FanFic BRITTANA: "Madam President": Sinopsis + Cap. FINAL (08 de Marzo 2016)- 2da PARTE

Hola……….buenas noches a todas/os……….espero que disfruten los 3 capítulos de hoy……….mañana no me será posible actualizar, así que lo haré hoy para no dejarlas esperando


Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)





https://gleelatino.forosactivos.net/t22614p75-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-epilogo-capitulo-extra-24-de-octubre-2015
(Sweet Hope)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22620p90-resueltofanfic-brittana-before-california-ave-sinopsis-cap-28-epilogo-02-de-diciembre-2015#549251
(Before California Ave)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22632-resueltofanfic-brittana-ecos-de-la-calle-escocia-sinopsis-prologo-caps-26-27-epilogo-05-de-enero-2016
(Ecos de la calle Escocia)



*Actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….



https://www.youtube.com/watch?v=JePsvCRddTA

NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que NO modifiqué el título de la historia (simplemente me limité a conservar el título original de la historia), ya saben que no es lo mío ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Madam President” y es de autoría de T. Novan y Blayne Cooper (todos los derechos reservados para estas estupendas escritoras, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a estas distinguidas escritoras mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realizan); honestamente en honor a la verdad por más que revisé los archivos pdf que hallé hace tiempo en internet, no hallé ningún dato de algún foro o editorial que tuvo la gentileza de poner el archivo en internet…así que de todas maneras: gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras (dichos archivos los podrán encontrar en distintos sitios de internet).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Nashville y algunos otros lugares como Washington; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada…….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Lima-Ohio y naturalmente Washington (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de 2 libros que consta de: 1.- Libro 1 (no describe con precisión de cuantos capítulos tiene, pues solo muestra fechas, por ejemplo 6 de noviembre, etc.); 2.- Libro 2 (12 capítulos más el capítulo final o epílogo)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 10
Viernes, 26 de febrero

Estaban sentadas en la sala de estar de Santana. Cansadas. Brittany miró su reloj. Eran casi las donde de la noche, y ellas habían estado en pie desde las cinco de la mañana. Llevaban casi 20 horas levantadas. Miró la cara de la mujer que había enfrente de ella, la cual daba un sorbo de su vaso de leche.

Santana pasó un plato de galletas a Brittany. Suspiró y extendió una pierna sobre la mesa de café. La chimenea estaba encendida, pero Santana no creía que las llamas fueran las responsables de las sombras que apreciaba bajo los ojos de Brittany. Había sido un día duro y ella misma estaba que no se tenía en pie. —¿Cansada?— preguntó retóricamente.

Brittany la miró como si estuviera loca, pero contestó la pregunta de todos modos. —Dios, sí. Estoy muerta.— La escritora miró su vaso de leche sin ganas. No había bebido leche desde que era una niña. ¿Cuál era la obsesión de Sue con este líquido? Cuando ellas entraron en la sala, la mujer mayor, con el pelo lleno de rulos, le dio un vaso de leche a cada una y acto seguido se fue a la cama sin pronunciar palabra. Era muy rara.

—No sé cómo haces esto cada día. Y no sé como puedo seguirte.— dijo la escritora —No estoy segura de cómo vamos a sobrevivir cuatro años.— Cogió un par de galletas Oreo y las puso en sus piernas, sin importarle un pepino que estas mancharan su falda de color crema. Para eso inventó Dios el lavado en seco. Le devolvió el plato a Santana.

—De hecho hoy fue un poco más duro de lo normal, y lo sabes. El pequeño ataque del Secretario de Defensa fue inesperado, y eso trastocó totalmente mi agenda…

—Ese hombre.— Brittany abrió una Oreo chupando la crema y quitándola con los dientes —es un idiota.

Santana asintió, metiendo su galleta en la leche hasta que quedó bien empapada. —Me odia.

—Entonces es más idiota de lo que pensaba. ¿Por qué te odia?— Brittany gimió un poco mientras bebía su leche. ¡Estaba buena!

—Por que sí.— Santana metió rápidamente la galleta mojada en su boca, —y… estas son sus palabras no las mías: —Santana imitó el profundo acento de Boston —es más falsa que un billete de tres dólares.

—¿Toda esa basura de hoy era porque eres gay?

La mujer morena resopló. —Muchas personas me odian porque soy gay.— dio un trago de leche y una diabólica sonrisa cruzó sus labios, causando que la leche se saliera de la boca. Santana se inclinó un poco y susurró en tono de conspiración —Quiero que el Tesoro Federal imprima billetes de tres dólares solo para joderle.

Brittany estalló en carcajadas y sólo fue capaz de evitar regar a Santana de los trozos de galleta que salían disparados de su boca, colocándose la mano delante. Una sonrisa se dibujó en sus labios. — No deberías querer empezar con algo tan drástico. Quizás podrías empezar con algo un poco más pequeño. Por ejemplo con sellos para coleccionar de Santana Marie López en un fondo arcoiris… — Yo me compraría hasta el álbum. Después la cara de Brittany se volvió seria —¿Por qué tener un miembro del gabinete que te odia?— Miró envidiosamente los pies descalzos de Santana.

Santana, notándolo, movió alegremente los dedos de los pies. —Quítatelos. Ah, y ya que lo has dicho, tienes que estar muerto para que pongan tu cara en un sello. No le voy a dar esa satisfacción.

Rápidamente, Brittany se quitó sus zapatos. Suspiró aliviada ante la sensación del suave y frío parquet contra sus calcetines.

—Venga.— la animó Santana moviendo sus dedos otra vez —Es mucho mejor si los pones encima de la mesa.

—¿Estás segura?

—Oh, por favor. Esta no perteneció a George Washington tampoco.— Se inclinó y agarró los tobillos de Brittany.

La joven mujer gritó ante esas inesperadas manos frías.

—Lo siento.— Santana apuntó al vaso de leche fría que había estado sosteniendo. —Mis dedos no suelen estar fríos.

Brittany recordó su abrazo de la semana anterior. —Lo sé.

—Ahora, volviendo a tu pregunta.— sonrió Santana, mirando sus pies que estaban unos al lado de los otros en la mesa. Tiene unos pies muy bonitos.

—¿Sí?— le animó Brittany, preguntándose por qué Santana estaba mirando sus pies.

—¿Por qué tengo un miembro en el gabinete que me odia? Bien, costó mucho, y quiero decir mucho traerme hasta aquí. Accedí a poner a gente en puestos importantes a cambio de apoyo al Partido de Emancipación. Eso me ayudó a obtener la Presidencia y a tener que aguantar cuatro años a idiotas como el Secretario de Defensa Brendwell. La política es un juego, y así es como se juega…— Santana mojó otra galleta en leche.

—Ya entiendo.— contestó Brittany pensativa. Pero no lo entendía realmente. Al menos no a este ese preciso momento. —Entonces no sólo tienes que luchar contra los Demócratas y Republicanos… sino que tienes que preocuparte de tu propia gente también…

—Bueno, más o menos. Mi partido me apoya ahora. Sería estúpido que no lo hiciera. Se han hecho muchos sacrificios a lo largo del camino. Tenemos más enemigos alrededor que amigos. La clave aquí son los amigos que tenemos. Quinn por ejemplo. Ella es Demócrata.— suspiró —Ella es mi persona para los acuerdos. Puede cruzar de partido a partido y no parecer una falsa. Le confiaría mi vida.

Brittany mostró su acuerdo. Si el pueblo supiera la influencia que Quinn, o incluso Jane, tenían, a América le habría dado un colectivo ataque al corazón. Pero Washington era como un tiburón mortífero, y Santana necesitaba varios amigos tiburones que nadaran en sus aguas para asegurar que no fuera comida viva. Brittany giró la cabeza viendo como la Presidenta se comía lo que debía ser su vigésima galleta.

Santana paró a mitad de bocado. —¿Qué?

—Tú nunca has tenido que preocuparte por tu peso ¿Verdad?— preguntó envidiosa —Creo que te odio.


Aprovechando la oportunidad, Santana miró detenidamente el cuerpo en forma de Brittany. —No creo que tengas nada de lo que quejarte, Srta. Pierce.— se burló —Confía en mí, con lo que nos movemos, muy pronto aprenderás a comerte todo lo que te pongan delante sin importarte lo que sea. Y ni siquiera engordarás un gramo. De hecho, ya has adelgazado un poco ¿no?

Brittany parpadeó sorprendida —Sólo un kilo.— arqueó una ceja. —¿Estás espiando mi báscula?

—No.— se rió Santana. Sólo noto cualquier cosa que te pase. —Pero esa es la mejor parte de estar aquí. De pronto, toda la comida es buena. Necesitarás toda la energía extra que puedas encontrar para superar días tan maratonianos como este.— Cogió otra galleta y se la metió en la boca. — Además, no tengo que molestarme en vigilar mi peso. Toda América me está vigilando. 320 millones de personas están interesadas en lo que engordará mi trasero durante cuatro años.

Brittany hizo una mueca. —Bueno, toda América puede estar mirando tu trasero. Pero nadie está mirando el mío.

Santana sonrió. —Yo no afirmaría eso.— En menos de una décima de segundo, su cara se volvió roja como un tomate y se tapó los ojos con las manos. —Yo… eh… Yo… — Santana se frotó la cara, intentando borrar su rubor. —Yo… no quería decir algo fuera de tono como eso. A veces me pregunto cómo he llegado hasta donde estoy. Quinn tiene razón: abro la boca y meto la pata.— Preocupada miró entre los dedos y vio una sonrisa indulgente dibujada en la cara de Brittany. —Lo siento.— dijo sinceramente Santana queriendo patearse ella misma el trasero. Acto seguido se descubrió los ojos completamente. ¡No recuerdo haber estado tan avergonzada en toda mi vida!

Brittany empezó a reír, disfrutando del color rosado de las mejillas de Santana. ¿Estaba Santana flirteando con ella? —No pasa nada San. Sólo se te fue un poco la lengua…

Los ojos de Santana se abrieron de nuevo y su rubor aumentó. —Sí.— afirmó mientras se llevaba el vaso a los labios.

¿Cómo voy a pretender mantener algo de distancia profesional contigo, Santana? ¡Dios, míranos ahora! Estaban sentadas juntas, sus caderas casi se rozaban. Brittany se alarmó cuando se vio a si misma acercándose un poco más a Santana. Quería perderse en esos ojos marrones. Estoy en problemas.

Santana cogió la última de las galletas y le ofreció a Brittany. —¿Un bocado?

—Bueno, estamos en Washington. ¿Esperarías algo menor? La Presidenta meneó la galleta, preguntándose que perfume llevaba la biógrafa y por qué no olía de una manera tan intoxicante en nadie más.


Oh, cielos. No voy a aguantar cuatro años así.

Capítulo 11
Marzo de 2021
Miércoles, 3 de marzo

Washington D. C era un barrizal. La nieve derretida había dejado a su paso un frío líquido que mezclado con los residuos del suelo había dado lugar a un sucio y pastoso lodo. Pero, gracias a Dios, la calidez de la primavera se había apoderado de la capital de la nación y había, finalmente, acabado con todas las señales de lo que había sido un invierno brutal. Brittany dirigió su cabeza hacia la ventana, oyendo el suave cantar de un petirrojo. Oh, sí. Estoy preparada para la primavera.

La escritora sonrió ante el jarrón de rosas amarillas recién cortadas que iluminaban su escritorio. Cada noche, cuando volvía a su habitación, un ramo de flores frescas le daba la bienvenida. Al principio, pensó que esos ramos se encontraban en todas las habitaciones de la residencia. Después se dio cuenta de que no había en ningún otro sitio a parte de en su habitación. Le había preguntado a Quinn Fabray sobre ello, y la rubia de ojos verdes se encogió de hombros sin contestar a su pregunta.

Esta mañana soleada, la Presidenta estaba en una reunión con su Consejero de Seguridad Nacional, y Brittany se tomó ese tiempo para empezar a investigar un tema que le había intrigado durante semanas. Pensó que Santana podía hablarle de ello, pero las veces que había salido el tema, Santana parecía tensa, enfadada quizás. Incapaz de soportar la sombra de dolor en los ojos deSantana, Brittany llevaba la conversación hacia otros derroteros, a pesar de que Santana parecía querer seguir adelante. Gracias a Dios, esta parte de la vida de la Presidenta había sido muy publicada.

Con una serie de rápidos comandos, Brittany encendió su ordenador y conectó.

—Buenos días, Srta. Pierce.— la suave voz del ordenador le dio la bienvenida.

—Buenos días.— le respondió. Siempre contestaba a los salidos, incluso a los de una máquina. De alguna manera le parecía maleducado no hacerlo. —Buscar archivos. López, Santana.

—Buscando. Archivos localizados. ¿Directorio?

Brittany se reclinó sobre su sillón y se quitó las gafas, masajeándose el puente de la nariz mientras mordía una de las patillas. —Sub-directorio: López, Samantha. Campo de búsqueda: todos.

—Buscando. Archivos localizados. ¿Directorio?

—Abrir todos los archivos. Los más recientes, primero. Directorio actual.

—Nombre del documento: Vista de Sentencia. Harris, Theodore, 17/05/2017.

Una imagen de video tridimensional apareció y Brittany se puso las gafas mientras alejaba un poco la silla para dar mayor resolución al holograma. Santana estaba en un tribunal y la mera visión de la Presidenta le causó un gran estremecimiento. La mujer de pelo negro estaba en una tarima. En su cara, muy marcada y cansada, se podían apreciar unas sombras negras rodeando unos ojos tristes. Parece que esté viviendo un infierno.

—Si el Tribunal me permite.— Santana se detuvo y tomó un trago de agua. —Estoy aquí delante de todos ustedes, no como Gobernadora del estado de Ohio, sino como víctima. Me presento ante ustedes como una esposa que llora la pérdida de… de… mi mujer.

Los ojos de Santana se iluminaron, y Brittany pudo apreciar en ellos una mezcla de rabia contenida y una profunda tristeza. Ambos sentimientos suplicaban ser liberados. —He pasado cerca de 15 años con Samantha y pretendía pasar muchos más.— Sus penetrante mirada recorrió toda la sala, su cara se había endurecido. —Sin embargo, ese hombre,.— apuntó a un hombre desaliñado, de treinta y pocos, —decidió subirse a un coche después de haber estado bebiendo toda la noche. Como ha sido probado, iba a mucha velocidad y en estado de embriaguez cuando colisionó con el coche que Samantha estaba conduciendo. Además, su coche estaba equipado con piloto automático, y si lo hubiera usado habría prevenido el accidente. ¡Habría evitado esto con tan solo haberse preocupado en activarlo!

Brittany se inclinó hacia adelante, viendo a Santana detenerse otra vez para luchar por mantener sus emociones. Sintió como algo le oprimía el pecho, la tensión que estaba soportando Santana, le estaba poniendo difícil una cosa tan sencilla como respirar.

—El acusado salió del accidente con un par de arañazos. Mientras Samantha López yacía atrapada en el coche, san… sangre… sangrando y medio muerta, él abandonó el accidente y siguió su camino hacia la tienda de licores para comprar más bebida.

La imagen rápidamente se centró en el acusado, el cual se sujetaba la cabeza con las manos, para volver a centrarse en Santana acto seguido. Brittany reconoció a Jane en la galería.

—Al departamento de bomberos le llevó casi una hora retirar el coche y sacarla. Y por ese entonces Sam ya estaba… — La voz de Santana terminó la oración susurrando —ya estaba muerta.

La mandíbula de Santana tembló por un momento, y acto seguido retrocedió un poco en el púlpito. Sus ojos bajaron para mirar las notas que tenía desparramadas delante de ellas. Estaban arrugadas y destrozadas, y Santana de repente las retiró de la mesa, como si hubiera decidido no usarlas al final.

Brittany miró a Santana. Eran demasiado personales para leerlas a toda la sala, ¿verdad?

—Samantha dejó atrás tres hermosos niños,.— una pequeña sonrisa se asomó a sus labios, y Brittany sonrió también tristemente. No importaba el momento en que fuera, Santana siempre sonreía cuando mencionaba a sus hijos. —Nuestra hija de tres años, Ashley, a la cual Samantha adoptó nada más nacer. Nuestro hijo Christopher, de un año. Él… mmm...… dio sus primeros pasos un día después de la muerte de Sam. Y nuestro bebe, Aaron, el cual no tenía ni siquiera cuatro semanas cuando la mataron.

La compostura de Santana empezó a tambalearse, y unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, empapando los papeles que tenía delante. Brittany cerró los ojos dolorosamente, su estómago estaba hecho un nudo. No quería ver más, pero sabía que tenía que hacerlo.

—Estos tres maravillosos niños nunca conocerán el amor de esta mujer que tanto los quería, a causa de su irresponsabilidad, su indiferencia y su falta de respeto hacia los seres humanos… — Santana continuó —Porque debido a su rechazo a ponerse en tratamiento después de sus dos anteriores accidentes, he perdido a mi compañera y mejor amiga. Ha destrozado mi familia.— Santana paró, incapaz de continuar.

Ni si quiera va a decir su nombre, pensó Brittany.

Santana respiró hondo y detuvo sus temblorosas manos, hacienda contacto visual con el juez. —Pido a este tribunal que aplique a este hombre el justo castigo de pasar en prisión el máximo tiempo permitido en el estado de Ohio para crímenes de los que se ha huido. Nunca recuperaré a Samantha. Nuestros hijos han perdido una parte irremplazable de sus vidas. La comunidad ha perdido a un gran miembro. Él,.— apuntó con su cabeza al imputado, —debería perder tanto como hemos perdido nosotros… — Santana cuadró sus hombros. —Pero eso no es posible. Por eso su libertad es lo mínimo que puede darnos…

De repente, Quinn entró en imagen rodeando con un fuerte brazo la cintura de Santana cuando, por un segundo, pareció que se iba a desmayar.

—Detén la imagen.— Brittany se levantó las gafas para retirarse unas lágrimas que habían empezado a salir de sus ojos. Había tenido suficiente. —Ordenador, busca la sentencia de un tal, —miró hacia abajo y leyó un nombre que había escrito en sus anotaciones, —Teddy o Theodore E. Harris. Arrestado por asesinato temerario al volante en Ohio, 14/05/2017.

—Buscando. Archivo encontrado. No visual.

La escritora miró la imagen congelada de la pantalla. Mirando directamente la cara pálida de Santana, ordenó —Abrir.

—Harris, Theodore, número de caso 12843CR17, sentenciado el día 18/05/2017 a dos años de cárcel en la Prisión Estatal de Lebanon…

La mandíbula de Brittany cayó hasta el suelo, —¿Dos años?— Movió con la cabeza asombrada. — ¡Dos miserables años!

El ordenador continuó —Puesto en libertad el 19/05/2018, después de cumplir 12 meses de prisión.

—Dios mío.— susurró Brittany. Se quitó las gafas y, enfadada, las tiró sobre el escritorio. Acto seguido se secó los ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas debido a todo lo anterior.

El teléfono de su escritorio la sacó de sus pensamientos. —Apagar ordenador.— Se volvió a secar los ojos, que se habían llenado nuevamente de lágrimas, y aceptó la videoconferencia. Sonrió inmediatamente al ver la cara sonriente de Santana.

—Hola.

La Presidenta se reclinó sobre su sillón. Brittany pudo adivinar por el fondo de la imagen que Santana estaba en el Despacho Oval… — ¿Qué tal la reunión?

—TOP secret.— Santana sonrió y arrugó la nariz de una forma que a Brittany le pareció imposible no adorar.

