Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba1011%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba1019%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 19% [ 7 ]
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba1011%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba1024%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 24% [ 9 ]
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba1027%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 27% [ 10 ]
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba108%FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

+3
3:)
Susii
monica.santander
7 participantes

Página 3 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 12:01 am

marthagr81@yahoo.es escribió:maldita elaine zorra trepadora como se le ocurre  dañar asi.
y como diablos dio con britt, y tan pronto dio en el clavo de que  santana sentiria algo por ella.  Cuando santana  se entere espero que haga picadillo con ella



Hola, siii :@ es una despechada, no basto con lo mal que hizo, sino que quiere seguir haciendo daño ¬¬ Nose, nose! esa esta espiando a san! Y yo espero lo mismo! :@ Saludos =D





Susii escribió:Maldita Elaine!>:c que Britt no le haga caso a esos correos por favooor D:
Ya quiero leer como siguen sus encuentros$-$



Hola, si! :@ esperemos y no, la vrdd =/ Aquí el siguiente cap para eso jajajaaj. Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Cap 10

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 12:03 am

Capitulo 10


La feria de los cosecheros restauró en parte la normalidad de las maltrechas sensibilidades de Brittany.

Los proveedores de productos químicos competían por la atención de los cosecheros, junto con los distribuidores de vino y los fabricantes de botellas de cristal.

A Brittany le encantaba hablar de las viñas y la tierra con gente que escuchaba. El fabricante de botellas de los Pierce los invitó a ellos y a otros clientes a una espléndida comida cerca de Sausalito, y al final de la tarde Brittany incluso podía pensar en Santana sin encogerse.

Santana solucionaba problemas; tal vez se le ocurriese la forma de que todo funcionara.

Había anochecido cuando llegaron a casa.

Una rápida mirada les indicó que la esposa de Mike había cerrado la sala de degustación después de hacer los honores durante el día.

Cuando dieron la vuelta, vieron la furgoneta de Rachel y a Rachel llorando en el porche.

El papá de Brittany, prudentemente, las dejó solas; y Brittany, con el estómago en los pies, se sentó junto a Rachel.

—¿Qué ha ocurrido, cariño?

Rachel soltó un gemido y enterró la cara en el hombro de Brittany.

—Se marcha. Vuelve a San Francisco por mucho tiempo. Y no dijo cuándo regresaría.

—¿Qué? Pero si le encanta esto.

—No, no, no es cierto. Dijo…—Rachel, temblorosa, tomó aliento—Dijo que sus asuntos no iban como había pensado y que pasarse al menos otro año de desplazamientos continuos no le convenía. Ni siquiera fuimos a cenar. Me lo contó cuando subió a la furgoneta. Volvió a salir, se metió en la casa y no miró atrás.

Brittany ardía tanto como las lágrimas de Rachel, que empapaban su camisa.

—No lo entiendo.

—La seguí, llamé al timbre y Kitty dijo… me dijo que debería leer entre líneas, que Quinn necesitaba un cambio de escenario y que no tenían pensado regresar.

—Bruja.

Rachel volvió a llorar y Brittany la abrazó, tragándose las maldiciones.

—No es culpa tuya. No creo que sea por ti. Creí que le importabas, pero a lo mejor no le importa nada más allá de sus narices. No mereces esto, Rach.

—Me fié de sus ojos.

«Lo sé—quería decir Brittany—Sé exactamente a qué te refieres».



Metió a Rachel en la cama, la abrazó y le habló durante toda la noche, para consolarla.

Se dijo a sí misma con vehemencia que deseaba que aquellas mujeres se marcharan. Habían puesto su mundo patas arriba y quería que se fueran para siempre.

Era una mentira, pero insistió en ella y, cuando llegó el amanecer, Brittany casi la creía.



Rachel y Brittany se despertaron al oír ruido en la cocina.

—Me siento un poco mejor que el domingo pasado—murmuró Brittany, miró el reloj y sintió alegría y miedo a la vez al comprobar que vería a Santana al cabo de una hora.

—No quiero ir a casa—dijo Rachel—¿Puedo quedarme aquí?

—Claro. ¿Te apetece un café?

—No. Sólo quiero… desconectar.



Brittany se duchó y se puso sus vaqueros favoritos y una fina camiseta sin mangas atada, ideal para un picnic.

Iba a hacer calor.



Estaba bajando las escaleras cuando Sue se asomó desde la cocina.

—Alguien desea verte.

El corazón se le desbocó, pero se dio cuenta de que, si fuera Santana, Sue lo habría dicho. Y no tenía sentido que su corazón reaccionase así, aunque fuera Santana.

Su mente aún no se había aclarado y no pensaba dejar que su estúpido corazón decidiera las cosas.

Lo que no contaba era con ver a Kitty Fabray esperándola en el porche.

—¿En qué puedo ayudarte?—preguntó Brittany en un tono excesivamente seco.

—Brittany, querida, sólo quería que supieras cuánto siento lo de Quinn y Rachel. Sé que Rachel es tu mejor amiga y nadie esperaba que las cosas adoptaran ese cariz.

Brittany se mordió la lengua para tragarse unas cuantas perlas sobre la voluble hermana de Kitty.

—Por si te interesa, Rachel está destrozada.

—¿De veras? Bueno, estoy segura de que enseguida se consolará.

—¿Qué significa eso?

—Espero que no discutamos por esto, Brittany. Quinn y Rachel no tienen los mismos… valores.

—Te refieres a ingresos.

—Sí, también, pero no fue eso lo que Santana y yo intentamos meterle en la cabeza a Quinn ayer.

Brittany, cada vez más aturdida, repitió:

—¿Santana?

Kitty asintió con tristeza.

—Rachel es un espíritu libre y una mujer encantadora, pero Quinn necesita a alguien que le dé estabilidad.

—Creí que les iba a ir bien buscando la forma de equilibrarse.

¿Santana había influido en la decisión de Quinn?

—Hasta que los afectos de Rachel cambiaran. Quinn es un cisne y Rachel, más bien un colibrí, ¿no crees?

Brittany miró a Kitty, asombrada.

—Rachel es la mujer más buena y amable que he conocido, y también la más atenta y digna de confianza. No tiene nada de superficial.

Kitty suspiró con pena.

—Como te dije, una mujer encantadora, pero no para Quinn.

—¿Y lo decidieron Santana y tú?

—Al final tomó la decisión Quinn. No quiero que esto arruine nuestra amistad, Brittany.

Brittany habló con los labios rígidos.

—Tengo trabajo pendiente.

—Claro—se apresuró a decir Kitty—Y tienes una cita, ¿no? Santana estaba muy mona esta mañana, como siempre que conoce a alguien nuevo.

Brittany se calló en el momento en que iba a decirle a Kitty que saliera de su maldito porche.

—Gracias por venir.

—Hasta otra, entonces.

Kitty le guiñó un ojo y abandonó el porche con sus zapatos de tacón y el bolso a juego, los pantalones y el jersey de diseño, y sus bonitas manos perfectamente arregladas.

Brittany tuvo que contenerse para no arrojarle una maceta.

Se dirigió al granero de fermentación más próximo, aunque no tenía motivos para ir hasta ahí.

Hound quería jugar, pero lo mandó de vuelta a casa; no estaba de humor para juegos.

Así que Santana estaba «mona» cuando conocía a alguien nuevo, ¿eh?

¿Su relación con Kitty le permitía algún que otro flirteo?

A Brittany le costaba trabajo asimilar que Kitty compartiera algo que consideraba suyo, y no era una nadería, a juzgar por las marcas en el brazo de Santana.

¿Qué quería Santana de ella, cuando tenía a la hermosa y seductora Kitty Fabray pendiente de sus necesidades?

Además, ¿quién diablos era Santana?

¿Quién era ella para decirle a Quinn que Rachel no le convenía?

Oh, Brittany había comprendido perfectamente la referencia al colibrí: Rachel se había divertido mucho con un montón de mujeres.

¿Y qué más daba?

Forcejeó con la cerradura hasta que consiguió abrir la puerta. Entró en el granero y alivió la ira y la tensión dándole puñetazos al primer barril que encontró.

Acabó desplomándose.

—No valen la pena, ninguna de ellas—murmuró.

Permaneció un buen rato con la frente apoyada en la fría madera, deseando encontrar un poco de calma.

No sabía cómo enfrentarse a Santana ni qué decirle.

—¿Britt?

«Oh, mierda», pensó Brittany y se volvió lentamente.

—Sue me dijo que habías venido hacia aquí. Sé que llego pronto.

—Tienes costumbre.

Santana salió de la luz y parpadeó, insegura, mientras se adaptaba a la penumbra.

Brittany se relamió mientras observaba cómo los vaqueros de Santana ceñían sus piernas.

—¿Te encuentras bien?

—No. He pasado la noche consolando a Rachel.

—Lo siento mucho, de verdad.

Brittany se limitó a mirarla, incapaz de superar su ira para hacer un comentario coherente.

—Sé que es tu mejor amiga.

—Sí. La quiero como a una hermana.

—¿Crees que podríamos hablar de eso e ir de picnic al mismo tiempo?

—No me apetece mucho un picnic.

Santana se lo tomó con calma.

—Tengo que hablar contigo.

—No creo que hablar cambie las cosas.

—Me gustaría intentarlo.

La voz de Santana era amable, dulce, y Brittany recordó las deplorables palabras del correo electrónico: «No crea sus mentiras. No deje que se le acerque demasiado. Es maestra en el arte de la manipulación».

—No tienes que decirme nada.

«Adelante—quería espetarle—Adelante, dime que mis amigas y yo no somos lo suficientemente buenas para ustedes».

Al menos Quinn no se había follado a Rachel antes de llegar a aquella conclusión.

«A diferencia de ti», pensó Brittany.

—Lo sé, pero quiero decirlo. No lo puedo evitar.

Brittany miró a Santana sin comprender su expresión.

—¿Qué pasa?

—Te quiero.

Brittany estuvo a punto de reírse ante una idea tan absurda.

—¿Cómo es posible?

—No lo sé—Santana se acercó—No puedo arrancarte de mis pensamientos. Nunca he conocido a nadie como tú. No sé por qué y creo que no debería, pero te quiero y, aunque me digo a mí misma que no tiene sentido y que me estoy comportando como una loca, es la verdad. Te quiero.

—¿Es el momento de «pobrecita paleta»? ¿Qué intentas decirme?

Santana torció el gesto.

—No creí que mi declaración de amor pudiera interpretarse de semejante forma.

Brittany sintió que la furia se apoderaba de ella cuando todo su miedo y sus preocupaciones se fundieron en una ira tan intensa que le hizo temblar la voz.

—¿Te presentas aquí y te atreves a decir que me amas? ¿Que es una locura y que sabes que no deberías, pero que a pesar de todo me amas contra toda cordura? ¿Qué clase de amor es ése?

Santana se puso pálida.

—Creo que no he dicho eso y, si es así, lo he dicho mal.

—Es exactamente lo que has dicho. Sabes que no deberías amarme. Te vuelve loca amarme. ¿Después de lo que le han hecho a Rachel, vienes aquí y esperas que me ponga a dar saltos porque no tienes una amiga que te impida hacer el ridículo con alguien como yo?

—Rachel y tú son completamente distintas.

—¿En qué sentido? ¿Cómo sabes que no he tenido un montón de amantes?
¿Y qué sé yo de ti? ¿Qué importa con cuántas mujeres se ha acostado si Quinn es la última?

—No creo que Quinn fuera la última. El respeto que siente Rachel por Quinn no va más allá de su talonario de cheques.

Brittany titubeó, recordando la declaración de Rachel en la piscina. Le había dicho que anhelaba asentarse, incluso le había hablado de la nueva mujer de Netherfield, que era rica y estaba disponible.

Pero todo se evaporó en el momento en que puso los ojos en Quinn, incluso antes de saber quién era.

Rachel nunca había sentido aquello por nadie.

—Me parece que no me equivoco—afirmó Santana—Y lo que le aconsejé a Quinn fue fruto de mi amistad y del amor que le tengo. No podía hacer otra cosa.

—¿Así es cómo defines el honor? ¿Me estás diciendo que nunca mientes?

—Intento no hacerlo.

—Si a un montón de trabajadores de Georgia les dicen que van a conservar sus trabajos y acaban en el paro, ¿quién miente?

El rostro de Santana permaneció imperturbable.

—No sabes de qué hablas.

—¿Vas a invocar la quinta enmienda ante el jurado de acusación de Silicon Valley?

—Se trataba de una acción punitiva y se ha desestimado.

—¡Estúpida de mí! Sólo soy una pueblerina sin dinero.

—Britt, no sé de dónde has…

—Todo lo tuyo gira en torno al dinero. Rachel no puede amar a Quinn porque Quinn tiene dinero.

A Brittany le pareció que las puntas de sus dedos echaban chispas.

Nunca había estado tan enfadada en su vida.

—Tal vez la verdad estribe en que nadie te amaría si no fueras rica.

Santana retrocedió, como si Brittany la hubiera golpeado.

—No.

Brittany no podía callar, ni quería hacerlo.

—No puedes negar que has utilizado el dinero como una manopla de metal emocional.

Los detalles del mensaje electrónico hervían en su cerebro y habló lentamente.

—¿Utilizas las finanzas de la familia para controlarme? ¿La pobre doncella desvalida cae a tus pies y finge que te ama? ¿Es ése el guión? Porque lo que te digo es que no podría amar jamás a nadie tan arrogante e insensible como tú.

Santana cerró los ojos un instante y, cuando los volvió a abrir, el negro de sus pupilas era duro como el pedernal.

—Has expresado claramente tus sentimientos. No te molestaré más.

Luego, se marchó.


************************************************************************************************


Santana había creído que, después de lo de Elaine, entendía lo que era el aturdimiento, pero ahora estaba experimentando nuevos aspectos de aquel estado emocional.

El entumecimiento era bueno: mantenía las manos en el volante y el coche en la carretera.

Estaba tan aturdida que repasó la escena con Brittany sin que le doliera.

Algo había salido fatal, pero no importaba qué ni por qué. Brittany había dejado muy claros sus sentimientos, tan claros que no tenía sentido pedirle más explicaciones.

La fusión había sido rechazada y todos los jugadores se iban a casa a cancelar los gastos de la propuesta.



El entumecimiento funcionó hasta que Kitty la encontró metiendo la ropa en la maleta.

—Tal vez sea mejor que vaya contigo.

—Necesito estar sola un tiempo.

—No quería decir nada, Santana, pero acababas de romper con Elaine y…

—Un rebote, sí, se me pasó por la mente. El problema es que habría tenido que estar enamorada de Elaine para rebotar, ¿no crees?

—¿No lo estabas?

Santana intentó con todas sus fuerzas recuperar el aturdimiento. Hablar con Kitty la estaba deshaciendo.

—No. Resulta clarísimo que no estaba enamorada de Elaine.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque no me dolió como me duele ahora.

Sintió, con horror, que las lágrimas acudían a sus ojos.

—Nunca en mi vida había perdido la cabeza por nadie.

Kitty se levantó y la abrazó.

—Ha sido ella, ¿verdad?

—No, Kitty.

—Deja que te ayude, Santana. Es lo que siempre he querido, ayudarte y estar contigo.

—Kitty…

A Santana la sorprendió la boca de Kitty sobre la suya y respondió violentamente con un beso doloroso, que hizo tambalearse a Kitty.

—Por favor, no. Estoy demasiado enfadada. Te haría daño.

—No me importa. Lo acepto todo de ti, ¿no te das cuenta? Llévame a la cama. Hazme daño. No me importa.

El resplandor febril de los ojos de Kitty paralizó el corazón de Santana un instante.

—A mí sí que me importa que ahora no me temas y que después yo no pueda afrontarlo.

—Pero la semana pasada follaste conmigo.

Santana cerró los ojos.

—Lo siento.

—Y anoche follaste con ella.

—No llegué tan lejos.

Era una verdad a medias, pero el recuerdo del cuerpo de Brittany bajo el suyo le asaetaba los ojos como una aguja afilada.

—Básicamente, Santana, la has cagado. Elaine …

—¡No se trata de Elaine! Kitty, por favor, tengo que irme. Necesito estar sola.

Kitty respiraba con dificultad y tenía el rostro congestionado por la ira, la excitación o ambas cosas; Santana no lo sabía. Fuera como fuera, comprendía que, si Kitty la tocaba otra vez, las dos resultarían heridas.

Miró sus manos temblorosas, incapaz de creer que hubiera pensado en compartir sensaciones con el cuerpo de Kitty. Le resultaba violento, no era propio de ella y no quería cruzar aquella línea.

—La respuesta es no, Kitty. No.

Kitty abandonó la habitación con gesto airado.

—No te enamores también de la camarera.




Quince minutos después Santana metía su equipaje en el coche de alquiler.

Quinn la siguió con tristeza.

—¿Cómo se ha estropeado todo tan rápido, Tana?

—Las mujeres son impredecibles.

Quinn suspiró.

—Un hombre diría que lo habíamos tumbado.

—Cierto.

—Creí que… habíamos tenido suerte.

—Tal vez tú sí. Puede que me haya equivocado con Rachel. Mírame, no soy precisamente una experta en relaciones.

Su Blackberry sonó y miró la pantalla.

La reina de la administración, Tina, le enviaba tres números de vuelos que salían de San Francisco, uno de Oakland y el número de un servicio de helicópteros del aeropuerto de Napa.

—Al menos tú lo intentaste—dijo Quinn—Probaste. Más de lo que yo hice antes de romper.

—Le dije que la amaba y se ofendió.

—Increíble.

Se mesó los cabellos con las manos, deshaciendo los bucles que aún le quedaban.

—Llámame cuando llegues, por favor. Prométeme que me llamarás.

—Lo prometo. Tengo que irme, Quinny. No puedo quedarme quieta.

Ambas temblaban cuando se fundieron en un gran abrazo.

—Todo va a salir bien.



*****************************************************************************************************




—Una semana—murmuró Rachel—¿Cómo puede la vida pasar de ser maravillosa a hundirse en una semana?

Brittany se estiró sobre la vieja manta, abrazando la tierra, lo único que le parecía real.

—Te quería y, de pronto, dejó de quererte.

—Nunca dijo que me quisiera.

—Pero te quería—Brittany se aferró a la manta—Yo lo vi. Te amaba.

—¿Cómo lo sabes?

«Porque Santana me miraba de la misma forma antes de que yo acabara con todo».

—Se le notaba en los ojos, estaba claro como el día.

—Entonces, ¿por qué se marcha?

Rachel se secó los ojos y Brittany no supo si era porque tenía un pasado demasiado reciente para el gusto de Quinn.

—Tal vez tenga miedo.

Rachel volvió la cabeza y miró a Brittany con desconsuelo.

