga sobre Dani, pero su amiga extremadamente inteligente, no tenía la misma habilidad con los asuntos del corazón.

—Dijo que era mejor que Dani, creo que le gustó.

Pensó en cómo Emma felicitó a Brittany después de cenar. Recordó la sensación de la mano de Brittany en su brazo. Sus labios en la boca, su sabor.

Sintió el revuelo del deseo.

Brittany había puesto el freno.

Había detenido la sesión de caricias y se había alejado.

Aunque Santana se sintió frustrada, y todavía lo estaba, había respetado de decisión de la otra mujer.

—Cualquier delincuente es mejor que Dani. ¿Es ella una criminal? Dios no me gustaba nada esa mujer. ¿En qué diablos estabas pensando?

—¿Quién sabe? Creo que en el sexo.

—¿Y la entrenadora?

Dejó que sus pensamientos se fueran hacia Brittany.

Hace una semana, estaba sentada en su sofá, sintiéndose como una adolescente. Esta noche sería la primera vez que se citaría realmente con ella.

Se habían llamado varias veces por teléfono, pero con su horario y el calendario de entrenamientos de Brittany, sólo habían podido hablar dos veces.

—Ella es profesora—dijo Santana.

Rachel inmediatamente escupió su café, a través de la cubierta de nieve del pavimento.

—¿Qué?—se limpió la cara con una mano, cubierta por un guante—¡Una profesora! ¿Me estás tomando el pelo?—su rostro y su voz estaban llenas de sorpresa.

—¿Cuál es el problema?

Estaba irritada por la reacción de Rachel.

Rachel sabía sobre sus padres.

Sabía de su papá, Alfonso, siendo acusado de ser inapropiado con una estudiante y su suicidio justo antes de que comenzara el juicio. Cómo su mamá, Maribel, la dejó y se fue a trabajar a Chicago.

Santana apenas tenía quince años cuando toda su vida se vino abajo. Si no fuera por Holly Holiday, probablemente se habría perdido. En su lugar, se tomó a sí misma y se forjó un futuro.

Nunca miró hacia atrás.

Ni siquiera cuando Alfonso se suicidó.

Hace cuatro años, Maribel entró en la sala de urgencias. Santana la miró una vez y se alejó.

Cuando Maribel corrió tras ella, Santana pidió a Spencer que llamara a seguridad. Desapareció por el área restringida, dejando a su mamá mirando la puerta cerrada.

—¿Tu papá? Quiero decir, bueno ya sabes—Rachel se detuvo un momento buscando las palabras correctas—Santana, tu papá era profesor y si estás interesada en una profesora, puede traerte algunos problemas todavía sin resolver.

—¿Mi papá?—miró a su mejor amiga, confundida—¿Qué demonios tiene él que ver con Brittany?

—¿Brittany?—Rachel asintió con la cabeza, al escuchar el nombre de la profesora—No es nada, es sólo que no quiero verte sufrir.

—Rach, mi papá fue acusado de follar con una de sus estudiantes. No creo Brittany tenga por qué lidiar con nada de eso.

Recordó a Brittany alejándose de ella.

Su opinión de dormir juntas había sido muy clara.

No desaprobó la decisión de la morena.

Si Brittany quería esperar, esperaría.

Jesús, no era como si en realidad hubieran tenido una cita. No todas las lesbianas necesariamente acaban en la cama, en la primera cita.

—Me preocupo por ti—Rachel dijo mientras le daba un golpecito en el brazo—¡Oh mierda!—silbó entre dientes, ante la rubia y alta oficial de policía, que caminaba hacia la entrada.

—Oh, sí, problemas—Santana murmuró viendo a la oficial que había maltratado al sospechoso, bajo custodia, en la sala de urgencias—Oficial.

Saludó a la rubia.
—Doctora López—Quinn Fabray miró los ojos oscuros de la médica, luego desvió la mirada hacia la EMT, más pequeña, con expresivos ojos color marrón.

Vio el pequeño repunte en la boca de la EMT.

—Hoy no quiero problemas—le advirtió a la policía al pasar.

La rubia asintió y le dio la espalda, cuando las puertas se abrieron.

—Me portaré bien—la oficial saludó a la pareja y se dirigió a la sala de emergencias.

—¡Oh, madre mía!—Rachel puso su mano libre sobre su corazón y cerró los ojos mientras inclinaba la cabeza contra la pared.

—¡Oh, no! Esa no traerá más que problemas. La sorprendí golpeando a un delincuente contra el cristal—recordó cuando se había enfrentado a los dos agentes de policía—La llamé Xena.

—Ella no se parece a Xena. Quizá a Diana Agron... la número tres.

—¿Quién diablos es Número Tres?

—La número tres en Battlestar Galactica. Ya sabes, Lucy Lawless, del canal Sci-Fi.

—Ves demasiada televisión.

—Es lo que pasa cuento tu hermana trabaja para compañía de cable. No puedo evitarlo tenemos todos los canales gratis.

—No tengo hermanas—declaró.

Había salido con las hermanas Berry en más de una ocasión. Rachel vivía con su hermana mayor, Mona.

—¿Por cierto, cuándo es la boda?

—En Julio. No había manera de Mona se vuelva a casar en junio.

—¿Es la tercera no?—sonrió mientras su beeper sonaba—Mierda. Me tengo que ir. Gracias por el café—se dirigió a las puertas.

—Sí. Su nombre es Caleb.

—¿Caleb?

—Es un nombre del sur. Dicen que a la tercera va la vencida—Rachel dijo mientras saludaba a su amiga, que desaparecía a través de las puertas.


Esperó unos minutos antes de entrar en la sala de urgencias, en busca de su compañero Eliot.

Esperaba que Santana acertara con la profesora.

Estaba feliz de ver a su amiga interesada y citándose con alguien normal. Lanzó su taza al contenedor de basura, y fue en busca de su compañero, pero manteniendo un ojo hacia fuera para intentar ver a la infame oficial.



***********************************************************************************************************



El reloj de la pared se había movido menos de cinco minutos desde su última mirada.

Estiró el cuello hacia las ventanas de su clase. Este había sido el día más largo de su carrera docente.

Miró alrededor de la habitación, hacia los estudiantes que estaban ocupados trabajando en una prueba genética.

Podía ver el pánico en los rostros de algunos de sus estudiantes, leyendo las preguntas. Sabía que la pregunta número tres tendrían a algunos de ellos rascándose la cabeza.

Vio como Michelle Stanley intentaba pasarle un trozo de papel a su vecino de asiento. Se aclaró la garganta y miró cómo el adolescente disparaba sus ojos de nuevo hacia su papel.

Desde el accidente, había notado que Michelle y Hanna Marin habían dejado de hablarse.

Hanna, por otra parte, estaba tratando de arreglar sus problemas.

Las dos adolescentes eran completamente diferentes, por lo que no le sorprendió que esa amistad no durara.

Michelle era la hija de un oficial del condado prominente y Hanna había sido criada por una madre soltera.

Michelle podía permitirse el lujo de ir a cualquier universidad, sin necesidad de sus calificaciones. Por otro lado Hanna, tenía las suficientes calificaciones para entrar en cualquier universidad de su elección.

El aspecto económico era una distancia difícil de superar.

Brittany sabía que Ashley Marin, la mamá soltera trabajaba duro, manteniendo dos trabajos a la vez, para poder dar una buena vida a su hija.


Hanna también trabajaba, a tiempo parcial, en una pizzería a unas pocas calles del apartamento de Brittany.

Deseó que el día terminara.

Estaba tan nerviosa, como una novia el día de la boda.

Esta noche, Santana estaría en el partido. No sabía por qué sentía el aleteo de mariposas en el estómago. Esta era la primera vez, que una potencial novia, acudía a uno de sus partidos.

Las dos eran adultas, pero si Santana estaba buscando algo rápido y fácil, mejor que lo buscara en otro lugar.

Brittany había tenido muchas admiradoras en la escuela secundaria y en la universidad. Aprendió rápidamente que la mayoría de sus citas sólo querían meterse lo antes posible en sus pantalones.

Ellas no estaban interesadas en ella.

Era solo una conquista para todas ellas.

Prefería el antiguo período de cortejo lento y constante. Siempre había mantenido sus relaciones, con cierta prudencia, hasta que estaba lista para pasar al siguiente nivel.

Santana había sido la primera persona, por la que se había visto lo suficientemente interesada, como para cerrar la brecha personal y profesional.

Invitarla a un partido de su escuela, había sido todo un gran paso.

Santana era una de las primeras mujeres, que quería que conociera sus padres, que aceptara a sus hermanos, y la idea del no tener a la latina en su vida, la estaba volviendo loca.

Normalmente, no era una persona insegura.

Sabía que era una persona segura y bien centrada.

Su vida personal no había sido tan importante, hasta que ahora había conocido a esta mujer. Nunca nadie le había causado los sentimientos tan intentos como los que estaba sintiendo por esta mujer.

Sólo hacía diez días que la había conocido.

Había dormido en sus brazos la noche del sábado, y había regresado a los brazos al día siguiente.

Se sentía a salvo y segura en los brazos de Santana.

No pasaba una hora sin que sus pensamientos se dirigieran a la morena médica.

Rezó para que esa noche apareciera.

Quería verla.

Necesitaba verla.

Sabía que tendría que enfrentarse a las consecuencias de su retirada el pasado domingo. Se preguntó qué habría ocurrido si se hubiera lanzado a sus brazos.

Si se hubiera dejado llevar por el momento.

Pensó sobre las posibles reacciones que Santana hubiera mostrado al día siguiente.

¿Pensaría que estaba siendo una puta?

¿De verdad me gusta Santana, o sólo era su título en medicina, lo que le atraía de ella?


Aquella noche, se había dirigido a su casa, y despertado, a la mañana siguiente, sola en su departamento bajo un paisaje cubierto de nieve y las pruebas de grado por hacer.

Su vida personal se limitaba a su familia y unos amigos que había hecho mientras vivía en Maryland. Aprendió rápidamente, que ser parte de una familia naval, no le permitía quedarse mucho tiempo en un mismo sitio. Cada cuatro o seis años, su familia era trasladada de una base a otra. Desde Bangor a San Diego.

Habían vivido por toda línea costera de los EE.UU.

El trabajo de su papá, Frank, le llevó hasta Italia. Aunque esta vez fue sin su familia. Su mamá, Whitney, se negó a que los niños se fueran al extranjero.

Por ello, la familia se quedó en Jacksonville, Florida, donde su hermano Sam pudo terminar la escuela secundaria.

Whitney se puso firme a la hora de criar a sus hijos.

La última parada para los niños Pierce fue Maryland.

Frank tenía una buena posición en el Pentágono y trabajó en Anápolis, durante un período de tiempo. Mike, Artie y Brittany fueron capaces de ir a la escuela secundaria en Bowie, Maryland. Sam se matriculó en la Universidad Estatal de Florida. Mike se unió rápidamente a su hermano mayor en Tallahassee cuando se graduó.

Brittany y Artie, tenían un año de diferencia, y fueron a la Universidad de Maryland.

Brittany había logrado una beca completa de baloncesto.

Varias universidades estaban interesadas en ella, pero al haber estado viajando la mayor parte de su infancia, decidió quedarse en Maryland y estar cerca de su familia.

Su familia era una parte muy importante de quién era.

Los amaba.

No podía imaginarse haber estado sola a los dieciséis años.

Miró los rostros de sus estudiantes.

Dudaba que alguno de ellos pudiera sobrevivir en el mundo sin el apoyo de sus familias.

Sin embargo, Santana le había contado que no había tenido ningún apoyo familiar, y que se había independizado de sus padres a los quince años.

Había encontrado su camino.

Un futuro.

Se preguntó cómo de inteligente era su nueva amiga, para poder graduarse en la universidad, cuando la mayoría de los estudiantes todavía no habían terminado la secundaria.

Santana había sido aceptada en un programa médico de prestigio, cuando tenía diecinueve años, y terminó su residencia, cuando tenía veinticinco años.

Brittany recordó sus veinticinco años, y cómo la escuela no era su prioridad.

Sus calificaciones bajaron durante un semestre hasta ponerse en una situación de casi alerta académica.

Una mirada de Frank fue todo lo que necesitaba. Dejó su vida social nocturna, y empezó a acudir a la biblioteca. Cada fin de semana acudía a casa de sus padres para tomar un café o algo de comida.

Esta última semana, ella y Frank habían ido a almorzar a Gunning y habían visto un partido de baloncesto.

Santana no tenía familia.

No tenía a nadie cercano.

Emma, Will y Johnny se preocupaban por ella, y la enfermera jefe del hospital parecía protectora con la médica.

De alguna manera dudó de que Santana fuera la culpable del distanciamiento de su familia. Tendría que esperar a que Santana se sintiera lo suficientemente cómoda para contar su historia.

Sólo esperaba que algún día se lo explicara.

Sus ojos volvieron al reloj en la pared.

Faltan diez minutos.

Sonrió al ver a Cole Hanson tratar de mirar a prueba de Hanna. El jugador de fútbol guapo estaba un poco perdido.

Se rio, el chico no tenía ni idea.

—¿Problemas Sr. Hanson?

—No señora Pierce—murmuró mientras escribía una respuesta en el espacio en blanco.





********************************************************************************************************



Nueve días, unas doscientos dieciséis horas.

Pensó mientras entraba con su Honda CVR, de seis años, en el aparcamiento del Bayview High School.

Parecía como si hubiera pasado una eternidad desde que había hablado o visto Brittany.

Se había despedido de la profesora, el domingo pasado, en el porche trasero de su casa. Desde entonces, se habían llamado varias veces, pero no siempre habían podido hablar, debido a sus diferentes horarios.

Aparcó su coche cómodamente entre dos grandes montones de nieve.

Llegaba tarde.

Algo muy habitual en su vida, pero realmente quería llegar al partido a tiempo.

Una entrada en urgencias, justo cuando estaba lista para salir, la había retrasado dos horas y media.

Echó un vistazo a su reloj.

Esperaba poder llegar para ver la mayor parte de la segunda mitad.

No podía esperar a ver Brittany.

Escuchó el alboroto del gimnasio, en cuanto entró en el edificio de la escuela. Un señor mayor estaba haciendo una doble función de vigilante en la entrada a la vez que miraba el partido. Se puso de pie, en la puerta abierta, viendo a una de las jugadoras uniformadas de azul lanzar un triple.

—Llego un poco tarde—confesó, mientras sacaba del bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros su cartera.

Llevaba un chaleco con el emblema de la Universidad de Maryland, con capucha roja debajo. Sus pantalones estaban desgastados en las rodillas, entrepierna y bajos.

—No están haciendo muy buen partido. El pecio de estar algunas de ellas heridas—el hombre dijo mientras abrió la caja pequeña de metal donde guardaba el dinero.

—Sí, lo sé. Fui una de las médicos que las atendió—Brittany le entregó un par de billetes.

—¿Es usted la Dra. López?

Esta asintió.

—La entrenadora la tiene apuntada en su lista de invitados. Puede pasar.

Se negó a coger su dinero.

El hombre hizo una marca, a modo de verificación, junto al nombre de Santana.

—Gracias.

—No. Gracias a ti—el hombre dijo, mientras ella caminaba hacia el interior del gimnasio.

Las luces del techo fluorescentes brillaban sobre el duro suelo de madera brillante. El brillo de la amplia zona abierta, provocó que se detuviera un momento, hasta que sus ojos se acostumbraran. En el centro de la pista, las jugadoras del Bayview estaban listas para la batalla. El color verde y negro bailaba bajo las luces deslumbrantes.

Se quedó de pie, durante un momento, tratando de encontrar el mejor lugar para asentarse, sin molestar el partido o a los fans. Miró hacia la cancha donde Brittany paseaba por el margen.

Esta estaba gritando instrucciones a sus jugadoras, mientras se movía sin parar, delante del banquillo. Al final del mismo, había una serie de jugadoras vestidas con ropa de calle.

Sentada cerca de la acción, reconoció a Michelle Stanley. Su pierna elevada sobre una silla, con una manta, que cubría la mayor parte de su pierna, sobre unos pantalones cortados, que cubrían la otra pierna.

Una jugadora más pequeña, estaba sentada frente a la muchacha, cerca del final, con un vendaje envolviendo su antebrazo. Al final del banquillo estaba sentada una rubia con un cabestrillo que sostenía su brazo izquierdo.

Eran un grupo muy afortunado de señoritas.

El accidente podría haber dañado seriamente a alguna de ellas. Los autobuses escolares no estaban diseñados pensando en la seguridad de los estudiantes. La contusión en la barbilla de Brittany todavía era visible, pero parecía como si la entrenadora lo hubiera intentado disimular con maquillaje.

Todavía tenía un tinte amarillo parduzco en la piel.

Esa fea marca no estropeaba su belleza.

Esta noche, estaba vestida con un traje azul marino de falda y con una blusa plata brillante.

En el banquillo, un hombre con el pelo coro, extendió la mano y le tocó el brazo. La entrenadora dejó de caminar y se inclinó para escuchar lo que el asistente le estaba diciendo.

Le mostró un diagrama en su tablero.

Ella asintió con la cabeza y volvió a llamar a una de sus jugadoras. Después de recibir el reconocimiento de su jugadora, dejó que sus ojos se perdieran hacia la entrada al gimnasio.

La vio y le sonrío, antes de volver al partido.

Si Santana no la hubiera estado mirando, nunca habría notado su sonrisa.

Sintió que sus entrañas se calentaban.

Si la ojiazul podía provocarle eso con tan solo una sonrisa rápida, sabía que estaría perdida.

Al igual que había hecho Brittany, Michelle Stanley lanzó una mirada hacia la entrada.

Santana detectó su mirada fría y aburrida.

Estaba claro que esa chica tenía algunos problemas. La otra joven rubia miró hacia la entrada, aunque su mirada era más por curiosidad. Recorrió la multitud, con los ojos deteniéndose en ella, durante unos segundos, y luego siguió adelante.

A la rubia no le importaba la presencia de la médica.

Sintiéndose un poco incómoda ahí de pie, se aventuró hacia las gradas. Los aficionados de ambos lados aclamaban a sus respectivos equipos, así que se acercó hacia la zona libre de la muchedumbre.

Subió un poco más arriba, en las gradas y se sentó cerca de una mujer solitaria que de vez en cuando gritaba a favor de Bayview. Se sentó en la misma fila unos pocos asientos que la mujer, pero a un acierta distancia.

Se recogió el pelo libre de su cuello, todavía húmedo. En su prisa por llegar al partido, no le había dado tiempo a secarse el pelo, después de una rápida ducha.

Miró hacia el marcador.

Al menos había llegado antes de que terminara el tercer tiempo.

Era tarde, pero no se había perdido todo el partido, y tampoco quería perderse la oportunidad de ver de nuevo a la entrenadora.

Bayview estaba perdiendo por diez puntos. Brittany estaba agitando sus manos, lo que demostraba que estaba frustrada por el juego de su equipo.

Cuando el equipo contrario estaba a punto de lanzar un triple, una jugadora de Bayview le robó el balón y corrió la otra canasta. La jugadora lanzó la pelota del tal forma que golpeó en el aro y rebotó fuera de pista.

El público la abucheó decepcionado.

—¡Está bien Jill!—la mujer cerca de Santana gritó a la adolescente que estaba de pie con la cabeza inclinada.

—Está jugando demasiado rígida—Santana dijo en voz alta.

—Ella no ha jugado mucho tiempo. Ha empezado a jugar más a raíz del accidente.

—¿Cuántas están lesionadas?—intentó recordar a las jóvenes, pero esa noche, con tantos pacientes entrando y saliendo de la sala de urgencias, fue un caos.