Sería bonito ver como el tiempo formaba arrugas debido a la risa alrededor de esos preciosos ojos chocolate. Seguro que Samantha esperaba presenciar eso. —Claro. Lo siento.

—No te preocupes. Escucha. Tengo libre la hora de la comida. Si te apetece y no te importa comer en mi despacho, puedo firmar documentos, hablar contigo y comer al mismo tiempo.— La sonrisa se borró de la cara de Santana y miró preocupada a Brittany. —¿Estás bien? Pareces un poco triste.

Brittany sonrió suavemente e hizo un esfuerzo para eliminar su tristeza. —Estoy bien. ¿Y puedes hacer todas esas cosas a la vez?— Su voz era juguetona —Dios eres la mujer multitalentos.

Silencio, Santana. Pero no podía borrar una encantadora sonrisa de su cara. —Años de experiencia. ¿Qué me contestas?

—No lo se.— bromeaba la rubia —Déjame que consulte mi agenda y vea si el Primer Ministro de Gran Bretaña ha…

—Muy graciosa.

Brittany se rió —Bajaré enseguida.




—¡Y una mierda!— Santana golpeó con los puños el escritorio.

Brittany, al entrar en el despacho, oyó como el revuelo crecía de intensidad y tranquilamente cerró la puerta. No era necesario que todo el personal de la Casa Blanca oyera esto. Cuando se giró Santana estaba de pie, con el teléfono pegado a la oreja. —¿Qué quieres decir con que han cambiado de idea? ¡Solamente se les permite hacer eso cuando están en desacuerdo con… conmigo! ¡Recupera esos votos! ¡No voy a perder esto porque unos cuantos lameculos Demócratas deciden cambiarse de bando!

La biógrafa no pudo resistirlo. Sacó la cámara y empezó a sacar varias fotografías. Oh, San, tienes temperamento, ¿eh? Brittany sonrió. Esa vena que se te ha marcado en la frente podría dar lugar a una impresionante portada de libro.

—¡Encuéntralos! Y no me vuelvas a llamar hasta que lo hayas hecho.— Colgó el teléfono y apretó el intercomunicador. Respiró hondo para calmarse un poco antes de hablar. —Jane…

—La Jefa de Personal está de camino, Sra. Presidenta. Estaba en una reunión en Hill, pero ya viene. Le llamé tan pronto como el Jefe de Personal en funciones la telefoneó.

—Dios te bendiga, Jane.— Santana se recostó sobre su escritorio, —Gracias.— suspiró —¿Te lo estás pasando bien aún siendo Presidenta?

Jane se rió —Uh uh… y de nada.

La Presidenta apagó el intercomunicador y miró a Brittany.

—¡Aguanta ahí un momento!— le ordenó Brittany mientras cambiaba el ángulo de la foto y enfocaba la lente.

Santana sacudió la cabeza y estalló en carcajadas. Rodeó el pupitre y se sentó sobre el borde, cruzando los brazos sobre el pecho. —De pronto me siento como una modelo.— Hizo una pose, causando las risas de Brittany.

—Podrías haberlo sido, ya sabes… modelo. La cámara te quiere. ¿Quiero saber por qué estás tan enfadada?

Santana apretó los labios. —Ah, mi legislación para el Registro de ADN se ha encontrado con un impedimento de última hora muy inesperado.

—Sabía que eso iba a pasar.— Dijo Brittany un poco ausente mientras se ocupaba de las lentes de su cámara.

Un par de ojos se abrieron de par en par.

Brittany prosiguió. —Durante la reunión de la semana pasada, bueno, digamos que no parecían muy convencidos. No les creí cuando dijeron que te iban a apoyar. Han sido esos Yankees de Nueva Jersey los que se han echado atrás ¿verdad? Creo que sólo vinieron por la comida gratis…

—Bien, pues la próxima vez siéntete con toda libertad para avisarme ¿vale?— bromeó Santana. — Hablando de comida, parece que hoy me la voy a saltar. Hay un par de traseros chaqueteros que necesitan ser pateados.— Por una vez el Partido de Emancipación parecía de acuerdo en un mismo tema. No ha sido una buena idea apuñalarme así por la espalda, chicos.

—No te preocupes.— Brittany se llevó la cámara al oído para escuchar como se rebobinaba el carrete. Había formas más fáciles de sacar fotos, pero ella adoraba esta vieja cámara. —¿Quieres una espectadora? Ha pasado… déjame pensar… Oh, hace una semana que no veo un pateo de trasero a un chaquetero. Necesito mi dosis.— Sonrió la escritora.

—Será todo un honor, Sra.… — La Presidenta se dirigió hacia ella y le hizo una ligera reverencia antes de coger su abrigo. —Incluso seré su escolta.— Santana paró de hablar por un momento y miró fijamente a Brittany —¿Votarías "sí" a mi propuesta? Has escuchado más que suficiente sobre ella para tomar una decisión bien fundamentada.

Brittany suspiró resignada. ¿Por qué Santana hacía siempre esto? —Bueno… yo…

—Brittany.— La voz impaciente de Santana cayó una octava.

—No.

—¿No?— Santana salió disparada hacia la otra mujer.

Brittany giró la cabeza firmemente y adoptó una postura más firme mientras Santana se acercaba. — No.

—¿No?

—No.

—Estás bromeando.

La mujer más joven no se movió.

Santana agitó las manos —Pero ¿por qué? He rechazado la propuesta de los Republicanos de obligar a que se registre el ADN de cada persona que nazca.

Brittany levantó una ceja, haciendo saber a Santana cómo se sentía exactamente ante la pequeña sugerencia hecha por el Portavoz del Parlamento.

—Mi propuesta consiste en registrar sólo a la gente que es arrestada. ¿Es que no hay ni un Demócrata que lo entienda?

—Aparentemente no. Ah, y hay gente inocente arrestada todos los días.— dijo Brittany razonablemente mientras abría la puerta del despacho de Santana. —Es una medida invasiva y espeluznante. Es como el Gran Hermano, o algo así.

Santana gesticulaba con las manos mientras andaban. Estaba en su papel persuasivo. —Pero si ya cogemos las huellas dactilares de las personas cuando son arrestadas. Y esto, al final, salvará vidas y ayudará a solucionar crímenes…

La mujer joven se detuvo. —Las huellas dactilares no son… — Brittany hizo una mueca de repulsa y dijo la siguiente palabra con tanto asco que Santana tuvo que contener la risa. —sangre. No puedes clonar a gente a partir de sus huellas dactilares. ¿Y qué pasa si alguien decide hacer algo de ese tipo con todas esas muestras?— De acuerdo, había exagerado un poco con esto último. Pero sabía que Santana picaría el anzuelo.

—¡Agr.! ¡Yo no quiero clonar a nadie! ¡Dios!— Santana entornó los ojos mientras doblaban una esquina y enfilaban el pasillo que llevaba hasta la Habitación Verde. —¿Todavía están reponiendo "Expediente X" en la tele?

Unos ojos verdes la miraron con la más pura inocencia mientras las dos mujeres continuaban su camino.

Hola……….buenas noches a todas/os……….espero que disfruten los 3 capítulos de hoy……….


Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
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http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
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https://gleelatino.forosactivos.net/t22614p75-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-epilogo-capitulo-extra-24-de-octubre-2015
(Sweet Hope)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22620p90-resueltofanfic-brittana-before-california-ave-sinopsis-cap-28-epilogo-02-de-diciembre-2015#549251
(Before California Ave)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22632-resueltofanfic-brittana-ecos-de-la-calle-escocia-sinopsis-prologo-caps-26-27-epilogo-05-de-enero-2016
(Ecos de la calle Escocia)



*Actualización: día SÁBADO…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….


https://www.youtube.com/watch?v=O6ZDJxD95FU

NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que NO modifiqué el título de la historia (simplemente me limité a conservar el título original de la historia), ya saben que no es lo mío ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Madam President” y es de autoría de T. Novan y Blayne Cooper (todos los derechos reservados para estas estupendas escritoras, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a estas distinguidas escritoras mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realizan); honestamente en honor a la verdad por más que revisé los archivos pdf que hallé hace tiempo en internet, no hallé ningún dato de algún foro o editorial que tuvo la gentileza de poner el archivo en internet…así que de todas maneras: gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras (dichos archivos los podrán encontrar en distintos sitios de internet).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Nashville y algunos otros lugares como Washington; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada…….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Lima-Ohio y naturalmente Washington (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de 2 libros que consta de: 1.- Libro 1 (no describe con precisión de cuantos capítulos tiene, pues solo muestra fechas, por ejemplo 6 de noviembre, etc.); 2.- Libro 2 (12 capítulos más el capítulo final o epílogo)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 13
Viernes, 5 de marzo

—Vamos, dénme un abrazo.— Santana estaba de rodillas con los niños.

Las miradas de desilusión en sus caras desgarraron a Brittany de un modo que nunca creyó posible. Dios, ¿Es siempre así? ¡Yo nunca sería capaz de irme a ningún sitio!

—¿Vas a estar mucho tiempo?— Preguntó Chris con su cara escondida en el largo pelo de Santana.

—Sólo estaré el tiempo estrictamente necesario, compañero. Ya lo sabes. Estaré de vuelta tan pronto como pueda.

—Te echaré de menos.— Aaron le dio un beso en la mejilla y Santana lo envolvió con su otro brazo.

—Yo también los voy a echar de menos chicos. Y os prometo que cuando venga, tendremos pizza y películas de Disney todo el día el primer domingo, ¿vale?

—¿Pueden Brittany y Grem ver las películas y comer pizza también?— preguntó Chris, colocándose las gafas y mirando a Brittany con una tímida sonrisa.

Santana miró a la escritora, dirigiéndole una pequeña sonrisa, Así que has embrujado a mis hijos también, ¿eh? —Si ella quiere.— Sus ojos se clavaron en los de Brittany con la misma adoración con la que la estaba mirando Christopher. —Pero se lo tendrás que preguntar tú mismo.

Antes de que Chris pudiera abrir la boca, Brittany contestó. Mantuvo la mirada penetrante de Santana mientras hablaba. —No me lo perdería por nada del mundo. Me encanta pasar tiempo con ustedes chicos.— se oyó a sí misma decir. Huh. Es verdad. Sam moriría de un ataque al corazón si me oyera decir esto. Bajó la mirada hacia Chris y le dijo apuntando con el dedo en señal de advertencia —Pero pizza para Grem no, que le hace eructar.

Santana hizo una mueca de dolor al oír el nombre del perro. —Hablando de Gremlin.— Esa odiosa pequeña bola de pelo. —Brittany va a necesitar que alguien lo cuide mientras no estamos, y estamos de acuerdo en que sean ustedes quienes lo hagan, si están de acuerdo claro. ¿Qué dicen?

Los niños gritaron, pero Ashley, que permanecía al lado de Sue, solo se encogió de hombros evasivamente. Santana se levantó y se dirigió hacia su hija. —Venga, Moppet,.— Su oscura cabeza se inclinó en gesto de súplica. —Tú eres la mayor, tienes que estar de acuerdo también.

—Vale.— Ashley intentó sonreír, pero sin éxito.

Santana se inclinó y rozó la nariz con la de su hija. —Tengo una sorpresa para ti.

—Sí.— Santana silbó y la puerta se abrió. Gremlin entró en la habitación seguido de cierta antigua miembro de la policía estatal de Ohio, que finalmente había sido aceptada para unirse al Servicio Secreto.

Los ojos de Ashley se abrieron como platos cuando vieron a su amiga. —¡Amy!— Corrió a través de Santana, sus hermanos y Brittany para abrazar a la mujer por la cintura, apretando tanto como podía.

Santana dio gracias a Dios por haber hecho finalmente algo que hiciera sonreír a Ashley. Sabía que había sido un invierno difícil para la niña.

Santana le preguntó a Sue —¿Estás segura de que quieres hacer de niñera de un perro también?

— ¿Por qué no? He estado cuidándote a ti durante cuatro años. El perro por lo menos me escuchará.— La mujer mayor le dio una juguetona palmada a la Presidenta en las costillas.

—Te lo agradezco mucho, Sue.— dijo Brittany, encantada por la relación maternal existente entre Sue y Santana. —Creo que sería infeliz en una caseta después de toda la atención a la que está acostumbrado por los niños. Ellos lo aman.

La niñera sonrió —Es primavera.— agitó la mano delante de ella. —Está en el aire.

Santana sintió algo de aprecio por el feo perro de color blanco y negro. Su cara parecía que hubiera sido aplastada por una gruesa sartén de acero. Ella sabía que ese perro era Republicano. —Eh tú, pequeña bestia.

Las orejas de Grem se empinaron y su rabo empezó a moverse rápidamente. En ese momento vio quién lo llamaba y gruño, enseñando unos afilados y largos colmillos.

Santana buscó en su bolsillo y sacó una pequeña bolsa. —Tengo algo para ti.— le chinchó. Se agacho al suelo y, apoyada sobre sus talones, sacó una golosina de la bolsa. Ella gruño y murmuró "chico, comerse esto es una experiencia orgásmica"

Brittany inconscientemente se mojó los labios.

Santana agitó la golosina en frente de su cara, mirando como olfateaba con interés.

—¿Ahora estás sobornando a mi perro?— Brittany colocó los brazos en jarras. —cielo santo ¿no te da vergüenza?

—No. Nada.— Santana negó suavemente. —Pensé que si a ti se te podía comprar con una Oreo, a Gremlin lo conseguiría con unas cuantas chocolatinas.— Será mejor que no me dejes mal delante de tu mami y se te ocurra morderme, ¡Gremlin! He oído que la NASA está buscando unas cuantas cobayas para su próxima misión a Marte. Santana era cuidadosa y sostenía el dulce con la punta de los dedos mientras el perro lo olfateaba. —Oh, sí. Sabes que lo quieres.— Los ojos de Santana se entrecerraron en una mirada casi felina. —Vamos… cógelo.

Brittany miró fascinada como la Presidenta de los Estados Unidos y su perro se enfrentaban en una batalla de autocontrol. No puedo creer que esté viendo esto.

Pero Gremlin se rindió primero, cogiendo la olorosa delicia de los dedos extendidos de la Presidenta y llevándosela detrás de las piernas de Sue. Dev sintió como se dibujaba una gran sonrisa en su cara. —Ah, un progreso. Ojala el Congreso fuera tan fácil.— La mujer puso sus manos sobre las rodillas y se levantó. Le dio la bolsa de golosinas a Sue. —Ten esto a mano por si se vuelve contra ti.

Sue asintió. —Ten cuidado, Santana Marie López. Estos niños te necesitan.— La niñera le dio un largo abrazo a la Presidenta.

—Lo tendré, Sue. Y estaremos de vuelta pronto.— Santana se soltó del abrazo y abrió sus brazos a los niños una vez más —El último. Saben que uno nunca es suficiente para mí.— Suspiró —Tengo que irme antes de que a Marley le de algo y mande un ejercito a por mí.

Todos los niños corrieron hacia ella y la abrazaron fuertemente. Ash la bajó hasta su nivel. — Gracias mami. Amy es el mejor regalo que he tenido nunca.

—Me alegro, Moppet. Ten cuidado de ella. Acaba de terminar su entrenamiento como Servicio Secreto y creo que podría necesitar un poco de ayuda.

La niña se rió. —Lo tendré. Te lo prometo.— Después, sin pensarlo, se fue hacia Brittany y la rodeó con sus brazos.

Brittany se quedó sorprendida pero, aunque un poco avergonzada, rodeó también con sus manos y suavemente acarició la espalda de Ashley. No estaba segura de qué decir y sintió un gran alivio al oír a Ashley hablar primero.

—Te prometo que cuidaremos bien de Grem, también.

Brittany se relajó y devolvió el abrazo a la niña con más fuerza. —Sé que lo harán, Ash. Pásenlo bien mientras no estamos.


Brittany intentó que no se le notara lo nerviosa que estaba cuando la limusina llegó al avión. Es sólo un avión. Es sólo un avión. Ya has montado en avión antes. Sus ojos estaban clavados en el enorme monstruo de acero. Por dos chocolatinas y un asiento de ventanilla en esa cosa, le daría un hijo a Santana. Su cara se puso como un tomate por la dirección que habían tomado sus pensamientos.

—Lo he arreglado todo para que tengas tu propio despacho a bordo.— comentó Santana como si nada, ausente totalmente a las ideas de su biógrafa. Se inclinó más sobre Brittany, preguntándose exactamente cuándo habían pasado de sentarse una enfrente de la otra a sentarse al lado. No era que se quejara, más bien todo lo contrario. —Es la oficina que normalmente se reserva para… la Primera Dama. Espero que… que te guste. Y el avión también. Es realmente bonito y… hm rápido.— Santana balbuceaba Genial, ahora parezco un adolescente de 16 años tratando de impresionar a su chica con el coche de papá.

—Oh, de acuerdo, me las apañaré. No sé cómo pero lo haré… — Dijo de carrerilla Brittany haciendo su mejor imitación del acento sureño.

Santana se rió —Sólo tienes que poner lo que has traído en el despacho de la Primera Dama del Air Force One. Como estas usando su habitación no te importará usar también su despacho… — Santana sacó la novela de Brittany de una bolsa y la puso sobre sus piernas. —No voy a trabajar más de lo necesario durante este vuelo. Voy a leer.

El ego de Brittany engordó ante el gentil cumplido de Santana. Nunca había podido disfrutar en personas de la reacción de un fan ante su novela. —¿Alguna sugerencia para el siguiente libro de Adrienne Nash? Como te los has leído todos…

Santana asintió inmediatamente. —Oh, por supuesto. Necesita una novia…

Brittany se cruzó de brazos ante la respuesta de Santana. —¿Eso crees?— Podría ser interesante. ¿Una alta y guapa morena con unos penetrantes ojos marrones quizás? Eso seguro que impresionaba a unos cuantos lectores.

—¡Si!— sonrió Santana, —Así estaría más en paz consigo misma, más contenta. Y completamente satisfecha.

Unas claras pestañas se arquearon. —¿Todo eso por una novia?

—Uh uh.

Brittany miró a la Presidenta. —¿Y qué te hace pensar que Adrienne Nash está interesada en las mujeres?

Antes de que Santana pudiera contestar, el coche paró y la puerta fue abierta desde fuera. Sonrió y bajó del coche, sonriendo en forma de leve saludo a la prensa. Acto seguido tendió su mano a Brittany. Con un delicado agarre, ayudó a la escritora a salir del coche. —¿Qué te hace pensar que no?— Preguntó Santana, situando la mano gentilmente sobre la parte baja de la espalda de Brittany, y dirigiéndola hacia el avión.

—Buena pregunta.

Las mujeres fueron asaltadas por una avalancha de preguntas que formulaba la prensa que las estaba esperando. Sus gritos casi no se oían debido al ruido de los motores de los coches y de los aviones. Santana ignoró completamente a los reporteros, pero notó que la espalda de Brittany se ponía rígida y que su pasó se ralentizó ante una pregunta personal e inapropiada dirigida hacia ella. La Presidenta se inclinó un poco y le dijo a Brittany —Tú sólo anda. Ignóralos.

La mujer torció la barbilla, y Santana percibió un gesto de preocupación. Podría asegurar que Brittany estaba considerando hacer o decir algo, y Santana podía figurarse qué era. —Ah… Brittany, estoy segura que lo que sea que estés pensando hacer, sería extremadamente satisfactorio.

Brittany asintió tensa, dándole una patada a una piedra que había en el camino. —Muy satisfactorio.

—Pero por favor, no lo hagas. Sólo añadiría leña al fuego.