—¿Te dijo que te amaba aunque lo sabía todo?

Brittany veía la cara de Santana en todas partes.

—Eso parece una cita textual. Dijo que estaba loca. ¿Cómo querías que me lo tomara? Y convenció a su mejor amiga de que mi mejor amiga no era buena para ella. ¿Cómo iba a ser yo buena?

—Vales más que las dos.

—También tú.

Ambas suspiraron.

Brittany estaba segura de que no se lo creían.

—¿Y ahora qué hacemos?

Brittany se tragó una lágrima.

Tenía sólo una respuesta:

—Nos duele, pero lo superaremos.



Se arrastró hasta la casa después del chapuzón y Rachel se marchó con desgana.

La sala de degustación estaba llena de personas, entre ellas el comprador de una cadena de supermercados del sur del Estado.

Brittany se ocupó de la sala, para que su papá se retirara a hablar de negocios. Le dolían los hombros como si su cabeza fuera una roca y se dio cuenta de que se movía con el brío de una babosa.

Se reunió con su papá y con Sue para cenar, hambrienta, pero sin ganas de disfrutar de la comida.

No quería explicar cuál era su estado de ánimo, aunque comprendía que ambos se daban cuenta.

Sue, sin embargo, sabía quién había ido a verla aquella mañana y en qué orden, y sabía que el mal humor y los ojos hinchados de Brittany habían aparecido después de la segunda visita.

—No puedo decir que hayan sido una gran adquisición para el vecindario—declaró Sue—Mucho dinero y una casa preciosa, pero ¿qué han hecho? La pobre Rachel Berry está destrozada y parece como si tú hubieras matado a alguien.

—Deja en paz a Britty, Sue—advirtió su papá, que apartó la vista del humeante estofado y miró a Brittany con gesto serio—Hemos pasado un momento difícil, pero las cosas van mejor. Mañana haremos el pedido de productos químicos.

—¿Y cuándo volverá la señorita López?—preguntó Sue—¿Cuánto tiempo durará este estado de cosas?

—Dijo que dos meses. Estoy deseando volver a verla.

Brittany añadió, deseando que fuera cierto:

—Tal vez la próxima vez envíe a uno de sus colegas. Me parece que somos poca cosa para ella.

—Será como su mejor amiga, esa Quinn Fabray, que le ha roto el corazón a la pobre Rachel. Esas tipas cortan por lo sano y salen corriendo.

Sue apiló los platos mientras Brittany meditaba en la descarada fluidez de las lealtades de Sue.

—Volverá—aseguró el papá de Brittany—Su orgullo no le permite dejar las cosas a medio hacer.

«Eso es lo que me temo», pensó Brittany.



La comida caliente la reconfortó y se sentó ante el ordenador para pasar el rato.

No esperaba otro mensaje de «Una amiga», así que no se sintió decepcionada.

Pero, cuando vio el otro mensaje, se le encogió el corazón.

Dudando, sin esperar nada concreto, lo abrió:



«Querida Britt, confío en que leas esta carta, sobre todo porque te aseguro que no voy a repetir lo que he dicho esta mañana.

Quedó claro que te ofendieron mis palabras y que ese tema no debe volver a surgir entre nosotras. Te escribo desde un lugar de Den ver para aclarar otros asuntos.

Sin duda tendremos que volver a vernos por cuestiones de negocios, y deseo facilitar reuniones posteriores con esta información».



Brittany siguió, consumida por la curiosidad y la furia al mismo tiempo.



«Me acusaste de varias cosas de diferente magnitud, y voy a contestar primero a la más pequeña. Aunque no quiero ofenderos ni a Rachel ni a ti, no puedes culparme por querer proteger a mi amiga de una mujer que, a mi modo de ver, acabaría por hacerle daño. No estaba y sigo sin estar convencida de que Rachel albergue sentimientos profundos o duraderos hacia Quinn.

Tú la conoces mejor que yo, pero yo conozco a Quinn mejor que tú. No vi nada que no hubiera visto antes en el comportamiento de Quinn. Aunque me dijo varias veces que creía que estaba enamorada de Rachel, enseguida admitió que la sugerencia de abandonar el terreno una temporada era lo más inteligente, sobre todo después de que yo le dijera que no creía que los sentimientos de Rachel fueran muy profundos.

Me refería a la facilidad con que Rachel flirtea con otras mujeres. Incluso tú no negaste que a Rachel le gustaba divertirse».



«Cierto», pensó Brittany.

No todo el mundo era frío, como algunos personajes de las finanzas que podía mencionar.

Un pensamiento injusto, reparó inmediatamente al recordar el calor del cuerpo de Santana. No obstante, el tono altivo y adoctrinador suscitaba sus respuestas más infantiles.

Siguió leyendo, cada vez menos dispuesta a creer ni una palabra.


«No me disculpo por hacer lo que creí mejor para una amiga, y siento que por ello pienses mal de mí. Pero lo volvería a hacer y, como Quinn me dio la razón, me parece que hice lo correcto. Actué preocupada por ella y no puedo creer que este asunto te haya hecho rechazar mis sentimientos.

Eso me lleva a otras acusaciones que me hiciste.

Hablaste de los trabajadores de Georgia, lo cual significa que recibiste o buscaste información sobre mí. No te culpo por haber introducido mi nombre en el motor de búsqueda; es un paso prudente. Pero si hubieras leído algunos de los artículos sobre Georgia, no habrías dicho semejantes cosas.

Lamento mucho que el acuerdo no se llevara a cabo. Hice todo lo que pude para que funcionara. Sólo tienes mi palabra de que es cierto. No pude hacer nada más, y las otras partes se negaron a ceder. Querían que el negocio continuase sin cambios, y así fue, hasta que cerró las puertas, sólo unos días después de que yo retirara los contratos que había ofrecido el consorcio al que yo representaba».



«Sólo tengo tu palabra, es cierto —le dijo Brittany a la pantalla—Todo el mundo diría que era una desgracia que se vendieran nuestros viñedos, pero te elogiarían por conseguir dinero para los acreedores».

Movió el ratón, aún enfadada, y siguió leyendo los párrafos siguientes.



«El asunto del juzgado de acusación fue hace mucho tiempo. No era el primero y seguramente no será el último. Las personas cuyos sentimientos han sido heridos tratan de recurrir a cualquier cosa. Todas las acciones contra mí, mi empresa y mis colegas se han desestimado sin problemas.

En cuanto a la idea de que pudiera utilizar mi posición para chantajearte en una relación conmigo, debo decir que te agradezco la sugerencia. Cuando dijiste eso, comprendí al fin lo poco que me respetas y me comprendes. Me enorgullezco de mi sentido del honor y resulta evidente que tú crees que no tengo ninguno.

No puedo presentar pruebas para hacerte cambiar de idea, pero ten por seguro que nunca he obligado ni obligaré a una mujer a acostarse conmigo. No sé cómo hemos podido malinterpretarnos de tal forma, pero creo que debemos asumir parte de culpa por permitir que nuestros deseos más elementales se nos fueran de las manos. No volverá a suceder».




Brittany miró la firma, «S. L.», durante varios minutos. Luego, leyó el mensaje otra vez.

Las afirmaciones sobre los sentimientos de Rachel eran ostensiblemente falsas, porque hasta un idiota se habría dado cuenta de que Rachel estaba loca por Quinn.

Si a Quinn la habían convencido con tanta facilidad para que se alejase de Rachel, entonces era ella la que carecía de sustancia.

Resultaba más difícil leer la parte relativa a los negocios. Brittany se dio cuenta con pesar de que no había realizado ni la búsqueda más somera sobre Santana. En vez de eso, había confiado en la palabra de una desconocida, alguien que se había limitado a enviar una carta conmovedora y bien escrita.

Abrió la ventana del buscador y escribió «Santana López» en el renglón de búsqueda. Al cabo de unos segundos tenía enlaces a cientos de artículos, y seguían apareciendo más.

Algunos eran artículos como los que había enviado «Una amiga», pero eligió enlaces de revistas y periódicos. Pensó que todo se reduciría a una cuestión de «ella decía/ellos decían», pero enseguida vio que no resultaba tan sencillo.

Las palabras más vitriólicas contra Santana eran, de hecho, las escritas por «Una amiga». Pero, por cada una de ellas, había una docena que contaban la historia del lado de Santana.

Un periodista llegaba a afirmar: «Teniendo en cuenta la historia de López, que ha salvado muchas empresas grandes y medianas, este sorprendente fracaso pesará sobre todos los implicados durante un tiempo».

Permaneció sentada ante el ordenador un buen rato, intentando decidir qué debía hacer con la carta de Santana.

Si veía que algo era cierto, ¿no debería creerlo todo?

Dado que «Una amiga» le había enviado sólo la información más tendenciosa sobre Santana.

¿Debía creer entonces que Santana había chantajeado a alguien que mantenía una relación con ella?

Con una creciente sensación de vergüenza, Brittany leyó la carta de Santana una vez más. Santana decía que el asunto de Rachel y Quinn era el menos importante y ahí, pensó Brittany furiosa, se equivocaba.

A Brittany le importaban los sentimientos y el bienestar de Rachel, y, como los había alterado, Santana no podía esperar ninguna consideración favorable por parte de Brittany.

Santana la había visto con resaca, enfadada, medio desnuda, y allá ella si quería pensar que Brittany era basura.

Le dolía, pero podía entenderlo y lamentar el hecho de sentir algo por alguien que no la respetaba.

Pero aplicarle el mismo rasero a Rachel —a Rachel, que nunca había matado una mosca— era ir demasiado lejos.





—Tal vez he sido injusta y no debiera haber leído esos correos—dijo Brittany a su imagen reflejada en el espejo, mientras se cepillaba el pelo antes de acostarse—Quizá no debiera haberla tocado ni haberme empeñado en saber por qué me sentía tan bien con ella. Pero Rach no merecía que le hiciese daño.



Se lavó los dientes y apagó la luz.

La respiración regular de Hound y el calor de la cama resultaban acogedores, aunque no se durmió inmediatamente.

Se había portado mal, y Santana estaba en el otro extremo del país.

A lo mejor regresaba.

En ese caso, Brittany se disculparía lo mejor que pudiera. Como Santana había hecho tanto hincapié en el amor que le tenía a su amiga, seguramente comprendería que Brittany sintiera lo mismo.

Ojalá su papá no hubiera sido tan imprudente con el dinero que le habían prestado. Una parte de ella deseaba estar en Francia, observando cómo las uvas morían otra primavera. Incluso eso resultaría menos doloroso que lo que sentía en aquel momento.



**********************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: decir que quedan cuatro capítulos más el epílogo.


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ene 12, 2016 12:59 am

hola, me ha gustado aunque un poco triste hay que acabar con los insectos como kitty, quinn y santana son unas idiotas, por que todo se juzga por el dinero. Gracias por el aviso pero no me equivoco en que la historia terminara a lo grande y que nos espera lo mejor de la historia. hasta la proxima actualizacion
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Mar Ene 12, 2016 1:40 am

Hola!1
Que enredado y confuso es todo veremos ahora como sigue!1
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Mar Ene 12, 2016 9:58 am

No se me ocurre como van a mejorar las cosas entre ellas y lo del asunto de las uvas:s
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Mar Ene 12, 2016 4:51 pm

ok ya sabemos que kitty es una ofrecida intrigosa, espero que santana descubra a la vibora de elaine y que brittany en verdad se trague las hirientes palabras que le dijo!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 8:12 pm

marthagr81@yahoo.es escribió:hola, me ha gustado aunque un poco triste hay que acabar con los insectos como kitty, quinn y santana son unas idiotas,  por que todo se juzga por el dinero. Gracias por el aviso pero no me equivoco en que la historia  terminara a lo grande y que nos espera lo mejor de la historia. hasta la proxima actualizacion



Hola, que bueno que te gustara, osea que vamos bn jaajajaaj, y si ai que acabar con esos personajes la vrdd ¬¬ Toda la razón, nose que les pasa o les paso para que piensen así... elaine es un ejemplo ¬¬ De nada, espero y si cumpla tus expectativas jajajajajaaj. Aquí el siguiente capítulo. Saludos =D





monica.santander escribió:Hola!1
Que enredado y confuso es todo veremos ahora como sigue!1
Saludos



Hola, si, la vrdd esk si, iban tan bn, tan bn! y terceros se menten y todo se hecha a perder ¬¬ Aquí el siguiente capítulo para ver como sigue todo. Saludos =D





Susii escribió:No se me ocurre como van a mejorar las cosas entre ellas y lo del asunto de las uvas:s



Hola, mmm ni a mi la vrdd =/ PERO esperemos que de vrdd mejoren... osea algo tiene que pasar, no¿? jajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:ok ya sabemos que kitty es una ofrecida intrigosa, espero que santana descubra a la vibora de elaine y que brittany en verdad se trague las hirientes palabras que le dijo!!!!!



Hola, jajajajajaajaj sip, y mala también ¬¬ Y yo también... y que le haga algo xD jajaajajja. =O sii eso también, esperemos que sepa la verdad, de la vrdd ajajajaj. Saludos =D



23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Cap 11

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 8:14 pm

Capitulo 11


La esterilidad de su departamento fue lo más gratificante que Santana había experimentado.

No olía a tierra orgánica, no zumbaban los insectos y, cuando encendió la pequeña fuente del salón, no sonaba como el agua corriente de verdad.

El calor oscurecía y volvía denso el cielo de junio, así que no había sol que le recordara el tono que tanto le había llamado la atención en aquellos bonitos ojos azules.

No había querido ofender a Brittany, ni siquiera había tenido intención de pronunciar aquellas palabras hasta que ya era demasiado tarde.

Perdió el dominio sobre sí misma el primer día que entró en la bodega.

Pero lo había recuperado al volver a casa.

Firme.

Equilibrada.

No estaba enamorada de nadie.

«Nunca podría amar a alguien tan arrogante e insensible como tú».

No, no la obsesionaban las últimas palabras de Brittany.

Había sido una semana de locura.

Un virus en el aire primaveral, una pócima en el vino.




Aquella mañana de lunes era normal en todos los aspectos.

Recibió un rápido informe de Jake cuando iba a la oficina. Luego, una parada reconstituyente en el restaurante indio y una ojeada a los titulares del Wall Street Journal cuando subía en el ascensor.

Emily esbozó una amplia sonrisa cuando vio a Santana y la saludó con su taza de café con leche.

Contenta al ver a Emily tan mejorada, se alegró de haber dedicado tanto tiempo a hablar con ella la semana anterior. Esperaba sinceramente que el malvado juego de Elaine no disuadiera a Emily de otras citas.

«Como si las citas te hubieran resuelto algo a ti», pensó Santana.

Mientras revisaba el primero de los asuntos candentes de Kurt, una parte de ella se preguntó si Brittany había considerado aquella cena como una cita.

¿Había cometido un error?

¿No había tenido suficiente cortejo, rosas, bombones y chucherías?

—¿Qué?—Kurt esperaba con el bolígrafo sobre el cuaderno—¿Qué resulta tan gracioso?

—Acabo de recordar algo, nada más.

Esperaba que la empresa de alquiler de coches hubiera comprobado el maletero. En ese caso, alguien habría disfrutado de la comida del picnic en la nevera portátil: vino, queso, ensalada, galletas saladas y galletitas crujientes de chocolate, su incursión en el cortejo de Brittany.

—¿Vas a contármelo?

—No.

Sabía que Brittany se disgustaría por lo de Rachel, pero no se le había ocurrido que ni siquiera pudieran hablar del tema.

—¿Y ahora no vas a contarme por qué parece como si hubieran roto tu muñeca favorita?—las cejas de Kurt desaparecieron bajo el flequillo.

—No, eso tampoco. ¿Qué más tenemos?

—Artie quiere pasar un momento.

—Que entre. Luego veré la lista de Mercedes.

Respondió a dos correos electrónicos mientras esperaba a Artie, que permaneció en la puerta, nervioso.

Santana le indicó que entrara.

—¿Qué hay?

—Estaba esperando para repasar mis datos de Orly, rápido, Santana, lo prometo. Creo que lo he hecho bien.

—Claro. Dame unos minutos para arreglar lo de administración y lo haremos.

Santana lo miró, pensativa.

—Si no hubiera regresado hoy, ¿qué habrías hecho?

—Enviarte los datos por correo electrónico y, si no tenías tiempo, seguir con el asunto.

—Bien. Es exactamente lo que deberías hacer.



Mercedes echó a Artie del despacho y se encargó de los recibos de Santana y de los expedientes de Pierce, mientras repasaba los asuntos más urgentes de la lista.

—Haré las reservas para Carolina del Norte. ¿El mismo hotel?

—Sí, y asegúrate de que Will reciba una invitación para cenar la primera noche que yo esté ahí.

—Lo haré—Mercedes la miró con aire pensativo—Creí que una semana en el país del vino se notaría más, jefa.

Las reinas de la administración estaban muy observadoras aquel día.

—Oh, vaya, gracias. ¿Estoy hecha una mierda?

—Pareces cansada.

Lo más exasperante del día, de la semana, de las próximas semanas, era despertarse cada mañana cansada. No la dejaba dormir la estupidez que la había llevado a hacer una insólita declaración de amor.

Hacía sólo una semana que conocía a aquella mujer, y sí, sufría una intensa descarga de adrenalina cada vez que respiraba la colonia de Brittany, pero ¿cómo había sido tan insensata con la vida de Brittany y con su propio corazón?

Las declaraciones de amor de Kitty la incomodaban.

Por tanto, ¿qué sentiría Brittany al escuchar la declaración de alguien que le desagradaba?

«Tal vez la verdad sea que nadie se enamoraría de ti si no fueras rica».

¿Le había dicho a Quinn que Rachel sólo quería su dinero porque era lo que le había ocurrido a ella con Elaine?



La visión de los últimos minutos con Brittany la persiguió mientras hacía un lucrativo trato con Will, quien le dijo que parecía cansada, y de vuelta a Nueva York, donde recibió con agrado nuevos trabajos.

El tribunal de Delaware aceptó su solicitud de suspensión de la sentencia de los acreedores y, por el momento, le salvó el cuello a la Corporación de Viñedos Pierce.

Superaría lo de Brittany Pierce aunque tuviera que prescindir del vino el resto de su vida.





**********************************************************************************************************




En el plazo de una semana, los campos que constituían los horizontes de Brittany pasaron del verde al dorado.

Las hojas de las uvas se oscurecieron y el fruto empezó a hincharse. Por último, los racimos que elegía como muestra empezaron a acusar las lluvias tardías de primavera, prometiendo una cosecha rica y madura.

Caminar entre las viñas con su papá era una aventura diaria, como las visitas a los edificios de fermentación.

Cataron, repasaron los marcadores, deshicieron la tierra con los dedos, llevando a cabo la parte más difícil de la viticultura, la de confiar en sus instintos.