—Michelle y Burt se llevaron la peor parte. Creo que otras seis resultaron heridas de alguna manera. Eso sin incluir a la entrenadora Pierce. Dijo que no quería que nadie se preocupara por ella.

—Traté de curarle la barbilla pero ya habían pasado caso doce horas, desde el accidente, y ya se lo había curado ella.

—¿Eres la Dra. López?—la mujer se acercó más cuando Santana asintió—Soy Allison Hudson, la esposa de Finn—la mujer le tendió la mano y Santana la aceptó—Gracias por cuidar de Brittany. Al parecer ella estuvo en el Club Med en comparación con el tratamiento de Finn recibió en Condado.

—La verdad es que fue un día muy loco en todos los hospitales. Estoy segura de que hicieron todo lo posible en Condado.

—Eso es lo políticamente correcto—Allison dejó una pequeña risa.

—Gracias.

Santana sabía que había hecho mucho más de lo normal, por asegurarse de que Brittany estuviera bien atendida.

Una silla de plástico y un teléfono público sería lo que habría recibido de la mayoría de la gente en cualquier hospital.

—Escuché que Burt se estaba recuperando muy bien. Su esposa Carol está esperando por él, de pies y manos. Le dije a Finn que no se hiciera ilusiones.

Detuvo la conversación al ver que hacía una falta a una de las jugadoras de su equipo.

—Dispara, esa tu posición—Allison comentó sobre la jugadora. Se llevó un codo sobre su rodilla y el puño de su mano a la barbilla—Oh, Molly va a tener que entrar. Ella es estudiante de primer año que trajeron para ayudarlas.

—Por lo menos ella puede conseguir un poco de experiencia.

—Eres muy políticamente correcta—Allison se rio entre dientes.

—Culpable—Santana sonrió—Demasiados años frente a los burócratas del hospital.

—Ha sido bueno que vinieras al partido—Allison mantuvo los ojos en el movimiento sobre la cancha.

Finn le había comentado que Brittany estaba inquieta antes del partido. Dijo que lo atribuyó al primer partido después del accidente. Ahora Allison estaba segura que los nervios de la entrenadora tenían algo que ver con la morena sentada a su lado.

Sonrió cuando Finn sacó la cabeza por encima de la multitud para sonreírle.

Todavía tenía la sensación de opresión en el estómago cuando él la miró.

Jugó con el diamante en su dedo anular izquierdo. Ella había conseguido a un gran hombre.

—¿Conocías a Brittany antes del accidente?—Allison intentó involucrar a la médica en la conversación.

—Nos conocimos en el hospital—miró a la mujer con la chaqueta de Bayview—Nos llevamos bien enseguida. Algunas veces los traumas conectan a la gente.

—Dímelo a mí. Mis padres se conocieron en un fuego.

—¿Resultó alguien herido?—la miró un poco sorprendida.

—Creo que los filetes que mi mamá estaba friendo se chamuscaron. Ella estaba cocinando la cena para su novio y quemó parte de la cocina. Mi papá fue uno de los bomberos que acudieran a la llamada. Ni que decir, que decir, que a partir de entonces él es el que cocina en casa—Allison vio reírse a la médica de su historia.

—¿Es una broma, verdad?

—Dios no, mi mamá tiene prohibido acercarse a la cocina. Todos los hombres de mi familiar cocinan. Mi hermano, Charlie es el chef principal de Tuxedo.

—¿En serio? Siempre he querido ir a cenar ahí.

Pensó en el restaurante de moda de Baltimore, cerca de la dársena. Tuxedo de era el lugar más famoso de la ciudad.

Hacer una reserva era imposible.

—Házmelo saber, y te ayudaré a entrar. Él es mi hermano pequeño, todavía tengo un poco de presión sobre él—bromeó.

—¿En serio?

Sintió que su corazón se aceleraba un poco.

Si pudiera hacer una reversa en Tuxedo para el Día de San Valentín, sabía que impresionaría a Brittany.

—Lo tendré en cuenta—dijo simplemente en voz alta.

El reloj estaba brillando con ceros en todos los ámbitos.

—Bueno, parece que el partido ha terminado—Allison se puso de pie—Muy agradable conocerte Dra. López, espero verte de nuevo.

—Es Santana y fue un placer conocerte también—dijo mientras observaba a Allison empezar a caminar hacia su marido.

—Ven conmigo. Así podremos alcanzar a los entrenadores antes de que entren en el vestuario.

Allison se detuvo en la parte inferior de las gradas, viendo a las jugadoras y entrenadores darse la mano con las del equipo contrario.

Santana se paró junto a Allison.

Michelle se puso de pie al final de la fila, golpeando las manos con el otro equipo. Cuando las jugadoras lesionadas fueron hacia el vestuario, Santana trató de no reaccionar cuando la chica con muletas la miró de arriba abajo.

La dura mirada de Michelle hizo que sus defensas cayeran.

El puro odio de aquellos ojos verdes, le hizo preguntarse qué problemas podría tener aquella adolescente.

La pequeña rubia detrás de Michelle le sonrió.

Brittany seguía de cerca.

Después de que estrechar la mano del oponente, pudo acercarse a Allison y Santana.

—Hola. Siento que el partido no haya sido muy bueno.

—Me gustó lo que vi. Tuve una situación de emergencia en el hospital—explicó Santana.

Le estaba resultando difícil mirar directamente a Brittany. Tenía miedo de que la otra mujer pudiera leer fácilmente sus emociones.

—¿Has cenado?

—Ni siquiera he comido.

—¿Qué tal un poco de pizza? Allison, ¿tienes hambre?—Brittany vio el destello de una sonrisa en el rostro de su amiga.

—No, gracias. Finn y yo ya teníamos planes. Brittany, probablemente deberías cambiarte—Allison hizo un gesto a su amiga y entrenadora—¿Por qué no le doy la dirección de tu casa a Santana y te esperamos ahí?

—Eres un tesoro—Brittany dijo mientras le daba Allison un abrazo y un rápido guiño a Santana.

—Nos vemos ahí—Brittany sonrió a Santana y se dirigió a los vestidores.

Esta sintió que sus mejillas se sonrojaban.

—Mierda—dejó que la palabra saliera mientras observaba el trasero de Brittany.

—No eres tan políticamente correcta—Allison respondió dándole un guiño rápido.

—Supongo que no—sonrió mientras cruzaba los brazos sobre el pecho—Allison, ¿puedes ver si tu hermano me puede conseguir una reserva para el Día de San Valentín?

—¿Tienes una cita?

—Lo sabré mañana—sonrió y siguió a la mujer fuera de la escuela y al aparcamiento.




**************************************************************************************************************




El Jeep Cherokee rojo entró en el camino de entrada del complejo de apartamentos.

Santana estaba esperando, apoyada en su coche. Ella estaba agradecida de que Allison la llevara hasta su departamento.

Allison dijo que tenía una llave del departamento si Santana quería esperar a Brittany en el interior, pero Santana se había negado, sintiéndose un poco rara por ir a un lugar que nunca había estado antes.

Debía reflexionar sobre por qué Allison tenía una llave.

Brittany se detuvo en un lugar vacío, no demasiado lejos de la puerta, y se bajó de su coche. Al abrir la puerta trasera, sacó una bolsa de lona, perchas con ropa de la tintorería, y un maletín.

Volviendo sonrió a Santana.

—¿Te ha resultado fácil venir?

—Allison me acompañó hasta la puerta principal—agarró la ropa de la tintorería.

—Dame esto.

Brittany sonrió dulcemente mientras se dirigía hacia la puerta principal.

—Estoy en el segundo piso.

Todos los edificios eran de sólo dos pisos de altura y en una bonita zona de Linthicum.

—¿Allison no te habrá estaba molestando verdad?—miró a Santana detrás de ella.

—No, ella ha sido muy entretenida. Gracias por dejarme entrar como tu invitada. No tenías por qué hacerlo.

—Es una ventaja de ser la entrenadora—se paró delante de la puerta de su departamento, abriendo una puerta rápidamente y tirando la bolsa de lona en el interior.

Se volvió hacia Santana, y le cogió las perchas de la ropa de las manos. Entró en el comedor, abrió la puerta de un armario, colgó las perchas con la ropa. Su maletín, lo dejó sobre una pequeña mesa de comedor cuadrada.

—¿Quieres algo?—Brittany se volvió para ver a Santana apoyada en la puerta sonriendo—¿Qué?

—Tu casa está muy limpia y ordenada—sonrió mirando el espacio de vida impecable, que le recordaba a una foto en la revista American Living—Mi casa probablemente te ha disgustado.

—No es verdad—se acercó a Santana, deslizando sus manos por la costura central de la ropa—¿Y quieres saber por qué?

Santana empezó a avergonzarse, mientras Brittany continuaba dirigiendo sus dedos a lo largo de su torso.

—Porque eres la mejor parte de tu casa—se inclinó para besarla.

En un segundo, se vio contra la puerta de entrada, con Brittany empujando contra ella.

Cuando finalmente se separaron, se quedaron mirando la una a la otra.

—Te extrañé—dijo mientras tocaba la boca de Santana con su dedo.

—Esta ha sido una semana muy larga.

—Lo sé—Brittany dio un paso atrás.

Santana tiró de ella en sus brazos y la besó profundamente. Brittany se apartó riendo.

—¿Qué te parece si pedimos una pizza? ¿O prefieres salir?

—En, si no te importa, prefiero nos quedemos—dijo mientras recuperaba la compostura.

Su cabeza daba vueltas y su corazón golpeaba contra su pecho.

Después de la retirada Brittany, la semana pasada, no sabía cómo debía actuar. Recordó la ducha de vapor llena, con la cabeza ligeramente inclinada, mientras el agua caliente se precipitaba sobre su cuerpo.

Cerró los ojos, pero las imágenes y pensamientos sobre Brittany danzaban en su mente.

Esa mujer era la única cosa en la que podía pensar.

Degustando la cascada de agua, sobre sus labios, sentía la emoción de un beso de Brittany.

Comenzó a acariciar su cuerpo con una toalla de mano.

Imaginó la ligera curva de la cadera de Brittany tocando su cadera mientras bailaban juntas, los ojos de Brittany mirándola intensamente, preguntándose en silencio qué pasaría entre ellas.

Al tocar su pecho, Santana imaginaba cómo se sentiría al tener las manos de Brittany en su cuerpo.

¿Cómo la acariciaría y besaría?

Rozó sus dedos sobre sus pezones, que instantáneamente se endurecieron.

Con los movimientos suaves de un nuevo amante, acarició su pecho. Tirando y jugando al sentir la necesidad de su propio clítoris.

Cerró los ojos.

Dejó que su mano vagara más al sur, sintiendo su necesidad. Acarició con sus dedos deslizándose sobre la suavidad y contornos de su centro. Le dolía y latía, meciéndose mientras tocaba su clítoris de nuevo. Se corrió con fuerza, diciendo en voz alta el nombre de Brittany.

Temblando como nunca, cerró los ojos mientras permanecía de pie bajo el agua caliente, con la cabeza contra la pared de la ducha.

No podía esperar para verla.

Ella sintió otra oleada de emoción a través de su cuerpo.

Sintió que se sonrojaba por el calor de sus pensamientos. Dio un paso lejos de la mujer que perseguía en sus pensamientos, durante toda la semana.

Se sintió un poco avergonzada por la intensidad de sus pensamientos.

Había repetido su experiencia en la ducha, más de una vez, en los últimos nueve días.

—¿Estás bien?

—Sí—dejó escapar un suspiro contenido, preguntándose si Brittany podía leer sus pensamientos.

—Mejor. ¿Te importa hacer el pedido mientras me cambio?—preguntó mientras sacaba un menú de un cajón de la isla de la cocina.

El Menú de pizza de Marin Nick indicaba que se hacían entregas hasta la medianoche.

—Claro.

Observó trasero bien formado de la rubia desaparecer por el pasillo. Abrió el menú y miró las diferentes opciones para hacer el pedido.

Agarró el teléfono de su base, pero se detuvo justo antes de marcar. Se dirigió por el pasillo hasta la puerta de lo que supuso era el dormitorio.

Golpeó ligeramente en la puerta entreabierta, que se abrió más, revelando a Brittany vestida sólo con un sujetador de encaje y un tanga.

¡Dios!

Fue el primer pensamiento que atravesó la cabeza de la médica.

Había visto muchos ejemplares de anatomía femenina, pero Brittany estaba claramente en el top ten.

—¡Ahh!—tropezó con sus palabras ya que rápidamente le dio la espalda a Brittany—Lo siento, pero ¿qué es lo que quieres en tu pizza? iba a pedir una vegetariana, pero no sé lo que te gusta.

—Mientras no tenga cebolla, me gusta todo—una suave voz le susurró al oído, mientras sentía el pelo de la morena deslizarse por su hombro.

Su olor la llenó, mientras sentía el calor de una mano en la parte baja de su espalda.

Santana asintió e hizo el pedido.

Cuando el chico, en el otro extremo, pidió la dirección, su mente quedó completamente en blanco.

Sintió a Brittany cogiéndole el teléfono. Esta le facilitó rápidamente la dirección de su casa.

—La tendremos en cuarenta y cinco minutos—su lengua suavemente rozó la oreja de Santana—¿Qué crees que podemos hacer para matar el tiempo?

Se volvió para ver Brittany de pie, muy cerca, vestida con un sujetador blanco de encaje, todavía visible, a través de los botones abiertos, y unos pantalones finos cubriendo sus piernas.

—No sé si voy a sobrevivir—Santana estaba muy nerviosa.

No sabía si debía dejarse llevar o poner el freno, pero sabía que si no avanzaban, seguramente no podría soportar otros nueve días.

—Lo sé—llevó las manos sobre los hombros de Santana—Para mí también ha sido una semana muy larga, San.

Santana no pudo contenerse más.

La atrajo y la besó profundamente.

Sin pensarlo dos veces, la llevó hasta la cama de matrimonio y la empujó hacia abajo sobre el colchón.

Sus bocas nunca perdieron el contacto.

La morena apoyó la mayor parte de su peso, fuera del cuerpo de Brittany. Sus piernas se deslizaron entre una y otra. Atrapó el labio inferior de Brittany entre los de ella y tiró suavemente.

Oyó una risa tranquila.

Cuando el calor en sus entrañas hervía en pasión por completo, se movió sobre su espalda. En lugar de recibir un beso, como Santana esperaba, Brittany se puso sobre ella, mirándola.

Cambiando su peso de un lado, dejó que sus dedos exploraran el rostro de Santana. Le acarició la cara, dejando una estela de hormigueo que anhelaba más.

Los ojos de Brittany brillaban pasando del celeste al azul oscuro.

Perdida en los ojos de la rubia, Santana se sentía como si el mundo, por fin, se hubiera desplazado a su favor y todo estuviera bien.

—Eres una mujer hermosa—dijo mientras pasaba sus dedos por un mechón de pelo rubio, saboreando la sensación de suavidad entre sus dedos.

Creyó ver los ojos de Brittany empieza a llorar, pero no estaba segura. A una mujer tan hermosa como aquella, seguramente se lo habrían dicho muchas veces.

—Gracias—dijo mientras hundía el rostro en el cuello de Santana.

Luchando contra las lágrimas, pensó lo sinceras que eran aquellas palabras. Le había alagado por su físico muchas veces, pero mirando la cara de Santana y ver su expresión, aquello le resultó muy abrumador.

Deslizó sus labios sobre el hueco de la garganta, degustando la salinidad de la piel y olor del aroma de las lilas.

—¿Britt?—la voz de Santana sonó algo tensa.

—Hmmm—la respuesta fue un camino de besos desde el cuello hasta los gruesos labios de la morena.

—¿Es demasiado pronto para hacer planes para el día de San Valentín?

—No.

—Bien. ¿Te gustaría ir a cenar conmigo?—preguntó, mientras disfrutaba del sabor de los labios Brittany.

—Absolutamente, me encantaría—sintió una mano deslizándose bajo su camisa deteniéndose en su plano estómago.

Quería sentir las manos de Santana en su piel.

—¡Dios San!

Su cabeza cayó hacia atrás, ofreciendo más carne para ser degustada por los labios de Santana.

Perdidas en la niebla de los sentimientos, tardaron en darse cuenta, que alguien estaba llamando a la puerta.

—No.

—La pizza está aquí—Santana se rio entre dientes, mientras rodaba lejos de Brittany.

El corazón le latía con tanta fuerza que necesitaba conseguir mantener sus emociones bajo control.

Y estaba a punto de perderlo.

—Podría matar a alguien—Brittany se levantó de la cama y gruñó mientras se dirigía hacia la puerta.

—Hazlo—Santana habló a la habitación vacía.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Abr 24, 2016 9:03 pm

hola morra,...

están super enganchadas,...
me encanta como van,.. aunque creo britt va a lidiar con el pasado de san por asi decirlo
que oportuno la llegada de la pizza!!!

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por Susii Dom Abr 24, 2016 10:14 pm

Uuuh$-$ akhdld no van a poder durar mas tiempo sin tocarse!! Ksjdldh siempre hay alguien que las interrumpe:@
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 24, 2016 11:40 pm

3:) escribió:hola morra,...

están super enganchadas,...
me encanta como van,.. aunque creo britt va a lidiar con el pasado de san por asi decirlo
que oportuno la llegada de la pizza!!!

nos vemos!!!



Hola, uyy si que si, y osea, como no¿? jajajajajaja. Y a mi! Mmmm =/ Esas ricas y sabrosas, pero inoportunas pizzas xD jajajajaja. Saludos =D





Susii escribió:Uuuh$-$ akhdld no van a poder durar mas tiempo sin tocarse!! Ksjdldh siempre hay alguien que las interrumpe:@



Hola, jajajajajajaja no, yo tampoco lo creo ajajajajajaja. Uyyy si ¬¬ esk nose xq no las dejan¿? osea un ratito noma xD jajajaja. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Cap 6

Mensaje por 23l1 Dom Abr 24, 2016 11:42 pm

Capitulo 6


El exterior del edificio no parecía lo que realmente era.

Parecía pequeño.

En el interior, había varias paredes de escalada de altura. Salpicadas por las paredes, había varios escaladores dispersos como hormigas luchando por llegar a la cima.

Un hombre con un arnés negro, entrecruzando en la espalda, subía bajaba por una cara de la pared central. Brittany inclinó la cabeza hacia atrás mientras lo observaba.

Cuando Santana le había preguntado si le apetecía quedar con ella en Earth Treks, Brittany había aceptado sin saber lo que era.

Llamó a su hermano, Arite que se echó a reír.

— ¿Por qué vas ahí?—preguntó Artie.

A ella no le gustó el tono en la voz de su hermano.

Podía imaginar la sonrisa en su rostro.

—Art, ¿qué es?

—¿Te gusta esta persona?


Conociendo el temor de su hermana a las alturas, se burló de ella.

—Sí, lo creo. Ella me gusta mucho.

Oyó su propia voz suavizarse mientras pensaba en Santana.

—Dime Artie.

—Es un centro de escalada en roca.

—Oh, mierda.
—Brittany sintió el mareo en su estómago y su nivel de ansiedad se levantó—Mierda, no puedo cancelarlo.

—Wow, ella debe ser alguien muy especial
—Artie silbó en el teléfono.

—Lo es.

Explicó mientras miraba las gigantes paredes interiores, con motas de diferentes colores.

Había acudido directamente desde el entrenamiento de baloncesto, sin tiempo para arreglar su pelo o preocuparse por maquillarse.

Este era el único momento en que había podido quedar con Santana, debido a su apretado horario en el hospital.