Santana paró, permitiendo a Brittany empezar a subir las escaleras por delante de ella. Era muy consciente de las cámaras que no paraban de filmar su embarque. Arriba, Brittany se detuvo para esperar a Santana, pero entró enseguida cuando Santana le presionó la espalda. —Entra, así te dejarán en paz.— La Presidenta le guiñó un ojo. Después se giró y saludó una vez más antes de entrar al avión.

Quinn las esperaba en la puerta, y también Marley, la cual le pasó a Santana un archivo. —Tenemos una llamada esperándola, Sra. Presidenta.

La cabeza de Santana cayó hacia adelanta y gruñó. —Qué raro. Contestaré en mi despacho. Quinn, podrías enseñarle a Brittany su despecho y asegurarte de que su ordenador y el resto de sus cosas sean insta…

Quinn asintió y empujó a Santana hacia su despacho. —Todo está preparado, y estaré encantada de enseñarle dónde se puede acomodar.

Santana le dirigió a Brittany una apenada mirada y se resignó a seguir a Marley hacia su despacho. Antes de desaparecer en él, se giró y golpeó la novela de Brittany gritando, —Es un consejo…

—Pensaré sobre ello.— le respondió con una sonrisa.

—Pensar, ¿sobre qué?— Quinn cogió a Brittany del codo amablemente y la dirigió hacia el lado opuesto del pasillo.

—Sobre muchas cosas.— admitió la rubia tranquilamente.

Quinn abrió la puerta del despacho y le indicó a Brittany que entrara. —Wow.— Se tomó un momento para observarlo todo. —Esto es increíble. No puedo creer que esté en un avión.

—Bueno, no se le llama "el Despacho Oval Volante " por nada. Es realmente impresionante. ¿Sabías que tiene 238 millas de cable? Eso es más del doble de lo que tiene un 747. La red de cables protege al avión de rayos los electromagnéticos generados por un ataque termonuclear. Incluso en una guerra nuclear, todavía seríamos capaces de recibir señales electrónicas… — La informó.

Brittany se quedó totalmente blanca.

—¡Oh, Lo siento! No pretendía decir que hay sospechas de una guerra termonuclear.— se disculpó rápidamente.

—Gracias por aclararlo.

Quinn se desabrochó la chaqueta y se pasó la mano por su pelo rubio. Respirando profundamente preguntó. —¿Puedo entrar un momento? Me gustaría hablar contigo un momento…

Brittany le miró seriamente, mordiéndose el labio mientras se preguntaba si había hecho algo malo. Ella y Quinn se habían llevado bien estos meses. Brittany se situó detrás de su escritorio y se dejó caer sobre su sillón de cuero. Eso forzó a Quinn a hablar con ella con el escritorio de por medio, situándose ella en una posición de poder. Era una —trampa.— que Brittany había aprendido inconscientemente de Santana. —Claro. ¿Sucede algo?

—La verdad es.— Quinn cerró la puerta y se sentó en el sofá mirando hacia el escritorio… que no estoy segura.

—¿Qué quieres decir? ¿Hay algún problema con el libro?— Brittany había accedido a que Quinn leyera unas notas que posteriormente pasarían a formar parte del prólogo de la biografía de Santana. La mayor parte era información familiar y datos personales, cosas que no cambiarían en cuatro años. Nunca había compartido nada de su trabajo preliminar, pero, como mejor amiga de Santana y Jefa de Personal de la Presidenta, valoraba el punto de vista de Quinn.

—¡No! Todo lo del libro está genial. A Santana le va a encantar. Se llevará una gran sorpresa al descubrir que uno de sus ancestros era un ladrón de caballos convicto. Debe ser de ahí de donde le viene su talento político…

—¿Entonces qué?

—Es Santana.— Él la miró directamente a los ojos. —Está… mmm..., muy abierta contigo, ¿sabes?

Brittany asintió, sintiéndose de repente muy incomoda por el rumbo que estaba tomando la conversación. —Es verdad. Para una que una biografía sea buena, el protagonista tiene que abrirse al escritor.

—No estoy hablando sobre el libro, Brittany. Estoy hablando a nivel personal. Ella se está arriesgando mucho con esto. De hecho, no la había visto conectar así con nadie desde… — sus palabras se detuvieron y Brittany entendió por qué.

—¿Samantha?— Su voz sonaba atónita.

Quinn asintió. —Veo que lo entiendes… — Se levantó y se abotonó la chaqueta. —Confío en que no le hagas daño. Tú eres la primera persona en mucho tiempo que parece hacerla feliz… — Se detuvo. —Sólo te pido que no la engañes. Por favor.— La rubia ojiverde se giró tranquilamente y abandonó el despacho.

Totalmente perpleja, Brittany parpadeó varias veces. ¿Engañarla? Volviendo en sí, saltó de detrás de su escritorio. —¡Quinn, espera!

La Jefa de Personal se detuvo a mitad del pasillo y se giró. —¿Sí?

—Te has creído los rumores, ¿verdad?— Brittany bajó la voz, mirando a su alrededor un poco nerviosa. —Los de Santana y míos.

—En este momento no sé lo que creer.— Puso su mano sobre la pared del avión y sintió como el gran aparato empezaba a despegar. —Sólo te pido que tengas cuidado.

—Entonces, como Santana, vas a tener que confiar en mí.— Ella pudo ver indecisión en sus ojos. — Debo admitir que esto probablemente no haya sido lo más profesional que haya hecho en mi vida. Pero en algún momento de los últimos dos meses, nos hemos hecho muy amigas, Quinn. Por favor, creer que yo no haría nada que creyera que le pudiera hacer daño. No estoy engañando a nadie…

Su voz era una súplica, y el no tuvo más que creerla. Odiaba estar rodeada de gente honesta. Esto era el mundo de la política, ¡por todos los dioses!

—Confío en ti.— sonrió levemente. —Y estoy contenta de que te tenga como amiga. Ahora si me disculpas, tengo que hacer una llamada.



El cuaderno de notas de Brittany descansaba sobre sus piernas mientras ella estaba sentada cómodamente en el gran sofá que había en su despacho a bordo del "Despacho Oval Volante". Levantó la vista hacia la azafata, la cual acababa de depositar un vaso de leche en la mesa que había frente a ella. Después de tantas semanas con Santana, la escritora se había acostumbrado a esa bebida, pero descubrió que si se la servían muy fría realmente le encantaba. ¿Necesito preguntar quién ha ordenado esto? —Gracias.

—Un placer, Srta. Pierce. ¿Hay algo más que pueda hacer por usted?

—No, estoy bien, gracias.— Se levantó las gafas, giró su cuello para desentumecerlo antes de coger el vaso. Estaba sorprendida de que la leche estuviera muy fría. ¿Me lee el pensamiento?

Brittany miró su reloj. Llevaban volando unas dos horas y todavía no había sabido nada de Santana desde que se separaron en el pasillo. Deja de gimotear. Eres una persona adulta, y sabes que está ocupada. Con un sonoro suspiro, volvió a su cuaderno de notas y a su leche.

Santana finalmente salió de su despacho casi una hora más tarde. La Presidenta tocó en la puerta de Brittany y la oyó decir, —Adelante.—.

Unos ojos marrones se entornaron entrando en el despacho. Santana estiró las manos hacia delante como si fuera Frankenstein. Se dirigió torpemente hacia el sofá, donde se dejó caer. —Soy una mala madre… — Murmuró contra un almohadón.

—¿Qué?— resopló Brittany, —Ni hablar.

Santana rodó, apretando un pequeño almohadón contra su pecho. —Me acabo de dar cuenta de que no voy a estar en casa para el cumpleaños de Christopher la semana que viene… — Colocó el almohadón bajo su barbilla, mientras miraba a Brittany. —Quizá pueda enviarle un camello en un avión…

La escritora giró su cuerpo, levantando un brazo y dejándolo descansar sobre el respaldo del sofá.

—No, eso es exagerar. Además si le llevas un camello, lo próximo que querrá será un elefante, y antes de que te des cuanta: ¡Puf! Tendrás rinocerontes en tus setos en el Jardín de las Rosas, y el sendero sur se convertirá en un zoo de mascotas… — Vamos, San, sonríe.

La risa de Santana sonó tan alto que Brittany se preguntó si las ratas de la prensa, que estaban cerca de la cola del avión, la habrían oído. Acto seguido, fue golpeada en la cabeza por la almohada que Santana había estado usando.

—¡Hey, se buena!— replicó Brittany mientras confiscaba el almohadón y hundía su cara sobre la suave tela.

—¡Yo siempre soy buena!— sonrió Santana, pero la feliz expresión desapareció rápidamente. — Encontraré alguna manera de compensar a Christopher.— Paró de hablar un momento y una mirada pensativa apareció en su cara. Los ojos de Santana se volvieron serios. —Este es el tipo de cosas que nunca olvidará, ¿verdad?

Brittany sintió un pinchazo en lo más profundo de su pecho. Era sólo un cumpleaños, ¿verdad? Él entenderá que Santana haya tenido unos compromisos que eran de importancia mundial, cosas que no podían esperar por la fiesta de un niño. Brittany sonrió tristemente a la Presidenta. —No, no es algo que vaya a olvidar.

Santana asintió despacio y se levantó del sofá para dirigirse hacia la puerta. Exhaló cansada. —Más o menos lo que me había figurado.

Capítulo 14
Martes, 9 de marzo.

Llevaban en la Embajada tres días, y era la primera vez que Brittany había tenido un rato libre para disfrutar del balcón de su habitación. Permanecía allí observando la ciudad llena de vida. Era una ciudad abarrotada y colorida. Los extranjeros vagaban de un lado para otro, sus trajes de negocios o sus vestimentas de turista contrastaban con las tradicionales prendas nativas de color blanco. Los cláxones de los coches se mezclaban con los enfadados gritos de los viandantes y el ocasional relincho de un burro o un caballo. Era una curiosa mezcla de lo antiguo y lo nuevo. Cultura, tecnología, y actitudes que para Brittany resultaban más interesantes que atrayentes.

La escritora tomó unas cuantas fotos. Acto seguido entró en la habitación abandonando el fuerte olor a especias, carnes asadas, pastelerías locales y humo de coches.

Se había sorprendido cuando Santana ordenó a todo el mundo que se tomara el tercer día "en el país" para descansar y relajarse. "Todo el mundo", según descubrió Brittany, era un término relativo. Quinn estaba todavía trabajando como un loco, al igual que varios ayudantes y consejeros, expertos en política internacional. Pero la mayor parte del personal, incluida la propia Santana, se tomaron el día libre.

La Presidenta durmió casi todo el día, y Brittany sospechó que la mujer de pelo negro estaba todavía luchando contra un acusado jet lag. Mientras Santana descansaba, Quinn había tomado el mando, dando órdenes de que Santana no fuera molestada por nada. Dejó perfectamente claro que la necesitaba bien descansada para el resto de reuniones que estaban por venir.

Brittany se había permitido dormir una siesta, pero se sintió descansada y se levantó mucho antes que Santana. Dedicó tiempo a explorar y gastar dos carretes de fotos. Estaba deseosa de huir de las habitaciones asignadas a los ejecutivos. Había demasiadas caras extrañas vigilando todo el rato, mirándola fijamente en todo momento, y susurrando cuando ella, o alguien que tuviera que ver con Santana, pasaba. Brittany prefería pegarse a sus amigos, especialmente a esa mujer tan hermosa que además dirigía la nación más poderosa de la tierra.

La primera reunión fue fijada para el día siguiente a las 9 de la mañana. Sin embargo, esa noche, Santana presidía una recepción para los dignatarios que asistirían a las reuniones. La Embajada estaba plagada de trabajadores, desde cocineros y empleados de limpieza, hasta personal de seguridad y militares. Brittany estaba empapada de sudor, observando el caos desde el balcón de su habitación, antes de que un golpe en la puerta la hiciera entrar de nuevo.

Dejó la cámara en una mesa y abrió la puerta para ser saludada por una sonriente Santana. Esta estaba sosteniendo una bolsa y parecía encantada consigo misma. —¿Sabes?— Empezó Brittany, dejando descansar sus manos sobre las caderas, —Te conozco lo suficiente como para saber que esa sonrisa significa problemas.— Pero incluso bromeando, sus ojos indagaron preocupados en la cara de Santana, aliviados al darse cuenta de que las arrugas de cansancio y tensión que había visto el día anterior, hubieran desaparecido.

—¡Oh! ¿De modo que así me lo pagas, eh? Yo te traigo un regalo, y te me acusas de causar problemas. De acuerdo. Me llevaré este realmente precioso e increíblemente caro vestido de noche, y encontraré a otra rubia escritora y guapa para dárselo… — Fingió estar indignada y se giró haciendo que Brittany no pudiera ver su cara, en la cual apareció una traviesa sonrisa.

El brazo de Brittany salió disparado agarrando a Santana por la camiseta. —¡Espera un minuto, Sra. Comandante y Jefa!— Empujó a la mujer hacia la habitación y cerró la puerta detrás de ella. — Número uno…

—Bueno…..

—Cualquiera que no tenga una constitución tan escultural es tan distinta que tú, Sra. Latina Sexy.- Se defendió Brittany.

Santana se rió. —Es verdad.

—Y número dos… — Brittany levantó dos dedos.

Santana cubrió la bolsa con sus brazos. Sus ojos parpadearon. —No pretenderás decirme que no eres guapa, ¿verdad?

—¿Me crees estúpida?

Santana abrió la boca, y Brittany puso su mano sobre ella. —No es necesario que contestes a eso, Santana…

Los ojos de la Presidenta gritaron "¿quién yo?" Pero ella se mantuvo en silencio prudentemente.

Brittany sonrió malignamente y retiró su mano de la boca de Santana. Miró la bolsa. —Y qué, ¿me lo vas a enseñar? ¿O tengo que suplicar?

Santana no dijo nada. Su malvada risa era más que suficiente para hacer a Brittany ruborizarse de la cabeza a los pies. Adoro cuando hace eso, pensó Santana cariñosamente. —¡Está bien, Súper Ratón… Auch!— Santana agarró su brazo y frunció el ceño. —¡Me salen morados enseguida, lo sabes!

—Entonces no deberías poner motes a las personas.— respondió razonablemente.

—Sabes, estoy segura de que pegarme es un delito federal.

Brittany arqueó una ceja mientras liberó la bolsa de los brazos de Santana, notando que era demasiado pesada para una sola prenda. —Llama a la policía… — Su mirada viajó por toda la habitación en busca de un lugar para colgarla, pero antes de que se pudiera mover, Santana se la quitó y la sostuvo para facilitar la inspección de Brittany.

La rubia abrió cuidadosamente la bolsa de cuero. Lanzó un grito cuando el vestido quedó a la vista. Santana no había mentido. Wow. —Oh, por… — acarició la brillante tela negra llena de lentejuelas. — Es… — emocionada, tragó saliva. Nadie le había regalado algo tan bonito nunca. —Es precioso. Yo no puedo… No puedo creer que sea para mí… — De repente unos tímidos ojos se izaron y miraron a Santana. —Gracias.— dijo suavemente.

Santana suspiró feliz. Dios, López, te tiene tocada y hundida. Estoy total e irreversiblemente a su merced. —Es… Es para la recepción de esta noche.— explicó innecesariamente. Su lengua se negaba a complacer la orden de su cerebro que le instaba a empezar a hablar y dejar de mirar a Brittany como una idiota.

Brittany asintió y contenta apartó su mirada de Santana y la volvió a fijar en el vestido.

Una vez fuera del alcance de esos intensos ojos azules, Santana descubrió que podía pensar mucho más claramente. —Personalmente pienso que la mujer más guapa de la habitación debe llevar el vestido más bonito…

Brittany se ruborizó de nuevo, no sabía muy cómo debía tomarse esos cumplidos. Santana se comportaba como una enamorada, pero seguramente no sentía eso por ella. A parte de un inofensivo coqueteo, Santana nunca le había dado a Brittany ningún motivo para que esta pensara que sentía algo más que amistad por ella. Aún así, se sentía halagada por sus atenciones, y el modo en que Santana la miraba hacía que su estómago se revolviera y le empezaran a sudar las manos.

La biógrafa desechó rápidamente la explicación más clara a por qué se sentía así, adjudicándolo todo a la dulce forma de hablar de Santana al estar bien descansada, de buen humor y totalmente encantadora. —Me vas a acostumbrar mal si sigues haciendo esto. Quiero decir, una preciosa y grande casa blanca, un avión privado, canguros de perro permanentemente… — Sonrió, arrugando la nariz y las esquinas de los ojos. —Creo que ya no valgo para estar con nadie más.

Santana se mordió el labio muy fuerte. Por lo más sagrado, Brittany.

—Si no te conociera mejor, pensaría que eres alguien muy importante…

No, sólo soy una seguidora obsesiva… — Rió. —Bueno, tengo una reunión y Marley va a venir a bajarme de la oreja en cualquier momento, ha aprendido mucho de Jane. Pero pasaré a por ti a las seis para bajar a la recepción. Te invitaría a acompañarme a la reunión, pero no sería una buena idea…

—Creía que la primera reunión era mañana…

—La primera reunión oficial es mañana. Esta tarde es con el Príncipe. Nada importante. Posar para las cámaras, el sonido de los periodistas… ese tipo de cosas… — gesticuló Santana mientras se preguntaba cuánto tiempo más podría mantener su brazo en esa posición antes de bajarlo discretamente sin parecer una tonta enfrente de Brittany… — Será aburridísimo, y ya has estado en reuniones de ese tipo un millón de veces, así que sigue disfrutando de tu día libre, por favor. No me iría si no tuviera que hacerlo. Relájate y disfruta. Puedes ver el show del perro y el pony en la tele si quieres…

—Eso haré… — Cerró los ojos por un momento, rascándose justo encima de la ceja. —Por favor, no me digas que necesito mi contraseña para activar las cosas. Está a varias miles de millas de aquí en este momento…

—No, aquí todo funciona simplemente con la activación por voz…

—Por fin algo sencillo.— Brittany entornó los ojos. Estudió la cara de Santana y sus ojos se abrieron comprensivos. —Por Dios, baja eso… — Sin avisar a Santana, Brittany le quitó la bolsa de la mano. Ella se extrañó de nuevo de su peso y miró interesada en el interior de la bolsa. Al fondo había unos zapatos y varias cajas de joyas. —¡Por todos los dioses Santana! ¡Esto pesa una tonelada!

—No, ni lo había notado.— mintió Santana. —Sólo quería asegurarme que tenías una decente selección de accesorios para acompañar a tu sorpresa… — Santana contuvo una sonrisa. —Hay varios adornos ahí, espero que te gusten… — Sus dedos jugaron tímidamente con la cremallera de la bolsa. —Pero los pedí prestados, así que no los pierdas, ¿de acuerdo?

Brittany asintió, tragando saliva. —Esto no era necesario, Santana, yo podía haber…

—No seas tonta.— le regañó Santana cariñosamente. —Quería hacerlo.— Santana apuntó hacia la bolsa, imaginándose ya lo encantadora que iba a estar Brittany. —Volveré en un par de horas para acompañarte. A no ser que tengas algún otro compromiso,.— comentó en un forzado tono casual. La mitad de los miembros de la prensa y una buena proporción de sus propios empleados, estaban enamorados de esa hermosa escritora.

Brittany negó con la cabeza. —Soy toda tuya, Sra. Presidenta…

Ojala fuera cierto. El corazón de Santana empezó a latir con fuerza. Sabía que esas simples palabras no significaban mucho, que no querían decir lo que ella quería que dijeran. Pero aún así la hacían feliz. Se dio cuenta de que no tenía voluntad ni ganas de luchar contra ese sentimiento. —Te veré pronto.