Brittany apartó la vista de uno de los suculentos sándwiches de Sue y vio la furgoneta de Rachel en el atestado aparcamiento.

Por suerte, a la esposa de Mike le encantaba llevar la sala de degustación, por lo que Brittany podía centrarse en los viñedos y en el negocio más que nunca.

Poco a poco, su papá le permitía que interviniera en el pago de facturas y en la toma de decisiones.

A medida que el verano avanzaba, la lista de cosas que había que hacer diariamente crecía hasta que en el mes de la cosecha apenas podrían dormir.

Tal vez los resultados de la cosecha fueran mejores de lo que se esperaba y llegaran para mantener a Santana López y sus intereses en el otro extremo del país.

Hound rodeó a Rachel, muy alterado, pero Rachel no tenía ganas de lanzarle palitos.

Había adelgazado unos cuantos kilos, un peso que no podía permitirse el lujo perder.

Brittany, por su parte, había engordado un poco. Cuando venció la agitación inicial, recuperó el hambre y no paraba de picar cosas, como macarrones con queso, copos de avena con nata y el puré de patatas con salsa de carne que preparaba Sue.

Comida para consolarse, pura y simplemente.

—Se acabó el trabajo—anunció Rachel, mientras daba cuenta de la otra mitad del sándwich de Brittany—Oficialmente, me he quedado en el paro.

—Hay más trabajos.

Rachel, sin dejar de masticar, dijo:

—Claro. Este año puedo aceptarlos. No me apetece nada pintar.

Brittany le acarició la mano.

—Te entiendo.

—No se imaginan ni de lejos lo que acabo de oír—Sue se reunió con ellas en el porche al que daba la cocina—La fiesta de Dimes se va a celebrar en Netherfield dentro de tres semanas.

Rachel se estremeció.

—Conozco a alguien que trabaja en los jardines. Pensé que estaban preparando la casa para venderla. La dueña no ha aparecido por ahí.

—Me han dicho que va a volver y, permite que te aconseje, Rach, que no te acerques por ahí.

Apartó el hocico de Hound de un saco de tierra de abono.

—Tal vez Quinn Fabray pueda comprar el afecto de alguna gente con una fiestecita benéfica, pero nosotros sabemos la verdad sobre ella.

Rachel dejó el sándwich, y Brittany comprendió que ya no comería otro bocado, así que lo cogió y dijo, mientras comía:

—Tal vez aún piense en vender.

—Quizás—admitió Rachel.

—Esa venenosa hermana suya estará con ella.

—Probablemente.

—No nos vamos a acercar por ahí, ¿verdad?

—Te equivocas—dijo Sue con la misma convicción que había puesto en sus declaraciones anteriores—Deben presentarse en la puerta principal, vestidas para matar, y demostrarles a esas forasteras que las mujeres de aquí no las necesitan para ser felices. Deberías ponerte el traje de cóctel de tu mamá, Britty. La ropa clásica hace furor. Y tú, Rach, podrías llevar un vestido.

—Puede—dijo Rachel con un asomo de sonrisa—Pero me peinaré, si voy.

Sonó un reloj automático y Sue se fue corriendo. La oyeron decir:

—… Y Rachel Berry no quieres ponerte un vestido, cuando podría dejarlas a todas sin habla si lo hiciera.

—Es increíble—comentó Rachel.

—Creer en dos cosas opuestas al mismo tiempo resulta difícil, y con Sue casi parece fácil. Pero es agradable contar con alguien que te da la razón en todo durante unos minutos cada día.

Rachel rozó la mano de Brittany.

—Sí, claro. No volveremos a pisar tierra de forasteras, ¿verdad?

—¿Quién, yo? Nunca.




El correo de la tarde llevó una invitación a la subasta y recepción del vino de Dimes en Netherfield. Brittany estuvo a punto de tirarla. Finalmente la encajó en el calendario de asuntos de negocios, preguntándose si Quinn escogería su vino, y se obligó a pensar en la fiesta en aquellos términos.

Cuando llamó el servicio encargado de la recepción para pedir su Riesling, Brittany se sintió eufórica e incluyó, como había prometido, dos botellas del Cabemet reserva del noventa y tres para subastar.

Como no se podía adquirir en el mercado, envió unos cuantos correos electrónicos a cosecheros de la zona para animarlos a asistir a la fiesta.

La vida parecía seguir un curso claro y ordenado.

Rachel y ella estaban contentas y enteras de nuevo, y ni siquiera una visita a Puck´s apenó a Brittany.

Se sentían mejor.

Brittany se lo decía a sí misma a menudo, pero procuraba no mirarse demasiado al espejo.

Era un gran alivio no tener que encargarse de la sala de degustación.

Brittany podía ir adonde le apeteciera.

Las primeras tardes de junio eran cada vez más calurosas, y tenía la costumbre de tomar media copa de vino blanco, ligero y fresco, al regresar de los campos.



Dos días antes de la fiesta de Netherfield, siguió su rutina habitual.

La tarde era cálida y tranquila, con presagios de tormenta por la noche, y estaba deseando tomar un Gewürztraminer helado. Como siempre, cuando la claridad lo permitía, levantó la copa a la luz y contempló el color que proyectaba sobre el suelo de piedra.

—Parece contenta.

Brittany sonrió y saludó con un gesto a la elegante mujer que le había hablado.

—Lo estoy. Tiene un color uniforme y brillante. Las uvas eran pequeñas e intensas ese año.

—Vinos fuertes.

Un sombrero blanco de ala ancha sombreaba la piel clara y delicada.

—Sí, exactamente. ¿Es usted cosechera?

El acento británico de la mujer resultaba tan encantador como su sonrisa.

—No, sólo gorroneo vino.

Extendió la mano. Una pulsera de amatistas que parecían auténticas adornaba su muñeca, pero no llevaba anillos.

—Elaine Wickham. Usted debe de ser Brittany Pierce.

—Sí, en efecto—contempló a Elaine con curiosidad.

—Tenemos una amiga de una amiga en común, Kitty Fabray. Kitty se deshizo en elogios sobre el valle y el vino, así que decidí que ya era hora de que visitase a mi tío. Tiene… ¿Cuál es la palabra americana? ¿Rancho? Nosotros lo llamamos finca.

—Rancho.

La sorprendió conocer a alguien que decía que Kitty era amiga de una amiga.

¡Qué mundo tan pequeño!

—Así que aquí estoy, he visto cosas maravillosas hasta ahora.

Un cliente distrajo a Brittany, por lo que transcurrieron varios minutos antes de que pudiera volver a charlar con Elaine Wickham.

Cuando le pareció educado, le preguntó:

—¿Conoce a Kitty?

—Oh, no. Kitty y yo nunca… hemos frecuentado el mismo círculo.

El gesto parecía cargado de significado, pero Brittany no sabía cómo interpretarlo.

Brittany se ofreció a servir el siguiente blanco a dos hombres que estaban en la barra y, luego, volvió con Elaine.

—Me sorprendería que Kitty le hablara a alguien de nosotros.

—La verdad es que no conozco a Kitty, sino a Santana.

Brittany se puso rígida.

—¿Santana López?

Elaine observaba a Brittany atentamente.

—Sí, por desgracia, aunque no debería decir eso.

—Oh, por mí no se esfuerce.

Las palabras salieron antes de que Brittany pudiera reprimirlas, pero no lo lamentó.

—Sabía que Santana había venido aquí a trabajar e hice indagaciones entre nuestras conocidas. Supongo que debería dejarlo pasar, pero todo salió tan mal…

Brittany, contra su voluntad, quería saber más.

Tal vez fuera la idea de conocer a alguien que tenía la depre de Santana López.

—Creo que no me sorprende. Fue muy buena para nuestro viñedo, pero…—se encogió de hombros—Otras cosas no fueron tan bien.

—¿Está segura de que fue buena para su negocio? ¿Cómo lo sabe?

—No hemos recibido más cartas de los bancos.

Brittany se calló, al comprender que estaba siendo indiscreta con una desconocida.

Elaine se limitó a asentir y no husmeó más.

—Ciertamente, parece un paso adelante. Espero que todo le salga bien.

Brittany habría charlado con ella un poco más si los clientes no hubieran reclamado su atención. Se fijó en que Elaine hablaba un rato con su papá y, luego, se marchaba.

El encuentro deprimió a Brittany, que intentaba averiguar si quería conocer realmente la historia de Elaine con Santana o si sólo se sentía agradecida por recibir noticias de Santana, buenas o malas.

Como Elaine, debía dejarlo pasar.

Después de la fiesta de Netherfield, el último motivo que tenía para relacionarse con las Fabray, convertiría el olvidar a Santana López en su prioridad número uno.



*******************************************************************************************************



—Es un trayecto de avión corto—dijo Quinn—Ven, quédate a la fiesta y márchate. Te necesito, San, por favor.

—No sabes lo que me estás pidiendo, Quinn—Santana recorrió la habitación del hotel de Los Angeles, disfrutando del anonimato—Hay personas a las que no deseo ver tan pronto.

—Tendrás que enfrentarte a ella alguna vez. El mes que viene tendrías que venir, ¿no?

—Iba a enviar a otra persona para que hiciera el seguimiento bimensual.

—Por favor, San—Quinn parecía a punto de llorar—Soy muy débil, pero sé que, si hablamos, mantendré mi resolución.

—¿La has invitado?

—Naturalmente. Me da la impresión de que he invitado a todas las lesbianas del planeta. Si la dejara fuera, resultaría evidente el porqué.

Santana hundió los dedos de los pies en la gruesa alfombra.

—Creo que ella lo entenderá. Dudo que vaya.

—Brittany ha confirmado su asistencia, y donde va Brittany …

—No puedo, Quinn.

—Si tú no puedes ver a Brittany, ¿cómo voy a poder yo ver a Rachel?—sollozó Quinn—Tú ni siquiera estabas enamorada.

«Sí, lo estaba», quiso decir Santana.

—No tenemos por qué verlas a ninguna de las dos. No acudas a tu fiesta. Vas a vender la casa y te trasladas, ¿no?

—Sí, aunque me encanta lo que han hecho con ella. Deberías verla…

—Quinny…

—Sube a un avión, ¿lo harás? Sólo te pido un vuelo de una hora y la noche del sábado. Llámame cuando estés en el aeropuerto de Los Angeles e iré a buscarte. Hazlo, o le diré a Kitty dónde estás.

—Por favor, dime que Kitty no va a estar.

—Claro que no. No me habla desde que la importuné por culpa tuya, pero ya me perdonará.

—Lo siento mucho.

Santana repasó el menú del servicio de habitaciones.

No había salmón como el de la Lavandería Francesa, ni pescado con patatas fritas estilo pub.

—Kitty se consuela con una cantante en Tejas. Pero podría llegar a Los Ángeles dentro de doce horas o menos.

Sabía que Quinn no hablaba en serio, aunque tal vez tuviera razón.

Debía enfrentarse a Brittany alguna vez, ¿por qué no entonces?

Era su segundo fin de semana en Los Ángeles y le parecía tan aburrido como el primero. El vuelo fue breve y llevadero, y Quinn la esperaba con su descapotable junto a la acera.

A diferencia del viaje anterior, no hubo carrera para llegar a un baile y Quinn siguió el trayecto más largo, con un agradable recorrido nocturno por el puente del Golden Gate.

—No puedo permitirme las dos casas—dijo Quinn—, Y no quiero renunciar a ninguna.

—Pero estás decidida a dejar la publicidad, ¿no?

—Sí, desde hace tres años. Me gustaba tener mi propio negocio, pero ahora que estoy en los treinta…

—El horror.

—Ya sabes a qué me refiero. Me parece absurdo trabajar tanto cuando puedo disfrutar de la vida. Hay muchos libros estupendos que no he leído y lugares en los que no he estado. Creo que Kitty tenía razón en eso. ¿Para qué trabajar?

A Santana la serenó el aire de la noche, que agitaba sus cabellos.

—Pienso que trabajar te da un carácter que no tiene Kitty.

—¿Por qué trabajas, San? Te podrías haber retirado después del asunto de Silicon Valley, hace quince años.

—Por eso precisamente no me retiré. Fue sólo suerte, pura suerte; compramos los bienes de la quiebra y yo utilicé mi propio dinero para quitármela de encima. Deseaba alejarme de ahí.

—Y después, el imperio de Redmond quiso la patente.

—Otro golpe de suerte. Y también fue pura suerte que ocurriera después del lunes negro y que tuvieran que darnos diez veces el valor de las acciones.

Cuando dejaron atrás el último pueblo grande, Quinn pasó al carril rápido y puso el control automático.

—¿Y ahora que tienes bastante y has demostrado que la suerte no tiene nada que ver con el éxito? Aún sigues trabajando.

—Sí, todavía no he acabado.

—¿Acabado con qué? ¿Con sacar de apuros a la gente?

—Si quieres expresarlo así… Tal vez me engañe a mí misma, Q, pero después de todos los escándalos contables, creo que alguien debe hacer las cosas honradamente.

—Eres una tonta sentimental, Tana, y por eso te quiero.

Santana observó a su amiga bajo las luces de la autopista. Estaba más delgada, pero, seguía teniendo un aspecto deliciosamente femenino, con los cabellos envueltos en un pañuelo rosa.

Por nada del mundo habría dicho que Quinn también parecía más vieja.

Sintió una punzada.

¿Era a causa de Rachel?

¿A Quinn le importaba más de lo que Santana había pensado?




La cama de Netherfield le resultaba familiar, y durmió mejor que en un hotel.

Se desperezó de mala gana por la mañana, cuando la despertó un martilleo. Abrió los ojos y vio el cambio que se había producido en la habitación de invitados.

El deslucido papel pintado había sido sustituido por un tejido brillante. Los muebles eran los mismos, pero en el techo había lámparas nuevas y el espejo tenía un bonito marco dorado.

Cambios sencillos, pero a Santana le pareció como si se despertara en otro siglo.

Se puso una camiseta y unos shorts de correr, y deambuló por la casa.

Quinn había llevado a cabo una sorprendente transformación.

Netherfield parecía el encantador caserón que había sido en otro tiempo. El salón estaba dividido en varias zonas, todas acogedoras y cómodas.

Se notaba la mano de Quinn.

Santana tomaba café en la remodelada cocina, manteniéndose al margen del irritable servicio de catering, cuando apareció Quinn.

—Está recién hecho—comentó Santana, señalando la taza.

—¿Has visto el jardín? ¡Vamos!

Quinn la arrastró con ella y, aunque tenía profundas ojeras, parecía más contenta que la noche anterior.

Pasearon por unos senderos recién pavimentados con adoquines y por caminos abiertos entre altos setos.

—Puedes estar satisfecha. La casa es preciosa.

—Se apoderó de mí—Quinn suspiró—No creo que pueda quedarme aquí y ver a Rachel con otras mujeres, pero me encanta este lugar.

Santana aún oía a Brittany preguntándole por qué importaba tanto con cuántas mujeres había estado Rachel, si Quinn iba a ser la última.

Aquella noche las vería juntas y, quién sabe, tal vez cambiara de idea.

Quinn no era feliz; anteriormente no tardaba en superar sus infrecuentes fracasos sentimentales. Igual que había pensado que Quinn no era más que un talonario de cheques para Rachel, había visto a Rachel como un pasatiempo caliente para Quinn.

Se había mostrado estúpida con su propio corazón y todas sus impresiones habían resultado equivocadas.

En aquel momento lo reconocía.

No tenía que admitirlo ante nadie más.

Nada más pensarlo, se llamó a sí misma mentirosa.





************************************************************************************************************



Rachel profirió un alentador silbido de admiración.

El traje antiguo que Sue había sacado de un baúl del sótano no se parecía a nada de lo que Brittany había llevado antes, pero tenía que reconocer que estaba… estupenda.

—Amiga, esta noche romperás corazones. ¿Quién iba a decir que tu mamá era tan mona?

—Oh, sí que lo era.

Brittany observó que su papá había salido del despacho y la miraba con los ojos empañados.

—Estás tan encantadora como ella con ese traje. Me pavoneaba cuando la llevaba del brazo, como el gallo más orgulloso del corral.

—¿No les parece demasiado largo?

A Brittany no le gustaban las faldas en términos generales, pero, cuando se ponía una, debía llegar por encima de la rodilla. El dobladillo de la pesada seda color zafiro le llegaba a media pierna.

—¡Para, Hound!

Sue chasqueó los dedos y Hound dejó de mala gana los pantalones de Rachel.

Rachel suspiró mientras sacaba pelos de la pernera del pantalón.

—Pareces una estrella de cine, pero cuidado con los pelos del perro.

—También tú—dijo Brittany.

Habían ido a las tiendas de segunda mano de Petaluma a comprar algo para Rachel, algo con lo que Sue pudiera considerarla «vestida para matar».

Las rayas color carbón contrastaban con el canesú blanco de la parte delantera de la camisa.

—Ese traje es perfecto. Tienes un aire muy femenino.

Genial.

—Hacen una pareja encantadora—dijo su papá—Pásenlo bien.

—Y vuelvan con los corazones enteros—añadió Sue desde la puerta de la cocina—Estoy segura de que esas personas altivas y poderosas de la fiesta no las valorarán—se acercó a Brittany y le colocó el cuello de la ceñida chaqueta—Tu mamá lo llevaba así.

Brittany se miró por última vez en el espejo del vestíbulo.

La chaqueta no permitía que llevara una blusa debajo y se le fruncía en los hombros, dejando ver tanto pecho que a Brittany casi le daba vergüenza.

Entonces, pensó en la posibilidad de competir con Kitty Fabray.

En la sección pectoral, al menos, no había competición, y a veces una chica tenía que exhibir sus mejores activos.

—¿Nos vamos?

Se volvió hacia Rachel con una espléndida sonrisa.

No tenían ninguna preocupación, ¿o sí?





El primer rostro conocido que Brittany vio en la fiesta fue el de Elaine Wickham.

En realidad, no conocía a Elaine, pero su amistosa sonrisa la hizo sentirse mucho menos extraña.

—¡Qué traje tan maravilloso!—dijo Elaine sinceramente—Estás deslumbrante, más bien deslumbradora, si se puede decir así.

—Hay una o dos personas a las que no me importaría dejar con las ganas—Brittany cogió una copa de vino que le ofreció un camarero uniformado—¿Qué te parece el vino?

Elaine levantó su copa y la luz se reflejó en unos pendientes que hacían juego con la pulsera de amatistas que llevaba la vez anterior.

—Encantador, ligero, y una fiesta perfecta. Quinn sabe elegir.

—Me alegro de que hayamos vuelto a vernos. Quería preguntarte…

—Oh, cielos, ¿qué hace ella aquí?

La consternación de Elaine era tan intensa que Brittany supo a quién se refería antes de darse la vuelta.