Blaine, un compañero y amigo de la médica, le estaba cubriendo, en la sala de emergencias, durante unas horas para que pudiera llegar al centro y pasar tiempo con Brittany.

—¿Qué te parece?—la voz de Santana llenó su oído.

Se volvió para ver a Santana vestida con una ajustada camiseta, unos pantalones cortos de bicicleta, y un par de zapatillas especiales para escalada.

—Vale la pena—dijo Brittany—Aunque no estoy segura de lo que estaba pensando cuando acepté—desvió la mirada de los escaladores, dirigiéndola hacia el rostro de Santana—Esta es una de las citas más interesantes que he tenido.

—Bueno ni siquiera ha comenzado—Santana rio—¿Estás de acuerdo con esto?

—Santana, tengo un problema con las alturas.

—¿Alturas?

—Sí, tengo miedo a las alturas.

—Mierda, no lo sabía. Quizá haya sido una mala idea.

Al ver lo incómoda que es estaba poniendo Santana, la ojiazul intervino antes de que la otra mujer quisiera cancelar la cita.

—No. Realmente ha sido una gran idea. Simplemente me quedaré en las paredes más bajas—le acarició el brazo—Además, ya va siendo hora de que empiece a superar algunos de mis miedos.

Santana le sonrió débilmente.

El día no iba según lo planeado.

—Vamos, te mostraré el vestuario. He reservado una clase para la una. Quería asegurarme de que te sentías cómoda, sobre las paredes, así que la reservé…—se pasó la mano por el pelo, frustrada.

Sabía que Brittany era una mujer deportista, así que pensó que escalar sería una buena idea.

—Pero si quieres…

—San, está bien—sonrió tratando de tranquilizarla y llevó una mano el cuello de la morena—Será divertido.

Diversión era un eufemismo.

En la clase con Colton, el instructor, Brittany se balanceaba adelante y atrás frente a la cara del muro.

Disfrutó del proceso de tratar de vencer a la cara del muro.

Totalmente concentrada en ello, no se dio cuenta de que estaban a doce metros del suelo.

Tener la pared, de la roca, delante de ella le dio la estabilidad de tener un cierto control de la situación.

Cuando llegó a dieciocho metros, y llegó a la cima, miró hacia abajo, donde estaban Santana y Colton.

Soltó una carcajada, alzando su puño en el aire. Santana empezó a subir, y en unos pocos minutos estaba junto a ella. La morena fue saludada con un beso y dos brazos muy fuertes envueltos alrededor de su cintura.

—Esto es muy bueno—se apartó de Santana para mirarla a los ojos.

—¿Quieres probar con una pared más alta?—señaló hacia las pareces más alejadas de ellas—O podemos tratar de subir las que tienen voladizos.

—Quedémonos con estas. No estoy segura sobre el resto—Brittany alcanzó su punto máximo por encima del borde—¿Me ayudarás a bajar?

—¿Necesitas mi ayuda?

—No estoy segura si necesidad es la palabra. Me gustaría asegurarme de llegar a bajo de una pieza—tocó su arnés.

—Me aseguraré de que no te pase nada, incluso si tengo que bajarte en brazos—bromeó mientras le tocaba la cicatriz de la barbilla—¿Lista?



Disfrutaron subiendo y bajando diferentes paredes durante tres horas.

Brittany sabía que su cuerpo le dolería por la mañana, pero en este momento, estaba feliz de pasar tiempo con Santana, haciendo algo que la latina disfrutaba.

Mientras subían pared tras pared, los ojos de Brittany disfrutaban recorriendo el cuerpo de la médica.

La forma de su camiseta se ajustaba sobre su torso, provocándole una nerviosa excitación. Cuando Santana se apoyaba sobre las manos, los tendones de las mismas, sobresalían sorprendiéndola por su capacidad de poder mantener allí todo su peso.

Brittany imaginó lo que sería deslizar sus manos a través de la vasta llanura de la espalda de Santana.

¿Cómo se sentiría ante el tacto de aquellas manos?


Al final de la clase, todavía estaba intentado enfriar su libido.

—Espero que lo hayas pasado bien—Santana dijo mientras agarraba una toalla del armario y se limpiaba el rostro. Empezó a guardar sus cosas en su bolsa de lona—Me ducharé en el hospital.

La médica estaba buscando la forma de controlar su propia excitación.

—San, ¿estás bien?—observó el rostro de la médica caer ligeramente.

—En realidad no—resopló, apoyando su espalda contra los casilleros metálicos—Es un poco vergonzoso.

—¿Qué?—Brittany dijo mientras notaba su incomodidad.

—Ahora mismo, no puedo ducharme contigo. No me malinterpretes, me encantaría—se pasó la mano por su pelo humedecido por el sudor.

Se sentía frustrada.

—Britt, estoy tan excitada en este momento, que no creo que pueda actuar como una adulta razonable, si estamos las dos desnudas—su cuello y cara irrumpieron en un color carmesí.

—Es bueno saber que no soy la única que se siente así—Brittany sonrió y cerró la distancia entre ellas.

Se acercó y le puso una mano en el antebrazo.

—Tu ropa me ha estado escondiendo tu precioso cuerpo.

—Ohhh...—Santana inclinó la cabeza contra las taquillas—¿Estás tratando de matarme?—miró hacia las profundidades del azul de los ojos de la rubia—Esta semana, tengo que trabajar todas las noches. Así que no te podré volver a ver hasta el próximo sábado. Tenemos una cita, recuerda.

Santana había arreglado con Allison su reserva para el Día de San Valentín en Tuxedo. Haría todo lo posible para asegurarse de que esa cita fuera muy especial.

—Puedo pasar por el hospital el miércoles—le acarició el antebrazo, haciendo que se estremeciera—Esperar hasta el sábado va a ser un largo camino por recorrer.

Santana se rio.

—¿Irás el domingo a casa de tus padres?

—No, tengo una reunión de softbol a las diez en Johnny. Nos reunimos antes del inicio de la temporada de saber si necesitamos más jugadores y concretar el tema de los patrocinadores. El último par de años, conseguimos que Gunning nos patrocinara.

—Tienen buena comida—comentó, sabiendo que el bar era un hito en Baltimore—Dependiendo de a qué hora me levante, me podía pasar por Johnny para saludarte.

—¿Sólo para saludarme?

—Tal vez más—movió los ojos a los labios de Brittany. Miró a su alrededor, en el vestuario y encontró una multitud de mujeres a medio vestir—Dios, quiero besarte—confesó.

—Y yo quiero hacer algo más que besarte Dra. López—bromeó mientras se alejaba agarrando su bolsa y toalla de ducha—Si cambias de opinión, estaré duchándome.

No se volvió al oír a la morena soltar otro gemido.

No creía que fuera lo suficientemente fuerte como para resistirse a la linda morena si la seguía.

Pronto, pensó Brittany.

Sólo tenía esperar esta semana.




****************************************************************************************************




El grupo de mujeres había juntado tres mesas para que pudieran sentarse juntas.

El brunch, de los domingos por la mañana, en Johnny, estaba en el programa del de softball de verano. Esta fue la primera vez que el equipo se juntaba desde antes de Acción de Gracias.

Tendrían las mismas conversaciones.

Hablar sobre los partidos ganados y perdidos.

¿Quién sería el patrocinador de este año?

¿Se necesitan más jugadoras?

¿Quién volvía a jugar el próximo verano?

Brittany sonrió a Emma mientras se acercaba a las mesas.

Maxie la saludó con la mano y dejó su abrigo sobre la parte trasera de su silla. Quinn se sentó frente a ellas.

La sonrisa de Brittany iluminó la habitación.

Estaba sonriendo de oreja a oreja.

Su cita de ayer todavía estaba en su mente.

Se había pasado la noche soñando con hacer el amor con Santana, una y otra vez. Tomándola en formas que nunca había pensado.

Esta mañana, se había despertado en mitad de un orgasmo.

Con una mano entre sus piernas, sus dedos enterrados profundamente en su centro.

Se había corrido duramente.

Imágenes de la morena bailaban en su cabeza.

La quería.

La deseaba.

Este sentimiento era nuevo para ella.

Necesitaba que Santana la tocara, sentir su peso encima de ella, haciéndola perder el control.

En sus relaciones anteriores, nunca había tenido estos sentimientos tan fuertes.

Con Santana sentía una necesidad, un enorme deseo de estar con ella.

Sabía que sólo con pensar en ella se excitaba.

—¿Qué pasa?—Quinn le preguntó mientras miraba la sonrisa y la cara enrojecida de su amiga—Te ves….

Quinn iba a decir encendida pero decidió no hacerlo, ya que Maxie estaba ahí.

Amaba a Maxie pero esta, todavía estaba tratando de reavivar la relación que en el pasado había tenido con Brittany.

—Feliz—Maxie dijo mientras sacaba una silla para Brittany.

Brittany tomó su abrigo y lo dejó en la parte posterior.

—Lo estoy. Dios estoy tan feliz—confesó, mientras se sentaba en su asiento.

La camarera se acercó con la cafetera sirviendo a Brittany en su taza.

—Nunca me he sentido así antes.

—La doctora—Quinn miró a su amiga, al otro lado de la mesa.

Se echó hacia atrás en su silla y miró a una resplandeciente Brittany. Al parecer la Dra. López estaba haciendo feliz a su amiga.

—¿Qué doctora?—Maxie preguntó mientras daba vueltas a su propio café.

—Estoy saliendo con alguien. Su nombre es Santana y es médico.

Sabía que tenía que ser franca con Maxie, cuando hablara de sus posibles citas.

La banquera aún tenía un interés romántico en ella.

Ellas siguieron siendo amigas, pero Brittany se preguntaba si Maxie era consciente de lo posesiva que sonaba y lo celosa que actuaba.

—Seguramente no será más que un quiropráctico. ¿Esos son realmente médicos?—Maxie levantó su café para tomar un sorbo.

Vio la mirada a Brittany con una ceja levantada.

—¿Qué?

—Ella es residente en el hospital Jessup, en urgencias.

Se preguntó por qué tenía que defender a Santana. Si Maxie era su amiga, debería sería feliz por ella.

—Y ella es genial. Ayer, me llevó a hacer escalada en Earth Treks. Es muy interesante. Organizó una clase privada y luego pasamos la tarde escalando. Fue una explosión.

—Suena como un trabajo.

Brittany ignoró el sarcástico comentario Maxie. Si su amiga no iba a apoyarla, entonces no le daría la satisfacción de una respuesta.

—Suena divertido para mí. Parece que lo pasasteis muy bien.

Quinn podía ver la emoción en los ojos de su amiga. Ahora eran de un tono azul claro como el cielo.

—Me lo pasé de maravilla—se recostó en su silla.

No le importaba que sus piernas y culo estuvieran doloridos.

—La verdad es que fue el mejor día que he tenido en mucho mucho tiempo.

—¿Así que fue una cita? ¿Acabar toda sudada y subiendo paredes? Puag—Maxie estaba mostrando su irritación.

—Si yo no te conociera mejor, diría que estás…—Quinn miró a Maxie y de nuevo a Brittany—Disfrutando mucho de tu tiempo con ella.

—No puedo dejar de pensar en ella. Jesús Quinn, acabo de verla y quiero volver a verla. Nunca me he sentido así antes.

—Jesús—Maxie dijo, en una rabieta, derramando su café.

La ex novia de Brittany le dio un ligero ceño mientras se levantaba rápidamente para buscar un trapo con lo que limpiar.

El puchero de Maxie, se añadió a la ya larga y patética lista de comentarios que se habían estado sucediendo desde su separación.

—Creo que te estás enamorando—Quinn sonrió a su amiga—Me alegro por ti.

—Oh, Dios mío. Creo que estoy… Quiero dormir con ella.

Por primera vez en su vida, Brittany se estaba enamorando y se sentía muy bien.

—Eso es bueno.

—No, eso es malo. Le he dicho que tenemos que esperar. Ella realmente lo entiende. No puedo cambiar de idea.

—¿Por qué no?—Quinn se rio—¿Crees que ella no quiere dormir contigo?

Brittany sonrió y asintió con la cabeza, sonrojándose, mientras recordaba su conversación en el vestuario.

—Oh, estoy segura que el sentimiento es mutuo—sonrió.

—Eso es triste—Maxie dijo nada más volver—Esta mujer te lleva de escalada y va a ver un partido de baloncesto de la escuela. ¿Qué tipo de citas son esas? ¿Todavía no te ha llevado a cenar?

—Vinimos aquí en nuestra primera cita.

Sonrió ante el recuerdo del fin de semana de la tormenta de nieve. Sus ojos miraron la mesa donde se habían sentado.

—También comimos pizza la otra noche.

—Wow Brittany, no te merece. Si esa mujer es médico, ¿no crees que debería llevarte a un buen restaurante?—Maxie se fijó en la dueña del local, que a su vez la estaba mirando fijamente con cara de pocos amigos.

—Maxi, fueron grandes citas. No importa cuánto cuesta una comida, es la calidad de la compañía. Me encanta pasar el tiempo con ella. Podría ser extremadamente pobre y no me importaría.

—¿No recuerdas la noche en que te llevé a La Rubino? Es sí que fue una gran cita—dijo mientras se echaba hacia atrás y miraba a Brittany por un momento.

—Recuerdo que te emborrachaste, hablaste en voz alta y trataste de follarme en mitad del restaurante. Sí, diría que me acuerdo.

Vio la mueca en el rostro de su amiga.

Emma ocultó la sonrisa, en su rostro, mientras se acercaba a otra mesa con una jarra de café lista para servir.

—Maxie, creo que tenemos una gran diferencia de opinión sobre nuestra relación anterior. Somos amigas, si no puedes lidiar con esto, entonces no sé qué decirte.

Había estado luchando, contra los avances de Maxie, durante los últimos dos años. Sólo habían estado saliendo unos meses, y en esa época, Maxie bebía demasiado.

Esta se había excusado diciendo que lo tenía controlado, pero Brittany sabía que no era cierto.

—No es una rabieta Britt. Estoy bromeando—Maxie comentó mientras tomaba un sorbo de su café—Whitney estará feliz al saber que estás con una médico.

—Mi mamá no lo sabe todavía.

Había mencionado a su mamá que había conocido a alguien. Pero no había dado demasiados detalles sobre Santana, hasta que ésta estuviera lista para conocer a su familia.

La médica casi se había desmayado, la primera vez que había mencionado una cena familiar.

No tenía intención de presionarla.

—¿Así que cuando vamos a conocerla?—preguntó Maxie, con su tono casual y arrogante.

—Quinn ya la conoce. Se han visto una vez o dos veces.

—¿Qué?—Maxie casi salió volando de su asiento.

Daba miedo cómo la vicepresidenta del banco se había puesto celosa de Quinn y Brittany.

—Oh relajarte—Quinn dijo, mientras se echaba hacia atrás—Ella es médico. He coincidido con ella un par de veces en el hospital. Creo que la conocí antes de que nuestra pequeña profesora se topara con ella.

—¡Hey!—Brittany se puso a la defensiva y golpeó Quinn en el brazo.

Las dos mujeres parecían olvidar que ella ya casi tenía treinta años.

—No soy una pequeña maestra de escuela, Lucy

—Podría detenerte por golpearme—Quinn frotó el brazo.

Cuando la llamaba por su primer nombre, sabía que no debía fastidiar a su amiga.

Su genio era legendario.

No estaba segura de si era porque había crecido con tres hermanos o por el trabajo militar de su papá, pero una vez que Brittany se enfadaba, era mejor no estar cerca.

No es que Brittany perdiera su temperamento a menudo, pero cuando lo hacía….

—¡Atrévete a intentarlo!—sonrió, mientras desviaba la mirada, hacia la ventana para ver a una figura sexy y morena pasar de largo.

Cuando entró en el local, pudo ver los círculos oscuros bajo sus ojos. Deba haber estado trabajando demasiadas horas, sin descansar.

—¿Qué pasa?—Quinn le preguntó, cuando expresión de su amiga, cambió de estar molesta a una sonrisa tonta.

Brittany no le hizo caso, pero sus ojos siguieron a la figura que acababa de entrar.

Quinn se volvió en su asiento para ver quién estaba mirando embelesada su amiga. La morena y linda médico de urgencias se acercó al mostrador y comenzó a hablar con la propietaria.

—Oh, bueno, mira lo que ha traído el gato.

—¿Quién es la morena?—Maxi se esforzó por mirar por encima del hombro de Quinn—No está mal, un poco demasiado flaca.

Santana se volvió hacia la mesa.

—Oh, demasiado tarde—Quinn dijo mientras se volvía de nuevo a sus amigas.

Brittany estaba mirando a Santana, con una sonrisa digna de un comercial-ultra brillante pegada en su cara.

—Britt, estás tan pillada.

—Lo sé y es genial.

Vio cómo Santana besaba a Emma en la mejilla. Cuando la médica se dirigió hacia su mesa, Brittany se pudo de pie.

—Hola—hubo un momento de incómodo silencio.

—Ya he cumplido con mi promesa de venir a saludarte, pero quiero hacer algo más sólo saludarnos. Quiero pasar un poco más tiempo con contigo—Santana se encogió de hombros—Te ves muy bien.

—Tú te ves como una mierda—Brittany tocó el rostro con su mano—¿Tuviste una noche muy ocupada?

—Terriblemente ocupada—recordó la cantidad de pacientes que habían tenido—Tengo que dormir unas pocas horas y luego volver de nuevo.

—Tienes que irte a casa y dormir. ¿Por qué estás aquí?—miró a aquellos tristes ojos oscuros—¿Por qué?

—Por ti, Sra. Pierce. Eres la única cordura que tengo en mi vida—dejó escapar un suspiro—Britt, quería verte.

Esta tomó la mano de Santana y la llevó a la mesa. Cogió una silla entre las suyas y Maxie.

—Ella es Maxine Kendall y ya conoces a Quinn Fabray. Quinn Supongo que la recuerdas.

—Hola—tendió una mano a Maxie y esta echó un vistazo más de cerca a la mujer morena.

—Oficial Fabray, parece que tenemos la costumbre de cruzar nuestros caminos.

—Dra. López, siempre es un placer.

Quinn sabía que la doctora podría contar algunos incidentes, con los que sus amigas no estarían muy de acuerdo. Pero ella hacía lo que tenía que hacer para mantener a los matones fuera de las calles.

—Así que Dra. López—Maxie comenzó.

Brittany sintió que se le ponían los pelos de punta en la parte posterior de su cuello.

—¿Cómo conoció a Brittany?

—Umm… en el hospital.

A Santana no le gustó aquella mujer de cabello oscuro que estaba sentada a su derecha. Sabía que era amiga de Brittany, pero había algo en su forma de mirar a Brittany, como si estuviera celosa.

Hablaría con Brittany sobre ella más tarde.

—¿Qué demonios estabas haciendo en el hospital? ¿Estás bien?—Maxie arremetió contra Brittany sin dudarlo.

—Sí, fue después del accidente de autobús—explicó, preguntándose por qué Maxie no lo recordaba.

—Pero no estabas herida.

—No, no lo estaba, pero era responsable de las estudiantes que estaban ahí.

Sintió el muslo de Santana contra el suyo.

—Recuerdo que si lo estabas—le tocó la pequeña cicatriz en la barbilla y luego dejó caer su mano—Si, lo recuerdo, siempre pendiente de tus estudiantes—intervino Maxie.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque salimos juntas—Maxie sonrió, mientras Santana se removía incómoda en la dura silla de madera.

—Por favor, saliste con Brittany durante un mes o así—Quinn exclamó, sintiendo la inquietud de la doctora.

—Dos—Maxie la corrigió.