Cuando Santana salió, Brittany abrió la bolsa y sacó varios pares de zapatos. Los levantó para acercarlos al vestido y, con un ligero asentimiento, eligió un par de color negro, con medio tacón y una pequeña correa alrededor del tobillo. Los apartó y sacó varias cajas de terciopelo que tenían Cartier impreso en ellas con letras doradas.

Unos ojos azules se abrieron como platos cuando se dio cuenta de lo que había querido decir Santana cuando dijo "prestadas". Quería decir que las joyas eran un préstamo de una de las más importantes joyerías del mundo. Brittany sacudió la cabeza incrédula. —Por el amor de Dios, Santana. No dejes nunca que te digan que no sabes cómo hacer que una mujer se sienta especial…— Fijó su mirada sobre el vestido y soltó un suspiro. —Sólo espero poder hacerle justicia a todo esto…


Brittany se tiró en la cama y ordenó a la tele que se encendiera. Ordenó la traducción simultánea al inglés para poder ver la sesión de fotos a la que había asistido Santana. La presidenta permanecía de pie, alta y orgullosa. Era realmente increíble. El poder de su presencia hacía que todos los ojos presentes se giraran sobre ella y captara la atención de todos.

Casi contra su voluntad, apartó la vista de Santana para observar al hombre bajito que había a su lado. Era indudablemente el Príncipe Karim Sami Hassan. Era bastante guapo, pensó Brittany. Su edad aproximada oscilaba entre los 25 y 30 años. Tenía una generosa boca y una espesa y bien recortada barba oscura que desaparecía en una gran cantidad de pelo negro rizado. EL color tostado del Príncipe le hacía parecer más mediterráneo que del Medio Este. Vestía el tradicional atuendo para estos acontecimientos.

La Alianza Árabe Unida le había elegido para esta reunión principalmente por su educación, que se había llevado a cabo en Cambridge. Una vez, incluso había visitado la universidad de Santana, Harvard. Pensaron que su juventud y su mente abierta le facilitarían llegar a acuerdos con esa infiel. Él no se ofendería tan rápidamente como los miembros más mayores de la Alianza.

Ellos hablaron tranquilamente entre sí y se estrecharon las manos, llevando a cabo el ritual normal para los periodistas.

Después de unos momentos, el Príncipe se inclinó y le susurró algo al oído a Santana. Cuando ella se retiró, estaba todavía sonriendo, pero algo había cambiado.

Brittany se sentó en la cama y se puso un almohadón sobre las piernas, echando de menos a Grem en ese preciso momento. Estudió la imagen. Vio como esos ojos, que normalmente eran alegres y vibrantes, ahora parecían fríos y rígidos como una piedra. —Oh, Oh. Creo que la Sra. Presidenta está cabreada…


La reunión terminó, y los miembros de la prensa salieron de la sala. Quinn empezó a encaminarse hacia Santana, pero ella le gesticuló que se detuviera. Necesitaba unos momentos con el Príncipe. Hizo lo que pudo para mantener la calma, pero aún podía sentir un gesto de desprecio formándose en sus labios.

—Su Majestad.— se detuvo y aclaró la garganta. —Entiendo el hecho de que viera a la Srta. Pierce hoy en televisión. Y también entiendo que la encuentre atractiva y deseable… — Dev resopló por la nariz. —Pero déjeme aclararle una cosa. Ella no está disponible. Además no está interesada en quedarse en su adorable país después de mi partida… — El corazón de Santana dio un respingo con sólo imaginarlo.

Los ojos del hombre se entornaron y se pasó la mano sobre el pelo y la barba. —Tenía entendido que entre la Srta. Pierce y usted no había nada… — Dijo en un perfecto inglés. —Su gente aseguró a mi gente que la prensa estaba buscando sólo una historia sensacionalista, y que la Srta. Pierce estaba libre para… digamos, ser pretendida…

Cuando descubra quién ha dicho eso, ¡va a volver andando a los Estados Unidos! ¡Y qué si es verdad! Los dientes de Santana se apretaron cuando miraron a ese hombre que, con su mirada, la invitaba a desmentir el error, lo cual hizo inmediatamente. —Ha sido mal informado.— Contestó Santana sencillamente. —Estoy segura que entiende que debo negar nuestra relación a la prensa por mantener las apariencias. Pero le aseguro que la Srta. Pierce está cogida. Me acompañará a la recepción de esta noche…

El Príncipe miró a Santana directamente a los ojos. —Entonces ¿ella es su amante?

—Absolutamente.— intervino rápidamente, asombrado por el tono autoritario de su voz.

—Pero ella no es su esposa.— aclaró él con suficiencia. Inclinó la cabeza hacia un lado, esperando la respuesta de Santana.

La mandíbula de Santana cayó. Idiota, ¿es que no coges la idea? —Eso no cambia nada.— Excepto el hecho de que si fuera mi mujer, y tú estuvieras aquí diciendo estas cosas, te arrancaría el cuello. — Lo importante es que la Srta. Pierce no esta disponible para usted, Su Majestad… — Se mantuvo firme y miró al Príncipe conteniendo su ira. ¿Cómo se atreve? —Confío, Su Majestad, en que este tema quede cerrado, ¿de acuerdo?

—Esta discusión ha terminado.— accedió amablemente, dirigiéndole a Santana una sonrisa. —Sra. Presidenta.

Santana podía apreciar que el Príncipe estaba acostumbrado a salirse con la suya en esta materia. Siento que no vaya a pasar esta vez, señorito. Santana se agarrotó, su cuerpo estaba respondiendo inconscientemente a la mirada desafiante del Príncipe. Para él, Brittany todavía era un premio que podía ganar, y ella sólo había puesto las cosas un poco más difíciles. Dios, Brittany, espero que confíes mucho en mí. Porque va a estar acechándonos toda la noche.


Santana tocó a la puerta de Brittany. Nerviosamente recorrió con sus manos su chaqueta blanca, tirando del doble y colocándola bien sobre sus pantalones de seda. No era lo que normalmente hubiera llevado para una ocasión como esta, pero era lo suficientemente formal, y ella no estaba por labor de ponerse algo que le robara miradas y halagos a Brittany esta noche.

A pesar del peinado de Santana, y de sus elegantes joyas y modesto maquillaje, su aspecto ayudaría al Príncipe Hassan a verla como la escolta de Brittany y su igual, no sólo como una mujer. En esta parte del mundo, dominada por hombres, los pantalones de Santana era una declaración de modernidad. Además, soy la Presidenta de los Estados Unidos. Voy vestida como me da la gana.

La mente de Santana se detuvo a pensar en los titulares del día siguiente. Suspiró. No había elección. Si el Príncipe descubría que le había mentido sobre su relación con Brittany, el viaje habría sido una pérdida de tiempo. Había puesto sus sentimientos hacia Brittany por delante de un tema que había llevado más de diez años de trabajo. Pero tampoco quería ver como Brittany era tratada como si fuera un objeto que pudiera ser poseído.

De repente, la puerta se abrió y Santana se quedó sin respiración. —Impresionante.— susurró reverente mientras unos impresionados ojos marrones absorbían cada detalle de la aparición de Brittany.

Su pelo claro había sido recogido en un moño bajo que descansaba sobre su cuello. El vestido negro de lentejuelas era sin tirantes, por lo que mostraba un esbelto y suculento cuello, y unos ligeramente musculosos hombros cubiertos de una cremosa piel blanca con una cuantas pecas. La ajustada prenda, marcaba cada curva del cuerpo de la escritora, delineando la forma de sus pechos, una delgada cintura y unas femeninas caderas. Santana se descubrió deseando que el vestido fuera más corto, pero esto era un evento de noche, por eso el largo del vestido arreglaba un poco el haber ido un poco más allá de los límites al enseñar demasiado esos increíbles hombros.

Santana respiró profundamente, muy consciente del incendio que le quemaba por dentro.

—¿Debo tomar como una buena señal que estés mirándome como si me hubiera salido rabo?— preguntó Brittany un poco insegura. Sintió como las mejillas le empezaban a arder. Los ojos de Santana recorrían su cuerpo de un modo que estaba haciendo que su pulso se acelerara felizmente. Desafortunadamente, eso la estaba poniendo incluso más nerviosa de lo que ya estaba, que no era poco.

—Wow.— Murmuró Santana. —Estás… — sacudió la cabeza, incapaz de que le salieran las palabras. Fabulosa, gritó su mente. ¡Está fabulosa! Oh, demasiado fabulosa. El Príncipe como-se-llame va a caer muerto cuando la vea.

Brittany se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja, y sus pendientes brillaron con la luz. Sus manos señalaron su garganta. —Gracias. Y por estos especialmente. Me siento como una princesa.— Sus dedos tocaron los brillantes diamantes que rodeaban su cuello, después se movieron hacia la pulsear a juego que llevaba en la muñeca. Sonrió cálidamente. —Estoy un poco preocupada por si me convierto en calabaza a medianoche… — Dijo Brittany sin prestar mucha atención a sus palabras. Su mirada estaba fijada firmemente en Santana, y la mera visión de la Presidenta esta noche amenazaba con atascar su cerebro por completo.

—Tú Um… — Brittany se rió sin poderlo controlar, encontrándose sin palabras y con la inexplicable urgencia de recorrer con sus manos el cuerpo de Santana. ¿Y besarla en el cuello? Oh, eso es nuevo.

—¿Nos vamos?— Santana le ofreció el brazo.

—Oh, sí.

—Espera un segundo.— Santana frunció el ceño y apuntó hacia la habitación. —¿No necesitas tus gafas?

—¿Voy a tener que leer o escribir?

—Bueno, nos íbamos a sentar todos juntos y revisar nuestros satélites para divertirnos.— Santana se rascó la frente. —Pero me parece demasiado de momento. ¿Qué vamos a hacer después del postre?— Yo tengo unas cuantas sugerencias. Una de ella incluye nata montada y… ¡PARA!

Brittany se rió. —Será mejor que nos vayamos, Presidenta López.— Brittany miró a los hombres del Servicio Secreto que estaban esperando al principio de pasillo. —Estoy segura que Marley está de los nervios, esperándote. —Brittany puso su brazo alrededor del de Santana y se dirigieron hacia la fiesta.

—¿Um… Brittany?— Hora de afrontarlo, López

—¿Sí?

—¿Confías en mí?


—¡¿Que hiciste qué?!— Brittany detuvo sus pasos justo en el momento en que ambas entraban en el salón de recepciones. Miró a Santana incrédula.

La sala se quedó en silencio, y todos los ojos se giraron sobre las dos mujeres.

—No me hagas repetirlo.— le suplicó Santana susurrando mientras sonreía a la multitud y daba un rápido saludo. —Sé por la forma en que tu mandíbula casi golpea la alfombra que me has oído la primera vez.

—¡Santana!— Brittany protestó pero disimulando con una sonrisa. Estaba cegada temporalmente por una docena de flashes. —Ese cotilleo empezaba a olvidarse.— Le dijo sin mover apenas los labios. —Si actuamos así esta noche para convencer al Príncipe Hassan, todo va a empezar de nuevo.

Quinn se colocó al lado de Santana, disimulando su enfado. Santana conocía las normas. ¿Por qué se estaba comportando así? Había estado de mal humor desde la sesión de fotos de esa tarde. —Buenas noches, Sra. Presidenta.— fue todo lo que dijo.

Santana, sin embargo, oyó exactamente todo lo que Quinn quería decirle, que era "¡¿Por qué no esperaste a que te presentaran, idiota?!" —Lo siento Quinn, estaba distraída. Además ya fui presentada a todos esta tarde. Esto es sólo una pequeña recepción. Relájate… — Volvió la mirada hacia su Jefa de Personal y le dio un pequeño golpe en las costillas afectivamente. —Bonito vestido…

—Gracias.— respondió. —Sabes que tenemos que seguir el protocolo, Sra. Presidenta.

El Príncipe Hassan se puso a la vista de las dos mujeres, y Santana inmediatamente rodeó la cintura de Brittany con su brazo, atrayéndola más hacia ella y sorprendiendo a Quinn y a Brittany. Un reguero de flashes iluminaron la habitación y los perros de caza de la prensa empezaron a murmurar entre ellos. —Pues vamos a saltárnoslo, y di que lo vamos a hacer, Quinn. Tengo algo de lo que ocuparme en estos momentos. ¿Si nos disculpas?

Quinn dirigió sus ojos a Brittany, quien sólo pudo encogerse de hombros. —De acuerdo.— murmuró. —Volveré en un momento. Voy a arreglarlo…

Santana asintió ausentemente, sus ojos seguían al Príncipe y los consejeros que lo rodeaban.

El Príncipe Hassan se detuvo justo enfrente de Santana y Brittany. Le indicó a sus hombres que se alejaran un poco. —Sra. Presidenta, es un placer verla de nuevo… — Pero por alguna razón Santana no podía creerle. Debía ser por el hecho de que estaba mirando a Brittany mientras hablaba. —No creo haber sido presentado a su adorable biógrafa.

Santana permaneció en silencio hasta que Brittany le golpeó. —Su Majestad, Príncipe Hassan, ¿me permite presentarle a la Srta., Pierce?

—Es un verdadero placer.— El Príncipe Hassan se inclinó y agarró las manos de Brittany. Besó sus nudillos durante demasiados segundos.

—Hola.— Replicó Brittany cordialmente, queriendo sus manos de vuelta.

—¡Qué gargantilla tan preciosa lleva, Srta. Pierce!— El Príncipe apuntó hacia las brillantes piedras y dejó libre una de las manos de Brittany para dirigirse a tocarlas. Usando la mano que aún tenía agarrada, empujó a Brittany hacia sí mismo.

—Gracias.— Brittany apartó la mano y discretamente se retiró de su lado, intentando no parecer tan asqueada como se sentía. De acuerdo, ahora entiendo por qué Santana no quería que hacerle creer que yo estaba libre. Puaj. —Ha sido un regalo de… Santana.

Su amante la llamaría por su nombre, se dijo a sí misma. Brittany sonrió a Santana, la cual la miró con ojos de disculpa.

El Príncipe Hassan retiró su mano casualmente, aunque se sintió escocido por las acciones de la escritora. —Confío en que estén disfrutando de todo lo que mi adorable nación puede ofrecer…

—Desafortunadamente, este es un viaje de negocios, Su Majestad.— interrumpió Santana. —No hemos tenido tiempo para ver nada. Quizás en otra ocasión. Como… diez minutos después de… NUNCA

El frunció el ceño. —Quizás.— Su gesto se suavizó en una sonrisa que las dos mujeres estaban seguras que sólo él encontraba encantadora. —Entonces creo que debo aprovechar nuestro poco tiempo juntos… — El hombre extendió una copa de champagne a Santana, la cual la cogió sin pensar. Entonces se volvió hacia Brittany y sonrió. —Parece que necesito más champagne. ¿Le importaría acompañarme, Srta. Pierce?

Santana se interpuso entre Brittany y el Príncipe. Su rabia empezó a notarse. —Sí, le importaría, hijo de…

—Por supuesto que le acompaño.— Brittany apoyó una mano en la espalda de Dev para calmarla, después se dirigió hacia él. —Gracias, Su Majestad, le acompaño encantada…

El pecho del hombre inmediatamente se desinfló y le dirigió a Santana una sonrisa presuntuosa.

Ninguna mujer soltera lo rechazaría. ¿Y Brittany preferiría a la Presidenta antes que a él? Eso era impensable.

—Un momento por favor, Su Majestad. Necesito hablar con Santana… — Brittany inmediatamente agarró la mano de Santana y se separaron unos cuantos metros de él. Bajó la voz y le susurró. — Déjame hacerme cargo de esto, Santana.

—¡No, no te dejo!— Le susurró enfadada. —¡Está intentando ligarte justo delante de mis narices! Arrogante hijo de…

—Lo sé. Es un cerdo. Pero tengo la sospecha de que permitirte darle un puñetazo en la nariz no ayudaría a las relaciones entre los dos países… — Arqueó una ceja. —¿Verdad?

La expresión de Santana se tranquilizó. —No iba a pegarle un puñetazo.— Sí, sí que lo iba a hacer. Mierda. Me estoy volviendo loca.

—Uh.— Brittany sonrió gentilmente. —Sé que lo único que estabas intentando al decirle que éramos amantes era mantenerlo alejado de mí. Y con muchos hombres, creo que habría funcionado. Pero el Príncipe Hassan es aparentemente, el tipo de hombre que necesita un convencimiento extra.— Golpeó suavemente a Santana en el brazo. —Confía en mí.

Santana exhaló infeliz. —¿Tengo alguna otra opción?

Brittany fingió pensar durante un momento y después sonrió triunfalmente. —Ummm...… creo que no.

Unos ojos azules se tornaron en una mirada peligrosa al dirigirse hacia el Príncipe. —Voy a estar vigilando. Y si te pone encima aunque sea una punta de un dedo…

—Lo sé, lo sé. Ahora ve a saludar al resto de tus invitados antes de que te ganes una pésima reputación como anfitriona… — Brittany cuadró sus hombros, dándose cuenta de que no había tenido la oportunidad de sentirse nerviosa por todo lo que le rodeaba. Los acontecimientos se habían sucedido muy rápidamente. —Estaré bien.

Santana le dirigió una sonrisa llena de admiración y afecto. Pero había un hilo de seriedad en su voz que se ganó la atención de la joven. Unos penetrantes ojos azules se clavaron directamente en Brittany, y pararon de hablar durante un largo momento mientras el resto del mundo parecía desaparecer para ellas. —"Sólo no olvides quién es tu escolta esta noche.— Santana susurró suavemente, su corazón latía en sus oídos. Esto debe ser real. No es una estúpida artimaña.

Brittany tragó. —No lo haré.— Unos cuantos segundos después todo lo que las rodeaba volvió de nuevo a su consciencia. Brittany cerró los ojos por un momento para aclarar su cabeza. Hora de arreglar esto. Se dirigió hacia el Príncipe, que había estado esperando mientras robaba miradas furtivas de las mujeres mientras se preguntaba si su cama sería calentada por alguien más que Brittany esa noche. Brittany colocó su brazo sobre el del príncipe y se dirigieron hacia el bar. — Necesitamos hablar un poco.

—Estaba esperando a estar a solas.

—Yo… umm… Quiero dejarle algo claro, Su Majestad. Pensé que era mejor que lo habláramos en privado eso es todo…

—Pero a una mujer tan guapa como usted no le debe ser permitido pensar.

Señor, ayúdame. Quizás sea yo la que le de un puñetazo. Prudentemente, Brittany decidió seguir hablando, ignorando lo anterior. —Me siento halagada por sus atenciones, Su Majestad. Pero soy muy feliz con Santana.

—Obviamente, la Presidenta López la valora, o no estaría asistiendo a un acto como este. Pero usted es su amante, no su esposa ¿correcto? Yo tengo cuatro esposa y varias amantes. Y es en usted en quien estoy interesado esta noche.

¡Qué afortunada! —Tómese esto como quiera. Yo solo tengo una amante y no estoy interesada n nadie más.— A Brittany se le estaba acabando la paciencia. ¿Qué más tenía que hacer para librarse de Romeo? Su estado imaginario de amante de Santana era aparentemente suficientemente claro para mantener alejado al Príncipe Hormonas. Finalmente, un camarero pasó por delante y ella cogió una copa de champagne de la bandeja, bebiéndosela de un trago. —Su Majestad, estoy intentando ser discreta. Pero no me ha dejado otra opción que ser muy explícita…

El Príncipe se inclino más, obviamente interesado.