—No tenía ni idea.

—Era una posibilidad—dijo Brittany sin alterarse.

Al menos le pareció que no se había alterado.

Elaine la miró de forma extraña.

—¿Vamos un rato al jardín?

—Claro—dijo Brittany.



*****************************************************************************************************



Santana vio a Rachel casi inmediatamente.

Le dedicaba una amplia sonrisa a una guapa pelirroja que se le había colgado del brazo. Santana las observó a las dos durante unos segundos y, luego, se fijó en el leve movimiento que hizo Rachel para apartarse de la mujer.

—Rachel—dijo en un tono jovial—, Es un placer volver a verte.

Se separó de la pelirroja y la mujer se alejó.

—Gracias, pero no hacía falta que lo hicieras.

—¿Te importaba esa chica?

—Claro que no, pero odio ser brusca con la gente.

Rachel se detuvo y Santana la admiró por no evitarla a pesar de sus observaciones.

—Estoy enamorada de Quinn, y no veo por qué tengo que convencerte de eso.

—Convence a Quinn y yo también me convenceré.

Rachel miró a Santana a los ojos sin titubear.

—Entonces, dame una oportunidad. Es lo único que quiero.

—No le hagas daño. Es demasiado delicada.

—¿Crees que no lo sé? Quiero pasar el resto de mi vida haciendo todo lo posible para protegerla de la maldad y la podredumbre del mundo—Rachel extendió las manos, en un gesto implorante—Sé que no me dejará hacerlo. Es fuerte, inteligente e independiente. Pero me gustaría intentarlo.

Santana tomó aliento e hizo algo que rara vez hacía.

—Lo siento. Hice mal al entrometerme. Aunque creo que no está todo perdido.

Rachel también tomó aliento y dijo:

—Acepto tus disculpas. ¿Dónde está Quinn?

—Seguramente en la cocina. Hubo una catástrofe de último momento con…

Rachel ya no la miraba y, probablemente, tampoco la escuchaba; ni siquiera reparaba en su presencia.

Ahogó un grito y pasó por delante de Santana sin decir palabra.

Santana se volvió y vio a Rachel cruzar la sala derechita hacia Quinn, que se había quedado helada en la puerta.

A Rachel no le importaba la gente que estaba en medio y, cuando Quinn se adelantó, con las capas de su vestido de cóctel temblando, tampoco reparó en los demás. Cayó en brazos de Rachel, y el grito de alegría de Rachel interrumpió todas las conversaciones. Incluso el cuarteto de cuerda dejó de tocar.

Las lágrimas de Quinn empaparon el rostro de Rachel, y Santana se secó los ojos subrepticiamente. Se había equivocado y, al verlas a las dos abrazadas, se le rompió el corazón.

¿Cómo podía una simple mirada bastar para arreglarlo todo?

Cuando los músicos volvieron a tocar, miró alrededor para ver si alguien se había fijado en su descarga emocional, y entonces vio a Brittany.

Brittany se secaba los ojos y al mismo tiempo parecía como si quisiera dar saltos de alegría.

Cuando recuperó la respiración, a Santana le pareció que Brittany estaba estupenda.

Con el pelo recogido y la larga línea del cuello al descubierto, palabras como aterciopelado y sexy ni siquiera capturaban la belleza de sus hombros casi desnudos y las curvas del vientre y las caderas.

A Santana la dominó el recuerdo de aquel cuerpo, de aquella mirada azul y dorada, aunque sólo hubiera sido durante unos minutos bajo la luz de las estrellas.

Quinn y Rachel se separaron al fin, y los ojos de Santana se toparon con los de Brittany.

Brittany esbozó una mirada de desafío, observó a Quinn y a Rachel, y luego volvió a mirar a Santana.

Santana asintió e hizo ademán de aplaudir con las manos, ya que le pareció más discreto que levantar el pulgar.

Sin embargo, Brittany se puso rígida y se volvió para decirle algo a la mujer que estaba con ella. Ambas se dirigieron a la ventana y Santana cambió de posición para ver con quién se encontraba Brittany.

Volvió a mirar.

Elaine Wickham puso la mano sobre el brazo de Brittany y dijo algo que la hizo reír.


**********************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ene 12, 2016 8:40 pm

ahhhhh chica me vas a matar, esperare tu siguiente actualizacion, Dios  que Elaine no toque a britt,  Dios mio,  esperare impaciente. Gracias esto se pone mejor cada vez- y nada mejor que celebrar el B-day de nay nay con un buen capitulo


Última edición por marthagr81@yahoo.es el Mar Ene 12, 2016 9:38 pm, editado 1 vez
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ene 12, 2016 9:37 pm

[url=FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 21kbk40]FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 21kbk40[/url]
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ene 12, 2016 9:40 pm

[img]FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 2lx8s54[/img]
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Mar Ene 12, 2016 11:34 pm

Ooooooh:o ahora si que Santana deja la grande! Que agarre a Elaine y la golpee por perra>:c mas encima Quien la invito?>:c
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 11:51 pm

marthagr81@yahoo.es escribió:ahhhhh chica me vas a matar, esperare tu siguiente actualizacion, Dios  que Elaine no toque a britt,  Dios mio,  esperare impaciente. Gracias esto se pone mejor cada vez- y nada mejor que celebrar  el B-day de  nay nay con un buen capitulo



Hola, jajajaajaj, no ellas nos van a matar jajajajajaja. Aquí viene! Q ni se le ocurra, osea es lo ultimo que le falta a esa ¬¬ Jajja aquí viene! Vamos bn entonces ajajajajaj. O si! jajajaaj Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:[url=FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 21kbk40]FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 21kbk40[/url]

marthagr81@yahoo.es escribió:FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 <img src=" />



Feliz Cumple Nay!!!





Susii escribió:Ooooooh:o ahora si que Santana deja la grande! Que agarre a Elaine y la golpee por perra>:c mas encima Quien la invito?>:c



Hola, osea lo mínimo seria mmm... no ai mínimo aquí la mata y listo XD jajajajajaja. Toda la razón! jajjjaja. Sola, esoty segura! Saludos =D




23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Cap 12

Mensaje por 23l1 Mar Ene 12, 2016 11:53 pm

Capitulo 12


—Es increíble—dijo Elaine con los ojos clavados en Quinn y en Rachel—Las americanas son muy expresivas.

—Estoy muy contenta.

Brittany quería retirarse a llorar.

Había resultado muy fácil, como si estar enamorada fuera el único requisito para ser feliz.

Tal vez a ellas les bastara.

—Hace mucho tiempo que Rachel y yo somos amigas, y superar lo de Quinn la estaba matando.

—¿No habían estado juntas hasta ahora?

Elaine hizo malabarismos con su copa de vino y con un exquisito plato de entremeses, mientras se sentaba en el banco de cemento que rodeaba el oscuro roble.

—Bueno, estaban… salieron un poco. Pero algunas personas convencieron a Quinn de que Rachel no iba en serio, y Quinn se marchó para reflexionar.

—Espero que no la vuelvan a convencer con tanta facilidad.

—Yo también. No sé qué sería de Rachel. Es artista, pero no de las fúnebres.
Sus lienzos están llenos de luz y materia—sonrió a Elaine—Como el vino, pero con pintura.

Elaine tenía una risa gutural y plena.

—Todo el mundo habla del inglés de la reina, pero me encanta el estilo de las americanas. Tal vez Quinn necesite nuevas amistades.

Brittany aprovechó la oportunidad para mencionar a Santana.

Le habían dolido los aplausos de Santana, como si Rachel acabara de ofrecer una gran representación.

—Quizá. Santana López influyó en volverla contra Rachel.

—No me sorprende. Es una mujer dogmática, que no teme compartir sus puntos de vista, incluso cuando no se los piden—Elaine suspiró—Debo confesar una cosa. Odio engañar a la gente. Además, parece como si el destino nos hubiera unido esta noche. Enviaste a mi tío una nota sobre el vino que se va a subastar y quiso a toda costa que yo viniera para comprarlo.

Brittany, confundida, se sentó junto a ella.

—No entiendo.

—No fue casualidad que me detuviera en la bodega el otro día. Siento una tremenda afinidad contigo. Verás, soy la que te envió los mensajes sobre Santana.

—¿Qué?

Se había imaginado una mujer de pueblo, como ella, pero Elaine no encajaba en ese tipo. Oyó a alguien llamarla «lady Wickham», y las amatistas que llevaba no indicaban necesidades económicas.

—Sé lo que piensas—se apresuró a decir Elaine—Créeme, dependo totalmente de la generosidad de mi familia y sólo tengo unas cuantas joyas de mi mamá para exhibir en la farsa de la riqueza. Santana lo sabía cuando nos conocimos y facilitó las cosas para que yo creyera que la amaba y que ella me amaba a mí. Hasta que dejé de hacer lo que ella quería y amenazó con retirarme su apoyo.

Brittany se obligó a centrarse en las palabras de Elaine.

Prácticamente había decidido que la autora de los correos electrónicos contaba mentiras, pero ahí estaba una mujer de carne y hueso, que ya no era anónima, contando su historia.

Le preguntó, sin apenas mover los labios:

—¿Cuánto tiempo estuvieron juntas?

—Dos años y pico. Al final tuve que dejarla. Le pedí dinero prestado a una socia de Santana y ella, como suele hacer, pagó mi deuda, y ahora la esgrime contra mí, con la intención de controlarme para siempre.

Elaine contemplaba la pulsera de amatistas, a la que daba vueltas y vueltas en la muñeca.

—¿Por qué me lo cuentas?

«¿Por qué haces que vuelva a odiarla, cuando esta noche he querido cruzar yo también el salón y echarme en sus brazos?».

—Porque vine aquí para ver dónde estaba cuando supe que la habían nombrado para supervisar la venta de vuestra bodega. Tu foto está en la página web y ella… es predecible en sus… predilecciones. Creí que debía advertirte y que Santana nunca sabría que lo había hecho. Por favor, no se lo digas. Me arruinará. Me ha amenazado con enviarme a sus abogados.

Brittany se apoyó en el árbol, procurando respirar, y puso una mano sobre el estómago para recuperar la palabra.

—Oh, no—Elaine observó a Brittany con gesto compasivo—Ella… te ha seducido. Eres muy hermosa, como a ella le gusta.

Brittany, que acababa de sufrir un impacto demasiado fuerte, ni siquiera parpadeó.

—Sé lo convincente que puede ser. Fuerte y poderosa.

Brittany sacudió la cabeza.

Sabía que Elaine la contemplaba y quería esconderse.

—Y luego se vuelve vulnerable y tierna. Consigue que pienses que la tienes sujeta con un lazo y que nadie le ha hecho sentir lo mismo que tú.

«¡Qué tonta he sido!», pensó Brittany.

Santana había ido ahí para vender la bodega, y todo lo que había hecho no sería más que un preludio.

La hija del dueño iba incluida en la transacción.

«Destrozarme, hacer que yo la deseara incluso cuando odiaba todo lo que ella hacía, formaba parte de la diversión».

—Te he dado un disgusto y lo siento—Elaine apartó la vista al fin—Créeme, es mejor que la odies, así las heridas curan más rápido.

Brittany se esforzó por contener las lágrimas que le quemaban los ojos y desvió la cabeza.

—Lo siento mucho. ¿Quieres que te deje sola un rato?

Brittany se fijó en que Elaine le ponía un pañuelo en la mano.

—Lo siento muchísimo.

La dominaban impulsos encontrados.

Una parte de ella quería buscar a Santana y borrar para siempre de su rostro aquella expresión altiva y superior.

Otra parte deseaba meterse en un lugar oscuro y morir.

Y la última parte, comprendió con disgusto, se aferraba a la absurda esperanza de que aquello no fuera cierto.

Seguía sin saber quién era Santana López, y tratar de averiguarlo la dejaba en aquel horrible estado, capturada entre la repulsa y el deseo.

—Brittany.

«No puedo —pensó Brittany—No puedo mirarla a la cara. Siempre hace lo mismo. Me obliga a hablar cuando no estoy preparada».

Se levantó, temblando, y se dirigió hacia la casa.

—Britt, por favor. Me imagino lo que te ha contado Elaine…

—Así que la conoces.

Brittany se detuvo, pero no miró a Santana.

—Sí, no lo niego.

—¿Fueron amantes?

—Sí, tampoco lo niego.

—Una chica ocupada: Elaine, Kitty, yo.

—No estoy muy orgullosa de ciertas cosas que he hecho.

¿Cómo podía su voz sonar tan tranquila, incluso tierna?

—Sin duda pensaste que no escucharía a Elaine.

—Creo que no deberías hacerlo, que no puedes entender a alguien como ella.

—¿Soy tan ingenua, tan poco sofisticada?

—Eres muy inocente, Britt. Nunca quise que Elaine se echara encima ni de ti ni de nadie.

Brittany no supo de dónde sacó las fuerzas.

Se volvió, aunque se daba cuenta de que tenía los ojos llenos de lágrimas, y habló con voz firme:

—Contéstame a una cosa. ¿Te debe dinero y lo estás utilizando para que haga lo que tú quieres?

Santana la miró durante unos segundos, mascullando algo, y luego bajó la vista. Finalmente, con un gesto que podía parecer de derrota, reconoció:

—Sí.

Brittany se alejó.

Una parte de ella protestó: había circunstancias atenuantes.

¿Y qué más daba?

El chantaje, chantaje era, y no lo admitía ni querría a nadie que lo practicara.


Se detuvo en la puerta de la cocina.

Buscaba a Rachel.

El servicio de catering se ocupaba de las bandejas de comida, como si semejante cosa importara.

Por fin la encontró.

Rachel estaba bailando con Quinn un ritmo que no estaba tocando el cuarteto de cuerda.

Le dolió verlas, ver ojos que brillaban de emoción y cuerpos que se fundían como si los hubiera hecho así una diosa benevolente.

La inmensa felicidad de Rachel la abrumó.

Brittany la quería demasiado como para estropearle aquel momento con sus lágrimas.

Necesitaba a Rachel, pero estaban separadas.

Rachel tenía el corazón entero y todo lo que deseaba en la vida ante ella.

«Por favor —pensó—, No quiero amargarme porque Rachel es feliz».

Le dolió pensar que podía ser tan mezquina.

¿Conocer a Santana López la había vuelto así?

Abandonó la casa y salió al fresco y sombrío porche delantero, esforzándose por no sentir nada en absoluto.

Aunque Rachel pudiera hablar con ella, no sabía qué le diría. No había estado enamorada de Santana, no era posible.

Se trataba sólo de esperanzas defraudadas, sueños truncados.

No podía decirle a su papá que Santana López no había sido su amiga ni quería ayudarlos.

Lo averiguaría enseguida.

Que fuera la propia Santana la que le rompiera el corazón.

Se le daba muy bien hacerlo.


Su piel percibió que Santana estaba detrás de ella, aunque no quería reaccionar de aquella forma.

En voz baja le dijo:

—El chantaje no deja de ser chantaje, pero estoy segura de que puedes explicarlo todo. Seguro que piensas que te has portado de la única forma posible. Pero no puedes salvar nuestros viñedos, ¿verdad? Vamos a tener que liquidar nuestras propiedades, ¿no es así?

Santana habló con voz ronca.

—No veo otra solución.

Brittany no quería volverse, no quería ver aquellos ojos ni caer de nuevo, indefensa, en aquellos brazos.

La esperaba sólo dolor.

—¿Te apetece saber qué hice realmente en Europa?

—Si deseas contármelo, sí—respondió Santana.

Buscó en el cielo de la noche algo más que la fría luz de las estrellas.

—Vi cómo morían las vides. No fui ahí a eso. Ni siquiera puedo contárselo a mi papá. Una sequía como ninguna otra, un calor inusitado.

Supo, entonces, que no conocería la felicidad de un baile abrazadas.

—El fruto se marchitó y se pudrió en cuestión de una semana. Luego, murieron las hojas, pero no cayeron como en otoño. Se ajaron hasta que el viento caliente las convirtió en ceniza.

Santana articuló un sonido, pero Brittany se encontraba perdida en los que habían sido, hasta entonces, los días más penosos de su vida adulta.

—Las viñas… murieron. Al principio algunos cosecheros recurrieron a los motocultores para ver si podían iniciar la temporada siguiente con las viñas que habían sobrevivido. Pero cuando resultó evidente que iban a morir campos enteros, kilómetros de viñas originales, nadie tuvo el valor de cultivar nada. Así que se secaron y murieron.

—Britt…

—La cuestión es que, mientras yo contemplaba cómo morían aquellas viñas, mientras intentaba asumir la inmensidad de aquella pérdida y lloraba con gente cuyo linaje vinícola se remontaba a varios siglos atrás, las viñas se morían en casa. Mi papá no lo sabía, pero tú sí. Sabías, cuando llegaste aquí, que pronto estarían muertas para nosotros. Y no entiendo cómo pudiste verlo sin derramar siquiera una lágrima.

—Eso es lo que piensas de mí.

Parecía como si Santana fuera a llorar, pero Brittany se esforzó en no mirarla.

—Ni siquiera sé qué pensar de mí misma.

La enérgica interpretación de una nueva pieza por parte del cuarteto de cuerda sobresaltó a Brittany y en ese momento se dio cuenta de que estaba temblando.

Pero no quería mirar a Santana y no la miró cuando oyó que sus pasos se alejaban.






—¿Qué pasa, calabacita? Llevas unos días muy taciturna y no creo que mi viejo corazón pueda soportarlo más. Rach parece feliz, en cambio tú estás muy triste.

—Rach está loca de alegría—Brittany mantuvo la vista fija en las colinas que el sol bañaba de luz—Es una gran cosa que Quinn se estabilice con una persona, de lo contrario sufriría mucho.

—Como todos. ¿Por qué miras los campos como si esperases ver merodeadores?

Su papá se reunió con ella junto a la barandilla del porche, mientras Brittany contemplaba las sombras alargadas de los campos más próximos.

—Creo que los veo, papá.

Durante casi una semana había intentado guardar para sí lo que sabía de sus inevitables pérdidas, pero su deseo de que fuera Santana la que le diera la noticia a su papá le parecía mezquino en aquel momento.

—La semana pasada hablé con Santana López. Dejó un asunto que tenía en Los Ángeles para asistir a la fiesta de Quinn.

La sonrisa de su papá seguía siendo afable, aunque una leve arruga de preocupación surcó su frente.

—Oh. ¿Cómo estaba?

—No lo sé. No se lo pregunté. Pero me enteré de que ella cree que vamos a tener que vender parcelas enteras de nuestra tierra. Si no lo hacemos, los acreedores lanzarán una ejecutoria y no conseguiremos ni una fracción de su valor.

—No, creo que lo has entendido mal, calabacita. Además, Santana regresa dentro de un par de semanas y veremos qué juego de magia puede hacer.