—Lo que sea—Quinn desestimó su amiga con un gesto de la mano—Nos conocimos jugando al baloncesto, en la escuela secundaria. Brittany era una gran jugadora y me enviaron a protegerla.

—Más bien a maltratarme—Brittany le recordó a su amiga y rival en la escuela secundaria—Pero al final terminamos jugando juntas en un equipo de AAU, durante todo un verano, cuando teníamos diecisiete años.

—Y ha sido un infierno desde entonces—Quinn cruzó los brazos sobre su pecho y se rio, mirando a su amiga—Después, conocimos a Maxie, cuando empezamos a jugar a softball hace unos seis años—levantó su taza de café a los labios.

Emma se acercó a la mesa con su cafetera.

—¿Quieres un poco de café Santana?

—No, gracias. No me voy a quedar.

—Eso no está nada bien—Maxie sonrió.

Brittany, molesta, se levantó y tomó la mano de Santana.

—¿Qué?

—Quinn, ya me dirás si me necesitas para algo. Voy a acompañar a Santana a casa—y tiró de Santana fuera de la silla.

—Eres idiota—Quinn dijo mientras lanzaba una mirada asesina a Maxie.

—¿Qué he hecho?—Maxie se llevó una mano al pecho haciéndose la inocente, mientras Brittany y Santana se marchaban, no sin que antes Brittany le golpeara la parte trasera de su cabeza.

—Te llamaré más tarde—Quinn dijo con un gesto de la mano.

—¿Qué demonios estás tratando de probar?—Quinn miró a Maxie—Tú sigue así y conseguirás que nunca vuelva a hablar contigo.



Santana siguió a una cabreada profesora, por la puerta del comedor y al aparcamiento.

Tan pronto como dieron la vuelta al edificio ésta se volvió hacia Santana y la empujó contra la pared. Apretó los labios y el cuerpo contra Santana.

Soltó toda la frustración que había sentido en las últimas veinticuatro horas.

Quería que a Santana le gustaran sus amigas, pero el comportamiento de Maxie la había cabreado.

Si se sentía incómoda.

Santana tenía que sentirse incómoda.

Cuando los brazos de la latina se envolvieron al alrededor y la atrajo hacia sí, Brittany sintió que la tranquilidad volvía a su cuerpo.

La mano de Santana fue a la parte posterior de su cabeza, alisando el pelo en una suave caricia.

Se separaron por un momento.

Se miraron fijamente a los ojos, sin poder ocultas las tontas sonrisas en sus rostros.

—Lo siento.

—¿Por besarme?—preguntó ahuecando la mejilla de Brittany, acariciándole la piel.

—No, por Maxie.

—Ella está enamorada de ti. No lo oculta muy bien.

Ahora estaba teniendo dificultades para mantener sus sentimientos bajo control.

Comprendió por qué Maxie todavía amaba a la mujer que tenía delante de ella.

—No quiero hablar de Maxine.

Se inclinó y besó a Santana de nuevo. Le mordisqueó el labio inferior, sosteniéndolo entre los suyos. La oyó suspirar y se apartó.

—Vamos a llevarte a casa y a la cama.

—Esa es la mejor oferta que he tenido en todo el día—deslizó las manos en las caderas de Brittany—¿Dónde está tu coche?

Brittany señaló en frente.

—Tienes suerte. Estoy en la parte de atrás. ¿Quieres llevarme a casa? Luego puedo volver y recogerlo.

—¿Puedo quedarme contigo durante un rato?

—Por supuesto.

Entrelazó su brazo con el de Brittany mientras caminaban hacia el jeep rojo.

—Es sólo que no quiero pierdas el día.

—Pasar tiempo contigo no es perder el día—Brittany tiró del brazo de Santana—No hay nada más que quiera hacer.

—Puedes cambiar de opinión cuando este roncando y babeando sobre ti—bromeó mientras soltaba el brazo de Brittany y se acercaba a la puerta del acompañante.







Cerró las cortinas de su dormitorio, después de haberse puesto un par de pantalones de chándal y una camiseta Ravens.

Brittany estaba en la puerta, con las manos apoyadas en la jamba de la misma. Santana le lanzó una rápida sonrisa por encima del hombro.

—¿Estás segura de que quieres estar aquí?

—Sí—llegó a su lado y le tocó el borde de la camiseta.

—He dejado algo de ropa en el baño por si te quieres cambiar.

—Gracias. ¿Te parece bien si me acuesto contigo por un tiempo?—de repente se sintió tímida.

—Dios, sí—llegó su mano en la parte posterior de su cuello y tiró de los labios de Brittany hacia ella—Pero solo dormiremos, Srta. Pierce.

—Caray—Brittany rompió el beso y se dirigió al cuarto de baño.

Se cambió de ropa. Se miró en el espejo del baño. Su rostro estaba enrojecido.

Se había puesto una camiseta del Jessup y un par de pantalones de deporte.

—Dormir…—repitió mientras pasaba sus dedos por el pelo.

¿Qué hiciste este fin de semana? Bueno, en realidad me metí en la cama con mi nueva novia y me dormí.

Imitaba sus pensamientos en el espejo.

No había nada de malo en lo que estaba haciendo.

Abrió la puerta y vio a Santana acostada en la cama.

Yendo hacia el lado opuesto de la cama, levantó las sábanas y se deslizó entre ellas. Santana se volvió inmediatamente y la tomó en sus brazos.

—Qué bien me haces sentir—murmuró mientras metía la cabeza de Brittany bajo la barbilla, sintiéndose maravillada por tener a la rubia en sus brazos y la cama—Gracias.

—¿Por qué?—Brittany se acurrucó más cerca.

Sus piernas y brazos se entrelazaron.

—Por estar aquí—dijo mientras besaba la parte superior de la cabeza de Brittany—Por ser como eres.

Brittany sintió que Santana se relajaba, escuchando la cadencia constante de su respiración.

Cerró los ojos, sorprendida por haber encontrado una mujer tan maravillosa.




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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Mensaje por micky morales Lun Abr 25, 2016 12:21 am

Realmente ellas me encantan, la tal maxie creo que dejara de ser amiga de Brittany muy pronto, me intriga la antipatia de la jugadora de Britt lesionada hacia Santana, bien, hasta pronto!!!!!
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Mensaje por monica.santander Lun Abr 25, 2016 12:53 am

Que hermosas son!!!!
Saludos
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Abr 25, 2016 3:38 am

me gusta como va la relacion, la timidez de santana me resulta adorable... e irresistible.
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Mensaje por Susii Lun Abr 25, 2016 10:06 am

Las amo*-* son super tiernas!! :3
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Mensaje por 3:) Lun Abr 25, 2016 1:53 pm

hola morra,..

son un amor jajaj
me encanta como van las cosa,..
britt ya esta arañando la paredes por tener que esperar jajaj

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por 23l1 Lun Abr 25, 2016 9:33 pm

micky morales escribió:Realmente ellas me encantan, la tal maxie creo que dejara de ser amiga de Brittany muy pronto, me intriga la antipatia de la jugadora de Britt lesionada hacia Santana, bien, hasta pronto!!!!!



Hola, así si son las mejores jajajajajaja. Mmm sip, si sigue así ya no le keda nada XD jajajajaaja. Mmmm ¬¬ Saludos =D





monica.santander escribió:Que hermosas son!!!!
Saludos



Hola, ayyy siiiii, si son las mejores jajajajaajajjaja. Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:me gusta como va la relacion, la timidez de santana me resulta adorable... e irresistible.



Hola, y a mi! jajajajajaaj. Jajajajajajajajjaaj esk san es la mejor! jajajajaja. Saludos =D





Susii escribió:Las amo*-* son super tiernas!! :3



Hola, y yo! si son tan perfectas! Siii!!1 si que si! jajajajaja. Saludos =D





3:) escribió:hola morra,..

son un amor jajaj
me encanta como van las cosa,..
britt ya esta arañando la paredes por tener que esperar jajaj

nos vemos!!!



Hola lu, siii!!! son lo mejor! Y a mi, asik espero y siga así jajaajjaajaja. Jajajajajajajaja esk como resistirse a san¿? jaajajjaa. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Cap 7

Mensaje por 23l1 Lun Abr 25, 2016 9:35 pm

Capitulo 7


La puerta principal de la casa de los Pierce a penas se utilizaba.

Los familiares y amigos solían usar la puerta principal del garaje.

Cuando Brittany cerró la puerta detrás de ella, trató de recordar la última vez que realmente había entrado por la puerta principal de casa de sus padres.

Pisoteando, sus pies cubiertos de nieve, sobre el felpudo, justo dentro de la puerta del garaje, se quitó los zapatos y entró.

Inmediatamente, se vio envuelta por el calor del fuego que ardía en la sala de estar.

La semana pasada, se había perdido la cena familiar porque estaba durmiendo en la cama de Santana.

Dormir… era la palabra clave.

Había dormido en sus brazos y perdido la cena.

Whitney no estaba feliz.

El mensaje que le había dejado en el móvil a Brittany había sido distante, haciendo que ésta se sintiera culpable, algo que sólo una mamá podría hacer.

Para compensar su ausencia, había prometido cenar con sus padres esta noche.

—¡Britty!—la voz de Frank resonó a través de la cocina y en la sala de estar.

Brittany no estaba segura de por qué, pero su papá siempre parecía hablar en voz alta.

—Papá, hola—saludó mientras colgaba su chaqueta en uno de los ganchos justo detrás de la puerta.

—Calabaza, ¿puedes coger una carga de pan de ajo del congelador?

—Claro que sí.

Nunca fallaba, siempre le pedía que hiciera algún recado, y siempre después de haberse quitado los zapatos.

Con la rapidez de un conejo, fue al garaje y cogió el pan del congelador horizontal. Temblando, dio un paso atrás en la casa.

Deseaba que llegara el verano.

Se preguntó si ella y Santana harían planes para el verano: salir los fines de semana, tal vez de camping.

Si Maxie se comportaba bien, tal vez irían a su casa para el Día de los Caídos.

Por primera vez en su vida, estaba haciendo planes para el futuro, que involucran a otra persona.

En el pasado, siempre se sentía como si salir con alguien le quitara tiempo de estar con sus amigos o familia.

Con Santana, quería compartir ese tiempo.

Hacer planes, esperar a verla en las gradas en sus partidos de softball.

Se preguntó cómo solía pasar sus veranos Santana.

¿Le gustaba a acampar?

¿Solía practicar algún tipo de deporte?

Sabía que no tenía contacto con su familia.

Se dio cuenta de la gran diferencia en la forma en que fueron criadas.

Su casa siempre tenía un excedente de alimentos. Incluso cuando ella y sus hermanos estaban fuera de casa, Whitney todavía compraba como si tuviera que alimentar a un ejército.

El congelador estaba siempre lleno.

Santana no había tenido ese lujo.

Casi no tenía muebles, y si los tenía, se sentaba en el suelo, ya que era su costumbre. Tomaba café en Johnny porque eso era lo que podía permitirse.

Emma se preocupaba de ella porque no tenía a nadie más.

Se entristeció al pensar en la poca gente que Santana tenía alrededor. Sabía que la idea de conocer al clan Pierce le daba miedo.

Se preguntó si eso sería un mecanismo de defensa.

Pensó que sería mejor que Santana marcara su propio ritmo. Si quería conocer a su familia, dejaría a ella lo decidiera.



Frank la besó, en la mejilla, a modo de saludo cuando tomó el pan congelado de su mano.

—Te perdiste la cena del domingo.

Podía escuchar su silencio tsk tsk en su cabeza.

—Lo sé. Ya se lo he oído decir a mamá varias veces, por esto estoy de visita entresemana. ¿Dónde está?—Brittany inspeccionó la cocina.

No había ninguna señal de Whitney.

Sonriendo con orgullo, sonrió mostrando sus hoyuelos,

—¡Arriba, estoy a cargo de la cena!

Brittany arqueó una ceja al hombre de cabello negro frente a ella - la mirada que a menudo daba a sus estudiantes si se estaban portando mal.

—Sólo tengo que sacarla del horno.

—En otras palabras, ¿mamá lo hizo y está cocinando?

—Una vez más, yo estoy a cargo—Frank bromeó mientras sacaba el pan de ajo de la bolsa—Ella está en el cuarto de costura.

—Entonces sigue con tu buen trabajo. Voy a subir a saludarla—Brittany le dio una palmadita en la mejilla y se dirigió a través de la casa.

Pasó por el pasillo, junto a su antiguo dormitorio, que estaba junto a la escalera que conducía al segundo piso, donde estaban las habitaciones de sus hermanos.

Whitney había arreglado la habitación de Sam para convertirla en un cuarto de costura, desde que él se habido a la universidad y dejó de vivir en casa.

Sentada en la máquina de coser, Whitney Pierce presionaba con el pie una pieza para que la misma pudiera funcionar.

No había duda de que los padres de Brittany no se parecían.

Y por eso ella y sus hermanos habían salido un poco a ambos.

Whitney tenía el cabello rubio y ojos claros, mientras que Frank tenía sus rasgos asiáticos.

—Hola mamá—saludó, mientras se sentaba en la cama frente a su mamá.

—¡Dios mío, mira quién decidió visitamos! Estaba empezando a preocuparme. Mi única hija soltera ha faltado a los últimos tres fines de semana.

—Yo estuve aquí en la…

—Pero no para la cena familiar—Whitney la cortó.

—Mamá.

—Tienes tiempo para estar con esta nueva mujer y ya no lo tienes para tu familia—continuó regañando, mientras sacaba lo que parecía ser un vestido de un niño en su regazo y comenzó a quitar las puntadas de hilo.

—Su nombre es Santana. Estuve aquí el día después de la tormenta de nieve. Papá y yo estuvimos almorzando entre semana. Y estoy aquí esta noche.

—Cancelaste la noche de la tormenta de nieve. Llamaste diciendo que no podías venir porque había ocurrido algo. Ayer, hablé con Artie y me contó sobre tu cita. Ya ni siquiera le cuentas nada a tu mamá—con un pequeño resoplido, Whitney puso el vestido por debajo y volvió a poner en marcha la máquina.

Podría decirle que había resultado herida en el accidente, pero no quiso preocuparla.

—¿Y el domingo pasado?—continuó.

—Tenía una reunión de Softbol.

Sintió el rubor en su rostro.

Nunca podría mentir a sus padres sin ser descubierta.

—¿Durante todo el día? Por favor, hablé con Lucy. Solo estuvieron un rato. Pero mi hija se quedó todo el día y canceló la cena con su familia.

—Pasé el día con Santana. Por fin he conocido a alguien, que realmente me gusta, y quiero pasar tiempo con ella. Por eso no he venido a cenar—apoyó el codo en su rodilla y la barbilla en su puño.

—Háblame de ella, de esta mujer con la que estás pasando tiempo. Sé que trabaja en el hospital. Sólo eso—los ojos de su mamá se suavizaron mientras hablaba—Ella parece haber capturado tu fantasía.

Brittany no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro.

—¿Mi fantasía? Si, ella definitivamente tiene eso y algo más. Es médico.

Whitney dejó de trabajar en el vestido, y centró su atención en su hija.

No se había dado cuenta de la luz en los ojos de su hija hasta que había empezado a hablar de Santana.

Había un poco de malicia en ellos.

Esperaba que Brittany hubiera encontrado a alguien de quien pudiera enamorarse.

—Es médico—Whitney repitió—Continúa, ¿cómo se apellida? ¿De dónde es? ¿Cómo se conocieron?

Brittany vio el interés en los ojos de su mamá.

Se prolongó durante unos veinte minutos hablando sobre Santana.

Su entusiasmo fluía a través de su voz y lenguaje corporal. Whitney estaba a punto de llorar de risa, después de que le contara su cita para escalar.

—Ella no sabía que yo tenía miedo.

—Es cierto. La verdad, es que no tienes miedo a muchas cosas. Me alegro lo pasarais bien—se puso de pie cuando el pequeño timbre sobre la mesa sonó—¿Así que cuando podremos conocerla?—preguntó mientras se acercaba a la puerta—¡Frank! Saca la bandeja del horno.

Brittany se rio cuando oyó a su papá farfullar algo entre dientes.

—Aquí es donde no estoy segura de qué hacer, mamá—se enderezó en su asiento y se pasó las manos por el pelo—Por lo que sé, su vida en casa no era genial. No se crió en una casa llena de amor como yo. No tiene el concepto de familia. Ella asocia la familia con el dolor, con la pérdida. Se puso blanca como un fantasma y comenzó a hiperventilar cuando le pregunté si quería venir a la cena del domingo. Quiero que tú y papá la conocieran, pero no quiero forzarla.

—Acabará por venir. Si le gustas la mitad de lo que te gusta, finalmente vendrá y nos conocerá—Whitney le aseguró—Pero no sé qué decir de tus hermanos. Ellos pueden ser un poco intimidantes.

—¿Y papá?

—Más intimidante—Whitney se rio sabiendo que Frank tiraría de su rango militar sobre cualquier mujer que se acercara a su hija.

Ella sabía que la relación era reciente y conocía a su hija muy bien. Si continuaban juntas, Santana tendría que cumplir con Frank Pierce muy pronto.

—Los chicos saben lo que es bueno para ellos.

Los hermanos de Brittany se burlaban de ella, igual como cuando era más joven.

Parecían querer que ella encontrara a alguien.

Querían que pudiera formar una familia, como ellos lo había hecho.

—Queremos que seas feliz. Tienes que conocer a alguien que te haga feliz y que quiere estar contigo—Whitney le plantó un beso en la parte superior de su cabeza.

—Ella lo hace. Me hace muy feliz.

—Será mejor que bajemos antes de que tu papá arruine mi lasaña.

—Me dijo que él estaba a cargo.

—Y seguiremos permitiendo que él lo crea—Whitney ayudó a su hija a ponerse en pie y la envolvió un brazo protector, alrededor de su cintura—Si quieres puedo prepararte algo de comida para que se la llaves a Santana.

—Gracias mamá. Estoy segura de que ella lo apreciará—dio un apretón a la cintura de su mamá.





************************************************************************************************************



De pie en el mostrador de admisión, Santana escribió la nota final en un gráfico y se lo entregó a Sue, cuyos ojos estaban dirigidos hacia el pasillo.

—Guau—fue la única palabra que pronunció.

Santana interesada, se dio la vuelta para ver lo que estaba mirando.

Brittany caminaba hacia ellas, con su abrigo de invierno abierto mostrando sus largas piernas. Llevaba un par de pantalones vaqueros y un suéter gris suave.

—¡Hey!—saludo al recepcionista que rápidamente se alejó.

Empujó otro archivo en sus manos y se acercó a saludar a Brittany.

—Esto es una sorpresa.

—Sorpresa, te dije que me dejaría caer—Brittany levantó el recipiente Tupperware—Whitney te envió algo de comida, si estás interesada. Es algo habitual en mi familia.

Santana se quedó tan seca como el Sahara.

Una vez que encontró su voz, fue capaz de decir:

—Sí, podemos ir a la cafetería o mi oficina.

—Al lugar de los hechos—Brittany comentó mientras tiró del brazo de Santana.

—¿Qué crimen?

Dónde me robaste el corazón, le hubiera gustado decir.

En cambio, optó por:

—La captura de mi interés.

—Lo haces sonar como una cosa mala.

—No, Dra. López, es una muy buena cosa—la acercó más cuando entraron en el ascensor.

Santana se movió juntando sus labios junto con los de la ojiazul, justo cuando se cerraron las puertas.

—Hola.

—Hola.

—¿Está teniendo una buena semana?

—Ahora mucho mejor ¿Y tú?

—Un poco más lenta de lo normal. La gente no se mueve mucho debido al clima. El frío hace que las personas se queden en sus casas.