—Estoy completamente satisfecha.— Brittany levantó sus cejas y su voz tomó un matiz sexual dejando bastante claro en qué exactamente la satisfacía Santana. —No cambiaría a Santana ni por diez hombres o una cantidad similar o superior de chicas.— Se lamió los labios lentamente e intentó no estallar en carcajadas al ver la mirada sorprendida y el leve rubor que apareció en la cara del hombre. —No se ofenda.

El Príncipe se aclaró la garganta, muy avergonzado. Su respeto por la alta americana aumentó varios puntos. —No me ofendo, Srta. Pierce. Me alegro de que usted esté tan.— se detuvo y sonrió con aprecio —satisfecha.—. Brittany era preciosa. Pero él no era tan tonto como para perseguir una causa perdida.

—Gracias. Soy una mujer muy afortunada… — El alivio la embargó. Por fin. Justo en ese momento, Quinn se unió a ellos. Justo a tiempo. —Ha sido un placer conocerle, Su Majestad. Espero que sus reuniones mañana vayan bien…

—Seguro que sí. Parece ser que la Presidenta López es una maestra consiguiendo y manteniendo lo que más desea.

Brittany le ofreció la mano y sonrió. —Estoy de acuerdo. Buenas noches… — Se giró a Quinn. —Creo que había alguien a quien querías presentarme, ¿no?

Quinn se quedó mirándola perpleja.

—Al otro lado de la sala.— le insistió, moviendo la cabeza hacia una dirección que acababa de escoger al azar, esperando que le llevara lo más lejos posible del Príncipe.

Los ojos de Quinn se abrieron comprendiendo finalmente. —Oh, sí, por supuesto… — Rápidamente buscó entre la multitud y seleccionó un nombre. —¿Si nos disculpa, Su Majestad?

El Príncipe asintió e insistió en tomar de Nuevo la mano de Brittany y darle otro beso.

—Eres mi salvadora, Quinn.— dijo Brittany suavemente tan pronto como se hubieron alejado del alcance del Príncipe.

Ella se detuvo y miró a Brittany curioso. —¿Cómo sabes mi apodo para el Servicio Secreto?


El Príncipe sonrió a Santana. Había conseguido evitarla durante las últimas dos horas, pero ya era el momento de retirarse y decidió que debía despedirse. —Parece que es cierto que su Srta. Pierce está muy cogida… — le dijo.

Santana dio un salto ante el sonido de la voz del Príncipe, y este colocó otra copa de champagne en su mano.

Había vaciado la suya de un trago cuando Brittany y el Príncipe se fueron a buscar a un camarero o el bar. Y aunque había intentado evitarlo, no había podido apartar su atención de Brittany. Sólo después de que Brittany se hubiera ido con Quinn, se sintió lo suficientemente cómoda para hablar con sus invitados.

—Se lo dije esta tarde.— Le dijo sencillamente Santana. —¿Qué le hizo convencerse finalmente?

El hombre joven estalló en carcajadas.

—La declaración de la Srta. Pierce de lo satisfecha que la tiene usted.

Santana parpadeó. ¿Qué? Oh… ¡Bien, gracias, Brittany! Sonrió al Príncipe que la miraba como si quisiera chocar los cinco con ella si tuvieran la suficiente confianza.

En lugar de eso, le dio una palmada entre los hombros. Aparentemente, Santana había sido aceptada como "uno de los chicos". —Sin resentimientos, Sra. Presidenta… — Su gesto se torció un poco. No entendía mucho por qué todo esto parecía enfadar tanto a la Presidenta. Brittany era simplemente su amante. La Presidenta López era una hermosa y poderosa mujer, y su nación obviamente había aceptado su pecaminosa vida. Seguramente tenía docenas de amantes.

—Es sólo una mujer.— dijo finalmente, aún perplejo pero deseando irse. —Nada que debamos permitir que infiera en nuestras negociaciones mañana.

—Hasta mañana entonces.— le contestó Santana, intentando contenerse antes de hacer algo estúpido. Si le pegaba un puñetazo en la nariz sólo conseguiría que Brittany se enfadara.

—¿Ansiosa de volver con su preciosa rubia?— se rió. —Ah… no puedo culparla. Afortunadamente para mí, puede ser reemplazada por otra preciosa rubia…

Los ojos de Santana se oscurecieron con una inesperada ira y estrechó la mano del Príncipe Hassan. La agarró firmemente y se inclinó hacia delante, poniendo sus labios cerca de su oído.

—En eso está muy equivocado, Su Majestad.

Capítulo 15
Abril de 2021.
Domingo, 4 de abril.

—¿Por qué estás tan triste amiga? —Quinn se inclinó sobre el tablero de ajedrez, preguntándose por qué siempre caía en el mismo gambito.

—Oh, no lo sé —Suspiró Santana bebiendo un trago de brandy. Se reclinó sobre el sillón y miró pensativamente cómo Quinn intentaba escaparse de esa jugada… otra vez. ¿Nunca aprendería?

Estaban en el despacho que tenía Santana en la residencia privada de la Casa Blanca. Era una habitación acogedora que Santana había transformado en una sala de juegos para la familia. A los niños les encantaba. En esta fría noche de primavera, sus hijos estaban profundamente dormidos como lo estaría, según sospechaba Santana, casi todo el mundo que no tuviera insomnio. La mujer de Quinn estaba fuera de la ciudad visitando a unos familiares, y su vieja colega estaba apalancado en sus estancias porque no quería volver a su solitaria casa.

—Tú solo bebes cuando tienes problemas de mujeres —dijo Quinn casualmente, sin dejar de mirar el tablero.

Santana miró en su vaso y gruñó.

—Es brandy, por el amor de Dios. Y de verdad que no tengo problemas de mujeres. No hay mujeres, no hay problemas.

—Bien, me alegro de oír eso —allá vamos— porque adivina quién está en la ciudad esta semana.

—¿El Emperador de Japón?

—No… —Santana movió el rey.


Santana se inclinó e hizo un movimiento que permitiría que la partida continuara siempre y cuando Quinn no hiciera nada estúpido. No estaba preparada para quedarse sola todavía.

—¿El Rey de Inglaterra?

—No… —Sus cejas se levantaron a la vez. ¿Por qué no fue a matarme rápidamente?— Piensa menos políticamente. Es más, ummm..., de nuestro tipo.

—¿Nuestro tipo? —Santana se golpeó, en las piernas.— Quinn, te sientes bien.

Ella se reclinó sobre su asiento, después de hacer su movimiento, y le dirigió a su amiga su mejor mirada fraternal.

—Sí, lo se. Y es hora de que cambiemos eso.

Santana miró hacia su compañera.

—Quinn, por favor, no me digas que has hecho algo increíblemente estúpido como…

—Te he concertado una cita.

Una cabeza oscura cayó.

—¡Oh, Dios! —Santana dejó su vaso en la mesa de al lado. Su grueso cristal hizo que sonara muy fuerte. Acto seguido cambió totalmente y muy irritada levantó la cara de nuevo.—¿No es mi vida lo suficientemente complicada sin tenerte concertándome citas? La mitad de los EEUU y un príncipe árabe idiota, piensan que me estoy acostando con Brittany.

—Pero como no lo estás haciendo —dijo Quinn sensiblemente— no hay razón por la que no podrías salir con Candy Delaney.

Santana empezó a atragantarse con la bebida, haciendo una mueca de dolor cuando el fuerte licor le salió por la nariz. Se tapó la boca con un puño e intentó volver a respirar por la nariz.

—Sorpresa.

Cuando, finalmente, Santana pudo hablar, gritó apagadamente.

—¿Quieres decir que me has concertado una cita con "Ven y toma un trozo de Candy Delaney"? Jesús, Quinn, ¿Por qué no me has citado con una prostituta y llamas a la prensa para que saque fotos?

Quinn se movió nerviosamente. Estaba empezando a pensar que la única persona que podía satisfacer a Santana no era otra que Brittany Susan Pierce.

—Tengo que hacerte saber que esa Candy Delaney, es ahora la doctora Candice Delaney, y está en la ciudad asistiendo a una conferencia de Cirugía General.

—Bueno, ella tuvo bastante de eso en la universidad. Debería ser una experta ahora.

—San… —Pero no pudo evitar soltar una carcajada.

—¡Sabes que odio que me arreglen citas!

—Te arreglé una cita con Samantha, San.

—Oh, sí —Hizo un gesto mientras se desplomaba de nuevo sobre su asiento.— Pero nunca volverás a tener esa suerte de nuevo. Y todavía no quiero quedar con nadie.

—¡Vamos! ¡Estás siendo ridícula!

—¡No voy a salir con Candy "prueba mi relleno de crema" Delaney! —Se inclinó hacia delante y perezosamente movió el alfil.— Jaque mate.

—Tienes razón. No vas a salir. Eres la Presidenta de los Estados Unidos, por el amor de dios.

Santana resopló.

—Lo has recordado justo a tiempo.

—Es ella la que va a venir aquí. El viernes por la noche, a las siete en punto. Pensé en una agradable cena en la residencia. Quizás vean una película después, o una excursión por…

—Tú te crees una directora de cine, ¿o qué?

—Ella, no sólo no va a estar por aquí el viernes, sino que también tiene una cita — dijo Quinn tranquilamente. Sabía que esas palabras le dolerían, pero no tenía ningún sentido que Santana se siguiera quejando.

Santana no tenía que preguntar a quién se refería con ese "ella". Marley había estado prácticamente sonriendo por eso toda la semana. La asistenta personal de la Presidenta, le había contado a todo el mundo que Brittany había aceptado salir con su pariente favorito, Casey Dennis.

—Gracias por recordármelo, compañera. Ya casi me había olvidado de ello —murmuró sarcástica. ¿Y donde está ese maldito reporte del FBI que ordené sobre ese pariente de Marley? ¡Lo he estado pidiendo durante horas!

Quinn hizo un gesto hacia el tablero de ajedrez y levantó las manos en señal de rendición.

Santana pensó en Brittany cenando y tomando vino, pasando una íntima velada con otra persona. A lo mejor se cogían de la mano o… Dios ¿Y si él la besa? ¿O si ella le besa a él? Y qué si eso lleva a… no, no, no. ¡No voy a pensar en eso! ¡No lo haré! Su cara estaba llena de rabia y lanzó por toda la habitación el rey de Quinn al golpearla con su alfil.

Los dos pares de ojos siguieron al rey, viendo como la blanca pieza de madera surcaba el aire y aterrizaba en la chimenea encendida. Enseguida empezó a arder, y Quinn tragó saliva, asustada.

—Oh, sí, amiga. Qué suerte tienes de no ser celosa.





EN LA SIGUIENTE ACTUALIZACION (DÍA SÁBADO) LES PARECE SI PONGO 4 CAPÍTULOS?.........TODO DEPENDE DE UDS.........ASÍ QUE A COMENTAR Y EXPRESAR SU OPINIÓN

Hola……….buenas noches a todas/os……….espero que disfruten los 4 capítulos de hoy……les aseguro que tendrán algo de intensidad, drama y adrenalina y sobre todo amor ………


Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)





https://gleelatino.forosactivos.net/t22614p75-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-epilogo-capitulo-extra-24-de-octubre-2015
(Sweet Hope)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22620p90-resueltofanfic-brittana-before-california-ave-sinopsis-cap-28-epilogo-02-de-diciembre-2015#549251
(Before California Ave)




https://gleelatino.forosactivos.net/t22632-resueltofanfic-brittana-ecos-de-la-calle-escocia-sinopsis-prologo-caps-26-27-epilogo-05-de-enero-2016
(Ecos de la calle Escocia)



*Actualización: día MARTES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….



https://www.youtube.com/watch?v=Mxpy1CyXr6Q

NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que NO modifiqué el título de la historia (simplemente me limité a conservar el título original de la historia), ya saben que no es lo mío ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Madam President” y es de autoría de T. Novan y Blayne Cooper (todos los derechos reservados para estas estupendas escritoras, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a estas distinguidas escritoras mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realizan); honestamente en honor a la verdad por más que revisé los archivos pdf que hallé hace tiempo en internet, no hallé ningún dato de algún foro o editorial que tuvo la gentileza de poner el archivo en internet…así que de todas maneras: gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras (dichos archivos los podrán encontrar en distintos sitios de internet).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Nashville y algunos otros lugares como Washington; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada…….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Lima-Ohio y naturalmente Washington (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de 2 libros que consta de: 1.- Libro 1 (no describe con precisión de cuantos capítulos tiene, pues solo muestra fechas, por ejemplo 6 de noviembre, etc.); 2.- Libro 2 (12 capítulos más el capítulo final o epílogo)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 16
Viernes, 9 de abril.

Santana suspiró al enfilar el pasillo. Miró a su agente del Servicio Secreto, el cual apartó la silla y se levantó en el momento en que ella salió de su habitación.— Supongo que usted no podría dispararme ahora ¿verdad?

El hombre palideció un poco—¿Sra. Presidenta?

—¿Has hecho algo alguna vez que no querías hacer sólo para mantener a tus amigos felices?

Él empezó a relajarse y le dirigió a Santana una sonrisa cómplice.—¿Una cita a ciegas, Sra. Presidenta?

—Casi. No la he visto desde la Universidad. —Suspiró Santana,— Bueno, al menos le dejé claro a mi Jefa de Personal que ella y su mujer venían también —Su cabeza se izó rápidamente cuando la puerta de Brittany se abrió varios metros más allá. Oh, mierda. Está genial. ¿Por qué tiene que estar tan guapa? Si no la conociera bien, aseguraría que está intentando volverme loca.

Se acercaron la una a la otra muy lentamente. Brittany deslizó su bolso sobre un hombro mientras se dirigía hacia Santana.—¿Así que ya estás preparada para tu gran noche? —Le había oído a Sue lo de la cita a ciegas de Santana, y la idea no la hizo nada feliz. Santana parecía cansada estos últimos días. Sólo tiene libres diez minutos a la semana. Debería gastarlos relajándose, o viendo la tele, o leyendo mi libro, o como sea. Pensó Brittany orgullosamente, No complicándose más la vida. ¿Y qué si esta pollita es una gran doctora de Harvard? No me impresiona. ¡La Universidad de Ohio es una gran escuela!

Santana asintió y trató de sonar positiva.— Sí, será agradable volver a ver a Candy… eh… Candy… Um, Dra. Delaney, de nuevo —Una pequeña arruga apareció en la frente de Brittany, y Santana paró de hablar.

—Bueno, debería irme. Marley me pidió acompañarla a ella y a su novio. Umm… Un pariente suyo va a estar allí. Y… bueno…

—¿De verdad? No sabía nada —dijo Santana, esperando que ningún ser divino llevara la cuenta de sus mentirijillas inofensivas, especialmente cuando estas tenían que ver con Brittany. Si llevaban la cuenta, estaba en grandes problemas.

Brittany se colocó las gafas, incómoda. Sintió una inexplicable urgencia por justificarse ante Santana.— Estaba volviéndome un poco loca últimamente. Hace seis meses que no salgo a ningún sitio. Y ella… Marley, me lo pidió. Necesitaba una cuarta persona para que su familiar no se sintiera incómodo. —¿Por qué me siento como si la estuviera traicionando? ¡No somos pareja!

—Oh, lo entiendo completamente —Voy a ir derecha al infierno.— Nunca sabes cuando puedes conocer a Don Perfecto.

Brittany sonrió débilmente y se encogió de hombros. Por alguna razón no esperaba conocer a Don Perfecto esa noche. — O Doña Perfecta.

—¿Uh? —Santana prácticamente gritó.

—¿Candice Delaney? — Aclaró Brittany, sorprendida por la reacción de Santana.—¿Tu cita de esta noche? — Sus mejillas se enrojecieron por la vergüenza. — Um… Sue la mencionó un par de días atrás. Por eso sé su nombre. — Y no he sido capaz de pensar en otra cosa desde entonces.

—Oh, sí — Santana intentó no parecer muy abatida. Dirigió la cabeza en dirección contraria a la dirección que tenía que tomar Brittany. — De hecho iba de camino hacia allí.

Brittany ojeó el traje de Santana. Perversamente deseaba que esa tal Dra. Delaney no fuera del tipo "falda y tacón". — Ya me he dado cuenta. Bonito traje.

—Gracias — Una pequeña sonrisa de dibujó en la cara de Santana. — Lo mismo digo — Tímidamente, se metió las manos en los bolsillos y se golpeó los tacones. — Bueno, te veo luego — Pero no hizo ningún esfuerzo por moverse.

Brittany suspiró, ya se arrepentía de haber aceptado la propuesta de cita doble de Marley. Ordenó a sus pies firmemente que se movieran, cuando lo que más deseaba era quedarse aquí con Santana. Ugh, excepto por el hecho de que Santana iba a pasar la noche con la Sra. Harvard. Ella me ve todos los días. Estoy segura que soy la última persona con la que quiere pasar más tiempo. — Sí, te veo luego.

Cuando el taxi de Brittany la dejó frente al Been Gi Palace, un sentimiento de vacío se apoderó de ella. Miró hacia el cartel del restaurante y arrugó la nariz. ¿Por qué accedí a comida coreana? Odio no estar segura de lo que estoy pidiendo. ¡Soy de Ohio, maldita sea! Soy feliz al saber que la C de KFC significa chicken (pollo) no cat (gato). El molesto pensamiento la hizo temblar.

—Estoy es lo que consigo por querer tener una vida — murmuró para sí misma mientras ponía derechos sus hombros y abría la pesada puerta de madera del restaurante. Al entrar un fuerte aroma a comida coreana la rodeó.

Una sonriente camarera se dirigió inmediatamente a recibirla. Brittany se quitó su abrigo y se lo colgó sobre un brazo.

—Hola, hola — la joven mujer la saludó, inclinando la cabeza varias veces. Parecía extremadamente contenta de ver a Brittany.

—Hola — Brittany empezó a inclinar su cabeza también, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Paró y sonrió a la pequeña mujer. — Vengo con el grupo Rose.

—¿Un grupo de una? — preguntó la camarera. Su acento era tan cerrado que Brittany se tenía que inclinar para escuchar atentamente.

—No.

La camarera parecía confundida. —¿No quieres comida?

—No… quiero decir, sí. He quedado aquí con unos amigos. El grupo de los Rose— intentó explicar de nuevo Brittany.

—Si no quiere comida, ¡váyase! Esto no es un chiste — La joven mujer empezó a empujar a Brittany hacia la puerta.

—No… sí quiero. Quiero comida. — Aunque no esta comida. El olor la estaba poniendo un poco enferma. Brittany exhaló impacientemente y recorrió con la vista la sala.

El restaurante estaba oscuro, iluminado sólo por velas depositadas en las mesas y por unos pequeños focos amarillos que colgaban sobre la barra. Entrecerró los ojos mientras estos continuaban ajustándose a la tenue luz. Marley no estaba en ningún lugar a la vista, por eso empezó a buscar a Casey, lo cual no era una tarea fácil ya que no tenía ni idea de cómo era. Un hombre guapo, de pelo negro y ropa cómoda estaba sentado al final de la barra tomando un trago. Los asientos que había a su lado estaban vacíos.

Brittany decidió arriesgarse. Se dirigió hacia él, dejando atrás a la camarera, y le saludó desde lejos. A pesar de la oscuridad, el hombre divisó a Brittany y levantó la cara. Sonrió abiertamente, devolviéndole el saludo. Brittany suspiró aliviada. Marley y su novio se deben haber retrasado.