—La única magia que va a hacer es conseguir que se les pague a los acreedores. No está de nuestro lado, papá—Brittany lo miró, maravillándose de que pudiera ser tan increíblemente obtuso y leal—Siempre ha estado de su parte. Tendremos que vender. Cuando se encontraba aquí me dijo que, basándose en los últimos cálculos, tendríamos que vender la mitad.

—La llamaré.

—¡No! Papá, no lo entiendes, no es nuestra amiga. No quiere ayudarnos. Nos encontramos en una situación apurada y no podemos confiar en ella, como tú tampoco deberías haber confiado en inversores que te ofrecían dinero gratis.

Su papá se sentó de pronto en la mecedora del porche y Brittany deseó haberse mordido la lengua.

—Creí que hacía lo correcto.

—Lo sé. No quería decir eso.

El férreo control que ejercía Brittany sobre su desesperación se relajó y dio rienda suelta a las lágrimas que habían amenazado con brotar toda la semana.

—Lo has hecho casi todo perfectamente durante estos años.

—No debería haber comprado los campos de Tarpay.

—Los venderemos.

—¿Y quién los comprará, calabacita? Durante dos años, el fruto ni siquiera será nuestro, y la gente contra la que yo pujé ha hecho otras adquisiciones.

Brittany se sentó en el brazo de la mecedora y tomó la mano de su papá.

—Siempre podemos preguntar por ahí, ¿no te parece?

—¿Encontrar otro inversor que quiera recuperar su dinero rápidamente?

Brittany no sabía qué podían hacer.

—Al menos me gustaría tener la impresión de que hemos tenido opciones.

—Me pregunto…—su papá no dijo nada más.

Se levantó rígidamente de la mecedora con aspecto de ser diez años más viejo que cuando se había reunido con ella en el porche.

Brittany lo vio dirigirse a la cocina y, luego, siguió contemplando los viñedos.

¿Qué eran ellos?

Una pequeña empresa con problemas y sin ninguna salida.

Cada atardecer parecía el último, como aquél.




*************************************************************************************************************




Santana llamó por segunda vez con el maletín en la mano.

Sabía que Elaine estaba ahí.

La esperaba.

Aunque era muy propio de Elaine hacerla esperar.

Por fin, la puerta del departamento de Central Park que le había «prestado» una amiga se abrió y Santana fue invitada a pasar con una amplia sonrisa.

Elaine llevaba un pijama de seda blanco, y la pulsera y los pendientes de amatistas de Santana eran el único toque de color, además del carmín.

¡Qué fría era!, pensó Santana sin venir al caso.

—Gracias por recibirme.

—¿Cómo iba a negarme?

—Con un simple no.

Elaine se rió amargamente y señaló el sofá del salón.

—Siéntate.

—No tardaré mucho.

Elaine posó la vista en la mesita de café mientras se sentaba en el otro extremo del sofá.

—No me imagino por qué tenías que verme con tanta urgencia.

—No era urgente, pero requiere una solución.

—¿De veras?—Elaine clavó los ojos en Santana—¿No era urgente? ¿Has venido a reñirme por mi viaje a California? No tenía ni idea de que tú también irías, y mi tío insistió en que asistiera a aquella bucólica velada. Sin embargo, hablarle de ti a la chiquilla de la bodega fue un extra.

—Mi visita no está relacionada con eso.

Santana sintió la tensión en el músculo de su mandíbula, pero ya llegarían a Brittany cuando el asunto estuviera zanjado.

Abrió el maletín y extrajo una hoja de papel.

—Esto es lo que te di cuando te fuiste.

Elaine se negó a coger aquel papel.

—¿Otra reclamación para que sea una buena chica?

—No. Una cuenta con crédito para ti, a pagar cuando tengas el control de tus fondos, por la cantidad que me debes. Ahí está.

Elaine entrecerró los ojos.

—¿Cuál es la trampa?

—No hay trampa. Me debes treinta mil dólares y esperaré a que puedas pagarme con tu crédito.

—¿Y qué pasa con Emily?

—Por favor, no te acerques a ella. Pero el dinero y Emily no están relacionados—Santana cerró el maletín— Me equivoqué al obligarte a hacer algo porque me debías dinero.

La expresión de Elaine se nubló.

—Sé que aquí hay trampa. No es propio de ti. ¿No estarás enamorada de esa puta Holandesa? ¡Qué gracia!

—El hecho de que no quiera chantajearte no significa que haya olvidado lo que le hiciste a Emily. Me imagino las mentiras que le habrás contado a Brittany.

—No le conté mentiras, sólo una fracción de la verdad, y parecía horrorizada.

«Más que horrorizada», habría dicho Santana.

Brittany la había acusado de matar las uvas Pierce, y no había una acusación más grave para ella.

—Escúchame atentamente, Elaine. Te puedes quedar con la pulsera y los pendientes. La cuestión del dinero queda zanjada.

—Vaya, gracias. Resulta muy agradable.

Santana continuó como si Elaine no hubiera dicho nada.

—No ocultaré tu carácter nunca más. Temía que, si le contaba a la gente cómo eras en realidad, tendrían mal concepto de mí por haberte amado y por apoyar a alguien como tú. Pero no me puedo permitir ser orgullosa, como muy bien has demostrado tú. Has mentido, falseado y utilizado a las personas, y no muestras el menor remordimiento. De ahora en adelante, cuando me pregunten, así lo diré. Di lo que quieras sobre mí, pero yo seré sincera.

—¿Y tengo que creerte?—Elaine se acurrucó en el sofá y se rió—Habría preferido reñir contigo. Me parece imposible que te retires de esa forma. Di lo que te apetezca. A nadie le importa.

Santana esbozó una leve sonrisa.

Había personas a las que sí les importaría, y los que no podrían aprovecharse de la buena predisposición de Elaine.

Brittany tenía razón: el chantaje, chantaje era.

Santana no se dio cuenta de que se ponía a la altura de Elaine, y Brittany no la respetaría ni volvería a creerla hasta que se elevara.

—He enviado una copia de las cuentas a tus fideicomisarios para que la archiven. A lo mejor crees que no debería haberlo hecho, pero el rastro del dinero de Emily a ti, luego a mí y de nuevo a Emily está claro.

—No protestaré, Santana, cariño. Al fin te comportas razonablemente.

—No por ti, Elaine.

Elaine había obtenido dinero de aquel asunto y ya no tenía motivos para interferir en la vida de Santana.

—Oh, eso apenas importa—se levantó al mismo tiempo que Santana—Me resultan indiferentes tus razones. Lo único que me interesa es lo que me afecta a mí.

—Por fin—dijo Santana en voz baja—Te entiendo perfectamente.

—Es lo que tú crees. Brittany Pierce es una mujer hermosa. Aunque no te salió bien—los ojos de Elaine centelleaban—Creo que ella quería que impusieras tu autoridad, pero no lo hiciste, ¿verdad?

Santana no pensaba permitir que Elaine hablara de Brittany.

—Aléjate de ella, Elaine. No sacas nada en limpio con que ella me odie más.

—Oh, muy bien. Me alejaré de esa adorable criatura. Es un poquitín joven para ti, ¿no? ¿Cuánto? ¿Trece o catorce años?

Santana se encogió de hombros.

La década que había entre las edades de ambas era un problema menor.

—No es asunto tuyo.

Elaine se puso delante de Santana.

—¿Es dulce? Estuviste con ella poco después de estar conmigo. ¿Te pareció muy diferente a mí? Aunque me temo que ya no tiene nada que ver contigo.

Santana también se lo temía, pero no se lo iba a decir a Elaine.

—Voy a hablarle de ti, Elaine, y de mi relación contigo. Luego ya veremos qué ocurre.

—Hazlo. No te cortes. No pienso acercarme a esa chica, Santana. Ya me has dado lo que quería.

Santana hizo un gesto de asentimiento y salió.

Oyó reírse a Elaine, como si estuviera contenta, y se marchó.

Elaine era el pasado.

El presente necesitaba unos cuantos arreglos.

Después, se ocuparía del futuro.





**************************************************************************************************



Otro atardecer, otro día más cerca de la cosecha y de la inevitable llegada de Santana López o de alguien como ella.

Brittany se acodó en la barandilla del porche, pensando en las curvas de sus fincas, tan parecidas a las de una mujer.

Los pasos de su papá, sorprendentemente rápidos, la sacaron de su ensimismamiento.

—¿Vigilando las uvas, calabacita?

—Sí.

Renunció al paisaje para mirar a su papá, que parecía más feliz que la semana anterior.

—Tienes cara de gato que se ha comido al canario. ¿Qué sucede?

—He vendido los campos de Tarpay casi por lo que me costaron. Tenemos suficiente para cancelar el préstamo, o casi.

—¡Estás de broma!—Brittany miró a su papá, desconcertada—¿A quién?

—¿Te acuerdas de una mujer encantadora que nos visitó hace una o dos semanas? Menuda, pálida y con acento británico.

—Sí—respondió Brittany con cautela.

—Aquel día dijo que quería invertir en un viñedo y que le gustaba el nuestro.
Me preguntó si había posibilidad de convertirse en socia de nuestra bodega y le dije que no, pero dejó su tarjeta. Después de nuestra conversación de la semana pasada, le envié un correo electrónico y me contestó.

Brittany hubiera querido mantener la boca cerrada.

¿Elaine Wickham había comprado los campos que tenían a la venta?

—Si compró los campos de Tarpay, le pertenecen, ¿no? Y sabe que el fruto está comprometido, ¿no es así? Y cuando llegue el momento, tendrá que cosecharlo o quedarse con las uvas podridas para Acción de Gracias.

—Hemos hablado de que se convierta en socia consultiva. Nosotros mantenemos el control sobre los viñedos de Tarpay, que es lo mejor del trato.

—No entiendo qué saca ella de esto.

—Se lo pregunté y dijo que quería participar en la elaboración de «un arte en cristal». Comentó que tú lo entenderías.

Brittany, en cierto modo halagada porque la memoria de Elaine hubiera retenido una parte de la conversación, le pidió a su padre los documentos de la venta.

Intentó leerlos en detalle, pero la letra pequeña de los abogados de Elaine resultaba difícil de descifrar.

Quinn y Rachel iban a llevar a Brittany a cenar.

Subió las escaleras alentando cautelosas esperanzas de que la inversión de Elaine supusiera un cambio en aquel horrible año.

En el último minuto, cogió los documentos y los guardó en el bolsillo.

Quinn les encontraría sentido.




*******************************************************************************************************



—Mercedes, tengo que ir a California.

Santana se inclinó sobre la mesa de Mercedes, intercambiando recibos y expedientes por otros nuevos.

Mercedes tecleó en el ordenador para comprobar el calendario de Santana.

—Hasta dentro de una semana no tienes un día libre, a menos que haga malabarismos.

—No, una semana está bien. Estaré ahí al menos tres días.

—De acuerdo.

Apareció Tina con un montón de papeles.

—Creo que deberías ver esto.

Santana cogió los papeles.

Encima había un fax, que decía: «¡Santana! ¡Socorro! ¡Llámame! Quinn».

—Gracias.

Le hizo un gesto a Mercedes.

—Ya te diré si hay que registrar algo.

Mientras se dirigía a su despacho, leyó la primera página del documento legal que Quinn le había enviado. Se sentó, aturdida, y comprobó la última página.

Diablos, el acuerdo de venta estaba firmado.

—Anthony, Anthony—susurró—¿Cómo has podido hacernos esto?

Santana sabía que la culpa no era del confiado y simple de Anthony.

¿Cómo se le había ocurrido pensar que Elaine había terminado?

Elaine había prometido dejar a Brittany en paz, pero no a su papá, y Santana sabía mejor que nadie lo sutil que resultaba Elaine cuando se trataba de confianza y promesas.

Llamó a Quinn cuando calculó el importe de todo el acuerdo.

—No me equivoco, ¿verdad?—Quinn parecía frenética—¡Es un acuerdo horrible!

—Por desgracia, tienes razón.
—Santana se aclaró la garganta—Elaine ha comprado los campos, ha hecho un contrato para aprovecharse de los terrenos sin pagar nada y se lleva todos los ingresos.

—Y no les paga la tierra durante los próximos cuatro años. Así, ellos soportan los gastos, renuncian a las rentas y no tendrán nada que ofrecer a finales de año
—se apresuró a decir Quinn.

—Exacto.

—No sé cómo el señor Pierce creyó que podía confiar en Elaine después de la forma en que ella se comportó. Pasó olímpicamente de Brittany. El señor
Pierce no le dijo una palabra a su hija hasta que todo había concluido. Me dio la impresión de que Brittany quería matar a alguien.

—A mí, quería matarme a mí. Anthony no conocía a Elaine. Nunca le hablé a él ni a Brittany de las espléndidas cualidades de Elaine.

—¿Por qué no, Tana?
—Quinn estaba desconcertada—Estaba tan absorta en Rach que ni me di cuenta de que Elaine había acudido a mi fiesta. Ahora estoy decidida a precederla donde quiera que vaya, para pregonar: «¡Guardad la plata, la bruja burbuja está aquí!».

Santana miró el acuerdo de venta y se llamó estúpida por sorprenderse ante la profundidad de la malicia de Elaine.

Debía de haberse reído lo suyo la noche anterior, cuando ella creía que tenía todos los ases. Elaine ya le había ganado y lo sabía desde el principio.

Se había ceñido a la legalidad al demorar el pago del dinero que no tenía en aquel momento.

Santana recordó, con pesar, los términos del préstamo sobre los campos de Tarpay.

Eran poco habituales.

Como los campos se habían vendido, había que pagar la parte principal del préstamo. Viñedos Pierce no tenía dinero en efectivo para pagar otros cuatro años.

Los prestamistas entablarían una demanda y los demás acreedores, incluidos los accionistas, caerían sobre los viñedos en un frenético festín que aterrorizaría a una piraña.

Mientras tanto, Elaine tenía la tierra y no le costaría ni un centavo durante cuatro años.

—Quinn, creo que ha cubierto todos los frentes—reconoció Santana—Maldita sea, aunque es lista. Lo único que se me ocurre es que no utilizar un título válido de la empresa que transfiere en la culminación de la venta podría invalidarla. No puedes vender algo embargado por un banco sin comunicárselo al banco.

—¿Y cómo lo hacemos?

—Ha sido una venta privada, como las que hacen con las subastas de uvas. No creo que a Anthony se le ocurriera pensar en nada más.

—Ya entiendo
—dijo Quinn, cansada—El condenado acuerdo de venta acabó mareándome. Anoche lo estudiamos durante horas. ¿Crees, entonces, que la venta podría ser nula?

—Tal vez, pero el daño ya está hecho. Elaine lo planeó detenidamente. Si pedimos la nulidad de la venta, los acreedores averiguarán que Anthony Pierce, totalmente perdido, optó por la vía rápida. En cualquier caso, llega con declarar el préstamo vencido. Y no tienen comprador, así que los campos saldrán a subasta pública.

—Y vuelven a estar cogidos. ¡Mataría a esa bruja!

—Imagínate que utilizara ese intelecto para arreglar el hambre en el mundo.

—No puedo imaginar nada parecido
—repuso Quinn en tono cortante.

—Ha sido culpa mía—admitió Santana.

Había tenido ocasión de evitar aquello.

Si hubiera sido más sincera con Anthony al hablar de sus circunstancias, en vez de buscar la forma de prolongar sus esperanzas, no se encontrarían en semejante situación.

Si hubiera sido sincera con Brittany sobre su pasado y hubiera intentado al menos explicarle qué clase de mujer era Elaine, tal vez no se hallarían en aquella encrucijada.

—¿San? ¿San? ¿Qué vamos a hacer?

Sólo se podía hacer una cosa, y Santana se lo dijo.



**********************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Miér Ene 13, 2016 12:15 am

Sabia que Santana tenia que matar a esa zorra en la fiesta o en el departamento de esta! Da lo mismo, tenia que morir@-@
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 13, 2016 1:03 am

Que puedo decir, quiero una buena muy buena leccion para la perra astuta de elaine, y como britt puede creer tanta mentira. no me equivoque cada vez se pone mejor , hasta la proxima actualizacion
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Ene 13, 2016 9:02 am

la bruja desgraciada se salio con la suya!!!!! por Dios como pde ser alguien tan ingenuo como el papa de brittany????? lo unico que se me ocurre es que santana se haga cargo con su dinero, lo hara????
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Maria Angeles Miér Ene 13, 2016 4:21 pm

actualiza pronto:(
Maria Angeles
Maria Angeles
**
**

Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 14/07/2013
Edad : 24
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Ene 13, 2016 8:01 pm

Susii escribió:Sabia que Santana tenia que matar a esa zorra en la fiesta o en el departamento de esta! Da lo mismo, tenia que morir@-@



Hola, jajajajaaj ahora pienso igual que tu jajajaja xD Jajajajajajajajajaja sii tiene que morir ya! ajjajajaja. Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:Que puedo decir, quiero una buena muy buena leccion para la perra astuta de elaine, y como britt puede creer tanta mentira. no me equivoque cada vez se pone mejor , hasta la proxima actualizacion



Hola, sii, toda la razón, pienso igual! Ufff nose, noseee, esa elaine e smuy buena en lo que hace, ya que emily igual salio afectada =/ JAjajaja vamos bn entonces jaajajjaajaj. Aquí el siguiente cap jaajaj. Saludos =D





micky morales escribió:la bruja desgraciada se salio con la suya!!!!! por Dios como pde ser alguien tan ingenuo como el papa de brittany????? lo unico que se me ocurre es que santana se haga cargo con su dinero, lo hara????



Hola, si :@ la muy... Jajajajaj XD esk tiene que ser tan bueno, q no cree en la maldad de las personas ¬¬ Mmm o ella o quinn que son las que mas dinero tienen, no¿? jajajaja Saludos =D





Maria Angeles escribió:actualiza pronto:(



Hola, jajaja aquí el siguiente cap! Saludos =D



23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Cap 13

Mensaje por 23l1 Miér Ene 13, 2016 8:04 pm

Capitulo 13


—Creo que esto matará a tu papá—Sue se llevó la mano al pecho—En mi vida lo había visto así antes. No se puede confiar en esa gente, en los forasteros—Sue le sirvió otra taza de café a Quinn—Ninguno de ellos vale la pena.

Sue se acercó al horno, dejando a Rachel, Quinn y Brittany ante la mesa de la cocina.

—No te incluye entre los forasteros, Quinn, para que lo sepas.

Brittany comía un trocito de tarta de manzana sin saborearlo realmente.

—Me alegra oír eso. Ojalá Sue tuviera una hermana, porque me vendría bien alguien así en Netherfield. Estoy harta de cenar galletas rellenas.