Salieron del ascensor y caminaron hacia la oficina de Santana. Brittany se apoyó en la pared, mientras la otra mujer abría la puerta.

—¿Ya cenaste?

—En casa de mis padres. Ellos han estado insistiendo en que fuera.

—Pensé que tenías cena familiar cada semana—recordó que Brittany se lo había comentado.

—Me he perdido el último par—confesó, entrando en la oficina, mientras la morena mantenía la puerta abierta para ella.

Una sensación de déjà vu se apoderó de la pareja, haciendo que sus pensamientos retrocedieran unas semanas.

—Parece raro, ¿no?—preguntó Santana mientras miraba la espalda de Brittany.

La profesora se puso de pie en medio de la oficina. Dio un paso detrás de ella y se quedó cerca. Sus dedos tocaron el hombro y barrieron el pelo de su cuello. Le dio un pequeño beso en el cuello de Brittany, sintiéndola respirar.

—No. Un poco extraño, pero no está mal. Me alegro de que nos conociéramos—tomó la mano de Santana y la agarró con fuerza.

—¿Dime por qué te has perdido las últimas cenas con tu familia?—susurró al oído.

Sabía que era un punto sensible.

—Quería pasar tiempo contigo.

Se recostó en el calor del cuerpo de Santana. Esta deslizó una mano sobre la cintura abrazándola con fuerza.

—Por favor, no dejes de pasar tiempo con tu familia por mí. Prométeme que no lo volverás a hacer.

—San, apenas tenas tenemos tiempo de vernos la una a la y yo…

Santana volvió a Brittany para mirarla de frente. Cogió el recipiente de comida de sus manos y lo dejó sobre la mesa pequeña. Volvió a tenerla de frente. La tomó de la mano.

—Estoy cambiando mis horarios, así que empezaré a trabajar sobre todo de día. También quiero pasar tiempo contigo. No sólo dormir contigo—se sonrojó—Eso no es lo que quise decir.

—¿No quieres dormir conmigo?—Brittany levantó una ceja—Tal vez debería reconsiderar mis planes para este fin de semana.

Había una mirada de pánico que pasó por el rostro de Santana.

—Por favor, no lo hagas, Britt—bajó la cabeza y entrelazó sus dedos.

El corazón le latía con fuerza contra su pecho.

Brittany no se estaba burlando de ella, pero tampoco estaba siendo directa, así que no sabía que pensaba sobre el fin de semana.

—Hey—colocó dos dedos debajo de la barbilla de Santana, levantando la cabeza para mirarla a los ojos—Estoy lista. Y no voy a cambiar de opinión.

—¿En serio?

—Totalmente—presionó suavemente sus labios sobre los de Santana—Lo creas o no, ha sido muy difícil para mí—vio la duda en los ojos oscuros de Santana—Sé que nuestra cita es el sábado por la noche.

Brittany alcanzó su abrigo y sacó una llave de su apartamento. Había una ligera vacilación en su voz.

—Si quieres venir después de tu turno la noche del viernes—puso la llave de plata en la mano de Santana—Tengo el estar en el partido de los chicos, así que debería estar en casa hacia las once. Yo…. quiero verte.

Se mantuvo a raya diciendo que sólo necesitaba despertar en los brazos de Santana, en su cama, junto a ella, pero no quería asustarla.

—Estaré ahí—dejó que sus labios se deslizan brevemente sobre Brittany.

—¿Tienes hambre?—Brittany le llevó de la mano a la mesa—Si mi papá lo calentó y mi mamá lo hizo.

—Suena como un esfuerzo de equipo. Suena como una cena interesante.

—Siempre lo es—abrió el envoltorio y lo deslizó sobre la mesa—¿Te gusta la lasaña?

—Me gusta toda la comida casera. ¿No me prometiste que me harías la cena?

—Creo que el acuerdo era cocinar en tu cocina. Y tú me puedes ayudar—abrió su bolso y sacó un paquete de cubiertos de plástico—Te he traído un tenedor. Whitney realmente lo envió.

—Te dije que mis habilidades en la cocina son limitadas. Poner queso a la plancha, huevos revueltos, muy limitada—Santana dijo mientras tomaba el tenedor ofrecido—Esto se ve bien. Por favor, agradéceselo a tus padres.

—Puedes usar un cuchillo, cortar algunas verduras para mí—Brittany vio como Santana excavaba en la masa pegajosa de fideos, queso y carne.

Masticó mientras asentía con la cabeza.

Brittany se reclinó en la silla.

Santana estaba disfrutando de la comida.

—Dios… está muy bueno—murmuró mientras se limpiaba la cara con la servilleta—Ha pasado mucho tiempo desde que he podido comer comida casera—se lamió los labios—Dale a tu mamá las gracias.

—No te olvides de Frank, él lo calentó.

—Y a tu papá—vio la expresión hosca cruzar la cara de Brittany. Rápidamente se cubrió la cabeza y sonrió diciendo—Lo haré.

—¿Está todo bien?

—Quiero que los conozcas—Brittany añadió rápidamente—Algún día.

Santana asintió.

Podía ver la incertidumbre en los ojos de Brittany.

No habían hablado acerca de la familia desde la noche en Johnny Diner. Ya no tenía la sensación de náusea que se apoderó de ella por primera vez.

Brittany no estaba empujándola para conocer a su familia. De hecho, parecía desconfiar de traer a colación el tema de la familia.

—Te lo haré saber cuándo esté lista—comentó para aliviar la tensión en el aire—No te puedo prometer nada más, Britt.

Ahora fue el turno de Brittany en asentir.

El ablandamiento de sus rasgos no escapó a los ojos de Santana.

—Gracias, por lo menos, por considerar la idea—Brittany habló en voz baja mientras la mujer morena seguía comiendo.

Tal vez algún día sería capaz de presentar a Santana a sus padres. Si la suerte estaba de su lado, tal vez también a sus hermanos también.

El chirrido familiar del busca de Santana sonó a medio bocado.

Como si fuera una respuesta automática, Santana puso los ojos en blanco.

Deseó poder terminar de disfrutar de su cena, sin verse obligada a ausentarse por una emergencia.

Sabía que su tiempo libre se había acabado.

—Mierda.

Dejó su tenedor en el plato y tapó el resto de la comida. Brittany lo cogió y lo metió en el mini refrigerador de la oficina.

Él busca sonó una segunda vez.

—Me tengo que ir.

Se quedó indecisa por un momento.

Extendió la mano y tomó la mejilla de Brittany. Le dio un rápido beso mientras oía el sistema de megafonía sobre su cabeza.

—Dra. López a urgencias… Dra. López a urgencias.

Brittany la acompañó hasta la puerta.

—La cena era buena, pero la compañía genial. Gracias por pasar por aquí Nos vemos el sábado—dijo Santana mientras se quedaba dudando en la puerta.

—¿Soy yo o parece que falta mucho para el sábado?

—Lo parece—pasó los dedos por el antebrazo de Santana y Brittany miró a los ojos leonados para ver el brillo en ellos.

Los labios de Santana se curvaron, en una sonrisa, cuando dijo:

—Te veré cuando llegue del trabajo.

Tenía la llave de plata en la mano sobre su cabeza como si hiciera un gesto de la victoria triunfante.

Brittany se apoyó en el marco de la puerta mientras observaba la forma de Santana desaparecer por las escaleras, mientras volvían a llamarla por el sistema de megafonía.




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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Abr 25, 2016 9:45 pm

Britt piensa raro, no se quiere acostar con ella, pero si que conozca a sus padres, What????
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Mensaje por Susii Lun Abr 25, 2016 10:22 pm

Ojala pase algo interesante ese dia sabado$-$ akdjlxb :$
Susii
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Mensaje por 3:) Lun Abr 25, 2016 11:32 pm

hola morra,..

siempre se empieza por lo básico no,.. conocer a los papis jajaj
el dia que se junten dios nos salve jajaj
que llegue el sábado!!! o quizás el viernes???

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por 23l1 Mar Abr 26, 2016 2:17 am

marthagr81@yahoo.es escribió:Britt piensa raro, no se quiere acostar con ella, pero si que conozca a sus padres, What????


Hola, jajajajajajajajaja xD esk primero eso así si las cosas van bn, todo ira bn, n¡ jajajajaj. Saludos=D




Susii escribió:Ojala pase algo interesante ese dia sabado$-$ akdjlxb :$



Hola, jajajaajajajajaja xD jajaj oh sábado, sábado, siempre tan esperado ajajajjaaj. Saludos =D




3:) escribió:hola morra,..

siempre se empieza por lo básico no,.. conocer a los papis jajaj
el dia que se junten dios nos salve jajaj
que llegue el sábado!!! o quizás el viernes???

nos vemos!!!



Hola lu, jajajajaja eso dicen ajajajjajajaja. Jajajajjajajajaaj xD ajajajajajajajajajaja XD jaajajajajajajajaja ai de ellas,no¿? ajjajajaajaj. JAjaja esos días siempre son esperados, hasta aquí ajajajajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Cap 8

Mensaje por 23l1 Mar Abr 26, 2016 2:19 am

Capitulo 8


El entrenamiento fue brutal.

Sabía que todavía estaban en baja forma, tras el accidente, así que las jugadoras de niveles inferiores serían ahora, sus jugadoras fundamentales, aunque reconocía que algunas de ellas, todavía estaban muy verdes.

Tenía que estar encima de Molly Dorsey, estudiante de nivel inferior, que ya se había equivocado varias veces seguidas, en sus pases.

Miró hacia Hanna, que estaba sentada en las líneas laterales, driblando una pelota con su brazo sano. Había una posibilidad remota de poder regresar a la alineación para el final de la temporada.

Todavía les quedaban diez partidos para el final.

Las chicas no estaban concentradas debido al baile del día de San Valentín, que sería mañana por la noche. Esta noche el equipo masculino jugaba en casa contra Greenville.

Brittany tenía que estar en el partido, pero no para el baile, pero sí para el baile de graduación en mayo.

El sábado por la noche, mientras que su equipo estaba en el baile de la escuela, Santana la llevaría a la ciudad.

No tenía ni idea de lo que Santana había organizado, pero no podía esperar.

Sonrió ante el recuerdo de Santana, enseñando su llave, por encima de su cabeza, mientras se dirigía a la sala de emergencias.

Era viernes, y casi había terminado.

En unas pocas horas, la vería, si tenía suerte.

Esta noche no había podido concentrar a su equipo, así que las hizo correr más de lo debido.


Al final entrenamiento, no podía esperara para que todas se fueran.

La mayoría de las chicas optaron por volver a sus casas para prepararse para ir a ver el partido de los chicos o a una noche de fiesta. Esperaba que su entrenamiento las hubiera agotado hasta el punto de que estuvieran demasiado cansadas para salir.

Con el gimnasio y vestuario ya vacíos, se dirigió a la ducha del vestuario de mujeres.

Ahorraría tiempo si volvía a casa ya duchada.

Asegurándose de que el pestillo estaba puesto, recordó el momento en que el equipo masculino de Baltimore Sur casi había entrado, en otra ocasión, en un momento inoportuno.

En su oficina, se quitó la ropa, cogió su botella de champú y acondicionador y se dirigió al semicírculo de las duchas. Abrió los grifos de agua, probó la temperatura, y cuando vio que estaba la deseada, se quitó la toalla y la dobló sobre la pared de barrera entre las duchas y los vestuarios.

Se empezó a duchar.

Se paso las manos a lo largo de sus brazos y torso. Inclinó la cabeza hacia atrás bajo la presión del agua. A ciegas alcanzó el champú, se echó un poco en sus manos y comenzó la tarea de lavar el pelo.

Dejó que su mente vagar a Santana.

Sintiendo el agua caliente contra su piel, se preguntó qué sentiría al ser tocada por la morena.

Lo descubriría pronto.

Ese era su plan.

Sería este fin de semana.

Durante las últimas tres semanas, su relación había crecido. Realmente le gustaba la médica y quería llegar a conocerla mejor. La noche en su departamento, había salido corriendo como una adolescente en una primera cita.

Descubrió que Santana era una gran besadora, y Brittany se perdió cuando sintió el cuerpo de la otra mujer contra el de ella.

Quería ir más lejos.

Este fin de semana definitivamente sabía que lo harían.

Podía haber dormido con Santana, el fin de semana de la tormenta, podría fácilmente haber acabado en la cama, pero Santana no se había opuesto ni presionado, cuando ella se había retirado.

No había querido acostarse con ella, la primera noche.

A algunas parejas les funcionaba.

Pero ella quería asegurarse de que Santana era una persona que querría estar con ella. Demasiadas lesbianas se acostaban en la primera o segunda cita.

Ella sólo había estado en tres relaciones serias, y había esperado, al menos, seis meses hasta haberse acostado con alguna de ellas. Algunas de sus citas, la miraron como si estuviera loca. En el fondo, sabía que aquello estaba pasado de moda.

No quería un rollo rápido de una sola noche.

Santana, era la primera persona con la que había querido acostarse al instante de conocerla. La mayoría de las mujeres con las que había salido, no habían entendido su forma de pensar y no la habían vuelto a llamar.

Pero Santana no era así.

La noche en su apartamento, Brittany se quedó totalmente frustrada, cuando el chico de la pizza las interrumpió.

Santana le había tocado el rostro tranquilamente y dicho: No me voy a ninguna parte.

Se sentía diferente con Santana.

Quería dormir con ella.

La atracción ardiente entre ellas era evidente.

Brittany quería más.

Mucho más.

Y este fin de semana era tu turno.

No creía que podía esperar más.

Mañana era el día de San Valentín, y sabía ambas estaban deseando verse.

Removió la espuma sobre su pelo y de repente sintió un ruido. Era como si alguien la estuviera vigilando. Trató de quitarse el jabón de los ojos, pero la sensación le quemaba.

Maldijo y cogió su toalla.

Se cubrió los pechos con la mano y se limpió el jabón de los ojos con la otra. Inspeccionó rápidamente la zona de las duchas, pero no había nadie.

—¡Hola!—gritó por encima del ruido de la transmisión de agua.

Esperó unos momentos.

El silencio le respondió.

—¡Hola!—gritó de nuevo, aún no obtener respuesta.

Cristo… te estás perdiendo.

Reprendió su paranoia.

Se enjuagó el pelo y rápidamente terminó su ducha. Recogió sus cosas y se dirigió a su toalla.

Al ir a cogerla vio que en la parte superior de la toalla había una rosa roja. Rápidamente agarró la toalla y la envolvió alrededor de su cuerpo.

Sabía que alguien había estado ahí.

Lo había sentido.

Incluso ahora, sentía como si alguien la estuviera observando.

—Esto no tiene gracia—gritó, su voz resonó en las alcobas huecas del vestuario.

No necesitaba esto.

No sabía quién podría haber sido.

Era imposible que Santana hubiera dejado el hospital para ir ahí, y hacer aquello, sin decírselo.

Tal vez alguna de las chicas se había quedado atrás, y ella no se había dado cuenta.

Sus ojos azules escanean las duchas y los vestuarios. No había huellas en el suelo de cemento.

El vestuario tenía varias zonas independientes.

Una persona, podría haberse escondido fácilmente en una de ellas. Desvió sus ojos hacia las rejillas de ventilación. No estaba del todo segura, pero juró que podía sentir que alguien la observaba.

¡Bang!

La caldera se puso en funcionamiento, enviando una ráfaga de aire a través del lugar.

Apretó la toalla contra su pecho. Tiró la rosa a la basura, pinchándose el dedo con una espina.

Se llevó el dedo a la boca.

Mierda.

Juró ante su propia estupidez.

Rápidamente se metió en su oficina, cerró y el bloqueo de la puerta detrás de ella. Sacudiendo la sensación incómoda, sólo quería ir a casa, olvidarse de la rosa y la sensación espeluznante de la ducha.

Necesitaba perderse en la comodidad de los brazos y besos de Santana.




****************************************************************************************************************************




Muy temprano, en la mañana del sábado, Santana su vehículo en el aparcamiento del complejo de apartamentos de Brittany.

Su turno había terminado.

Habían sucedido un centenar de cosas, pero lo único en lo que podía pensar era Brittany.

Tenía los próximos tres días de descanso y planeaba pasar cada minuto de ellos con ella.

El miércoles, Brittany había ido al hospital para llevarle la cena. Solas en su oficina, sólo habían podido estar juntas unos minutos. Se dieron cuenta de que quería pasar más tiempo con ella.

Hasta ahora no había tenido razón para cambiar sus turnos, pero ahora estaba Brittany, y su forma de pensar había cambiado.

Incluso con Dani, sus turnos nocturnos nunca interfirieron en su relación. Por Brittany, pensaba cambiar su rutina. Intentaría obtener mejores turnos.

Esta noche sería su primera cita de verdad.

Había hecho reservas en Tuxedo, el restaurante del chef Charlie DiLaurentis, el hermano de Allison. También había reservado una habitación en el Pier 5 Hotel, situado en el puerto.

Atravesó el aparcamiento, hasta llegar a la puerta del edificio de Brittany. El día estaba amaneciendo.

Brittany le había dado una llave ese miércoles. La profesora había estado bastante graciosa al respecto.

Sonrió, recordando cómo Brittany estaba tartamudeando sobre sus palabras mientras le entregaba la llave.

Ya en la puerta del apartamento, deslizó la llave en la cerradura y la puerta se abrió.

El pequeño departamento estaba impecable.

¿Qué pensó Brittany cuando entró en mi casa?, se preguntó.

Sonrió ante la idea de besar a Brittany.

Eran como un par de adolescentes, tratando de controlar sus emociones. Se había estado conteniendo, porque no quería asustar a la otra mujer.

Sin embargo, los sentimientos que estaba teniendo estaban empezando a salir a la superficie. Esperaba ser capaz de verla más a menudo durante el verano.

Entre partidos, entrenamientos, trabajo, y sus horarios, rara vez eran capaces de programar el tiempo juntas.

Brittany le pedido tiempo el primer día que se besaron. Y ella había respetado su petición.

Después del día que habían estado en el centro de escalada y después de acurrucarse junta en la cama, el domingo pasado, la frustración sexual de Santana estaba en su punto más alto.

Después del beso, en el aparcamiento de Johnny, juró que había sentido a Brittany fue tan frustrada como ella. Ahora se estaba metiendo en la cama de Brittany, a las tres de la mañana.

Aunque quedarse dormida por agotamiento, en realidad no era dormir juntas, Santana pensó mientras dejaba su chaqueta en el respaldo de una silla en la isla de la cocina.

En el mostrador, Brittany había dejado una nota diciéndole que se sintiera como en su casa.

Ella había tomado una ducha rápida en el hospital. Se tocó el pelo, todavía húmedo ligeramente.

Dejó su bolso en el suelo al lado de la isla, sintiendo una abrumadora necesidad de ver a Brittany. De acercarse a ella y asegurarse de que sus sentimientos eran reales.

La puerta del dormitorio estaba entreabierta.

Se detuvo en la puerta para ver dormir a la otra mujer. Por su trabajo, había visto dormir a muchas personas, pero ninguna de ellas le había parecido tan sexy.

Brittany era sexy.

En silencio entró en la habitación.

Se acercó al lado de la cama, levantó ligeramente las sábanas y se deslizó dentro.

Al instante, Brittany se deslizó automáticamente hacia ella. Esta le pasó un brazo alrededor sujetándola con fuerza desde atrás. Brittany se acurrucó contra el pecho de Santana, tirando de su brazo más cerca.

El calor envolvió a Santana cuando le dio un beso en la sien.

Brittany la había sentido, en el momento que Santana abrió la puerta del departamento.