Se giró hacia la confusa camarera, que se había puesto justo detrás de ella, aparentemente preparada para bloquearle el camino si fuera necesario. — encontré a mi grupo, ¿ve? — Brittany apuntó hacia el hombre, el cual levantó la bebida asintiendo.

La camarera asintió furiosa, finalmente entendiendo que Brittany había quedado con el hombre de la barra. — Adelante entonces, — dijo felizmente — Prepararé su mesa, y un camarero le entregará los menús.

Brittany la miró, no había entendido ni una palabra.

—¡Vaya! — la camarera finalmente se enfurruñó. — Turistas estúpidos — murmuró mientras volvía hacia la puerta, saludando alegremente a una pareja que acababa de entrar.

Brittany cogió al toro por los cuernos y se acercó al hombre. Este se levantó y le ofreció un asiento a su lado.

Estrecharon las manos y Brittany se disculpó — Siento haber llegado tarde — Ocupó el asiento libre al lado del hombre. — Soy Brittany…

—No pasa nada, bombón — La interrumpió. Sus ojos intentaron enfocar, pero esta era la quinta bebida y las cosas estaban un poco turbias para el. Aún así, veía lo suficiente como para saber que este era el día más afortunado de su vida. — Ha merecido la pena la espera — sonrió triunfante. Y sus amigos intentaban decirle que ahogar las penas detrás de una botella no le iba a traer nada bueno, ¡JA!

Los ojos de Brittany se entrecerraron, y se detuvo a contemplar al hombre por primera vez, notando así su camiseta destartalada y su corbata suelta. —¿Cómo te llamas?

El hombre de pronto se dio cuenta de la importancia que tenía esta pregunta y se detuvo a reflexionar. —¿John?

Brittany entornó los ojos. — Querrás decir, "idiota" — Se alejó de la barra.

—¿Bill? — Intentó de nuevo — ¿Sam? ¿Rick? ¿Steve? ¿Bob? ¿Sam?

—Ese ya lo has dicho.

—¿Entonces es que he acertado?

—Lo siento, amigo. Ninguno de esos nombres se acercan lo más mínimo a Casey — Gracias a Dios.

Una mujer sentada dos asientos más allá, que había estado escuchando la conversación medio asombrada, de repente dio un brinco. —¿Brittany?

Los ojos de Brittany se dirigieron hacia la mujer castaña. —¿Sí?

—Me alegro de conocerte finalmente. Soy la prima de Marley, Casey Dennis. — Le extendió la mano y Brittany levantó las suyas en señal sorpresa. — Tu cita — añadió Casey cuando Brittany seguía pálida mirándola. La mano de la escritora estaba tan floja como un spaghetti.

—Eres una mujer — dijo Brittany innecesariamente. Su boca se abrió ligeramente. —¿Es que parezco totalmente gay o qué?

Dos cejas se arquearon. — ¡Sí! La última vez que miré lo era. Creía que lo sabías. Quiero decir… Marley dijo que… — se detuvo, notando que Brittany estaba un poco pálida. — Ey, ¿estás bien?

Brittany se rascó la barbilla. — Vaya, esa es una buena pregunta — La idea no es nueva para ti, Brittany, y lo sabes. Has pensando sobre esto antes. Sobre todo últimamente. Así que no actúes ahora como una idiota.

A lo largo de los años había estado medianamente interesada por varias mujeres. Brittany se había preguntado si, dada la oportunidad, podrían haber dado lugar a relaciones que no fueran solo de amistad. Pero la vida seguía su curso, y la oportunidad nunca se presentó. Su matrimonio con Sam había sido un largo estudio del que ninguno había salido satisfecho. ¿Era hora de abrir horizontes? Se lo había estado planteando durante años. Brittany había tenido que admitir que no era la falta de interés en las mujeres lo que la retenía. Era más una falta de atracción. O al menos un sentimiento de atracción que no fuera fugaz.

Atracción debería ser… su mente inmediatamente encontró la respuesta, y Brittany suspiró resignada… como lo que siento por Santana. Pretender decir que lo que sentía por Santana era simple atracción era mentir, y ella lo sabía. Estaba más enganchada a ella que un mosquito a una bombilla. Brittany intentó no pensar que Santana estaría probablemente besando a la Dra. Delaney en ese preciso momento.

La escritora escapó de sus pensamientos y observó a Casey, la cual era, todo había que decirlo, una mujer bonita. Se concentró en ella durante un segundo, conteniendo la respiración y mirando profundamente los ojos marrones de Casey. Nada. Ni un ápice de interés. Ni una gota de deseo. Nada de atracción. No había nada de lo que sentía con Santana, incluso desde la primera vez que se vieron. Brittany exhaló. ¡Es que ella no es Santana, así que para de hacer eso!

—Lo siento, y estoy bien — contestó finalmente, dándose cuenta de que la mujer la estaba mirando. — Lo que quería decir antes es que eres una mujer que me resulta muy familiar. ¿Nos conocíamos? — De acuerdo, esto es patético. Pero Casey pareció creerse su excusa.

—No, seguro que te recordaría — Casey la dirigió a la mesa vacía que las esperaba preparada.

—¿Dónde está Marley? — Brittany esperaba que la pregunta hubiera sonado casual, dejando de lado el hecho de que estaba empezando a estar un poco preocupada.

—Oh, llamó hace unos minutes. Algo ha pasado en la Casa Blanca, y por eso no nos van a poder acompañar esta noche. — Casey sonrió y se sentó en su silla, colocando el menú en un espacio libre que había a su lado. — ¡Sólo seremos tu y yo toda la noche!

Las pestañas de Brittany se arquearon tanto que se escondieron bajo el flequillo. — Ummm...… wow. ¿Toda la noche? —¿Qué hora es? Luchó contra la necesidad de mirarse el reloj. Dale una oportunidad a la chica. Si Santana estuviera interesada en ti, no habría quedado con otra ¿Verdad? — Genial — dijo Brittany con tanto entusiasmo como pudo fingir. Toda la noche.


En el comedor de la residencia, Quinn y Rachel hablaban con Candy, mientras Santana intentaba no parecer totalmente miserable. Sonreía por todo en los momentos justos y fingía poner interés en lo que se decía a la vez que esparcía la pasta de su plato.

Había perdido el apetito mucho antes de que la comida hubiera llegado a la mesa. Lo peor de la cena llegó entre la sopa y la ensalada; Santana casi se disloca la rodilla al golpearla contra la mesa cuando sintió la mano de Candy depositarse en su muslo.

Una vez que consiguió que la insistente mano de Candy se apartara de su pierna, levantó la vista para encontrar a la mujer mirándola fijamente. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la miraba como si fuera el menú de la noche. Pero viniendo de Candy, esa sensación, era todo menos placentera. De hecho hizo que se le revolviera el estómago. Candice Delaney, respetada Dra. durante el día, súper putón por la noche. Algunas cosas nunca cambian. Santana sacudió la cabeza.

Se imaginó a Brittany mirándola de esa forma, con unos lujuriosos ojos azules, y sus mejillas empezaron a tomar un color escarlata muy brillante. Oh, dios. Un involuntario gemido salió desde lo más hondo de su garganta.

La conversación de repente se detuvo, y todo el mundo la miró.

De acuerdo, eso no fue una buena idea. — Me he quemado con la pasta — explicó Santana llanamente.

Con el postre, las cosas fueron de mal en peor. Mientras Quinn y su mujer se perdían en su propia conversación, Candy susurraba obscenas sugerencias a Santana, explicando cómo le gustaría usar la mermelada de cereza cuando estuvieran solas. Santana sintió vergüenza de sólo pensarlo. No, incluso con la lengua de otra! Sus hombros se desplomaron, y dejó caer la servilleta sobre la mesa. ¿Cómo voy a sobrevivir a esto? Me pregunto cómo le irá a Brittany, Nada puede ser peor que esto.


La cabeza de Brittany se inclinó dudosa mientras empujaba el tenedor alrededor del plato, a penas escuchando la interminable charla de Casey, pero fascinada con los 188186 trozos de algo conglomerados que le habían puesto delante. ¿Eso son patas? Tragó saliva. ¿O tentáculos? No pedí nada que tuviera patas. Creo.

—Y así es como me convertí en técnica médica de la morgue.

Brittany soltó el tenedor. Sus ojos se abrieron como platos. —¿Que eres qué?

—Empleada de la morgue — dijo Casey entusiasmada. Se sentía halagada de ver a Brittany tan impresionada sobre lo que acababa de decir. Quizás la escritora no era tan idiota como parecía. — ¡Es un trabajo muy interesante! Una vez, después de que una multitud…

La biógrafa sintió como palidecía. No me va a hablar sobre esto, ¿verdad? ¡Oh, Dios! — Bueno, ¿y cuál es tu libro favorito? — Brittany cambió de tema tan rápido como pudo. Las patas mezcladas con lo que parecían ser fideos en su plato, ya era suficiente para hacerla vomitar. Oír historias sobre cadáveres sólo lo empeoraría todo.

—¿Sabes? La gente siempre preguntas así. Realmente no tengo libro favorito. Siempre he preferido las películas — Nombró por lo menos media docena de títulos, ninguno de los cuales había oído nunca Brittany. —¿No son geniales? Esas son mis favoritas.

—Um… lo siento, no he visto ninguna.

—Oh — Casey parecía sentirse mortalmente herida, y Brittany no estaba segura de si debía sentirse mal o aliviada. Quizás podría acabar pronto.

Ambas mujeres permanecieron en silencio durante unos momentos. —¿Y qué me dices de viajar? — Brittany cortó el hielo. —¿Has estado en algún sitio interesante? ¿Hay algún sitio que te gustaría visitar?

—No, no especialmente.

Más silencio incómodo.

—Oh.

Casey dio un largo trago de cerveza coreana. — La Astrología es uno de mis hobbies. Soy Virgo. ¿Cuál es tu signo?

—Cáncer.

Casey de pronto encontró muy interesante el contenido de su vaso. — Oh. Brittany inclinó la cabeza hacia un lado. — ¿Oh, qué? ¿Es malo o algo?

—No, no realmente. Bueno, sólo que los cánceres no son muy compatibles con los Virgo — se encogió de hombros levemente. — Eso es todo.

No me digas, Sherlock. Brittany disimuladamente miró el reloj. ¿Quién diría que dos horas se pudieran hacer tan largas?

—¿Te vas a comer eso? Sin esperar a que Brittany contestara, Casey metió los dedos en la comida de Brittany, cogiendo algo verde y viscoso que inmediatamente se llevó a la boca.

Los ojos de Brittany se volvieron cortantes, y consideró apuñalar a Casey con el tenedor. Si eso hubiera sido una patata frita, Casey llevaría varias marcas de tenedor en su mano en esos momentos. Pero, de todas maneras, realmente no le importaba perder un trozo de algo viscoso.

—Umm… — Casey masticó feliz. — Gracias, me encantan. No puedo creer que no te los comas. Yo nunca puedo esperar. Ooo...… ¿Te he hablado de lo mucho que me gusta la música sinfónica? ¿Has oído nuestra sinfónica local? ¡Son fabulosos!

Brittany sacudió la cabeza. — He oído que son maravillosos, pero no soy realmente una gran fan de la música sinfónica. De modo que no he ido a verlos. Pero me gusta la Ópera — intentó esperanzada.

La cara de Casey se arrugó disgustada y agregó. — Odio la ópera.

Brittany miró su plato desesperanzada. Pincho un gran trozo, con patas y todo, y se lo llevó a la boca. Pensó que así, probablemente, tendría que visitar urgencias pronto, y quizás podría escapar de esta maldita cita. O también se podía morir. Cualquiera de las dos cosas le servía.

La cara de Casey de repente se iluminó. — Pues uno de los cuerpos que recibimos en la morgue la semana pasada se parecía a uno de eso gordos de la ópera.

Brittany ni siquiera levantó la vista para mirarla. Simplemente se tomó otro trozo de lo que fuera aquello.

—Estaba pálido e hinchado. Creo que pescaron el cuerpo en el río, cerca del Aeropuerto Dulles. Pero eso no es lo peor que he visto. ¡Ni siquiera de lejos! Lo peor fue…


Santana consideraba muy seriamente herir a Quinn justo se excusaron para irse después de una insufrible cena, pero sugirieron que la Presidenta llevara a Candy de excursión por el edificio. Le cogió del brazo cuando se iba — ¡Te haré pagar esto! — gruñó, sabiendo que sólo Quinn estaba lo suficiente cerca como para oírla.

—Bueno, ya sabes lo que dice la vieja canción, — le contestó, — Si no puedes estar con la persona que amas, ama a la persona con quien estés.

—Ni en sueños, Quinn.

—Buenas noches, Sra. Presidenta — Se inclinó y habló muy despacio en el oído de Santana, — No la recordaba tan — agresiva — San. Fue un pequeño fallo de cálculo, San. Lo siento.

¿Pequeño? — Buenas noches, ex-Jefa de Personal.

Quinn y Rachel salieron precipitadamente, y Santana se giró para afrontar la realidad. ¿Por qué no paro de oír "Little Red Corvette" sonando en mi mente? Querido Dios, te prometo que haré algo bueno por el medio ambiente si me sacas de esto.

—Bueno — gesticuló la Presidenta nerviosa — Vamos a ver que podemos encontrar para enseñarte por aquí.

—Oh, vamos Santana, — La mujer se acercó más y Dev retrocedió un paso. — No muerdo — sonrió. — No muerdo, a menos que me lo pidas educadamente. ¿Qué te parece una excursión hacia el Dormitorio Presidencial?

—Dicen que la habitación de Lincoln está encantada. — Santana caminó alrededor de Candy y notó como esta le pellizcaba el trasero.

—Gracias por traerme, Casey — A lo que tú insististe.

—No te preocupes. Tenía que venir aquí a ver a Marley de todos modos. — Las dos mujeres se dirigieron hacia una de las entradas del personal. Justo en ese momento el teléfono de Casey sonó. Era Marley. — Bueno, ¿Y qué estás haciendo allí? — Preguntó asombrada. — ¡Acabamos de salir de allí! — Puso la mano sobre el auricular y se giró hacia Brittany, la cual estaba buscando su ID requerida antes de poder registrarte y entrar a la Casa Blanca, a pesar de que el guarda de la puerta sabía perfectamente quién era y que vivía allí.

Dios, si algún día pierdo esto, estoy perdida. Brittany finalmente la sacó y firmó en la lista, justo antes de girarse y dirigirle una aburrida y frustrada mirada a su compañera. — Déjame adivinar — suspiró Brittany. — Está en Been Gi — Por favor, no me digas que esto significa que tengo que pasar más tiempo contigo.

—Si. Y quiere saber si me podrías guiar tú la excursión por la Casa Blanca. — Casey le dirigió una esperanzada mirada. — No quiere tener que volver hasta aquí. Vive en la dirección contraria.

Brittany extendió una mano impaciente. — Déjame hablar con Marley.

—De acuerdo — Casey se llevó el teléfono a la boca un momento para decir adiós, pero después no se lo pasó a Brittany. — Marley dice que no es necesario que se lo agradezcas, que puedes hacerlo el lunes. Y, mmm...… ha colgado.

Los hombros de Brittany cayeron y soltó un fuerte suspiro. ¿Acabaría alguna vez esta cita? — Vamos Casey, la excursión es rápida y corta.

Santana se preguntó si podría ser Presidenta todavía si su cerebro explotaba finalmente en su cráneo. Pensó que si Ford pudo hacerlo, ella sería capaz también. Había impedimentos más grandes que la muerte cerebral cuando el tema venía del Despacho Oval. Santana decidió que si tenía que quitar la mano de Candy de alguna parte de su cuerpo una vez más, iba a tener que tirar la educación por la ventana y simplemente darle una patada en el trasero a esa mujer.

—La… Umm… Habitación China está por aquí — la dirigió otra vez Santana.

Cuando la pareja entró por un lado, Santana se sintió más que aliviada al ver a Brittany entrar por la otra puerta. El hecho de que estaba acompañada de una mujer lo percibió justo un milisegundo después. ¿Qué demonios? ¿Una mujer? ¿Casey es una mujer? — Brittany estás en casa — Esas palabras fueron pronunciadas antes de que Santana consiguiera que sus labios y su cerebro se sincronizaran. En la única cosa que su mente y sus labios estaban de cuerdo era en sonreír a Brittany. Lo cual hizo, bastante abiertamente, a pesar del hecho de que se sentía herida. Estaba claro que a Brittany le gustaban las mujeres. Pero no ella. Quien haya sido el responsable de que ese reporte del FBI no me llegará, el lunes estará buscando trabajo.

—Hola, Santana — Sonrió cálidamente a la Presidenta, pero dirigió una sólida y fría mirada a la atractiva mujer que había a su lado. — Creo que no me has presentado a tu amiga.

—Ah, sí —¿Y qué tiene esa Casey que yo no tenga, Brittany Susan Pierce? — Uh, Brittany te presento a la Dra. Candice Delaney. Dra. Delaney, esta es la Srta., Brittany Susan Pierce, la talentosa mujer que está escribiendo mi biografía.

Candy deslizó una mano posesiva a través de la de Santana, solo para ver como la mujer morena se apartaba. Miró decepcionada a la Presidenta, y entonces ofreció su mano y una inocente sonrisa a Brittany, percibiendo en seguida a Brittany como su competidora. — Encantada de conocerla Srta. Pierce. Tengo grandes historias de Tana López en la universidad. — Su voz era condescendiente. — Si las necesita.

El acento bostoniano de Candy acentuó aún más en el nerviosismo de Brittany. — Encantada de conocerla también. Y veo a Santana todos los días. No necesito ninguna vieja historia. Ella es perfectamente capaz de decirme todo lo que necesito saber.

Santana se rió por lo bajo, pero intentó disimular fingiendo que tosía. Acto seguido miró a la mujer que acompañaba a Brittany, la cual no le estaba haciendo pasar un momento muy agradable. Se dio cuenta que los ojos de Casey estaban clavados en Candy como si fuera… bueno, como si fuera un caramelo (candy). — Uh, Brittany. No nos has presentado a tu amiga. — Santana miraba sin parar a las dos mujeres, deseando que Brittany se diera cuenta de cómo se miraban.

Pero Brittany estaba demasiado ocupada mentalmente, catalogando cada razón por la que Candy Delaney no era lo suficientemente buena para Santana, para notarlo. Brittany no reaccionó hasta que Santana le repitió la frase, a lo que contestó. — Sra. Presidenta, permítame presentarle a Casey Dennis, la sobrina de Marley.

Casey completamente ignoró a Santana y continuó mirando lujuriosamente a Candy. — Por favor, dime que tú no eres la Dra. Candice Delaney — dijo asombrada. — Leí tu artículo sobre los cangrejos el año pasado, y no he sido capaz de mear un servicio público desde entonces. — Los ojos marrones de Casey se abrieron aún más y su voz tembló — Eres… quiero decir, fue maravilloso.

Una enorme sonrisa se dibujó en la cada de Candy, y evaluó descaradamente a la acompañante de Brittany. — Oh, muchas gracias, Srta. Dennis. Dime, ¿eres colega? — Candy se adelantó dejando atrás a Santana y ofreció su mano a Casey.

—¡Oh, sí! — Brittany dijo, casi tan alto. — Casey tiene un fascinante trabajo, y adora hablar y hablar sobre él.

Casey asintió entusiasmada. — Sería un honor hablar sobre mi pasión con alguien tan consagrado como tú.

Brittany volcó todo su encanto sureño sobre Casey por primera vez esa noche. — Casey, querida, quizás podrías acompañar a la Dra. Delaney de vuelta a su hotel?