—Anoche te preparé chili—protestó Rachel—Tal vez sea lo único que sé hacer, pero estaba bueno, ¿verdad?

—Oh, cariñito—Quinn le acarició el brazo—Tú todo lo haces bien.

Brittany reprimió un «uff».

Quinn y Rachel le producían a cualquiera una sobredosis de insulina.

Una furgoneta de mensajería por el camino de la casa, provocando los feroces ladridos de Hound en un despliegue de instintos protectores que duró hasta que la conductora se apeó, riéndose, mientras Hound le lamía las rodillas.

Brittany recibió a la mujer en la puerta y, por primera vez, la vista de los shorts, las piernas bronceadas y un cuaderno no fabricó en su mente la pequeña fantasía de intercambiar papeles con Hound.

Regresó a la cocina con un sobre grande y pesado.

—Tal vez no sobreviva a esto—anunció—La mujer del reparto ya no suscita en mí instintos lascivos.

Apartó el envío, sin valor para abrirlo.

—¿Estás enferma? ¿Tienes fiebre?

Rachel representó el papel exagerado de gallina clueca, poniendo la mano sobre la frente de Brittany.

—¿No vas a abrir el paquete?

Quinn cerró el libro de jardinería del que habían estado hablando Rachel y ella.

—Parecen documentos.

—No quiero verlo—dijo Brittany en tono infantil y miró la etiqueta—Diablos, es de un banco.

—¿Puedo abrirlo?—Quinn cogió el sobre—No soporto el correo cerrado.

Brittany se encogió de hombros.

—Vale. Por raí no hay problema.

Rachel se apresuró a darle a Quinn una navaja suiza para que no se estropeara una uña.

—Vamos a ver—dijo Quinn—Tenemos un embargo y una escritura de traspaso. Elaine.

Le enseñó los documentos a Brittany. Ésta tardó algún tiempo en entenderlos, a pesar de contar con la ayuda de Rachel y de Quinn.

—Este embargo está cancelado, ¿verdad?—Brittany le mostró el documento a Quinn.

—En efecto—confirmó Quinn con una sonrisa radiante—Pone Totalmente pagado, como los otros.

—¿Cómo puede ser? Y esto… ¿Por qué hay una transferencia de acciones?

Quinn dudó unos instantes, pero enseguida dijo:

—Todos los accionistas han vendido sus intereses a alguien llamado Sociedad de Cartera Emily Fields, que, junto con tu papá, posee las acciones que existen.

Brittany miró a Quinn, expectante.

Seguramente le encontraría sentido si se lo explicaba con otras palabras.

—O sea—continuó Quinn, muy seria—, Alguien ha cancelado los préstamos Pierce. Esa misma persona es la accionista única de Viñedos Pierce, aparte de tu papá. En vez de todas esas molestas voces, ahora sólo hay una, lo cual lo hará feliz.

Rachel se levantó para añadir un poco de agua fría a su té.

—¿Cómo afecta esto a la adquisición de los campos de Tarpay por parte de Elaine?

Quinn sacudió la cabeza y respondió:

—A mi modo de ver, de ninguna forma. Elaine conserva su posición. Ganará dinero. Pero ya no tiene a nadie con quien enfrentarse, más que tu papá y el dueño de Emily Fields. Naturalmente, si un tribunal falla que la venta fue nula, se queda con una enorme burbuja vacía. Si no, no tiene nada que hacer o que decir que afecte a Pierce.

—Demasiado bueno para ser cierto—repuso Brittany.

Su ira desbordante contra Elaine amenazó con consumirla durante un segundo.

Tomó aliento.

—¿Por qué iba alguien a hacer una cosa así? ¿Por qué querría alguien gastar todo ese dinero para conseguir tanto control, si no ofrecemos nada?

—Sin deudas, apuesto a que a la bodega le irá bien—Rachel se sentó otra vez junto a Quinn.

—Tal vez alguien esté haciendo lo correcto por una vez—susurró Quinn.

Brittany, abrumada, se refugió unos minutos en el porche, con los labios fruncidos, mientras meditaba.

Otro atardecer y no sabía qué pensar.

Había creído que perderían las viñas, los barriles, la herencia de su familia, y deseaba pensar que todo se habría salvado, aunque se resistía a confiar.

Quinn y Rachel se besuqueaban ante la mesa cuando Brittany entró.

—¿Cómo podemos saber si esto es real?

Quinn le dio una palmada en el cuello a Rachel.

—Persiste en esa idea—miró a Brittany y dijo—¿Llamando a los bancos mañana mismo?

—Sí—afirmó Brittany—Eso es lo que haré.

Miró a Quinn con gesto especulativo, pero Quinn evitó su mirada.





En los días siguientes, Brittany recibió confirmación tras confirmación.

Sí, el préstamo estaba cancelado.

Sí, lo había pagado la Sociedad de Cartera Emily Fields, sociedad de responsabilidad limitada.

No averiguó nada sobre Emily Fields.

La madurez del verano anunciaba la cosecha, y tampoco tenía mucho tiempo para invertirlo en temas misteriosos.

El cambio de su papá fue palpable.

Caminaba más erguido y se movía más rápido. Brittany trató de advertirle que, aunque la suspensión de pagos de la quiebra se había zanjado y ningún accionista descontento había enviado asesores para estudiar sus movimientos, un día aparecería alguien de Emily Fields y querría algo a cambio de su dinero.

—Ahora todo va a ir bien, calabacita.

Fue lo único que dijo su papá y, cuando empezaron a pasar días, Brittany también empezó a creerlo.

Los había apartado del fuego una mano anónima.

Brittany sospechaba quién era y aquella idea la complacía.



Rachel y Quinn eran cada vez más inseparables.

Las temperaturas veraniegas eran moderadas, pero Brittany decía en broma que, si Quinn y Rachel caminaran por los campos, las uvas madurarían antes.

No supo nada de Santana López.

Recibió una sencilla hoja de papel de un tribunal de Delaware, que declaraba que se había aceptado la petición de rematar la suspensión de pagos.

Sabía que Elaine Wickham no era un testigo fiable del carácter de Santana y asumió que lo que le había contado serían, como mucho, verdades a medias, y probablemente absolutas mentiras.

El hecho de que Santana admitiera que había utilizado las deudas de Elaine para influir en su conducta le resultaba difícil de asimilar.

Entendía por qué lo había hecho, dada la duplicidad de Elaine, pero le costaba trabajo reconciliar a la dura asesora que tomaba una decisión así con la mujer tierna y vulnerable que descubrió sobre el capó del coche.



Se celebró el Día del Orgullo Gay.

Luego, el Día de la Independencia, con una feria campestre y fuegos artificiales.

Las uvas se tornaron oscuras y dulces.

Pasó mucho tiempo hasta que pudo hacer preguntas y hablar como un ser humano racional.



En la primera semana de septiembre se realizó la cosecha del fruto de estación corta. En cuanto recogieron y procesaron en trituradoras aquellas uvas, las siguientes ya estaban listas.

Las Chardonnay, las Riesling y las Gewürztraminer se cosecharon en una oleada de actividad contra reloj.



Al cabo de dos semanas, a Brittany le dolían los huesos, y sólo habían recogido las uvas blancas. Las rojas, de maduración más lenta, mostraban todos los signos de que también estaban a punto para ser recolectadas y procesadas. Las Petite Sirah, las Zinfandel y las Merlot maduraron al mismo tiempo, aunque se encontraban muy alejadas en los campos.

Finn estaba frenético tratando de conseguir suficiente mano de obra temporera, y Brittany arrimó el hombro todo lo que pudo, a pesar del tiempo que pasaba en la oficina, registrando las estadísticas de la cosecha.



—¿Disponemos de gente para seleccionar las vides Chardonnay?

Mike se dejó caer en la silla de la oficina.

—Me parece que no.

Brittany, cansada, apartó la vista de los cálculos de kilos de uvas por vid y de lo que resultaría finalmente en líquido. Sin el miedo a la ejecutoria pendiendo sobre su cabeza tenía más iniciativa en su trabajo.

En cuanto acabó con los cálculos, se dispuso a hacer los pedidos de botellas para las variedades que iban a salir de los barriles y que pasarían el invierno enfriando.

—¿Ni siquiera una cuadrilla?

—Las Pinot están maduras. Tu papá se llevó a la mitad de la gente de las Cabernet por la mañana.

—Maldición.

Escoger las uvas que quedaban en las vides era bueno para ellas.

El vino que se elaboraba con uvas que maduraban demasiado tiempo en la vid se convertía en noble y muy caro, y era el vino de postre de la última cosecha.

—Tal vez podamos pedir una cuadrilla prestada para un turno de noche, prolongar los generadores y encender las luces.

Era mucho trabajo, pero seguramente era la única forma de arreglarlo.

Costaría dinero, pero había un volumen de cosecha tan grande que Brittany creía que las ganancias compensarían la inversión.

Nunca le habían pesado tanto las botas, pero tampoco recordaba una época en que se hubiera sentido más Pierce.




Cuando al fin empezó a menguar el trabajo intensivo, hubo ocasión de disfrutar del aire de principios de octubre.

Una noche tranquila, Brittany convenció a Quinn y a Rachel para ir a las últimas vides sin seleccionar, sus propias Syrah.

—Si hay fruto, cógelo—le dijo a Quinn—Si reunimos la suficiente cantidad, haremos nuestra pequeña tanda, y el año que viene por estas fechas lo beberemos y nos sentiremos muy satisfechas.

Quinn se había detenido para contemplar a Rachel, que llevaba una cesta cargada a la plataforma del camión, y dijo:

—Nunca he hecho vino. ¿Vamos a pisarlo?

—Sólo si quieres hacerlo. Aunque te advierto que no pienso beber nada en lo que se hayan revolcado Rach y tú.

Quinn se rió.

—No estaba pensando en eso…

—No, claro.

Quinn seguía riéndose y Brittany no pudo aguantar más.

Rachel no podía oírla, así que rozó el brazo de Quinn y le dijo:

—Sé que no querías que yo lo supiera, pero me lo imaginé. Y nunca podré recompensarte.

El desconcierto que reflejó el rostro de Quinn fue palpable incluso, a la luz del ocaso.

—¿De qué hablas?

—Los préstamos. La Sociedad de Cartera Emily Fields. Darte las gracias… me parece poco.

Quinn miró a Brittany boquiabierta.

—No fui yo.

—Si no fuiste tú, ¿quién fue?

Las manos de Brittany continuaron vagando entre las hojas de las vides, en busca de más uvas tiernas.

Quinn la contempló con los ojos muy abiertos.

—¿Por qué pensaste que había sido yo?

—Parecías muy tímida cuando llegaron los documentos, como si no quisieras hablar demasiado, pero procuraste que yo los leyera enseguida.

—Oh, bueno, sabía las cosas de antemano, pero no fui yo. Ella no quería que tú lo supieras, pero me parece una estupidez a estas alturas. Fue San, naturalmente.

—¿Santana?

Brittany miró a Quinn con incredulidad.

Aunque protestase contra la verosimilitud de aquello, estaba clarísimo que Santana se encontraba en situación de arreglarlo todo.

—¿Por qué lo hizo?

—Se sentía responsable por lo de Elaine. Era la única forma que se le ocurrió para protegerlos a ambas frente a ella de una vez para siempre. Elaine era muy capaz de convencer a los otros accionistas para que le vendieran sus acciones. Iba a utilizarte para pinchar a San el resto de su vida.

—¿Por qué? ¿Qué le hizo Santana?

—Por lo que yo sé, lo único que hizo San fue dejar de amar a Elaine antes de que Elaine pasase por encima de ella. Elaine la dejó, pero sería muy propio de ella esperar que San le rogara que cambiara de idea. San no se lo pidió.

Brittany parpadeó.

—No me imagino qué hizo.

Brittany siguió seleccionando uvas y asimilando la nueva y sorprendente información.

Debería haberlo visto con sus propios ojos, y no la hacía feliz el hecho de no habérselo figurado porque estaba demasiado inclinada a no admitir que Santana tuviera corazón.

Le dolía saber que Santana podía hacer algo tan generoso, aunque el motivo de su desazón se le escapaba.

Se había sentido cómoda, incluso satisfecha, al pensar que Quinn lo había organizado todo, pero la interferencia de Santana la incomodaba.

—Nadie le pidió que lo hiciera.

—San tiene ideas propias. Evidentemente pensó que era la única manera de compensarte por no haberte advertido sobre las tácticas de Elaine.

—No se lo habría permitido. Sé que es amiga tuya—dijo Brittany con una punzada de furia—, Pero no puede comprarme.

—No creo que lo pretenda—Quinn parecía desconcertada.

Brittany se daba cuenta de que era irracional, pero no podía evitarlo.

—Además, mi papá es un hombre adulto, que asume la responsabilidad de sus errores. También yo soy mayorcita. ¡Si quiero escuchar las mentiras de alguien y pasar por tonta, es cosa mía!

La risa de Quinn hizo que Rachel regresara y Brittany, en su frustrada confusión, tuvo que presenciar otra manifestación de afecto.


Cuando Rachel acompañó a Quinn a la furgoneta, Brittany se quedó atrás y desde la oscuridad les gritó:

—¡Muy bien! Búsquense una habitación. ¡Yo sobro!

No había paz.

No quería sentirse obligada con Santana López, y parecía como si todas las personas relacionadas con Viñedos Pierce tuvieran una eterna deuda de gratitud con Santana.

Brittany no estaba agradecida.

Se negaba a que la compraran.




********************************************************************************************************



—¿Una ceremonia de compromiso? ¿Ya?

—San
—dijo Quinn con paciencia—, Rach y yo nos vemos desde hace seis meses y vivimos juntas desde hace tres. He vendido mi negocio y oficialmente somos una pareja. Quiero que el mundo lo sepa.

—¿Una ceremonia espléndida para eso? ¿No llega con saber que son pareja?


Quinn siseó, exasperada.

—¿Quieres apoyarme o no? Puede hacerlo Kitty, ya lo sabes.

La reticencia de Santana no cedería.

Sin embargo, era su problema, no el de Quinn.

Como Quinn y Rachel se habían convertido de hecho en una pareja casada, era inevitable que volviera a ver a Brittany.

—Claro que lo haré. Dime la fecha otra vez.

—La semana después de Acción de Gracias. Rach asegura que el tiempo es maravilloso aquí. Lo haremos todo en Netherfield.

—¿A cuánta gente vas a invitar?

—Como te dije, a todo el mundo, a la mayoría.


El suspiro de satisfacción de Quinn se transmitió por el teléfono.

—Quiero que el mundo sepa cuánto la amo. Deberías ver el mural que ha pintado en nuestro dormitorio. Y tienes que llegar a conocerla.

—No estoy en contra de eso, Quinn. Ya sabes por qué dudo.

—Sí, sé muy bien por qué. Las dos son tercas.


Santana resistió la tentación de responder: «Yo no». En vez de eso, sacó a colación el terrorífico tema de qué vestiría.

—Ni melocotón, ni rosa. Te quiero, pero no pienso hacer eso por ti.

—Ni azul marino, ni gris, ni negro
—repuso Quinn—Puedes buscar algo, pero me reservo la aprobación final. No vamos a llevar trajes de boda convencionales. Aunque a Rach le sentaría genial un esmoquin o ¿qué más?

—No sé.

—Pero aún está mejor sin él.

—Lucy…

—Aguafiestas. Bueno, mándame fotos de lo que te vas a poner. Y tienes que llegar como mínimo el día antes.


«Estupendo», dijo Santana mientras enviaba un correo electrónico a las reinas de la administración para que le reservasen billetes de avión.

No tenía ni idea de qué se pondría y sabía que se pasaría todo el tiempo temiendo a Brittany y deseando encontrarse con ella a la vez.

Tal vez ocurriera un milagro.

A lo mejor la veía y no la quería.

También podría pasar de largo.

«Tal vez —murmuró la esperanzada voz interior que no pudo acallar—Brittany te mire con desprecio».




*******************************************************************************************************



—Creí que todo esto iba a ser espontáneo.

Brittany se puso un jersey de lana por la cabeza y miró a Rachel con una expresión de agobio.

—¿Qué diablos es un ensayo de cena si se supone que vamos a ser espontáneas?

—¿No preferirías volver a ver a Santana, después de todo este tiempo, con el menor número de personas presentes?

Rachel tenía un aspecto extremadamente pulcro, con un vestido verde.

—Preferiría una gran multitud—respondió Brittany—Entonces podría evitarla.

—Eres tonta. No tienes por qué estar enamorada, pero tampoco hace falta que se odien. ¿Por qué no superan lo que cada una cree que la otra hizo?

Una expresión testaruda, que a Rachel le resultó familiar, cubrió el rostro de
Brittany.

—A lo mejor no quiero superar nada.

Rachel puso los ojos en blanco, y Brittany se dio cuenta de que se habían cambiado las tornas en su relación.

En aquel momento, la madura era Rachel y era quien le aconsejaba cómo debía comportarse.

Rachel hacía cosas serias, adultas, mientras que Brittany se empeñaba en actuar como una niña.

Y, según lo que creía Brittany, era culpa de Santana.

Decidió no cambiarse de jersey ni peinarse por tercera vez antes de salir con Rachel.

Y no notó que Santana estaba al fondo del salón de banquetes del hotel, a la izquierda.

Se dirigió a la derecha y eligió un asiento situado en el centro de la larga mesa.

—Tú estás aquí—le dijo Quinn—Los miembros del grupo principal de la boda en este lado, Brittany.

Brittany, rezongando, renunció a su asiento, maravillosamente anónimo, y se sentó en el que Quinn le indicaba.

¡Oh, qué alegría más grande!

Le tocaba al lado de Kitty, y Santana estaba enfrente, junto a Rachel.

—Me alegro mucho de volver a verte, Brittany.

Kitty era la representación de la elegancia y el buen gusto. Llevaba un vestido de tirantes verde salvia, pero su mirada osciló entre Santana y Brittany más de una vez.

Brittany respondió de forma adecuada y se concentró en su plato.

Estaba ahí por la comida.

—Me gustaría saber—dijo Santana—Cómo podemos hacer una cena de ensayo sin ensayar.

Quinn reveló la verdad:

—Se trata de otra excusa para hacer una fiesta. Y ahora disfruta, por favor.

La mirada de Brittany se cruzó con la de Santana.

Santana se encogió de hombros, con un gesto que quería decir «están locas», y Brittany hizo otro que indicaba «absolutamente».

Volvió a concentrarse en la comida.

Kitty hablaba con Rachel de varios sitios en los que había estado en otoño.

—¿Cómo se llama ese pequeño establecimiento de San Antonio, Santana?
No me acuerdo.

—¿El Asador de San Antonio?

Santana también estaba concentrada en su plato.

Brittany se dio cuenta de que ambas acabarían mucho antes que los demás.