Durante toda la noche, había esperado verla.

En un arranque de energía nerviosa, llegó a casa del partido y se había puesto a limpiar el departamento hasta que había quedado impecable. Su breve reunión del miércoles, no había mitigado su creciente necesidad de pasar tiempo con ella.

Santana tenía un turno completo por delante, pero había hecho tiempo para verse unos minutos.

Nerviosa, le había dado una llave de su departamento.

No quería asustar a la médica, pero tampoco estaba segura de cuál sería su reacción. Cuando ésta le había dicho que iría a verla al salir del trabajo, Brittany no podía esperar a que llegara el sábado por la mañana.

La sintió meterse en la cama.

La humedad de su pelo, el olor a cítricos de su champú, la sensación de los sudores de algodón suave que llevaba. Se acurrucó en el brazo de Santana, apretándose contra su pecho.

El beso en la sien había provocado que su corazón se acelerara. Se puso de cara a Santana. Saboreó la mirada que la morena le estaba dando.

Brittany no podía dejar de mirarla a los labios.

Quería besarla.

Decirle lo mucho que la echaba de menos.

Mirándose fijamente la una a la otra, en el silencio de la mañana, se acercaron y se besaron.

El deseo de Brittany aumentó a medida que sus labios se tocaron. Sus manos acariciaron la espalda de Santana y la atrajo hacia sí.

—Te extrañé—Brittany dijo finalmente.

Sus dedos le acariciaron suavemente el pecho. Un pico se elevó bajo su camiseta. Cuando Brittany le tocó el acarició duro pezón, oyó el grito ahogado de Santana.

—Pensé que estabas dormida—Santana susurró.

Podía sentir el aliento de Brittany en su rostro.

Miércoles se había quedado tan excitada, después de la visita de Brittany, que no le había importado trabajar durante varias horas sin parar.

Esta noche, su única misión era despejar el tablero de pacientes a tratar y llegar al apartamento de Brittany antes del amanecer.

Y lo había hecho.

—¿Me desperté?

—Te estaba esperando—confesó, mientras sus dedos recorrían la parte superior del cuello—No puedo dejar de pensar en ti.

—Cada momento de calma que tuve esta noche, estaba en mi cabeza—sonrió en la oscuridad—Espero que eso es bueno.

—Sí lo es.

Tocó los labios de Santana, inclinándose y profundizando el beso. Sintió calidez, a través de su cuerpo, cuando las manos de la doctora se apretaron a su alrededor.

Sintió la pierna de Santana entre las suyas. Sus besos se profundizaron cuando las manos de la rubia se deslizaron por el pelo de Brittany.

Sintió los labios de Brittany, moverse por su cuello y su oído. Se estremeció ante la respiración, tan caliente, que le hizo cosquillas en la oreja. La piel de gallina se levantó en sus brazos mientras se reía a carcajadas.

—Detente—susurró mientras Brittany continuó besando ese lugar tan sensible.

Brittany se apartó y sostuvo su cuerpo en sus manos. Miró a Santana.

—Quiero…—Brittany dijo mientras apretaba su centro contra el muslo de Santana—Quiero que me toques.

—Britt—Chilló cuando sintió el centro de Brittany contra su muslo.

Si la rubia continuaba tocándola, iba a explotar.

—Dulce Jesús.

Estaba totalmente excitada.

—¿Estás segura? Podemos esperar, Britt

—¿Quieres esperar?

—¡No!—prácticamente gritó—Tenía la esperanza de este fin de semana, pero pensé que sería después de nuestra cita.

—¿Pretendías emborracharme y aprovecharte de mí?

—Prefiero que estemos sobrias.

Deslizó las manos a lo largo camisón de satén de Brittany. Sus cuerpos mudaron uno contra el otro en un ritmo lento.

—Pienso mucho en ti.

—Y yo en hacer esto—sonrió a la morena que estaba sonriendo—¿Tú también?

—Culpable—confesó—¿Qué piensas hacer conmigo?

—¿Qué deseas?—Brittany echó el pelo sobre el hombro de su rostro cuando se inclinó para darle un beso.

A caballo entre las caderas de Santana, se recostó mientras los dedos temblorosos de Santana, trataron de deshacer los botones de la parte superior.

El material satinado se deslizó entre sus dedos fácilmente, causando un poco de frustración por parte de la médica.

—Estás temblando, San—Brittany tomó la mano entre las suyas.

Al girar la palma, puso suavemente un beso en la superficie de la sudoración.

—Estoy nerviosa—soltó el aliento que estaba conteniendo—Por lo general, me resulta más fácil quitar la ropa, ya sabes, un par de tijeras y listo.

—¿Qué tal un poco de ayuda?—Brittany agarró el dobladillo de su camisa y se la pasó por la cabeza.

—Mejor.

Brittany vio la mirada en los ojos vidriosos de Santana, cuando la doctora le miró fijamente el pecho desnudo.

Instintivamente, sus caderas comenzaron a moverse cuando una mano de Santana ahuecó la parte inferior de su pecho, con la yema de su pulgar acariciando el pico endurecido.

Se incorporó a una posición sentada, mientras su cabeza bajó a la hendidura entre los senos de Brittany.

Un rastro de besos calientes fue de un pecho al otro y viceversa. El cuerpo de Brittany comenzó a bailar.

Cuando metió un pezón en su boca, la rubia se apoyó sobre los brazos arqueándose y deslizando su cabeza hacia tras, ante las sensaciones que llenaban su cuerpo.

—¿Por qué todavía tienes tanta ropa puesta?

Llevó sus manos a la camiseta de Santana y se la quitó sobre la cabeza, arrojándola al suelo al lado de la suya.

—Mejor.

Deslizó los dedos por el cabello de Santana y tiró de los labios de la médica hacia ella, en un beso abrasador. Sintió que los dedos de Santana tocan la cintura de sus bragas y lentamente las deslizaba hacia abajo.

Sus labios cubrían cada centímetro de su cuello y se sumergieron en el hueco de su cuello.

—Necesito sentirte—Santana murmuró, mientras levantaba las caderas para lograr quitarse el resto de su ropa.

Retrocedió por un segundo, en busca de duda en el rostro de Brittany.

No había ninguna.

Se acercó y la besó profundamente, tirando de la profesora más cerca. Sus cuerpos se tocaron por primera vez, piel contra piel. La fricción de pecho contra pecho alcanzó su punto máximo de sensibilidad. Sintió el peso de la rubia sobre ella, mientras trataba de acercarla.

El vacío que llenaba su corazón se desvaneció.

En un movimiento digno de un luchador profesional, Santana volcó su posición. Brittany comenzó a gemir bajo ella, mientras ella se enganchó los pies alrededor de las pantorrillas de Santana.

Santana sintió su humedad corriendo entre sus muslos mientras el calor de Brittany la conocía. Empujó las caderas en el centro de Brittany.

Sabía que si iba demasiado rápido, explotaría.

Quería que este momento se quedara parado, para ser grabado en su memoria.

De pronto, aquellos ojos azules estaban mirándola con pasión y deseo.

—Dime que estoy soñando.

—Estoy teniendo el mismo sueño.

Se retiró, moviendo sus manos para acariciar los pechos de Brittany, besarlos, acariciarlos y amamantarlos. Su lengua picó y rodeó el pezón erecto.

Los movimientos de Brittany comenzaron a imitar el ritmo de Santana. Se arqueó hacia atrás cuando la latina siguió besando sus pechos, cuello y labios.

Santana le retiró el pelo de la cara, tejiendo sus dedos en los cabellos claros y empujando su espalda contra el colchón, que se cernía sobre ella. El rastro de besos y toques se trasladó más al sur. Se movieron juntas, meciéndose en las olas.

Los dedos de Brittany se deslizaron por el cuerpo de la rubia con avidez.

Los labios de Santana eran cálidos. Cuando chasqueó la lengua por el pezón jugando, la acción causó que Brittany se torciera llena de emoción.

—Necesito…—los dedos de Brittany se enredaron en el pelo de la médica, instándola a que se deslizara más hacia abajo.

Continuó jugando con su lengua en el abdomen de Brittany. Cuando ésta comenzó a empujarla por los hombros, contra la carne suave, Santana se rio entre dientes.

La inhalación del olor almizclado la estimulaba; dejó que sus dedos vagaran por el paisaje elástico grueso. Dejó que su boca siguiera sus dedos. Sentía las piernas de Brittany cerrarse alrededor de su espalda. Los dedos se deslizaron a través de los pliegues de Brittany, cuando Santana exploró su núcleo.

Sus dedos la acariciaron buscando reacciones por parte de la morena, cuyos ojos estaban cerrados, mientras su cabeza se echaba hacia atrás y hacia adelante.

Apoyándose en la humedad brillante, lengua de Santana tocó la piel sensible. Brittany se disparó fuera del colchón, con las piernas apretadas en el cuerpo de Santana.

—¡Jesús!

La mujer morena lamió y chupó hasta que sintió que Brittany empezaba a jadear. Sus gritos aumentaron y Santana sabía que estaba cerca de enviarla por el borde.

Con sus dedos, entró en la caverna cálida y fue recibida por el colapso de los músculos. Lengua de Santana reemplazó sus dedos, saboreando la dulzura cálida que la profesora le ofrecía.

Lamió, chupó y presionó más profundamente en el valle de Brittany. Los jugos fluían mientras lamía la delicada fruta. Captó aquella parte sensible, entre sus dientes, y jugó con ella.

Cuando su lengua rodeó su clítoris, la oyó sofocar un grito. Puso su boca sobre aquella zona, dando al clítoris la reverencia de una diosa. Las manos de Brittany estaban envueltas en el pelo y la instaron a continuar.

Continuando con su homenaje, sintió los dedos de Brittany agarrase a su cabeza mientras la presión continuaba.

Santana empujó con fuerza con la lengua y los dedos.

—¡Oh Dios! ¡Oh Dios!—gritó la rubia que empezó a temblar.

Sintió que el cuarto giraba.

La luz blanca brilló en sus ojos.

Su cuerpo palpitaba como si estuviera cargada con corriente eléctrica.

Santana continuó tocándola, más y más.

Brittany sintió el cuerpo de Santana convulsionarse ante su orgasmo.

—¡Dios, tienes que parar!—Brittany finalmente gritó.

Santana chupó, de nuevo, el clítoris como las convulsiones se detuvieron. Se apartó y besó la delicada piel de los muslos internos de la rubia, apoyando la mejilla en uno.

—Ven aquí, por favor, San—Brittany agitó su mano en el aire.

Con una sonrisa, Santana se trasladó hasta su cuerpo. Pudo ver que Brittany estaba sonrojada, tratando de recuperar el aliento. Los ojos de Brittany estaban cerrados, con el pelo sobre la almohada.

Parecía pequeña y frágil.

Abrió los ojos y una sonrisa apareció en su rostro:

—Creo que voy a estar en problemas contigo.

Santana la besó en los labios.

Brittany sonrió débilmente.

—Sólo dame un minuto—sus ojos se cerraron de nuevo.

Santana la besó en el hombro y en el cuello.

—Te extrañé, Britt.

Brittany la sintió estremecerse.

—¿Tienes frío?—Brittany preguntó mientras miraba del edredón.

Santana tiró de ella para mirarla.

—Me estoy enamorando de ti—soltó las palabras antes de que Brittany supiera qué hacer.

Las lágrimas se formaron en sus grandes ojos marrones mientras lo decía.

—Estoy teniendo los mismos sentimientos. Odio cuando no puedo verte. Pienso en ti todo el tiempo. No puedo controlarme cuando estoy cerca de ti. Son las 4:30 de la mañana y sólo quiero estar contigo. Tocarte—Brittany confesó mientras limpiaba las lágrimas de Santana—No llores.

—Estoy llorando porque estoy feliz—rio nerviosamente—Me haces feliz.

—Bueno, eso es definitivamente bueno—Brittany se agarró a la cintura de la ropa desechada y la tiró al suelo.

Santana se acurrucó contra el costado de Brittany. La besó en los labios y la abrazó.

Ambas cerraron los ojos demasiado agotadas para nada más que dormir.






Al abrir los ojos, y durante unos segundos, Santana no estaba segura de donde estaba.

El cuerpo caliente, presionado contra su espalda, le aseguró que todavía estaba con Brittany, y en su cama. Gimió al sentir la suavidad de los senos de Brittany pegados a su piel. Un brazo la rodeaba por la cintura, a modo de sólida posesividad.

Pasaron las primeras horas de la mañana estudiando el cuerpo de la otra.

Sus labios suaves y manos errantes iban a la deriva por sus cuerpos. Aprendieron cada centímetro, cada músculo y cada suave curva, de sus cuerpos, hasta el agotamiento, llegando al clímax una y otra vez.

Perdió la cuenta del número de veces que había tenido un orgasmo. Cada vez era más intenso que el anterior. El cuerpo de Santana reaccionó al toque de Brittany como ninguna otra amante anterior.

La rubia se había aferrado a ella, presionando sus manos, dedos y uñas, apretando contra la espalda de Santana, cuando se había corrido, gritando su nombre.

Una sensación de picadura entumecida bordeaba su espalda. Sabía que posiblemente tendría algún arañazo e incluso algo de sangre.

Enroscó su mano alrededor del brazo descansando sobre su estómago.

El reloj de la mesa marcaba las primeras horas de la tarde.

Sintió un beso ligero, como una pluma, entre sus omóplatos.

—¿Estás despierta?—preguntó Santana cuando más besos siguieron.

—No.

Oyó el susurro de una respuesta, sobre su piel, seguida de una risa tranquila. La mano en su estómago comenzó a acariciarla en pequeños círculos.

—¿No?—se volvió para enfrentarse a Brittany.

Su cabello estaba aplastado contra su cabeza. Sus labios amoratados la saludaron tan pronto como se dio la vuelta.

Se movió para cubrir el cuerpo de Brittany con el suyo, deslizando cómodamente una pierna entre los muslos de la rubia.

—Para mí, pareces muy despierta—acarició su rostro contra el cuello de Brittany.

—Todavía estoy dormida. Estoy teniendo el mejor sueño de mi vida—presionó su centro contra el muslo de Santana, haciendo que sintiera su humedad.

—Oh, estás definitivamente despierta, rubia.

Santana cerró los ojos mientras aumenta la presión contra el centro de Brittany. Ante un jadeo rápido de Brittany, se apartó.

Brittany miró los ojos marrones que se cernían sobre ella. La noche que pasó acababa de pasar con Santana incomparable.

Sus experiencias anteriores palidecían en comparación.

Quería hacer cosas que nunca había pensado antes.

Quería que Santana la tomara ahora.

Estaba lista y esperando su contacto.

Alcanzó una mano de Santana para deslizarla sobre su mejilla. Con la yema de uno de los dedos, se acarició el labio inferior, disfrutando de la extraordinaria sensación.

Cuando Santana introdujo un dedo a la boca, Brittany la miró a los ojos. Sin pronunciar palabra alguna, empezaron a moverse una contra la otra. Sus toques eran caricias muy suaves.

Continuaron así hasta ir moviéndose para tomar una posición cómoda de tal manera que ambos centros llegaran a tocarse. Cuando sus centros se tocaron, dejaron escapar jadeos. Santana empezó a moverse más rápido haciendo que la excitación de ambas se disparara.

Sus cuerpos se mezclaron en uno, deslizando piel contra.

Santana se mordió los labios y cerró los ojos.

—No—Brittany rompió el silencio—Mírame. Quiero ver tus ojos—su voz se enganchó, al sentir el primer curso de temblor a través de ella.

Santana se obligó a abrir los ojos para mirar a la otra mujer.

Sabía que estaba cerca.

La sensación de Brittany contra ella era como un afrodisíaco, pero quería más y más.

—Eres tan hermosa. Me haces sentir tantas cosas—Santana declaró sus pensamientos, mientras se dejaba arrastra por la pendiente de su orgasmo.

—Déjate ir cariño. Ven conmigo—extendió su mano y tocó la cara de Santana—Ven conmigo—Brittany lanzó un gemido gutural mientras su cuerpo se dejaba llenar por su propio orgasmo.

Se resistió cuando Santana siguió detrás, gritando el nombre de Brittany. Se abrazaron fuerte y murmuraron susurros incoherentes, hasta que de nuevo se quedaron dormidas.



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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Abr 26, 2016 9:50 am

Britt haciendo esperar seis meses a Santana no lo veo jajajjjaa. si estan en combustion. esa rosa en ese baño huele a problemas ya que es imposible que fuera santana. un acosador?
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Mensaje por 3:) Mar Abr 26, 2016 1:22 pm

hola morra,..

valio la pena la espera jajaja
me encantan cuando están juntas,..
ahora quien jode a britt???

nos vemos!!!
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Mensaje por Susii Mar Abr 26, 2016 4:29 pm

Por fiiiiin! $-$ skxjldj esas chicas no van a parar de aqui hasta al final de esta historia skdjkdx
Quien es la misteriosa del baño?:s QUE APAREZCA! Quiero hablar con ella>:c
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Mensaje por micky morales Mar Abr 26, 2016 7:50 pm

Quien podra ser la acosadora del baño? espero que sea la y que amiga para meterle la p... rosa por el trasero con todo y espinas!!!!! en cuanto a ellas, WANKY!!!!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Abr 26, 2016 9:38 pm

marthagr81@yahoo.es escribió:Britt haciendo esperar seis meses a Santana no lo veo jajajjjaa. si estan en combustion. esa rosa en ese baño huele a problemas ya que es imposible que fuera santana. un acosador?


Hola, jajajajjajaja ni yo xD osea es san jajajajaja xD JAjajajajajaj toda la razón jajajajajaja. Mmmm kien rayos la esta molestando ¬¬ mmm, Saludos =D





3:) escribió:hola morra,..

valio la pena la espera jajaja
me encantan cuando están juntas,..
ahora quien jode a britt???

nos vemos!!!



Hola lu, jajajajajajaaj eso parece jajajajajaajaja. Y a mi... y a ellas... y a todas jajaajajajaja. Mmm eso mismo nos preguntamos ¬¬ pero que la deje ya! Saludos =D





Susii escribió:Por fiiiiin! $-$ skxjldj esas chicas no van a parar de aqui hasta al final de esta historia skdjkdx
Quien es la misteriosa del baño?:s QUE APAREZCA! Quiero hablar con ella>:c



Hola, siiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!! jajajajajajaaj lo mismo pienso yo jajajajajajaja. Nosee ¬¬ pero que la deje ya! Jjajajajajajajajja. Saludos =D





micky morales escribió:Quien podra ser la acosadora del baño? espero que sea la y que amiga para meterle la p... rosa por el trasero con todo y espinas!!!!! en cuanto a ellas, WANKY!!!!!!!!



Hola, nose nose ¬¬ pero que desaparezca ya! =O jajajjajaajjajajajaajajajajaj xD jajajajaajajajajajajaj. Ellas son lo mejor xD jajajajaja. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Con Todo mi Corazón (Adaptada) Cap 9

Mensaje por 23l1 Mar Abr 26, 2016 9:41 pm

Capitulo 9


Después de una mañana tranquila en la cama, se ducharon, tomaron un almuerzo ligero y se registraron en el hotel, muy elegante, con vistas al puerto de Baltimore.

Santana sugirió que se prepararan en la suite del hotel.

Cuando Brittany entró en el vestíbulo del hotel, estaba asombrada por los suelos de mármol pulido, las obras de arte moderno e sobre todo, por la imponente cascada de doce metros, que estaba en el punto central del hotel.

Era como si todo el edificio estuviera construido alrededor de la fuente de agua.

De pie junto a la misma, Brittany miró el agua en cascada sobre el borde.