—Me encantaría — Casey sonrió tontamente.

—Bien. — Santana juntó las manos con verdadera alegría. — Me alegro de que todo esté arreglado. ¡Jack!

Un joven agente del Servicio Secreto entró en la habitación. —¿Sí, Sra. Presidenta?

—¿Podría acompañar a la Srta. Dennis y a la Dra. Delaney hasta la salida?

—Pero…

—No te preocupes, Jack. Yo voy de vuelta a la residencia, y dudo que la Srta. Pierce me vaya a atacar.

—Sí, Sra. Por aquí señoritas. — El joven les mostró el camino, y las dos mujeres estaban tan atrapadas en su conversación que prácticamente murmuraron un buenas noches a sus originales citas.

Brittany y Santana contuvieron la respiración hasta que ambas mujeres desaparecieron. Después de unos cuantos segundos, suspiraron a la vez.

—Gracias Dios — murmuró Santana.

—Lo mismo digo — añadió Brittany.

—¿En qué trabaja Casey?

—Empleada de la morgue.

Santana de repente se separó un paso de Brittany. — Oh, ew — se burló.


Santana y Brittany se dispusieron a volver a la residencia. Santana se miraba los pies mientras caminaba. Odiaba que ver a Brittany con otra mujer le hiciera daño. Pero se lo hacía. Y mucho. También sentía enojo. Un enojo que no tenía ningún derecho a sentir. Brittany no había hecho nada malo. Pero era obvio que estaba interesada en ella sólo como amiga. Ese es mi problema no el suyo. Santana intentó sacarse del corazón la decepción que se le había clavado en él. Se aclaró la garganta, determinada a intentar salvar un poco de la noche, pasándola con su… amiga.

—Umm, ¿Brittany?

—¿Mmm...? Brittany se detuvo y miró a Santana. Miró sus ojos plagados de tristeza y… algo más. Sintió una punzada en su pecho. —¿Estás bien?

—Sí — sonrió suavemente. — Yo, Umm, bueno no he comido mucho esta noche. Supongo que no querrás venir a la residencia conmigo. Podríamos pedir un par de sándwiches de ternera y quizás ver una peli o… o… algo — Así me puedo torturar durante toda la noche con algo que nunca tendré.

Brittany sintió como una sincera e incomparable sonrisa se dibujaba en sus labios por primera vez esa noche. — Me encantaría —. Esa respuesta se ganó otra sonrisa por parte de Santana y las dos mujeres emprendieron su camino hacia la residencia. — ¡San, no puedo creer que Casey me haya rechazado!

—Lo siento, ¿te gustaba realmente? — Retuerce más el cuchillo, Santana.

—Por favor — Brittany dijo indignada. — Dame un poco más de crédito.

Santana suspiró aliviada. Aunque Brittany no se interesara por ella del modo que ella quería, no deseaba ver dolida a su amiga. — Sí. Bueno. ¿Te puedes imaginar como me siento yo? — bromeó.

— La mayor idiota que he conocido nunca, me acaba de desechar…

—A la Presidenta de los Estados Unidos — añadió Brittany para dar más efecto a lo anterior. Estaba encantada de que Santana se estuviera tomando esto con tranquilidad.

Una oscura ceja ser arqueó y Santana continuó —… por una empleada de la morgue. No es una buena noche para mi ego.

Brittany se rió. — No. Supongo que no — La meno de Santana rozó la suya mientras caminaban y se preguntó, por un momento, que pasaría si la cogiera. —¿Puedo preguntarte algo? — dijo en voz baja.

Santana sonrió, y colocó su mano en la parte baja de la espalda de Brittany mientras subían un corto tramo de escaleras. —¿Por qué lo preguntas ahora? Sabes que puedes preguntarme lo que sea.

—No pareciste muy sorprendida de que Casey fuera una mujer. ¿Lo estabas? — sonrió tímidamente. Porque yo sí.

Por un momento Santana no supo qué decir. De algún modo, pensaba que no era una buena idea decirle a Brittany que prácticamente había tenido que morderse la lengua para no decir nada. — Bueno… por supuesto que estaba sorprendida — Las palabras le salían nerviosamente. —¿Pero que se suponía que debía decir? "Dios Brittany, no me había dado cuenta que te habías vuelto lesbiana".

Brittany se quitó las gafas y las metió en el bolsillo de su blusa. — Yo tampoco me había dando cuenta — Contuvo la respiración, esperando la reacción de Santana.

—Ves, ahí lo tienes. Habría sido un poco grosero de mi parte sacarte eso en frente de tu cita. — ¿Qué significa que no te habías dado cuenta tampoco?

Brittany se rió. — sí, supongo que lo habría sido.

—Entonces, ¿esta era tu primera cita con una mujer? — Por favor, que no haya malinterpretado esta conversación.

Brittany asintió mientras Santana abría la puerta de la sala de estar y la invitaba a entrar. Unos ojos azules se abrieron sorprendidos. — Wow.

—Sí, wow. Creo que había algo ahí. — Aclaró Brittany queriendo ser sincera. — Esta ha sido la primera cita que no ha tenido que ver con un hombre. — Podía notar que Santana estaba un poco decaída por algo, y no estaba segura de si ese "algo” era ella.

Santana hizo un sonido de satisfacción al ver la tenue iluminación de la sala y la chimenea todavía encendida. Se mordió el interior del labio y se dirigió hacia el teléfono. Deseaba escuchar más de lo que le estaba contando Brittany, pero le parecía demasiado personal. Santana se quitó los zapatos y después la chaqueta. — Sí, manden dos sándwiches ternera con toda la guarnición clásica. — Se detuvo y miró a Brittany. —¿Qué quieres de beber?

—Cerveza. Y como estoy siendo atrevida y te estoy preguntando sin miedo, ¿te molesta que me gusten las mujeres? Algo te molesto. Siempre te muerdes el labio así cuando estás disgustada.

Santana suspiró profundamente. — Mande un cubo con hielo lleno de cervezas. — Lo voy a necesitar. Colgó el teléfono y colocó las manos en la cintura. —¿Por qué tendría que importarme? A mí me gustan las mujeres también, por si no lo habías notado.

Brittany se encogió de hombros, mostrando su inseguridad. — No lo sé, Santana. Somos amigas, ¿verdad? — Levantó la mirada hacia la mujer más mayor con una expresión que era casi dolorosa por la intensidad que encerraba.

Santana suspiró y se sentó en el sofá al lado de Brittany. — Me encantaría pensar que lo somos. Yo… Um… te tengo mucho cariño. — Lo que realmente quería era coger a la mujer en sus brazos y abrazarla hasta que ambas se sintieran mejor. — Siempre me lo paso bien cuando estamos juntas. Y, Dios, era tan desgraciada esta noche. Entonces, cuando te vi., quería… — besarte desesperadamente, se detuvo. Por supuesto, seguro que me daría un ataque al corazón antes de tener las agallas de intentarlo. Pero sigue siendo un bonito pensamiento. — Bueno, digamos que estoy verdaderamente contenta de que estemos aquí las dos, ahora.

Brittany dejó escapar un suspiro de alivio y sintió como toda la tensión de su cuerpo empezaba a desaparecer. — Yo me siento así también, Santana. Sólo quería estar segura de que nada cambiaría entre nosotras después de lo que habías visto con Casey. — Brittany se quitó los zapatos y subió las piernas al sofá sentándose al estilo indio. —¿Quieres que te cuente mi horrenda cita? ¿O prefieres empezar tú? — Se reclinó sobre el sofá. Eres muy estúpida, Britt. Aquí es donde tendrías que haber estado toda la noche.

Capítulo 17
Sábado, 10 de abril.

Cuando el despertador sonó, la mano de Brittany salió de debajo del edredón y lo apagó. Después su cabeza volvió a esconderse bajo las cálidas sábanas. Me pregunto qué haría falta para mantener a Santana en la cama aunque sólo fuera durante una mañana. Bostezó y se levantó, girando la cabeza hacia el despertador. Las cinco de la mañana de un sábado. Nada puede ser peor que esto. — Ugh, hoy toca gimnasio. Gracias Dios, hoy no vamos a correr.

Contempló la idea de volverse a acostar cuando Gremlin se acercó a ella desde los pies de la cama y apoyó la cabeza en su estómago. — Sí, lo sé, Grem. Si no me gusta cocinar, no debería estar en la cocina. Vale, mensaje captado. Me levanto.

—Pero, al menos es tu día favorito de la semana. En unas cuantas horas los niños estarán aquí suplicándote que salgas a jugar, y así te podrán malcriar. — Gremlin gruñó contento y su dueña le rascaba en la barriga. — Yo, en cambio tengo dos entrevistas telefónicas concertadas con algunos de los viejos profesores de instituto de Santana. Podría ser interesante, ¿no? — Se imaginó a una adolescente Santana, con unos brazos y piernas muy largas, tan sexy y unos brillantes ojos marrones. Una sonrisa le vino a los labios.

Brittany rascó a su perro detrás de las orejas, buscando la energía para quitarlo de encima y ponerse su chándal dispuesta a ir a ver sudar a Santana, Bueno la verdad es que esa última cosa no le costaba ningún esfuerzo. Rió suavemente.

Su atención fue apartada de esa imagen debido a una gran agitación en el pasillo. Ni una vez desde que vivía ahí había oído algo así. Parecía como si el mundo fuera a acabarse. Brittany saltó de la cama y se puse una bata sobre el pijama. Rápidamente se pasó, las manos por el pelo, peinándoselo, y cogió sus gafas de la mesilla de noche.

El pasillo estaba lleno de agentes trajeados del Servicio Secreto. Asomó la cabeza y una mano la detuvo, hasta que el agente la reconoció y la dejó salir al pasillo.

Mezclados entre los agentes había miembros del personal médico. Estaban entrando y trayendo equipamiento médico hacia la habitación de Santana. Por un momento, Brittany podría haber jurado que su corazón se había detenido.

—¿Qué…? — Se aclaró la garganta y lo intentó otra vez. —¿Qué pasa? — Se apretó más la bata al cuerpo y ordenó a su estómago que parara de revolverse en protesta a lo que estaba viendo.

—La Presidenta no va a salir hoy, Srta. Pierce. Puede volver a la cama si lo desea.

—No tengo la autoridad para decirlo, Srta. Pierce — Jake Puckerman le dirigió una fría sonrisa. Habían dejado de pretender que se caían bien hacía mucho tiempo. — Y si la tuviera, le diría que no es de su incumbencia.

Un agente del Servicio Secreto golpeó a Jake en el hombro, y su atención se apartó de la biógrafa.

Brittany intentó asomarse por encima de los agentes, pero no era lo suficientemente alta como para asomarse a la antesala de la habitación de Santana. Cogió a otro agente que pasaba por allí — ¿Qué está pasando? ¿Está bien?

Se encogió de hombros y continuó su camino.

Unos ojos azules iban de persona en persona, y oyó más agitación, voces de pánico que provenían de dentro de la habitación de Santana. En ese momento lo único que pudo pensar fue…

Brittany empezó a gritar con todas sus fuerzas. — ¡Sue! — Sabía que si algo le pasaba a Santana, la niñera estaría con ella.

Los hombres de su alrededor se apartaron de ella como si estuviera loca. Y, por la mirada en la cara de Brittany, muchos de ellos estaban seguros de que ese era el caso. Sin embargo, sabían que era mejor no tocarle un pelo. Por algo así, la Presidenta López los transferiría sin ningún problema al Polo Norte, a guardarle las espaldas a Papa Noel.

Sue se asomó al pasillo para ver que pasaba ahora. —¿Qué esta pasando? ¡Por todos los santos! — preguntó, intentando adivinar por qué Brittany estaba chillando con todas sus fuerzas.

Brittany inmediatamente recobró su compostura y dejó de gritar. Estaba un poco mareada por su esfuerzo. —¿Qué le pasa a San? Nadie aquí quiere decirme nada! Maldita sea!

—¿No se lo has dicho? — Sue miró a Jake Puckerman. Su tono era de reprimenda.

— ¡Que alguien me lo diga!

—Vamos dentro — Sue sacudió la cabeza tristemente. — Tienes que verlo tú misma.

Santana abrió los ojos. ¿Es esa la voz de Brittany? Entonces vio una cabeza rubia entre la multitud que había fuera de la habitación. Una tenue voz ordenó. — haganle sitio a Brittany.

El ajetreo alrededor de su cama cesó por un momento, y los doctores y enfermeras se apartaron y permitieron a Brittany tomar asiento en la cama. Sin pensarlo dos veces, tomó la mano de Santana en las suyas y la acarició cariñosamente.

Oyó que los doctores hablaban a Santana, pero sólo pudo ser capaz de captar una o dos palabras. Sus ojos y su mente estaban enfocados en la enferma mujer. Brittany iba a preguntarle a Santana qué le pasaba cuando oyó al doctor. — Sra. Presidenta, vamos a ponerle una vacuna. — Dejó dos largos tubos de ensayo llenos de sangre que había sacado a Santana hacía unos segundos. — Va a notar otro pinchazo.

El estómago de Brittany se retorció. La idea de que Santana fuera atravesada por objetos afilados era casi tan angustiante como la de ser ella la siguiente. Temblando, apartó los ojos de los tubos de ensayo.

El doctor se dirigió hacia ella, pero se detuvo cuando oyó el gruñido de Santana. — Mantenga alejada de mí esa maldita aguja. —¿No te das cuenta que estás asustando a Brittany? Los ojos de Santana se fijaron en la bata de Brittany, y en el pijama que se asomaba por debajo. Dios, ¿son elefantes rosas lo que hay estampado en su pijama? ¿Podría estar más adorable? Me pregunto qué pensaría si la invitara a una fiesta de pijamas. — Esto es por una comida en mal estado, no por una plaga. No necesito ninguna vacuna. — Apuntó hacia la bombona de al lado de la cama. — U oxígeno.

Brittany se revolvió ante las palabras "comida en mal estado". Sabía perfectamente cómo debía sentirse Santana, pero también estaba asombrada por toda la gente alrededor de Santana, que estaba actuando como si estuviera en el lecho de muerte. No le extrañaría en absoluto que la bandera del balcón de la Casa Blanca, estuviera ondeando a media asta. Brittany se tapó la cara con las manos. —¿comida en mal estado? — suspiró, aliviada de que no fuera algo mas serio. Permitió que su corazón pudiera volver a latir.

—Buenos días, Súper Ratón. Sabes llamar la atención cuando quieres, eh?

Brittany sonrió y acarició la mano de Santana con sus dedos. — Bueno, estaba cansada de que fueras el centro de atención todo el rato. Y voy a dejar de lado ese comentario de Súper Ratón sólo porque estás enferma. Todo esto. — Dijo señalando la habitación llena de doctores y de agentes. — me ha asustado muchísimo. ¿Sabes?

Santana entornó los ojos. Dios, la gente sobreactúa alrededor tuyo cuando eres la Presidenta. — Lo siento. No estoy realmente enferma. Es una excusa para tomarme el día libre. — Pero su pálida cara decía todo lo contrario.

Una pequeña e inesperada carcajada escapó de la boca de Brittany —¿Cómo te encuentras? — preguntó amablemente. Pero antes de que Santana pudiera contestar, añadió — Y quiero una respuesta sincera, Santana.

—He estado levantada toda la noche, adorando el retrete. ¿Cómo estoy?

—Hecha una mierda.

—Qué gracioso, yo no me veo tan bien.

Las cejas de Brittany se arquearon en gesto preocupado. Santana parecía sentirse realmente mal. Dirigió la mirada hacia uno de los doctores. — Es sólo comida en mal estado, ¿verdad? — Ella sabía que estaba exagerando, pero no podía evitar preocuparse.

El doctor, un hombre bajito, de mediana edad, calvo y con una barriga protuberante, pareció molesto por la interrupción de Brittany. Estaba tomando notas en el historial de Santana, Cogió las dos muestras de sangre y las metió en un maletín, ignorando deliberadamente la pregunta.

Las cejas de Santana se arrugaron, y volvió la cabeza. —¿Doctor?

—¿Sí, Sra. Presidenta? — contestó inmediatamente, dedicando a Santana toda su atención.

—La Srta. Pierce le acaba de hacer una pregunta. Por su propio bien le aconsejo que le responda. ¡Inmediatamente! — Santana gritó. En sus ojos chocolate se podía observar su furia.

La escritora y el doctor pegaron un salto, y el hombre se asustó y murmuró. — La Presidenta parece sufrir un caso agudo de Salmonelosis. Creemos que la causa fueron los langostinos que cenó la noche pasada. Los análisis de sangre son por precaución.

Brittany asintió, tratando de no perder los nervios ante la rudeza del doctor. Ellos no tienen por qué darte una explicación. Métete eso en la cabeza. — Gracias — Se giró hacia Santana y sonrió. — Si hubieras visto lo que cené en mi cita anoche, no te explicarías cómo eres tú la que está en cama enferma.

Una enfermera se acercó a Santana con una larga aguja otra vez. — Lo siento Sra. Presidenta. Me temo que necesito una muestra más. Uno de sus doctores acaba de pedir otra serie de pruebas. Se acercó incómoda, notando la mirada que Brittany le dirigía. — Esto va a otro laboratorio diferente. Por eso necesitamos otra muestra.

—Oh, está bien. — Santana extendió el brazo.

La cara de Brittany palideció. — Vas a… justo ahora… — La oscuridad invadió la visión de Brittany, y sus ojos se giraron a la vez que caía desmayada sobre Santana.

Santana miró a la mujer que acaba de desmayarse sobre su regazo. Sonrió cansada al doctor. — Le juro, doctor, que esta no es la reacción normal de alguien que está en la cama conmigo.

El doctor giró los ojos y ordenó a las enfermeras que quitaran a la rubia de encima de la Presidenta. Santana se rió y les dijo que dejaran a Brittany a su lado. La cama era de matrimonio, y Santana no estaba preparada para soltar su mano todavía. Le hacía sentir mejor saber que Brittany estaba cerca.

Siguiendo las órdenes de Santana, uno a uno, el personal médico y el de la Casa Blanca abandonaron la habitación. Sue arqueó una ceja y, con el consentimiento de la Presidenta, dejó la puerta entornada antes de marcharse. Después limpiarse los restos de sangre, y sólo después, la joven mujer fue despertada con la ayuda de una cápsula de amoniaco.

Santana colocó la poderosa cápsula delante de la nariz de Brittany y, después de unos cuantos segundos, la escritora empezó a despertarse. Unos confusos ojos se empezaron a abrir, e inmediatamente se sentó en la cama y miró alrededor de la habitación. Miró a Santana y luego otra vez a sí misma. —¿Estamos juntas en la cama?

Santana tosió y se rió. — Sí, pero te aseguro que tu integridad se mantiene intacta, Srta. Pierce. Te desmayaste sobre mí.

—¡Ohh, Dios mío! — sus manos fueron inmediatamente hacia su cara, donde se ajustó las gafas. La mano de Santana cubrió la suya, y antes de que se diera cuenta, las gafas fueron depositadas sobre la mesilla de noche. — Gra… Gracias — Brittany suspiró fuerte, sintiendo como su estómago se revolvía, aunque esta vez no era sólo por la preocupación.

Santana sonrió gentilmente. —¿Me harías un favor?

—Lo que sea — contestó Brittany sinceramente.