—Brittany—dijo de pronto Kitty—, ¿Cómo va el negocio del vino esta temporada?

—Muy bien. Este año hemos tenido una cosecha excepcional.

—¡Qué alivio!—bajó la voz para que sólo pudiera oírla Brittany—Debe de ser una bendición librarse de todas esas preocupaciones.

Así que Kitty lo sabía.

¿Había sido una conversación íntima o algo por el estilo?

No percibió nada abiertamente amoroso entre Santana y Kitty, pero tampoco lo había notado en primavera, exceptuando las marcas en el brazo de Santana.

Una rápida mirada le confirmó que Santana iba de manga larga.

Maldición.

—Sí, una bendición—afirmó Brittany—Alguien se tomó muchas molestias.

—Oh, no debemos ser tímidas, ¿verdad?

—Kitty, ¿te apetece más vino?

Santana acercó la botella a la copa de Kitty, que puso reparos.

—He tomado mucho y ahora quiero hablar con Brittany.

Quinn dio unos toques con el cuchillo en su copa.

—La discoteca del hotel abre más tarde, y Rachel y yo esperamos que nos acompañen. Pero no hasta muy tarde, o después lo lamentaremos. ¡Y nos casamos por la mañana!

Hubo aplausos de aprobación, y Brittany tuvo la sensación de haber vivido aquello antes.

Sabía que tendría que hacer un brindis en aquella boda, y se acercaba el día.

Un grupo numeroso se dirigió a la discoteca, pero Brittany se disculpó: trabajo, muy tarde, dolor de cabeza, no bailaba, hasta mañana… Se dirigió a la puerta.

Quinn y Rachel regresaban juntas a casa, así que podía irse cuando quisiera.

Se encontraba en el vestíbulo del hotel cuando Santana abandonó un sillón.

Brittany no se detuvo.

Le molestó que Santana la alcanzase enseguida.

—Tenemos que hablar, ¿no te parece?

—Bueno no, la verdad es que no.

—Rachel y Quinn piensan que somos unas testarudas.

«Tienen razón», pensó Brittany.

—¿De qué quieres hablar?

—¿Del pasado, el presente, el futuro?

—Estoy demasiado cansada para todo eso.

Brittany abrió las puertas del hotel y recibió con agrado el aire fresco de la noche.

—Yo también. ¿Y qué hay de esto?

Santana le cogió la mano y Brittany se detuvo.

Permanecieron así, cogidas de la mano, y por la mente de Brittany pasaron un millón de cosas: todas las confusiones y miedos, los malentendidos y los implacables prejuicios.

Apretó los dedos de Santana y no supo qué hacer cuando ésta acercó su cuerpo al de ella.

—No hace falta que hablemos ahora, Britt—dijo Santana—Pero tendremos que hacerlo en algún momento.

Brittany temblaba, pero logró responder.

—Esto es suficiente, de momento.

Le apretó la mano a Santana.

—Sí—susurró Santana.

Se dieron un beso dulce, casi insoportablemente dulce.

Brittany quería llorar: tenía que liberarse de muchas cosas y ya se hallaba en camino.

Finalmente retrocedió, tragándose las lágrimas.

—Suficiente por ahora—repitió, y Santana la dejó marchar.




A la mañana siguiente Brittany pensó en aquel beso mientras se vestía para la ceremonia, y volvió a recordarlo cuando estaba junto a Rachel en el gran salón de Netherfield.

Su vestido veraniego de algodón y lino color lavanda se complementaba con el vestido blanco con tenues rayas de color de Rachel.

Quinn estaba preciosa, incluso seductora, con un vestido largo estampado en blanco que resaltaba sus curvas, pero Brittany no dejaba de mirar a Santana, que llevaba un vestido de seda del color de la berenjena madura y el cabello recogido en un moño, que en otros momentos a Brittany le había parecido altanero.

Apenas se fijó en Kitty, salvo por la mano enguantada que posesivamente agarraba la manga de Santana.

Aquel día Santana era real.

Sus luminosos ojos oscuros amenazaban con nublarse, mientras el oficiante decía cosas ciertas y profundas sobre el amor.

Al menos Brittany creía que le habrían parecido ciertas y profundas si las hubiera escuchado.

Pero estaba pensando en aquel beso, en la ternura de Santana y en su mirada.

El beso casi había hecho saltar todo el calor que había sentido en primavera, pero contenía algo más.

Fuera lo que fuera, ya no le daba miedo.



El suntuoso ramo de Quinn se dividió en dos, y Rachel y ella lanzaron sus mitades al aire al mismo tiempo.

Brittany puso las manos a la espalda para no cogerlo.

Se fijó en que Santana recogió su mitad con una expresión de sorpresa; Quinn se lo había tirado prácticamente a la cabeza.

Rachel lo lanzó más bajo.



El recuerdo de aquel beso persiguió a Brittany durante todo el día.

La recepción fue tranquila.

Un melodioso grupo musical interpretó dulces canciones de amor mientras los invitados bailaban y conversaban, disfrutando de la comida y el vino en mesas largas y rebosantes.

Santana le pidió un baile y Brittany aceptó.

Se movieron a la vez, aunque sin estrecharse, y Brittany recordó el beso nuevamente.

—Gracias—dijo Santana cuando acabó la canción.

Brittany no tenía ni idea de qué habían tocado.

—Fui maleducada y te juzgué mal. Lo siento.

Santana tragó saliva.

—No los protegí a ti, a tu papá y a las viñas… cuando debería haberlo hecho. Perdóname.

—Oh, Santana.

Brittany se apoyó en su cuerpo alto y esbelto, y respiró el aroma maravilloso y seductor de la colonia de Santana.

—Oh, me toca a mí. Regreso enseguida—dijo Santana con voz más formal.

Santana ocupó su puesto ante el micrófono de la cantante.

—Muy bien, Quinn, ya puedes dejar de mirarme así. Tal vez lamentes haberme obligado a hacer esto. Sí, hemos llegado a la parte en que la mejor amiga de Quinn pronuncia un discurso. Llenen sus copas porque es hora de brindar.

Brittany se fijó en que los camareros circulaban con bandejas de champán y aceptó una copa con una sonrisa.

Santana se aclaró la garganta y miró a Quinn con cariño.

—Conozco a Quinn desde hace muchísimo tiempo, desde la época en que celebrábamos fiestas que duraban toda la noche, en la residencia, y luego íbamos a clase a las ocho de la mañana. No diré que no la he visto enamorada y sin amor a lo largo de estos años; mi hombro se empapó a veces cuando las cosas no funcionaban. Pero este año he observado algo que no había visto antes y que, francamente, me ha dado envidia. La forma en que Quinn mira a Rachel me ha hecho comprender que el amor siempre es como la primera vez.

La gente compartió exclamaciones sentimentales.

Santana sonrió y Brittany se preguntó si alguien más se habría fijado en el leve gesto nervioso con que Santana se atusaba el pelo innecesariamente.

Parecía muy desenvuelta, pensó Brittany, pero en el fondo era una mujer de carne y hueso.

—He aprendido mucho sobre vinos desde la primavera, y creo que Quinn y Rachel están embotellando algo especial hoy. Espero descorcharlo con ellas dentro de veinte, treinta o más años, porque lo que ha madurado es bueno y resultará especial. Rachel y Quinn, centellean, se funden, bailan.

Brittany, conmovida por el ligero temblor de la voz de Santana, contuvo las lágrimas.

Santana levantó su copa.

—Por el amor y la fortuna, y por Rachel y Quinn, que nos han enseñando cómo ser felices.

Brittany repitió: «Por Rachel y Quinn », y bebió su champán, fuerte, con un ligero toque ardiente, claramente francés.

Había llegado su turno ante el micrófono, y aún no sabía muy bien qué diría.

—Rachel y yo nos hemos remojado juntas desde que íbamos al colegio—empezó Brittany, contenta cuando todo el mundo se rió y Rachel se puso colorada—Durante todo ese tiempo, no importa lo que ocurriera, Rachel siempre fue fantástica. ¿Bichos en el agua? Ella los sacaba. ¿Alguna joven le parecía atractiva? Rachel se acercaba y la saludaba. Hacía muchas cosas que a mí me habría gustado hacer y las hacía como si nada. Siempre ha sido la esencia de la tranquilidad—contempló a Rachel durante unos segundos—De pronto, un día de primavera, perdió la calma. Ya no se veía despreocupada. Le faltaban las palabras y no sabía qué hacer. Y todo porque había conocido a Quinn y, en un instante, se había enamorado perdidamente de ella. En serio, me acuerdo bien: Rachel se quedó boquiabierta durante al menos dos minutos. Y enseguida supe que yo estaría aquí, pronunciando este discurso.

Se oyeron unas carcajadas.

—Supongo que el amor es como las uvas. Pueden morir en la vid o volverse vinagre en las manos equivocadas—le tembló la voz—No sé…, no entiendo que el amor no sea como las uvas cuando crecen. Hay que tomar la terrible decisión de recogerlas y arriesgarse a convertirlas en otra cosa. Si se cogen demasiado pronto, nada sale como se había planeado.

Su mirada se cruzó con la de Santana y se preguntó si sería capaz de explicar lo que sentía.

—Más tarde puede una regresar a las viñas para volver a intentarlo. Pero entonces hay que decidir cómo mezclar los diferentes sabores para que gusten a las dos personas. Es necesario esperar, confiar y rezar para que al menos salga una botella, una botella que gustará compartir porque será de las que nunca se vacían—apartó los ojos de Santana para disimular una lágrima—Me alegra mucho que Rachel y Quinn la encontraran enseguida: la mezcla perfecta que conserva todas las notas individuales de quiénes son cada una de ellas y nos deja el resto a los demás, para que participemos de su abundante felicidad—levantó su copa—Por Quinn y por Rachel, y por todos los años que tienen por delante.

Mientras se llevaba la copa a la boca, se fijó en que Santana imitaba sus movimientos y que ambas bebían al mismo tiempo.

La música empezó, y la reclamó Rachel—le dijo que era una tradición—, Mientras que Quinn hacía lo mismo con Santana.

—Gracias—dijo Rachel—Lo que dijiste fue muy dulce. Y cierto.

Brittany esbozó una amplia sonrisa, aunque seguía pensando en el tierno beso que Santana y ella habían compartido.

—Podría haber sido muy mala, pero quise portarme bien.

—Te lo agradezco. Quinn conoce mis fallos, pero no hace falta que se entere de algunas cosas.

—¿De qué fui la responsable de que te arreglaras, por ejemplo? Eras muy seria: y todo de acondicionadores ni de cremas hidratantes.

—Me ayudaste, y te lo agradezco.

Rachel le dedicó una amplia sonrisa y Brittany sintió una punzada de pura envidia.

—A Quinn le gusto civilizada.

—Es una suerte que no arruináramos nuestra amistad acostándonos—dijo Brittany, seria.

—Nunca nos emborrachamos lo suficiente al mismo tiempo.

Brittany lo pensó.

—¿Sabes? Creo que tienes razón.

Rachel la abrazó con fuerza cuando la música acabó.

—Seguimos siendo las mejores amigas. No puedes librarte de mí.

El dolor que sentía Brittany por la pérdida se mitigó.

—Yo pienso lo mismo.

—Bien. Porque creo que pronto volveré a ponerme un vestido.

Brittany deseaba fingir que no entendía lo que quería decir Rachel, pero fue
sincera:

—Tal vez tengas razón. Si no lo estropeo otra vez.

—Y cuando brinde por ti y por cierta persona—dijo Rachel, con chispas en los ojos—, Te recordaré lo contraria que eras a la «manía de casarse».

Brittany recordó el beso de Santana y su mirada, y por primera vez se dijo que quizá no había motivos para envidiar la felicidad de Rachel.

¿Acaso ella podía alcanzar la misma felicidad?

—Si llega el momento y la ocasión de que hagas ese comentario—repuso lentamente—, Me alegrará oírlo.

Rachel la abrazó.

—Me parece que empiezas a cogerle la onda al amor.



***************************************************************************************************



—Bueno, ¿y cuándo piensas salir con ella?—Quinn se recostó en los brazos de Santana.

Santana, que miraba por el rabillo del ojo cómo Brittany bailaba con Rachel, se encogió de hombros.

—No creo que salgamos.

—San, no seas testa…

—Le haré la corte, tal vez durante el resto de mi vida. Deséame suerte. Creo que voy a necesitarla, teniendo en cuenta cómo han salido las cosas.

—No necesitas suerte—-declaró Quinn—Lo que necesitas es hablar, comunicarte, no tenerle miedo a ningún tema.

Santana se rió y le dio un abrazo cariñoso a Quinn.

—Debo decir que no las he visto hablar mucho a Rachel y a ti.

—Lo hacemos—Quinn sonrió con picardía—Hablamos después. Lo mejor es que resulta difícil saber cuándo acaban las palabras y empezamos de nuevo a hacer el amor. Hablar resulta estupendo después del sexo y estimula para seguir practicándolo.

—Me alegro de veras por ti, Quinn.

—Ojalá los tribunales fueran más rápidos a la hora de declarar nula la venta a Elaine. Estaría completamente fuera de tu vida, si lo hicieran. Sería un alivio.

—Sí, desde luego—admitió Santana—Empiezo a darme cuenta de que los tratos de negocios pueden acabar bien, pero las relaciones no.

Mientras bailaba con Quinn por última vez, Santana se preguntó si Brittany y ella encontrarían el amor con tanta facilidad.

Quizá.

Parecía como si hubiera transcurrido toda una vida desde la noche en que había querido arrojarle a Elaine la ensalada en el restaurante.

Si Brittany me dice esas palabras, no me marcharé.

Escucharía, hablaría, lo intentaría todo para retener a Brittany.

No quería jugar a tener una relación con Brittany.

Quería más.

Era una locura pensar en el momento futuro en que presentaría a Brittany a su papá y le contaría que estaba enamorada de la niñita que él había conocido hacía tanto tiempo.

Le parecía demencial, pero sus padres seguramente estarían encantados.

No podía evitar imaginárselo y eso la asombraba.

Sus sentimientos hacia Brittany no tenían métrica ni proyecciones anuales. No había propuesta de fusión; sólo el deseo de una unión inseparable.

Al fin y al cabo, no era una locura tan grande.

Nunca se había sentido tan cuerda en su vida.




******************************************************************************************************



—Un discurso precioso, calabacita. Baila con tu pobre y anciano papá.

Brittany, feliz, inició un vals con su papá, el primer y único baile que él le había enseñado.

—Ya entiendo por qué mamá y tú eran tan felices.

—No es algo que se pueda aprender en un libro—la miró con ternura—No me di cuenta de que criar a una hija era tan importante como cultivar uvas.
Ha sido duro dejarte crecer sola.

—Oh.

Brittany contuvo las lágrimas; las bodas las desataban.

—¿Cómo lo he hecho hasta ahora?

Su papá le dedicó una de sus tranquilas y encantadoras sonrisas.

—Creo que las vides han sufrido esta temporada, pero no hay motivo para pensar que la cosecha no será buena.

«Para ti, papá —habría querido decir Brittany—, La vida debería ser así de simple».

—Espero que vengan días menos tormentosos.

—Yo también lo espero, calabacita. De verdad.



**********************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: un capítulo más el epílogo.


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 13, 2016 8:46 pm

Estoy con el corazon en la mano..... y en la cara tengo una sonrisa de estupida, que hermoso capitulo. FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Ene 13, 2016 9:29 pm

vaya ha sido un capitulo de lujo!!!!! suerte que hoy no estoy sensible.
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Miér Ene 13, 2016 9:48 pm

Que ternura el cap*-* pero yo quiero que San y Britt esten juntas ahora!!!:'c y que ellas sean las que provoquen una sobredosis de insulina a las faberry:cc
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Ene 13, 2016 11:58 pm

marthagr81@yahoo.es escribió:Estoy con el corazon en la mano..... y en la cara tengo una sonrisa de estupida,  que hermoso capitulo. FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055 FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo - Página 3 1215408055



Hola, jajajajaja xD ajjaajjaajja si igual xD ajajajajjaja. O no!¿? ajjajajaja. Aquí el final! Saludos =D





micky morales escribió:vaya ha sido un capitulo de lujo!!!!! suerte que hoy no estoy sensible.



Hola, siii, el mejor o uno de ellos jajajaja. Jajajajajajaj xD jajaajajajajajaj. Saludos =D





Susii escribió:Que ternura el cap*-* pero yo quiero que San y Britt esten juntas ahora!!!:'c y que ellas sean las que provoquen una sobredosis de insulina a las faberry:cc



Hola, siiiii =) jajajajajaajaj, esperemos y eso pase ya! xq no ai mas caps ajajajaja xD Jajajajajaja esperemos y eso pase jajajaja. Saludos =D



23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Cap 14-Fin

Mensaje por 23l1 Jue Ene 14, 2016 12:00 am

Capitulo 14 - Fin


—¡Tengo alpiste en el sujetador!

Quinn sacudió la parte delantera de la blusa mientras caminaba hacia la limusina.

—Te ayudaré en el coche—dijo Rachel, provocando las carcajadas de los que les deseaban felicidad lanzándoles más alpiste.

Se marcharon entre aplausos.

Santana observó cómo la limusina bajaba por el camino de Netherfield y se tragó más lágrimas.

La felicidad de Quinn y Rachel era tan palpable que revolvía el estómago, a menos que una estuviera igual de enamorada, pensó compungida.

Se volvió y vio a Brittany, que sin la ayuda de nadie había cubierto a Rachel con un kilo de alpiste.

—Hola.

Fue lo único que se le ocurrió decir a Santana.

—Hola.

La sonrisa de Brittany y sus cejas arqueadas indicaban que la incoherencia de Santana le parecía un poquitín divertida.

—Tengo que ocuparme de que recojan, pagar el catering y eso. ¿Me esperas?

—Sí—dijo Brittany, simplemente.

Santana, que se sentía como una adolescente, cobró valor, aunque la mortificó que se le quebrase la voz.

—Todos los invitados de la casa se marchan hoy.

—¿En serio?—Brittany no hizo esfuerzos para ocultar su diversión—Santana López, ¿es ésa una invitación para que me quede a pasar la noche?

—Sí.

Y más tiempo, quería añadir, pero ya había hecho bastante el ridículo.

—Sé que tienes obligaciones y cosas que hacer mañana…

Brittany se rió.

—¿Quién habría pensado que puedes ponerte nerviosa?

—Me pones muy nerviosa.

—Bien. Eso me gusta.

Aquellos ojos preciosos, maravillosos, absolutamente divinos, centellearon.

—No te preocupes, comprendo que la invitación es sólo para esta noche. Oh, mi papá se marcha. Le diré que no me espere.

La invitación era para más de una noche, pero Santana no sabía si encontraría las palabras.