Echó un vistazo a su compañera, que estaba hablando con el conserje. El hombre se rio ante el comentario de Santana, y siguió sonriendo, cuando miró de reojo a Brittany.

Santana también la miró.

Cuando sus ojos se encontraron, sintió un escalofrío correr por su cuerpo.

No podía esperar para estar con Santana nuevo.

No sólo el hotel la había dejado sin palabras, la mirada de Santana le estaba causando explosiones en sus regiones del sur.

No podía esperar a llegar a la habitación.

Santana quería que esta noche fuera especial y no había reparado en gastos.

Brittany quedó totalmente impresionado con la habitación.

En el quinto piso, la suite daba al puerto. En una pequeña zona de estar, junto a la puerta, había una pequeña barra de bar y HDTV de pantalla grande.

En un cuarto separado, la suite principal con una cama king size roja, marrón y almohadas de colores oro y ropa de cama.

El baño tenía una bañera de hidromasaje y ducha de vidrio recubierta con múltiples cabezas de chorro, en lugares estratégicos.

Fuera de la habitación, las grandes puertas correderas de cristal llevaban a un pequeño balcón.

Aunque era febrero, se aventuró fuera en el frío, hasta situarse en la barandilla.

Santana estaba en la habitación, observándola mientras se inclinaba ligeramente encima de la barandilla.

—No te apoyes demasiado. Realmente no sabría cómo explicarlo—Santana comentó cuando Brittany le envió una galardonada sonrisa.

Volvió a entrar en la habitación, dejando fuera el frío. Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Santana, llevándola sobre la cama gigante.

—Esto es espectacular—cubrió la boca de Santana con la suya—Eres espectacular—ahuecó el centro de Santana a través de sus pantalones, ante lo cual ésta salto por el contacto—Por favor, dime que tenemos tiempo.

Deslizó sus dedos a lo largo de la entrepierna de los pantalones de Santana. Añadió presión cuando sintió que su clítoris se endurecía.

—Sí—la voz entrecortada y tensa de la mujer morena llenó su oído.

Desabrochó el botón en la cintura de Santana y lentamente bajó la cremallera. El sonido parecía hacer eco en las paredes de la gran sala. Se dirigió lentamente, moviendo su mano a lo largo de las bragas de algodón, ya húmedas, que cubre el centro de Santana.

Al instante, levantó las caderas de la cama, mientras trataba de hacer que Brittany la tocara.

—Por Favor.

Brittany deslizó la lengua por el cuello y la garganta de Santana. Hizo a un lado el material de algodón y la entró con dos dedos. La humedad que la saludó la hizo gemir.

Había estado con otras mujeres, pero ninguna como Santana.

Podía correrse con tan solo tocarla.

Sus dedos masajearon el tejido inflamado, disfrutando del tacto de la yema del pulgar sobre la zona sensible. Poco a poco comentó a sacar y meter sus dedos, dentro y fuera del centro de Santana. Su ritmo se incrementó a medida que los gemidos de la morena creían.

Mordió la parte superior del pecho de Santana, provocando su excitación. Esta abrió su blusa y sujetador para que Brittany pudiera acceder libremente a sus pechos.

—Rápido…—gritó cuando Brittany chupó con avidez en su pecho.

Lo tomó en su boca, jugó con el pezón erecto con la lengua y los dientes. Santana mantuvo la cabeza de Brittany en su pecho. El placer de la succión de la boca, y el tacto de los dedos y el pulgar de Brittany la estaban llevando peligrosamente al borde del clímax.

—¡Más Fuerte!—aflojó su agarre en el cabello de Brittany cuando ésta se encabritó, abandonando el pezón húmedo.

Ganando el apalancamiento, Brittany se apoyó, sobre su mano libre, y se bombeó con fuerza contra el centro de Santana, pudiendo sentir la constricción de los músculos alrededor de sus dedos.

Sabía que Santana estaba cerca de correrse.

Podía oír el sonido contra su mano y antebrazo. Bombeó más profundo y más difícil, su parte inferior del cuerpo presionando contra Santana.

—No… no...—la voz de Santana fue disminuyendo mientras desaparecía de su cuerpo por el momento.

Sintió la punta caliente de la humedad de su centro, una eyaculación femenina. Había oído hablar de ellas, pero nunca había tenido ninguna.

—¡Mierda!—Brittany gritó cuando se corrió.

Su cuerpo se derrumbó encima de Santana. Necesitó unos minutos para recuperarse.

Brittany rodó sobre su espalda, con su mano todavía descansando en la apertura de los pantalones de Santana.

—¿Estás bien?—jadeó mientras se preguntaba qué demonios había sucedido.

—Ah, sí…—Santana arrulló mientras trataba de recuperar su aliento.

Observó la respiración de Brittany que hacía que subiera y bajara su diafragma.

—Es la primera vez—Santana sintió la oleada de calor a sus mejillas, avergonzada.

—¿Era eso?

—Creo que sí. Es la primera vez que he…

—¡Soy la más grande!—Brittany levantó una mano riéndose.

—Sí, lo eres—se movió para poder quietarse los pantalones—Te voy a enseñar lo mucho que lo aprecio.

Se quitó los pantalones y ropa interior, en un solo movimiento. Se arrastró entre las piernas de Brittany, lamiéndose los labios.

—Hueles bien.

Bajó la cabeza hacia la V, entre sus piernas, y dejó que la punta de la lengua tocara la carne hinchada.

—Quiero probarte—colocó las piernas de Brittany sobre sus hombros y deslizó su caliente aliento en la carne palpitante—¿Te gustaría, Britt?

—Dios…. ¡sí!—Brittany se arrojó sobre la cama, ante el primer golpe de la lengua de la otra mujer, contra su centro—Oh Jesús.

Oyó una risa, mientas se perdía en la sensación de la boca de Santana.






Brittany estudió su reflejo en el espejo del hotel.

Sus dedos trazaron sus características.

Tenía el mismo aspecto, pero algo dentro de ella había cambiado.

Había dejado de Santana llegara a su corazón.

Amontonó su pelo en lo alto de su cabeza en bobinas dejando que cayera en cascada por la parte posterior de su cuello. Se volvió para estudiar su perfil.

Su cabello se veía bien.

Se había negado a ducharse con Santana, sabiendo a dónde las llevaría. Se duchó mientras Santana se preparaba.

Cuando entró en la zona de tocador, lleno de vapor, Santana ya había terminado. Asomó la cabeza en la sala de estar donde Santana estaba sentada viendo un partido de baloncesto de la universidad.

—No me llevará mucho tiempo—Brittany le advirtió y volvió a preparar para su noche de fiesta.

Envolvió una toalla alrededor de su pecho y examinó su torso en busca de algún tipo de marca que Santana pudiera haberle dejado.

Sabía que ella le había dejado más de una marca de un mordisco en el hombro a la morena.

Su vestido sin mangas se abría por la mitad de la espalda. Tenía un chal, a juego, para cubrir los hombros, así que esperaba que éste pudiera cubrir cualquier marca.

Sus labios estaban hinchados.

Sabía que le dolería, pero no le importaba.

No cambiaría las últimas veinticuatro horas por nada del mundo.

El vestido de seda de color burdeo que llevaba mostraba suficiente escote.

Brittany lo había escogió específicamente para esta noche.

Quería dejar de Santana supiera que estaba lista para pasar al siguiente nivel.

No había planeado dormir con Santana antes de esta noche. Simplemente no había podido evitarlo. La había deseado tanto que no había podido dejar pasar la oportunidad.

Dos tiras de ropa bajaban de su cuello hasta cubrir sus pechos, dejando el espacio abierto, donde un colgante de ámbar descansaba contra su piel.

El vestido se recogía en su cintura, y luego se reducía a la mitad del muslo, donde unas medias de seda y unos tacones altos remataban su atuendo.

Quería que Santana la deseara.

Esta noche, quería vestirse y lucir sexy para la médica.

No podía esperar para ser vista del brazo de Santana. Más tarde, saborearía el momento, cuando bailara en brazos de Santana.

Si la noche seguía el patrón del día, terminaría bajo el cuerpo de la médica.

Dejó escapar una pequeña risa.

Sólo hacía dos horas que habían hecho el amor, y ahora sólo podía pensar en acostarse de nuevo con ella.

Sería una noche larga.

Trató de llegar detrás de ella, para subirse la cremallera de la espalda, pero no pudo.

Se sintió un poco molesta.

Quería hacer una entrada elegante cuando se presentara ante su amante.

Ahora necesita ayuda con la cremallera.



Sentada tranquilamente en el sofá en la otra habitación, miraba fijamente la televisión, sin escuchar lo que decían. Perdida en sus pensamientos, se preguntó cuánto tiempo más necesitaría Brittany para estar lista.

Ella se había preparado y vestido en tan solo veinte minutos.

Se había duchado y aplicado una capa básica de rímel y delineador de ojos.

No le gustaba utilizar pintalabios, ya que sentía su boca rara.

Su vestido era perfecto.

Ella y el Dr. Blaine Anderson, su compañero de trabajo y amigo, habían ido de compras.

Blaine vio un vestido de color dorado metálico, que calificó como fabuloso y quedaba muy bien con el color de piel de Santana.

Nunca pensó en que agradecería a Blaine que la ayudara a elegir la ropa o joyas que llevaba puestas: una banda de oro en su dedo meñique, una cadena de también de oro y unos pequeños pendientes de aro.

Miró el reloj en la televisión.

Si Brittany no se movía, llegarían tarde.


Los zapatos de tacón alto de Brittany se hundieron en la alfombra de felpa de la suite, mientras entraba en la sala de estar.

Santana seguía esperándola en el sofá, con su pierna izquierda rebotando con impaciencia.

—¿Me puedes echar una mano?—Brittany preguntó mientras observaba a la otra mujer saltar al oír el sonido de su voz.

Se echó a reír y se tapó la boca por haber asustado a Santana.

—Lo siento mucho, San. No pretendía...—se detuvo cuando el rostro de Santana cambió de miedo a un aspecto muy diferente—¿Qué?

—Estás preciosa—se acercó más y levantó la mano para tocar la cara de Brittany—Voy a ser la envidia de todas las personas que veamos esta noche.

Dejó que su pulgar trazara su línea, por la mandíbula, y le dio un suave beso en los labios.

Brittany cerró los ojos cuando los labios de Santana tocaron los suyos.

Tenía que mantener su necesidad bajo control.

Tenían planes para esta noche.

No podía evitar la forma en que su cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca de Santana.

—¿Me puedes ayudar con la cremallera?—preguntó mientras su cuerpo se inclinaba automáticamente sobre Santana.

Esta no respondió pero pasó por detrás de Brittany.

Las suaves y cálidas manos de Santana rozaron sus hombros, cuando un pequeño beso fue abandonado en la parte posterior de su cuello. Las manos vagaron a través de la extensión de la espalda hasta la parte superior de su vestido.

Sintió el tirón de la cremallera, y luego, las manos de Santana en su cintura.

—Hecho—fue el suave susurro al oído lo que provocó de nuevo su excitación—Por ahora—rozó la oreja con los labios.

Se alejó rápidamente, con miedo de hacia dónde se dirigían sus pensamientos.

—Supongo que Charlie se sentirá molesto si llegamos tarde—Brittany dijo como si pudiera leer los pensamientos de su amante.

—Lo sé. Allison nunca nos lo perdonaría.

—¿Lista?—Brittany preguntó mientras se colocaba el chal sobre los hombros y pasaba junto a Santana. Deslizó sus dedos por el antebrazo de Santana—Te ves sexy—Brittany comentó mientras miraba por encima del hombro, asegurándose de que la otra mujer sabía que la estaba revisando al salir.

—Va a ser una larga noche—Santana murmuró en voz baja.

Puso su mano en la parte baja de la espalda de Brittany, mientras iban hacia el ascensor.

El conserje, que anteriormente había estado hablando con Santana, las saludó cuando entraron en el vestíbulo.

—Su coche está esperando—señaló con la mano hacia la limusina negra elegante, que la esperaba delante de la puerta.

El conductor salió y abrió la puerta para ellas.

—Que tengan una noche maravillosa Dra. López, y señorita Pierce.

—Gracias señor Figgins—Santana le guiñó un ojo y siguió a Brittany en la parte trasera del vehículo.

Se deslizó junto a la morena, que inmediatamente puso una mano en su muslo.

—Esto es impresionante—estudió el interior de la limusina—No tenías que hacer esto.

—No lo hice. El señor Figgins lo organizó. Su hijo llegó a urgencias. Según Figgins, fui la médica que le salvó la vida. Le dije que no recordaba muy bien a su hijo. Que desgraciadamente tratábamos a demasiada gente en urgencias. Me le dijo que no tenía por qué.

—¿Es eso lo que estabas hablando con él antes?—se acurrucó más cerca.

Santana asintió y entrelazó sus dedos con los de Brittany.

—Es una agradable sorpresa. Todo este día ha sido el día más maravilloso de mi vida—dijo en voz alta.

Santana rio y la besó suavemente en los labios.

—Sí, lo es.

La agarró con fuerza, mientras el coche se detuvo delante del famoso restaurante Tuxedo.

La cola de clientes llegaba hasta fuera de la puerta.

El conductor se detuvo en frente, y los porteros de inmediato se acercaron a la puerta de atrás. El conductor les despidió con la mano.

—¿Lista?

Santana vio el asentimiento de Brittany y salió del coche. Extendió la mano para Brittany, que fue rápidamente a su lado y se quedó cerca. Uno de los porteros abrió la puerta para ellas, y en unos pocos minutos, estaban en la calidez del restaurante.

—La señorita Pierce y la Dra. López—la anfitriona les dio la bienvenida con una sonrisa, mientras otro empleado les recogía los abrigos—Su mesa está lista. El Chef Charlie ha pedido pasar unos minutos con ustedes, si no les importa.

La anciana, con el pelo rojo fuego, se abrió el camino a través del restaurante.

Velas en todo el restaurante crean una cálida intimidad.

Algunos clientes dejaron de comer al verlas pasar.

—Charlie saldrá en un momento. ¿Quieren un trago o la carta de vinos?

—La carta de vinos—Santana dijo mientras sostenía la silla para Brittany.

La cabeza roja asintió y dejó la carta de vinos junto a la silla de Santana.

—Gracias.

—Vuelvo en un momento—la anfitriona se apartó de la mesa, y se dirigió a la cocina.

A diferencia de la mayoría de las mesas, la de ellas tenían tres sillas frente al estándar de cuatro o dos.

—Está bien, me siento como si Ashton Kushner fuera a saltar en cualquier momento, y decir que nos está tomando el pelo—Brittany se movió en su silla, consciente de los ojos mirándola.

—Estoy disfrutando de esto. No salgo a menudo y por lo general es porque Blaine necesita una cita—Santana colocó la servilleta de lino en su regazo. Cogió la carta de vinos—¿Quieres un poco de vino?

—Sí.

Brittany sintió como si sus nervios estuvieran en marcha.

Nunca había sido tratada como un VIP, nunca.

Era profesora de biología de la escuela secundaria. No quería ni mirar cuánto costaba la botella de vino.

Debería haber puesto límites en relación al dinero que Santana parecía haber estado gastando para este fin de semana.

Entre la cena y el hotel, Santana debía haberse gastado más del salario mensual de Brittany.

—Pero no elijas uno demasiado caro—su voz se agrietó.

Santana arqueó una ceja a su compañera y se preguntó qué estaba pasando.

Vio la extraña mirada en su rostro.

—¿Qué pasa?

—Es que todo esto te debe haber costado mucho dinero. No quiero que…—fue interrumpida.

—Sí, quiero—Santana cubrió la mano de Brittany con la de ella—¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que he querido hacer algo especial para alguien?

Sabía que había hecho más por Brittany, que por cualquier otra persona en su vida. Incluso con Dani, ella nunca tuvo que comer o beber de ella.

Nunca había querido.

—Deja que te pida algo.

Brittany la miró.

—Quiero hacer esto por ti, por nosotras. Si me dejas hacerlo esta vez, nunca volveré a hacerlo de nuevo, a menos que las dos lo queramos. ¿Te parece bien?—le dedicó una sonrisa y apretó ligeramente sus dedos.

—De acuerdo.

—Entonces, ¿todavía quieres vino barato?

El resoplido de encima de la mesa, fue su respuesta.

—Bien, porque creo que el chef se ofendería.

Santana hizo un gesto a las puertas de la cocina, cuando un hombre alto y rubio, con hombros anchos y cintura estrecha, se acercó a su mesa.

Santana se volvió para ver a Charlie DiLaurentis caminando hacia ellas. Se puso de pie para saludarlo.

No había vuelto a verle desde la boda de Finn y Allison. Ellos se cayeron enormemente bien.

—¡Brittany Pierce!—gritó acercándose a ella.

De inmediato la envolvió en sus brazos gruesos.

—Te veo tan guapa como siempre. Siéntate, por favor—le dijo al oído.

Brittany se sentó.

—¿Quién es esta mujer tan encantadora que te acompaña?

—Charlie, ella es Santana López. Discúlpame, doctora Santana López.

—Por favor, sólo Santana.

—Algo me dice que te has ganado el título de Doctora. Al igual que el título de Chef Ejecutivo, pero también prefiero que me llamen Charlie.

—Charlie, entonces. Gracias por el tratamiento. El personal aquí ha sido maravilloso—Santana vio la pequeña mirada compartida entre ellos.

—Allison dijo que te gustaba—dijo Charlie—No puedo quedarme mucho tiempo, pero quería verte de nuevo. Ha pasado demasiado tiempo.

—¿Alguna sugerencia del chef?—Brittany miró el menú y luego a Santana, cuyos ojos brillaban de felicidad.

—¿Qué tal si les sorprendo con algo?—Charlie se puso de pie.

—Por mí perfecto—Santana rio—Comeremos todo lo que nos envíes. Estoy hambrienta—echó un vistazo a Brittany que se estaba sonrojando.

—¿Alguna sugerencia sobre el vino, Charlie?—Brittany cambió de tema rápidamente.

—Les enviaré algo—él le dio un beso en la mejilla y se despidió de Santana.


Se sentaron en silencio por unos momentos.

Los rumores alrededor del restaurante, las hicieron saber que de nuevo habían sido el foco de atención.

—Creo que hay algunas personas celosas aquí esta noche.

Brittany sonrió.

—Esta fue una gran elección.

La botella de vino llegó, un pinot noir rojo burdeos con un ramo rico y complejo de mezcla de sabores. El sabor sedoso bailó a través de sus paladares.

—¿Aún quieres vino barato?

—Por supuesto que no—Brittany rio—Recuérdame que no vuelva a decirte nada, y menos sobre el vino.



Poco a poco les fueron sirviendo la cena.

Brittany estaba aliviada de que las raciones fueran más que las muestras de degustación.

Charlie les envió vieiras envueltas en hojas de lima kaffir, un cuon Banh tan tierna y escamosa que se derretía en la boca, seguido por el plato principal, pato braseado con salsa de higos.

El postre era un parfait de limón y cereza con trozos de cerezas dulces mezclados con el sabor intenso de la ralladura de limón.

Santana sostuvo sus manos en el aire cuando el personal se acercó con una bandeja de plata cubierta.

—Por favor, no más—dijo Santana.

Brittany negó con la cabeza a medida que clavaba su cuchara a través de su plato, tratando de conseguir su postre.

—Si pudiera, creo que me gustaría lamer este plato—Brittany dijo mientras se metía el último bit en su boca.

—Se lo haré saber a Charlie—el camarero sonrió mientras se alejaba.

El personal manifestó el beneplácito de las mujeres al el personal de cocina.

De hecho toda la noche, en el comedor, había sido una aventura.