Observó cómo Brittany se abría paso entre la gente, recordando con toda claridad a la joven debajo de ella. Ocupaban el resto de su imaginación visiones de sus cuerpos en muchas posturas.

—Muérdete la lengua, Santana—Kitty interceptó la línea de visión de Santana—No creo que funcione. ¿Piensas que va a dejar a su papá y las tierras de los Pierce?

—No tiene por qué hacerlo—respondió Santana.

La sonrisa de Kitty podría cortar diamantes.

—Ya, como si tú fueras a dejar Manhattan, como si estuvieras en casa más de una semana al mes. Querrá algo más que eso. Es muy… joven e idealista.

—Estoy intentando ponerme a la altura de ciertos valores idealistas. Además—se apresuró a añadir—, El compromiso es el sello distintivo de las relaciones que salen bien.

—No renuncio, Santana. Creo que estamos hechas para vivir juntas.

—¿Y el amor?

—¿Qué pasa con él?—Kitty se rió sin ganas—Creí que éramos adultas.

—Me parece que aún estoy creciendo en ese aspecto.

Algo tembló en los ojos de Kitty.

—-Locura temporal. Te perdono.

—El perdón no es necesario.

Muy seria, para que Kitty no alegara que había entendido mal, añadió:

—No sé a quién amas, Kitty, pero no es realmente a mí.

—Oh, Santana—dijo con una risita encantadora—, Con eso sólo consigues que te quiera más.

Santana no tuvo que mirar a su alrededor para saber que Brittany podía oírlas. Era muy propio de Kitty decir algo ambiguo y lascivo, si se quería tomar por ese lado.

A Kitty le gustaba hacer daño tanto como a Elaine.

—Siento muchísimo haberte inducido a ese error—dijo Santana en voz baja.

—Te veré cuando vuelvas a Manhattan, adonde perteneces—comentó Kitty, antes de saludar con la mano a alguien y apartarse bruscamente de Santana.

Santana se volvió para buscar a Brittany, pero, si había estado ahí, ya no estaba.



**************************************************************************************************


La gente daba claras señales de empezar a marcharse.

Brittany coincidió con todos en que había sido una ceremonia encantadora. Durante las despedidas, había escuchado la conversación entre Santana y Kitty.

No tenía intención de escuchar, pero de repente Kitty había alzado la voz, sin duda para que Brittany pudiera oír lo que estaba diciendo.

Cansada de conversaciones triviales, se ofreció para ayudar al catering a colocar las botellas de vino en cajas, pero la echaron. Acabó fuera, contemplando cómo las luces centelleantes de la casa se reflejaban en el estanque.

Se lo había comentado a Rachel, pues era el tipo de efectos que a Rachel le gustaba capturar en sus cuadros.

—Brittany, cariño, aquí estás. Nos vamos, y no quería irme sin despedirme de ti.

Kitty se había cambiado la ropa por otra más informal y llevaba una bolsa de viaje en la mano.

—¿Te cuento un secreto?

Brittany quería decir que no y tampoco podía decir que sí, pero su silencio fue suficiente para Kitty.

—Creo que hoy he mentalizado a Santana para que se decida a hacer público lo nuestro. Hace años que me intereso por ella, incluso cuando Elaine y ella se precipitaban por el camino del desastre—se encogió de hombros, mostrándose tímida.

Brittany sabía que Kitty deseaba que hiciera algún comentario, pero no le encontró sentido. Quería creer a toda costa que Santana le dedicaba tiempo a Kitty sólo porque era la hermana de Quinn.

En cuanto a Kitty, no decía mucho de Santana el hecho de que no se hubiera imaginado que Elaine era tan malvada.

En cierto modo, Santana era como su papá, y la idea de que los dos se parecieran en algo hizo sonreír a Brittany.

Kitty miró a Brittany con curiosidad antes de continuar.

—Nos hemos ido viendo de vez en cuando durante todos estos años y anoche…—otra mirada tímida—Anoche dejó claro que debíamos pensar en un futuro permanente.

Brittany parpadeó.

Lentamente repasó lo que Kitty acababa de decirle. Luego, pensó en el beso y en la mirada de Santana cuando le había pedido que se quedara a pasar la noche. Comparó aquella mirada con las medias verdades y las insinuaciones de Kitty.

Como le ocurría a Santana, le costaba trabajo creer que alguien con aspecto de ángel pudiera mentirle a la cara, pero una parte de ella comprendió que se podía querer tanto a Santana como para llegar a esos extremos de desesperación.

Estudió el rostro de Kitty, pensó una vez más en el beso y, de repente, dijo la cosa más fácil del mundo, con voz clara y firme:

—Kitty, no te creo.

Miró por encima del hombro de Kitty y vio que Santana se había detenido en la puerta más próxima y las miraba con gesto interrogativo.

Brittany se encogió de hombros, dando a entender: «Nunca cambiará». Y Santana extendió las manos, indicando: «Mea culpa, pero no volverá a suceder».

—¿Qué?—Kitty, atónita, miró a Brittany.

—No te creo. Santana no me mentiría, así que debes de ser tú la que miente. Lo siento. Discúlpame.

Vio que Santana también se movía, y tardaron sólo unos segundos en reunirse.

Echó la cabeza hacia atrás y se encontró con la mirada firme y oscura de Santana.

—¿Te acuerdas?—dijo, olvidándose de que Kitty existía—¿Recuerdas el día que dijiste que me amabas?

—Vívidamente.

Los ojos de Santana brillaban, risueños.

—¿Podemos repetirlo?

—Las veces que tú quieras.

—¿Qué te parece hasta que nos salga bien?

—Aunque tengamos que hacerlo cien veces.

Brittany se movió para ver el rostro de Santana.

—Eso me parece estupendo.





Desde el amplio ventanal de la habitación grande vieron cómo el último camión de alquiler, cargado de sillas, desaparecía en el extremo del camino, bajo la luz del anochecer.

—No hay estrellas esta noche.

Brittany tragó saliva cuando los dedos de Santana se deslizaron suavemente por su nuca.

—Creo que estoy contenta. No puedo culpar a las estrellas de nada.

—¿Lo hacías antes?

—Lo intentaba.

Las manos de Santana hicieron girar con delicadeza los hombros de Brittany para quedar cara a cara.

—Nunca quise ofenderte. Jamás fue mi intención dar a entender que amarte era malo para mí o que iba contra lo que yo creía. Aunque me doy cuenta—añadió, antes de que Brittany pudiera hablar—De que tú tomaste lo que dije en ese sentido.

—Escuché mentiras y una parte de mí deseaba creerlas.

Brittany comprendió que besar a Santana.

—No sé cómo funcionará esto, Britt. Mi trabajo me exige mucho.

—También el mío. Y me requerirá todo el tiempo cuando mi papá se despreocupe un poco.

Brittany se estremeció, mientras las manos de Santana le acariciaban el cuello y los hombros.

—A decir verdad, no necesito trabajar.

A Santana le costaba respirar y pronunciaba las palabras con dificultad:

—Tú tampoco tendrías que hacerlo.

Brittany sonrió; luego se mordió el labio inferior, cuando las manos de Santana se posaron sobre sus costillas.

—Como si cualquiera de nosotras pudiera parar en este punto de nuestras vidas.

—Creo que a veces podríamos hacerlo. Y yo no tengo que vivir en Nueva York todo el tiempo, obviamente. Pero quiero que veas mi mundo y que conozcas a mi papá.

Brittany asintió.

—Sí, San. Me gustaría.

—Me encanta la forma en que dices San—susurró Santana—¿Podemos llegar a un estadio de negociación transaccional?

A Brittany le temblaban los labios.

El silencio dominaba la casa, como si los latidos de sus corazones fueran los únicos sonidos en kilómetros.

Solas, estaban solas.

—De acuerdo, con una salvedad.

Santana rozó la mejilla contra la frente de Brittany, mientras la abrazaba con firmeza.

—¿Cuál?

—Nuestra meta no es transaccional. No quiero nada a cambio de estar juntas hasta que llegue el aburrimiento. Quiero…

A Brittany le dolía decir «siempre», pero se le quebró la voz y tuvo miedo de llorar.

No le apetecía que Santana pensase que estaba asustada o triste.

—¿Quieres que los viñedos tengan cien años cuando lo nuestro termine?

—Oh—derramó una lágrima a pesar de sus esfuerzos—¿Cómo pude pensar que no tenías corazón?

Los ojos de Santana echaban chispas.

—Hubo un tiempo en que intenté no tenerlo. Pensaba que un montón de dinero equivalía a no ser sentimental. Pero, en cuanto vi tus ojos, me pareció que me reencontraba conmigo…

Brittany no pudo resistirse.

Y besó los labios de Santana con un sonido impropio de una señorita.

Santana la estrujó entre sus brazos, con una ferocidad que encogió el estómago de la chica.

—Esta noche quiero dejar las luces encendidas. Quiero verte la cara, ver tus ojos, vernos a las dos desnudas.

Brittany no podía respirar.

Sintió una punzada de aquel miedo familiar a dejar que Santana se colara en su corazón y a acabar tan herida que no pudiera sobrevivir.

Deseaba mantener al margen una parte de sí misma, tener una vía de escape por si acaso. Pero un frío momento de pánico se fundió con la revelación de que la única forma de salvar su corazón era entregándolo.

Ella misma lo rompería en aquel momento si no se lo entregaba a Santana por completo.

—Britt, por favor—le susurró Santana al oído.

—Sí—gimió contra la boca de Santana.

Con aquella simple palabra percibió las incertidumbres y los miedos de Santana.

Rebosando ternura, repitió:

—Sí. Sí, San.

La mano de Santana temblaba en la de Brittany cuando al fin se separaron.

—¿Qué te parece un buen colchón en vez del capó de un coche?

Brittany sonrió, y le encantó la arruguita de complicidad que se dibujó en la boca de Santana.

—Te habría arrastrado ya a la cama si tuviera la menor idea de dónde está tu habitación.

—¿De veras?—Santana la atrajo hacia sí de nuevo—¿Significa eso que tú también me deseas?

—Quiero las luces encendidas. Quiero piel—besó el cuello de Santana, lanzando un leve gemido—Quiero quitarme estos zapatos.

Santana se rió y condujo a Brittany a la escalera.

—Tengo una idea. ¿Qué te parece un baño de burbujas?

—Oh. Suena divino—admitió Brittany.

Se quitó los tacones al pie de la escalera y los llevó en una mano, mientras Santana le daba la otra.

Se imaginaba haciendo lo mismo cualquier noche, en el futuro, pero relajada, sabiendo que no había prisa.

Santana se quitó la chaqueta y la colgó en el pomo de un armario.

—Voy a abrir el grifo.

—¡Qué habitación tan bonita!—exclamó Brittany sinceramente y en voz alta, para que la oyese Santana, que había desaparecido en el baño.

Se acercó a la ventana, que miraba a los jardines, y disfrutó del destello de las luces de la fiesta colgadas en los setos.

Se estiró para abrir el gancho que cerraba la cremallera de su vestido y se estremeció cuando otras manos se unieron a las suyas.

—Deja que te ayude—murmuró Santana.

El lento sonido de la cremallera y el cálido aliento de Santana sobre su columna sumieron a Brittany en un delicioso aturdimiento.

—Ah, y también con esto—añadió Santana.

Su sujetador se aflojó de pronto y Brittany jadeó. Se apoyó en el alféizar de la ventana cuando las manos de Santana se deslizaron bajo su vestido y le quitaron el sujetador por los hombros.

Santana empezó a besarla en la nuca y siguió lentamente por la columna.

—San… ¡Oh Dios!

—Sí, las luces son preciosas, ¿verdad?

Brittany se rió.

—¿Las luces? ¿Qué luces?

Sintió el frío del cristal de la ventana en la frente.

—La bañera tarda mucho en llenarse.

Santana apretó su cuerpo contra la espalda de Brittany, inundándola con su calor, y la abrazó con fuerza.

—Oh—exclamó Brittany—Supongo que tendremos que encontrar una forma de entretenernos.

Santana se enfrentó a Brittany, la besó en los labios y dijo:

—Se me ocurren un par de cosas.

—¿Aún eres capaz de pensar?

Santana esbozó una sonrisa perversa.

—Sí, claro. De momento, deja que haga lo que estoy pensando. Quiero que disfrutes… de todo.

A Brittany le temblaron los brazos cuando Santana le bajó las mangas del vestido. El sonido de la tela al caer a sus pies fue eclipsado por los gemidos de Santana mientras acariciaba las caderas de Brittany.

—Te aseguro—dijo Santana—Que llegará el momento en que tendrás que ocuparte tú de pensar, pero no ahora.

Brittany asintió y cerró los ojos cuando las manos de Santana se ahuecaron bajo sus pechos.

—Por favor—susurró Santana—, Abre los ojos.

Era difícil, pero, cuando la mirada de Brittany se cruzó con la de Santana, ya no pudo evitarla.

Le temblaban los labios y suspiró de deseo mientras los dedos de Santana acariciaban sus pezones.

—Tienes unos ojos muy expresivos.

—No creo que estés admirando mis ojos, precisamente—logró decir Brittany.

Santana no bajó la vista, pero sus dedos apretaron con suavidad los pezones de Brittany.

—Tu cuerpo me hace sudar. Tengo miedo de ser demasiado…

—¿Demasiado qué?

—Primaria. Te deseo. Quiero excitarte de la misma forma que tú me excitas a mí.

Las manos de Santana se deslizaron bajo la cintura de las braguitas de Brittany.

—El agua.

—¿Hum?

—El agua. La bañera.

Brittany tragó saliva mientras los dedos de Santana la acariciaban más abajo:

—Se va a desbordar.

—Oh. Ahora vuelvo.

Cuando Santana la dejó, a Brittany le pareció que iba a desmayarse.

No había aire en aquella habitación, y estaba tan hinchada de deseo que tampoco había sangre en su cerebro. Se llevó una mano temblorosa a los ojos y, luego, sintió la fuerza de los brazos de Santana en torno a su cuerpo.

—¿Quién necesita un baño?

Santana la arrastró suavemente hacia la cama.

Cuando sus cuerpos se enlazaron, Brittany reparó en que Santana se había quitado la ropa.

Gimió, mientras sus manos exploraban los músculos del trasero de Santana. El muslo de Santana se deslizó entre sus piernas y Brittany levantó las caderas, buscando un contacto más intenso.

—Por favor, Britt.

Abrió los ojos y vio que Santana sonreía.

—Te cuesta trabajo tenerlos abiertos.

—No es una manía. Bueno, si lo fuera, contigo sería la primera vez que la siento. Cuando te toco, lo noto en tus ojos. Así.

Los dedos de Brittany se deslizaron por el muslo de Santana y se hundieron en el centro, hinchado y húmedo.

Así.

Unieron sus labios, compartiendo el aire, y Brittany no apartó la mirada de la de Santana ni siquiera cuando los dedos de Santana la abrieron, giraron en torno a su piel mojada y, luego, la penetraron.

No reconoció el sonido que salió de su boca, y las oleadas de respuesta interior también le resultaban desconocidas.

—Hermosa—susurró Santana en tono dulce.

—¿Lo sientes? ¿Me sientes?—preguntó Brittany casi sin respiración.

—Dios, sí.

Brittany se estremeció y se esforzó por mantener los ojos abiertos, aferrándose a la adoración y a la pasión que emanaban de los ojos de Santana, mientras las sensaciones dentro de su cuerpo iban más allá de los músculos, los nervios y la piel, y llegaban a partes que no había creído que pudieran tocarse.

—Sí—gimió Santana.

Besó a Brittany con fuerza y su mano se movió más rápido:

—Lo siento todo.

—Sí, bésame—jadeó Brittany sobre la boca de Santana, notando la presión creciente, mientras se arqueaba en sus brazos.

Le ardía la piel, como si la sensación fuera demasiado fuerte para contenerla; se estremeció y gritó. Sus cuerpos se fundieron, y la asombró ver lágrimas en los ojos de Santana antes de perderse.

—¡San, por favor! Más…—Brittany apretó la pelvis contra la mano de Santana—Más.

El terrenal gemido de Santana arrancó otro igual a Brittany.

Sus caderas separaron las piernas de Brittany y la penetró mientras la joven alcanzaba el clímax.

—Siempre más, lo que tú quieras.

A Brittany le martilleaba la cabeza y se estremeció una última vez; luego, fue como si todo se derritiese en la cama y finalmente ya no pudo aguantar más con los ojos abiertos.

Recibió con agrado la respiración entrecortada de Santana en su oído cuando Santana se sentó sobre ella. Otra oleada sacudió a Brittany, que se rió.

—Doy por supuesto que eso significa que te sientes bien.

—Oh, sí—suspiró Brittany—¿Hora del baño?

Santana habló con aire petulante.

—Aún no.

Brittany volvió la cabeza y vio cómo Santana se lamía los dedos lentamente.

—Hay más aquí dentro—afirmó Brittany con gesto tímido.

—¿Sí?

Santana deslizó los dedos húmedos sobre el pecho de Brittany, mientras arqueaba las cejas:

—¿Puedo comprobarlo?

Brittany se rió, pero otras emociones la dominaron.

—Siento haberte evitado. Siento haberte herido. Siento…

Santana se apresuró a besarla.

—Tenías razón al hacerlo. Ninguna de nosotras estaba preparada para esto.

—Perdí los nervios y no soy nada organizada.

A Brittany le pareció importante que Santana conociera todas sus imperfecciones:

—No paro de equivocarme.

—Yo tampoco soy perfecta, cariño, pero intento merecer tu respeto.

—Te respeto, San. No comprendía bien quién eras, pero creo que estoy empezando a verlo.

Santana profirió un ruidito que Brittany sabía que conducía al amor, pero no dijo nada.

—¿Recuerdas cuando te dije que nunca te amaría?—Brittany llevó la mano aún húmeda de Santana a su pecho

—Intento no recordarlo.

—Me equivoqué—Sonrió—Puede que nunca vuelva a decirte esto, así que saboréalo.

—Oh, créeme, estoy saboreando todas tus cosas y pretendo seguir haciéndolo durante mucho, muchísimo tiempo.

—Estoy enamorada de ti, Santana—Brittany pronunció aquellas palabras dulcemente y deseó que sus ojos expresaran lo mismo—Espero que aún me ames.

Santana exhaló como si hubiera contenido la respiración durante meses.

—Creo que te amo desde el primer momento en que te vi, pero no me di cuenta hasta que ya llevaba un tiempo amándote.

Conmovida, Brittany se preguntó una vez más cómo se le había ocurrido pensar que Santana era fría y enlazó los brazos en torno a su cintura.

—Creo que, cuando llegue el momento, llorarás por las uvas.

**********************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: FanFic Brittana: Después de Todo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 3 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.