Tan lleno como estaba, el resto del comedor las miraba, sabiendo que aquellas hermosas mujeres, eran huéspedes especiales del chef.

—Continua—Santana empujó el plato hacia Brittany, que abrió sus ojos azules con picardía.

—No puedo comer más. Vamos a tener que encontrar alguna manera de bajar toda esta comida.

Llevó una mano bajo la barbilla.

—¿Puedes pensar en una manera de hacer eso?

—Detente. Has sido muy buena y si empiezas ahora, esta gente puede conseguir un espectáculo que no estaban planeando—Santana escondió su sonrisa con la servilleta.

—¿Qué será?—Brittany levantó la tapa para revelar dos rosas rojas cruzadas junto con una pequeña nota centrada entre ellas.

Brittany levantó una para inhalar su fragancia. Recordó la rosa que encontró en su toalla, la noche anterior.

No le había contado a Santana el incidente.

Realmente no habían hablado mucho, sobre nada, ni la noche anterior ni esa mañana.

—¿Estás bien?—preguntó Santana—Pareces un poco triste.

—Esta noche no, te lo diré mañana—se levantó y le sonrió—Gracias por una tarde hermosa.

—Gracias a Charlie—Santana sonrió, sabiendo que si ella intentara hacerle la cena, tendría que recurrir a comprar comida rápida—Ha sido una noche más que agradable. ¿Estás lista para bailar?

—Prefiero...

—¿Señorita Pierce?

Fueron interrumpidas, por un hombre alto de pie junto a su mesa.

Brittany dio un respingo al ver al hombre, dándose cuenta que era Geoff Stanley. Su hija, Michelle, era una alumna suya y estaba en que equipo de baloncesto.

Michelle había resultado lesionada en el accidente, y su papá había amenazado con denunciar a la escuela. Los ojos azules del hombre, estaban fijos en el escote de Brittany.

—Parece como si fueras la invitada de honor, esta noche—él continuó.

—Señor Stanley, encantada de verte.

Siempre intentaba ser cortés, pero no se sentía a gusto, cuando veía a algún papá, mientras estaba en medio de una cita.

—Espero que las señoras esté disfrutando de la noche. Es una pena ver a dos mujeres hermosas sin pareja, en el Día de San Valentín.

—Estamos…

—Nuestras parejas nos verán más tarde. Ellos todavía están trabajando—Brittany intervino rápidamente, con aquella excusa sobre su falta de compañía masculina.

—Si necesitas…—Geoff puso una mano en su mesa y empezó a inclinarse hacia el oído de Brittany.

—Señor Stanley—la voz de Santana llamó la atención del hombre de pelo oscuro—Su familia le está buscando.

En la puerta había una mujer de aspecto muy agitado y una adolescente en muletas mirándolas de forma poco amistosa.







Luces giratorias de colores parpadeaban sobre la pista de baile, cuando Brittany llevó a Santana hacia el suelo de madera abierto.

El sonido de los graves sacudía los grandes altavoces suspendidos. Los cuerpos se balanceaban al ritmo de la música del DJ. Brittany esperó una canción romántica y lenta.

Le encantaba todo tipo de música.

En los últimos tiempos, cada canción que escuchaba, en su equipo estéreo del coche, le parecía ser sobre amor. Tal vez tenía algo que ver con la mujer que tenía agarrada de la mano.

Por supuesto siendo el día de San Valentín podría tener algo que ver con eso.

Se había sentido incómoda con el Sr. Stanley en el restaurante.

Brittany sabía que a muchos padres no les agradaban que sus hijos tuvieran profesores homosexuales. En algunos estados, incluso los habían despedidos.

Santana de inmediato había percibido su malestar, y se había visto obligada a apartar su mano de la de Brittany.

—Siento lo ocurrido en el restaurante—se disculpó por vigésima vez. Santana le apretó la mano—Es sólo que…

Santana se inclinó y la hizo callar con sus labios.

El beso la calentó lentamente.

El momento incómodo, en el restaurante, había cuestionado lo que podría pensar de ella.

—Sé que es por tu trabajo—la atrajo más cerca suyo—Aunque no entiendo en qué afecta a tus alumnos con quién te acuestas.

—Algunas personas se asustan al respecto—dejó que sus manos se apoyan en la cintura de Santana.

Los brillantes marcaban el esternón de la morena y Brittany pensó que parecía lo suficientemente bueno para lamerlo.

—Pensé que en las escuelas se enseñaba todo sobre la diversidad y la igualdad. Supongo que no—dijo mientras dejaba que su mirada viajara sobre la multitud—Mierda.

La palabra se le escapó cuando captó la mirada de Dani, a través del cuarto.

Su exnovia estaba vestida con pantalones de cuero ajustados y un top de encaje blanco.

—¿Qué?—Brittany preguntó mientras el improperio le llegó cerca de su oído.

—Mi ex—declaró rotundamente mientras observaba a Dani caminar hacia ellas.

—¡Feliz Día de San Valentín!—Dani gritó mientras se acercaba y paraba junto a la pareja.

Se inclinó para besar a Santana. Esta, rápidamente retrocedió para evitar los labios de la EMT.

Tienes que estar bromeando, pensó.

La noche romántica que estaba planeando con Brittany, empezaba a ser una espiral que rápidamente escapaba de control.

Su exnovia vestida de con unos ajustados pantalones de cuero negros y la escasa blusa de encaje blanco estaba borracha y tratando de besarla.

—No seas idiota. ¿Quién es tu amiga?—Dani desvió la mirada dirigiéndose a Brittany—Hola.

La voz seductora y sensual de Santana, ahora se había vuelto insensible.

—Vete—apretó los dientes con molestia.

Sintió que Brittany apretaba su agarre en la mano.

—Tranquila San. Sólo quería conocer a tu amiga—ligeramente arrastró las palabras—¿Qué tal si vamos a casa y hacemos un trío?—los dedos temblorosos de Dani llegaron al rostro de Brittany.

—No—Santana gritó mientras detenía la mano de Dani, antes de que llegara a su destino—Estás borracha y haciendo el ridículo.

Vio la mirada enojada en la cara de Dani, antes de sentir su dedo acercándose al pecho.

—Madura de una puta vez Dani—gruñó.

—Estaba confirmando alguna información que tengo.

—¿De qué estás hablando?

—El rumor era que estás saliendo con una chica caliente—los ojos vidriosos de Dani estudiaron Brittany por un momento.

—¿Qué te importa si estoy saliendo con alguien? ¿Por qué tendría que darte alguna explicación de mi vida?—Santana dijo.

—Supongo que estaban equivocados. Llámame—dejó que sus dedos permanecieran, por un momento, en el pecho de su exnovia, mientras trataba de sumergirlos en el escote.

—¿Qué demonios estás haciendo?—Santana la empujó—Déjame en paz.

—Vamos Santana, ¿qué pasa? ¡Solía gustarte!—le puso las manos en las caderas, tratando de mantener el contacto con la médica—Además, hemos tenido algunos buenos momentos en la cama. Recuerdas la noche te dejé…

—Disculpa—Brittany agarró la mano de Santana y se la llevó a la pista de baile—¿Esa es tu ex?

Santana asintió, con los ojos todavía ardiendo de ira.

—Tienes suerte de haberme encontrado—bromeó tratando de calmar la situación.

—Soy muy afortunada—acordó besándola en los labios, pellizcando ligeramente en la parte inferior—Esta noche no está resultando como yo quería.

—Lo que importa es el resultado final.

—Oh sí—susurró al oído de Brittany, podía sentir el pelo en el guijarro de la piel de la rubia—¿Te gusta esto?—el susurro era más suave cuando le mordisqueó el lóbulo.

—Sí—el susurro entrecortado, a modo de respuesta, apenas se escuchó sobre la música.

—¿Dónde quieres terminar esta noche, Britt?

Brittany se apartó para mirarla a los ojos.

—En tus brazos.

Santana salvajemente inclinó la cabeza y tomó la boca de Brittany con la de ella.

El beso fue totalmente posesivo.

Nadie pondría en duda que Brittany le pertenecía.

—¿Entrenadora Pierce?

Una joven voz llamó a la maestra. Esta levantó lentamente la cabeza para ver a una de sus jugadores y otro estudiante de pie, a tres metros de ellas.

—Mierda.

Esta vez, el improperio vino de la maestra.

De pie a un metro de la pareja, estaba la pequeña rubia adolescente con el brazo en cabestrillo.

Hanna Marin era menor de edad, y en una discoteca gay. Brittany cerró los ojos y se pellizcó la nariz.

¿Cómo podría una gran cita, ir tan estropeándose tan rápidamente?

En primer lugar, Geoff Stanley las había visto en el restaurante. Brittany se había asustado, y corrido de nuevo dentro del armario, tanto que se había olvidado que Santana estaba sentada frente a ella.

Sabía que algunos profesores habían perdido su trabajo por su orientación sexual. No quería perder su trabajo por ello, y que su estudiante y jugadora estuviera delante de ellas, no estaba poniendo las cosas demasiado fáciles.

—Buenas noches—Santana los saludó, viendo que Brittany se quedaba en silencio mirando a la joven adolescente.

La había reconocido como una de las jugadoras del equipo de la escuela secundaria.

—Parece que nos has pillado.

—No era mi intención molestarte—Hanna comenzó a alejarse.

—Hanna—Brittany la llamó.

La adolescente se detuvo y se dio la vuelta, desviando su mirada hacia la parte superior de sus zapatos.

—¿Q...?—se detuvo cuando Santana puso una mano en su brazo—Está bien, sólo estoy sorprendida.

—Lo siento. Por favor, no se lo digas a mi mamá—la adolescente se secó los ojos.

Brittany se acercó y le envolvió sus brazos alrededor.

—Lo siento.

—No… no, está bien—levantó la barbilla de la joven—Está bien. No pasa nada. Ella es Santana, una amiga.

Sus ojos azules nadaban en lágrimas no derramadas mientras echaba un vistazo a la morena.

—Yo diría que es más que una amiga.

Brittany se avergonzó mientras miraba a Santana.

—¿Qué se supone que están haciendo aquí?

—El hermano de Sebastián es el DJ y si no bebemos nos deja entrar—Hanna miró al adolescente delgado observándolas.

—Hola Sra. Pierce—saludó a su antigua profesora de Biología.

—Sebastián—saludó.

No sólo tenía a una estudiante en el club, tenía dos.

Miró a Santana.

La médica se encogió de hombros, no había nada que pudieran hacer.

—Vamos a hablar—dirigió a los adolescentes hacia una mesa vacía, en la parte trasera del club.

Santana, de pie junto a la mesa, estaba lista para huir si Brittany quería escapar.

Los adolescentes se veían como si estuvieran a punto de recibir un castigo.

Brittany la miró triste, mientras los jóvenes se removían en sus asientos.

—Bueno, parece que tenemos una situación—Brittany cruzó las manos sobre la mesa delante de ella—No estoy en la escuela. Si se corre la voz de que soy lesbiana, puede costarme mi trabajo.

—No—los adolescentes dijeron al unísono.

—Escúchenme. Quizás no en Bayview, pero ha habido profesores que han perdido sus puestos de trabajo debido a su orientación sexual. Es la dura realidad.

—Sra. Pierce, no vamos a decir nada—Sebastián comenzó.

—Entendemos lo que tiene que hacer. No hay muchos estudiantes gays en Bayview, o al menos los que lo admiten. Tú eres una de nuestras mejores profesoras, no podrían despedirla—Hanna terminó.

—No todo el mundo acepta a los homosexuales que interactúan con estudiantes, con niños. Tengo que contactar con ustedes. No quiero hacer pública de mi sexualidad—los hombros de Brittany estaban tensos.

Se sentía emocionalmente débil.

Sintió la mano de Santana acariciar su hombro desnudo. Se apoyó en el calor de la mujer a su lado.

—Tal vez deberíamos dejar pasar esto. Ha sido una noche muy larga.

Santana miró a Brittany asintiendo con la cabeza.

—¿Necesitan que los llevemos a casa?

—No. Nos vamos a quedar en el departamento de mi hermano.

—Tengan cuidado, por favor—Brittany se deslizó fuera de la mesa y en los brazos de Santana que la esperaba.

Sentía ganas de llorar.

Siempre había sido muy cuidadosa, evitando encontrarse con sus alumnos en establecimientos gays o en eventos del orgullo.

—¿Estás bien?—Santana le susurró al oído.

—¿Podemos irnos?—preguntó, mientras negaba con la cabeza.

Brittany quería irse.

—Podemos hacer lo que quieras, Britt—deslizó un brazo alrededor de su cintura y la llevó hasta el coche, que las esperaba fuera.





Extraño, sería la palabra para describir los giros y vueltas de la noche.

Brittany estaba de pie en el espejo preguntándose cómo su noche había cambiado en tan poco tiempo.

El extraño encuentro con Geoff Stanley en el restaurante.

Ver a alguno de sus estudiantes en el club, era algo que nunca había pensado.

Santana parecía entender por qué Brittany negaba su relación.

Empezó a tirar hacia abajo su pelo y dejar que cayera sobre sus hombros.

—Hey—Santana se situó en la puerta del baño. Se quitó la chaqueta, y apoyó las manos en el marco de la puerta—¿Puedo ayudarte?

Las manos de Brittany estaban congeladas en alto.

Nunca, nadie antes, le había ofrecido ayuda con su pelo.

Se volvió para mirar a Santana y asintió con la cabeza. Esta se movió detrás de ella y comenzó a amasar los músculos del cuello.

—Lo siento mucho, San—murmuró mientras la barbilla caía a su pecho.

—No—Santana dijo mientras soltaba los pasadores del pelo.

Cada vez que soltaba uno de ellos, lo dejaba en el mostrador, y le masajeaba con los dedos, la carne tierna.

—Nada de lo que pasó esta noche ha sido culpa tuya—le dio un beso en el cuello—Además, me gustas—dijo mientras besaba su piel de nuevo—A menos que prefieras aceptar la oferta que el Stanley te iba a...

—Por supuesto que no—se volvió hacia Santana—Tal vez eso es algo de lo que tenemos que hablar.

—¿Dormir con los hombres?

—No, tonta—Brittany se volvió para que la otra mujer continuara soltando su pelo.

Se sentía muy femenina, mientras los dedos de Santana trabajaban la rigidez de su cabello.

—¿Somos monógamas?

—No quiero ver a nadie más. ¿Y tú?—Santana detuvo su tarea y puso sus manos sobre los hombros de Brittany.

Sus ojos se clavaron en el espejo.

—No—Brittany sintió y vio a la morena relajarse—No hago veo a nadie más Santana. Dios, si casi nunca salgo—se volvió y pasó las manos por el pelo negro suave tirando de ellos para besarla en los labios.

—Vamos a la cama.

—¿Y la ropa?

—Ha…—Brittany dijo mientras cogía la cremallera en la parte posterior de su vestido—Es posible que también necesite algo de ayuda para eso.

—Cualquier cosa para verte desnuda.

—¿Cualquier cosa?

—¡Sí!—dijo mientras le desabrocha la parte posterior del vestido. Dejó que sus manos vagaran a lo largo de la espalda y las caderas—Cualquier cosa que quieras. Sólo pídemelo.

—Ve y espérame en la cama—Brittany apretó su trasero en el centro de Santana.

—Ahí estaré.

Sintió los brazos de Santana que la envolvía acercándola más.

Sus labios le pellizcaron los hombros y se mudaron a su cuello. Brittany hizo una media vuelta y tiró de los labios de Santana sobre los de ella.

—Ve ahora. Enseguida estoy contigo.

Santana la besó de nuevo y prácticamente corrió a la habitación. Oyó ropa caer al suelo.

Brittany se quitó el vestido y se despojó del resto de la ropa. Cogió la bata de cortesía del gancho en la pared y se la puso. Se cepilló el pelo y se lavó la cara.

Se tocó las comisuras de sus ojos preguntándose cuándo aparecerían las patas de gallo.

Le faltaban un par de años para cumplir los treinta.

Podía sentir la nueva década caer sobre ella, como si fueran los granos cayendo en un reloj de arena.

Se cepilló los dientes y se apartó del espejo. Abrió la bata para mirar su cuerpo. El ruido de su amante, en la otra habitación, atrajo su atención. Se preguntó qué pensaría Santana cuando miraba su cuerpo.

Sólo la idea de la otra mujer mirándola, provocaba el endurecimiento de sus pezones y la aceleración del pulso de su centro.

Sí, quería estar desnuda con Santana y hacer el amor toda la noche.

¿Eso era amor?

¿O era una necesidad sexual pura y dura?

Definitivamente había una atracción.

Apagó la luz y entró en el dormitorio.

Inmediatamente, vio la botella de champán fría cerca de la cama. Había dos copas en una bandeja al lado. Sobre ella unas fresas con chocolate y otras con nata.

—¿El señor Figgins?

—No, esto fue idea mía. ¿Te importa?—preguntó mientras se incorporaba y se apoyaba contra la cabecera de la cama, haciendo que la sábana se deslizara dejando sus pechos a la vista.

Brittany vio el gran hematoma que le había hecho antes.

—No—Brittany estaba al pie de la cama—Quiero algo de ti, pero, no en este momento.

Brittany jugueteó con el lazo en la cintura.

Vio los ojos de Santana, que observaban cada movimiento suyo como un halcón.

Deshizo el mudo abriendo la bata.

Quería jugar con Santana y disfrutar de cada momento.

Sostuvo la bata con una mano.

Se movió hacia la bandeja, deslizó un dedo sobre la nata y se lo llevó a la boca para saborearlo.

—Esto está realmente bueno—Brittany escuchó el gemido de Santana.

—¿Quieres un poco?—preguntó mientras ponía una cucharada de nata en la curva del pecho de Santana, y lentamente lo lamía.

La sintió estremecerse ante el contacto.

Cuando su lengua tocó la carne, sintió la mano de Santana en la parte posterior de su cuello. Brittany se alejó antes de que la otra mujer pudiera conseguir un firme control sobre ella.

—¿Estás tratando de matarme?”—gimió cuando la forense se alejó hasta el final de la cama.

Santana dejó caer la sábana se deslizara hacia la parte inferior de la cama. Sus pechos desnudos rebotaron ligeramente mientras se acercaba a Brittany.

—¿Quieres que me desnude, San?—Brittany bromeó.

—Sí.

Su frustración empezaba a salir a la superficie, mientras inconscientemente alcanzaba a Brittany.

—¿Por qué?—Brittany continuó jugando.

Nunca había sido tan juguetona en esta situación.

Normalmente, estaría contenta de caer en la cama. Le gusta este lado lúdico que le salía con Santana. La mirada de ojos vidriosos y sorprendidos Santana no tenía precio.

—Porque quiero tocarte. Me gusta sentirte—se acercó más, estirando sus manos para llegar a los bordes de la bata.

Pasó los dedos por el material sedoso y la piel de Brittany.

—¿Quieres que lo haga?

En medio de sus bromas, Santana había acaparado el cuerpo de la rubia.

Los ojos de la profesora estaban cerrados. Cuando la mano de Santana se deslizó debajo del material y ahuecó su pecho, Brittany sintió que sus rodillas se doblaban.

—Britt, ¿lo quieres?

—Sí—el susurro fue más un gruñido.

—Te deseo—abrió la bata como Moisés dividiendo el Mar Muerto, permitiendo que se hundiera en el suelo.

Dejó que sus ojos y sus manos se desplazaran por la carne de Brittany.

Sus bocas conectaron cuando la morena sus brazos alrededor de Santana y se fundieron en uno.

Cayeron al colchón.

Sólo quería, más bien necesitaba sentirse amada y apreciada.



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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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