Santana meditó la propuesta que quería hacerle a la joven mujer y se decidió por la segunda opción. — Bueno, ya ves que cuando estoy enferma soy como el bebé más grande del mundo. — Sonrió. — Odio estar sola. Sue está muy ocupada con los niños y no puede sentarse a mi lado a cogerme de la mano. ¿Te quedarías conmigo? Podríamos trabajar en el libro si quieres.

Brittany asintió. Por supuesto que se quería quedar. Si Santana no se lo hubiera pedido, ella se habría ofrecido. — Pero… Umm — gesticuló hacia su pijama. —¿Voy bien así?

Dev respiró profundamente. — Bueno yo tengo que estar así, pero Umm… — No puedo creer que vaya a decir esto. Ella está asombrosa con el pelo revuelto y su pijama. Pero no quiero que esté incómoda. — Si quieres ir y tomar una ducha y cambiarte, creo que puedo apañármelas sola durante unos minutos.

Brittany estaba levemente decepcionada. — Tienes razón. No sé en qué estaba pensando saliendo de mi habitación así. Pero es que estaba preocupada… y…

Santana puso sus dedos sobre los labios de Brittany. — Me alegro de que lo hicieras. Gracias por preocuparte por mí — Acto seguido apartó la mano, impresionada por la suavidad de esos labios de coral.

—Pero es sólo comida en mal estado, ¿verdad? — Brittany preguntó preocupada, dirigiendo la mirada a varias piezas de instrumental médico que había alrededor de la habitación. — Si fuera algo mas serio, ¿me lo dirías, verdad?

—Esto es solo precaución. Si no fuera la Presidenta, no se habrían tomado tantas molestias. Ellos no están preocupados por mí, están preocupados por su jefe.

Brittany frunció el ceño. — Eso no es verdad. — Yo estoy preocupada por ti.

Los ojos de Santana empezaron a caer pesadamente, y se preguntó si el doctor no se había pasado un poco con la medicación. — Claro… que… lo es. Pero tú… te… preocupas… — No podía disimular que se estaba quedando dormida en medio de la conversación.

Brittany sonrió suavemente y susurró. — No luches contra el sueño.

Los ojos de Santana inmediatamente se cerraron, y la mujer de pelo negro soltó un profundo y lento suspiro.

Brittany levantó sus dedos cruzados con los de Santana, mirándolos como si hubiera olvidado que tenían las manos cogidas. Echó la colcha y tapó con ella el cuerpo de Santana, después miró hacia la puerta. Hazlo. Sabes que has querido hacerlo desde que entraste en esta habitación. "Incluso antes que eso". Le contestó su mente.

Volviendo a fijarse en Santana, tiernamente acarició la mejilla de la Presidenta con sus nudillos justo antes de darle un suave beso. — Dulces sueños, Santana. Estaré aquí cuando te despiertes. — Brittany volvió a su sitio y se permitió cerrar los ojos durante unos segundos. Un sentimiento de paz se apoderó de ella a la vez que iba cediendo al sueño.


Brittany se despertó bastante antes que Santana. Estiró la cabeza y miró a la Presidenta. Instintivamente, levantó la mano y la puso sobre la frente de Santana para ver si tenía fiebre. Se sintió aliviada cuando la notó fría, no sólo porque no le gustara la idea de que Santana estuviera enferma, sino porque ella no estaba segura de si podría decir si tenía fiebre o no con solo tocarla.

Brittany se apartó lentamente, no queriendo despertar a la Presidenta, y cogió sus gafas de la mesilla de noche. Cuidadosamente, se bajó de la cama y se dirigió a su habitación. Se detuvo unos instantes para hablar con el agente del Servicio Secreto y la enfermera que había sentados afuera de la habitación. — Volveré en unos minutos. Por favor, díganselo si se despierta durante mi ausencia.

La enfermera asintió. — Sí, Srta. Pierce.

Mientras se alejaba oyó un comentario entre las personas que había dejado atrás. — ¿Que no se acuestan juntas? ¡Y una mierda!

Brittany se dio la vuelta y se dirigió hacia el agente del Servicio Secreto y la enfermera. Abrió la boca para desmentir el rumor, pero se detuvo a sí misma antes de decir una palabra. Su boca se mantuvo cerrada, y sus labios formaron una malévola sonrisa. Ella les guiñó un ojo. — No saben ni la mitad. — En ese momento su tono se endureció — Y nunca lo sabrán. Así que en lugar de pasar el tiempo cotilleando, ¿por qué no hacen su trabajo antes de que terminen como guarda jurado y como celadora de la morgue?

Acto seguido, marchó hacia su habitación, si creerse todavía lo que acababa de hacer. Se dio la ducha más rápida que ha existido, se puso su chándal, llevó a Grem a dar el paseo más corto de su vida y volvió a su habitación.

Brittany cogió el portátil y su cuaderno de notas, y se dispuso a volver a la habitación de Santana. Justo en el momento en que su mano tocaba el pomo, Gremlin empezó a ladrar. Sus hombros cayeron, y apoyó la frente contra la puerta. — Vamos, Gremlin. Ahora no, ¡hoy no! Por favor — murmuró volviéndose hacia él. — Te compraré la cama más grande y cómoda que has visto en tu vida si te portas bien hoy.

El perro no estaba impresionado. Se acercó hacia su ama y se puso patas arriba, preparado para que Brittany le rascara la barriga.

Brittany suspiró frustrada y miró su reloj. Todavía era pronto para que los niños estuvieran despiertos. — OK, puedes venir conmigo, pero tienes que prometerme que te vas a portar bien. Santana no se encuentra bien. Nada de ladrarle.

El perro saltó contento. Agitaba el rabo muy deprisa.

—Pequeño extorsionista con colmillos — gruñó Brittany. — Vamos. Y en serio, un ladrido y eres historia. — Abrió la puerta.

Una enfermera estaba saliendo de la habitación de Brittany para reunirse con el agente de la puerta. Brittany les saludo con la mirada antes de que ella y Grem entraran en la habitación. Después de colocar sus cosas, se dirigió hacia la cama para ver cómo estaba la Presidenta. Santana gimoteaba un poco, su cabeza se movía de lado a lado. Parecía tener problemas con la respiración.

—¿Santana? — Brittany miró la cara pálida de la Presidenta.

Unos ojos chocolate se abrieron.

—Ey — sonrió Brittany. —¿Qué te pasa? — Rápidamente recorrió con sus dedos los labios secos de Dev. —¿Te duele la garganta, o tienes sed?

La morena negó con la cabeza salvajemente y murmuró lastimosamente. — Brittany… te consejo… que…

Brittany se inclinó más para oír a Santana mejor. —¿Qué pasa?

El cuerpo de Santana se convulsionó, y se inclinó hacia delante devolviendo sobre el pecho de Brittany. Los ojos de la escritora se abrieron al sentir un líquido caliente y con tropezones deslizarse por su camiseta y goteando sobre su sujetador. Ella gimió, sintiendo como su propio estómago se revolvía furiosamente ante el olor rancio. — ¡Oh, señor! ¡Eew! — Miró hacia su camiseta mientras Santana se inclinaba de nuevo y Grem salía escapado de la habitación. — ¡No, no lo hagas! — Brittany cogió una zafa de la mesilla del lado de la cama y la puso delante de Santana justo a tiempo de la segunda ronda.

Después de un momento que pareció una vida entera, Santana paró de devolver y se giró, totalmente roja hacia su amiga. — Lo, lo — se detuvo, intentando ignorar el sabor de la bilis. — Lo siento muchísimo.

Brittany volvió a poner la zafa bajo la barbilla de Santana, y la dejó ahí hasta que se aseguró de que la Presidenta había terminado.

—No puedo creer que hiciera eso.

A la mujer rubia le picaba todo, y no podía creer que hubiera aguantado tanto tiempo sin vomitar ella también. —¿Estás bien? — preguntó, intentando contener la respiración.

Santana asintió, demasiado avergonzada y débil para hacer algo más. — Lo siento.

—¡No pasa nada! Brittany se levantó sin mirar su camiseta. — ¡Enfermera! — llamó a la mujer, esperando que la oyera. Suspiró aliviada cuando la mujer entró por la puerta. — Por favor atiende a la Presidenta. Necesito… volveré después de ducharme. ¿Estarás bien? — Por favor di que si, por favor di que sí.

Incluso detrás de la angustia de Brittany, Santana podía observar su preocupación. Eres distinta, Brittany. Me podría enamorar de alguien como tú. — Sí, me encuentro mucho mejor ahora. — Sonrió levemente. — Ahorra tiempo, usa mi ducha. Hay ropa limpia y toallas en el armario. Coge lo que te guste. Te lo debo. — Santana apuntó detrás de Brittany. — Por esa puerta.

Brittany podía decir que Santana estaba en buenas manos ya que inmediatamente dos enfermeras entraron en la habitación y se pusieron a trabajar. Ellas podrían encargarse de limpiar a Santana, lo cual no sería tan difícil, considerando que ella lo había echado todo sobre Brittany, no sobre sí misma. Brittany necesitaba ir al aseo… rápido.

Se metió en la ducha multifunciones de Santana. Si no fuera por las circunstancias que la habían llevado hasta allí, estaría impresionada con ese cuarto de baño. Pero ahora estaba demasiado ocupada frotándose. Sólo quería estar limpia, muy limpia.

Veinte minutos después salió del aseo vestida con un chándal de Santana y una toalla en el pelo. La ropa le estaba algo pequeña, pero era cómoda y ante el reciente giro de los acontecimientos se conformaba con eso.

Brittany se acercó despacio.

Una enfermera atusó la almohada de la Presidenta una última vez. — Le hemos dado una pastilla para las náuseas.

—Más vale tarde que nunca — murmuró graciosamente, sabiendo que Santana podía oírla. — Y gracias por encargarse mientras me he ido. — Ella decía en serio la última parte.

Pronto Santana y Brittany se quedaron solas de nuevo. — Bueno, ¿has usado antes ese truco para hacer que las mujeres se quiten la ropa? — bromeó Brittany. Entonces tomó asiento en la cama al lado de Santana. — La próxima vez, sólo pídelo.

Santana se ruborizó, pero rápidamente se recobró. — No te burles. Estoy enferma.

—Oh, créeme, me he dado cuenta. Pero al menos podemos conformarnos sabiendo que Candy está en estos momentos devolviendo encima de Casey.

Ambas mujeres sonrieron abiertamente ante esa idea.

—Sé algo que me hará sentir mejor que eso — La sonrisa de Santana se volvió malévola. — Activar teléfono.

Una voz artificial de mujer respondió, — Reconocimiento de voz activado. ¿Código de activación?

—Soy Santana Marie López. Código: 18758OHIO6236ACA — Santana esperó a que el teléfono verificara su código de acceso y reconociera su voz.

Unos ojos claros se abrieron ante el sofisticado teléfono de Santana.

—Llamar a Quinn Fabray.

¿Por qué creo que Quinn está en problemas?

Después de seis tonos Quinn cogió el teléfono.

—¿Quinn? — Santana sonrió cuando el único sonido que oyó fue un profundo quejido. —¿Cómo te encuentras esta mañana, amiga?

—Me estoy muriendo, San.

—Sí, yo también, pedazo de tonta. Tenemos una salmonelosis por las gambas de anoche; sí, esas gambas que te empeñaste en que el cocinero trajera especialmente para Candy "idiota" Delaney.

—Oh, Dios.

Santana se podía casi imaginar a Quinn escondiéndose bajo las sábanas de la cama. — El doctor dice que pasará en unos cuantos días, Quinn. Pero… ¿sabes qué?

Ella sacudió la cabeza infeliz, entonces recordó que esta llamada no era una videoconferencia. — ¿Qué?

—Estarás en tu oficina temprano y como nueva el lunes por la mañana.

—Sí, Sra. Presidenta, zorra.

Brittany empezó a reírse y agarró una almohada para presionarla contra su cara y ahogar el sonido.

Oh, dios. Sólo Quinn podría atreverse a llamarla así.

Santana se burló. —¿Y qué voy a hacer yo el lunes? Te preguntarás — Santana continuo cruelmente. — Me tomaré el día libre y lo pasaré en la cama. Sólo yo y mi almohada. — Y a lo mejor tengo la suerte suficiente para continuar disfrutando de la compañía de una bonita y rubia biógrafa que está ahora en mi habitación. Me pregunto si tendré tantas historias sobre mí para rellenar dos días. ¿En qué estoy pensando? Soy una política, por el amor de Dios.

Quinn dijo unas cuantas palabras que casi hacen que a Brittany se le salten las lágrimas.

—Te veo el lunes. Oh, ¿Te he dicho que también tendrás que sacar a correr a los agentes del Servicio Secreto? Se ponen de muy mal humor si no dan su carrera diaria.

Santana se rió sin compasión.

—Llamada terminada. Código: 18758OHIO6236ACA. —Se volvió hacia Brittany, la cual estaba sin parar de reír.— A veces es genial ser la Presidenta.

Capítulo 18
Lunes, 3 de mayo.

Santana estaba silbando mientras se colocaba el periódico debajo del brazo y preparaba dos tazas de café. Salió de su despacho con Marley siguiéndole los pasos. — Sólo necesito diez minutos sola, Marley.

—¿Te arreglas con cinco?

—¿Qué tal siete?

—Trato hecho.

Quinn las encontró en el pasillo. — Sra. Presidenta.

—Ahora no, Quinn. Tengo una reunión muy importante.

Unas pestañas castañas se arquearon. — ¿Con quién? — La mente de Quinn hizo un rápido repaso.

¿Se habría olvidado de algún compromiso?

Santana le dirigió una sonrisa.

Su amiga entornó los ojos. — No importa. Esa sonrisa tonta lo dice todo. ¿Cuánto tiempo le ocupará, Sra. Presidenta? Tiene una reunión con la Ministra de Salud y…

—Sí, lo sé. Marley me ha garantizado siete minutos libres de mis deberes como Presidenta. Ve a hablar con Jane. Ella está al mando hasta que vuelva.

Quinn sacudió la cabeza. — Pásalo bien.

—Lo intento — le guiño. Oh, espero que Brittany esté de buen humor. Lo parecía cuando le pregunté si podíamos vernos.

Santana caminó rápidamente hacia su destino, rechazando la pequeña escolta que la seguía. Abrió la puerta con la cadera y respiró hondo. El olor de las primeras rosas de la primavera impregnaba el Jardín de Rosas, y su dulce aroma rodeó a Santana.

Brittany estaba sentada en un banco con los brazos extendidos en el respaldo y su cara vuelta hacia los cálidos rayos del sol. Aunque Santana sólo podía ver su perfil, podía asegurar que los ojos de Brittany estaban cerrados. La miró felizmente. Una sonrisa se dibujó en sus labios ante semejante estampa.

—Buenos días, Súper Ratón — Santana no pudo evitar burlarse de la escritora con su apodo del Servicio Secreto. Había una reacción diferente cada vez que lo usaba.

El cuerpo de Brittany permaneció completamente tranquilo mientras continuaba disfrutando del sol y de la presencia de Santana. — Es increíble. Oigo palabras pero sé que nadie me está hablando — continuó tranquila — porque aquí no hay nadie con ese ridículo nombre.

Santana se burló y tomó asiento al lado de Brittany, rozándola con el codo. — ¿Me quieres, Brittany? — preguntó con una voz juguetona. Cuando unos ojos azules, e interrogantes se abrieron y se dirigieron hacia la Presidenta, esta le ofreció a la rubia mujer una taza de café humeante. Estaba preparado con dos terrones y crema, justo como a ella le gustaba.

Brittany sonrió coquetamente mientras cogía la taza. — Gracias. Y quiero a cualquiera que me traiga el café de la manera que me gusta.

Santana cogió el periódico que tenía bajo el brazo e hizo el ademán de ponerse a leerlo. — Huh — Depositó su taza sobre el banco y se rascó la barbilla. — Parece que entonces están en lo cierto. Eres fácil y barata. — Le extendió el periódico a la escritora. — Y me estás engañando — Santana se quitó un peso de encima al enseñarle el periódico. — ¿Por qué soy siempre la última en enterarme? — Se quejó bromeando.

Brittany cogió el papel. Usando una mano para tapar el sol, observó la parte que estaba señalando Santana, la cual correspondía a una columna de sociedad. — La habitante de la Casa Blanca, Brittany Susan Pierce, fue pillada tonteando con su nuevo amor en Been Gi el pasado mes. — Sus ojos escasearon el resto del corto artículo, deteniéndose en una pequeña fotografía de ella entrando en el coche de Casey. Brittany arrugó la nariz. — Dios, no tengo gusto. Te estoy engañando con una empleada de la morgue llamada "Lacey".

—Eso parece, sí — Santana se preparó a sí misma para la inminente explosión, pero esta nunca llegó.

—Oh, bueno, — Brittany casualmente dejó el periódico de lado y tomó un trago de café, escondiendo una sonrisa detrás de la taza. — si mantuvieras satisfecha a tu mujer, no me vería obligada a buscar en otros sitios.

—¡Auch! — Santana se echó mano al corazón. — Y encima eres fría sobre el asunto. Vaya, tengo toda la culpa. Creo que necesito un descanso. Mi compañera y amante y mi cita me cambian por esta Casey Lacey. ¿Quién se iba a imaginar que la morgue tuviera tanto morbo? — Santana sacudió la cabeza. — Quizás debería probarlo yo misma.

Brittany estalló en carcajadas. Juntó los hombros contra los de la otra mujer. — ¿No me digas que la prensa finalmente te ha hartado? Han estado escribiendo sobre nosotras durante meses.

—Simplemente no quería que vieras esto y explotaras —Santana explicó sinceramente. — Es sólo otra manera de intentar hacer que reaccionemos — Se reclinó e intentó actuar natural ante el hecho de colocar su brazo sobre el respaldo del banco y dejándolo descansar ligeramente sobre los hombros de Brittany. Soy muy patética.

Brittany se sacudió al notar el brazo de Dev en su hombro. — ¿Qué pasa? ¿Un bicho? — Empezó a golpearse donde el brazo de Santana había estado. Sus ojos buscaban el bicho en la blusa.

Santana inclinó la cabeza hacia atrás y rió. — Podría haberlo sido, vista la suerte que tengo últimamente — Suspiró y esta vez, rodeó con su brazo a Brittany decididamente, y estrechándola más contra ella. — No, no era un bicho — sonrió diabólicamente, y añadió. — Súper Ratón. — Debería reunir todo mi coraje y pedirle salir. ¿Qué es lo peor que puede decir? ¿No? Eso no sería una gran sorpresa. No tengo nada que perder. — ¿Uh… Brittany?

Brittany se sonrojó cuando se dio cuenta de lo que Santana había intentado y cual había sido su respuesta. Lo siento, Santana. Y me alegro de que no fuera un bicho. Felizmente se apretó más contra ella. ¿Va a hacerlo? ¡Oh, Dios mío! Brittany cruzó los dedos de las manos y los de los pies. — ¿Sí, Santana? — ¡Pídemelo antes de que me muera!

—Me preguntaba si… quiero decir… Umm… — Soy una gallina de 1,90. Menos mal que no dirijo el gobierno de la misma manera que mi vida amorosa. Si es que tuviera vida amorosa, claro.

Santana se aclaró la garganta y levantó la cara. Es ahora o nunca. — Muy bien, Lo que quería saber era si…

Marley abrió la puerta del jardín con un poco de prisa. Se detuvo, dándose cuenta en seguida de que estaba interrumpiendo algo. — Lo siento, Sra. Presidenta…

Brittany casi soltó un gruñido de decepción, dejando que una serie de maldiciones se cruzaran por su cabeza.

La boca de Santana se cerró de golpe y dejó caer su cabeza. ¡Eso no han sido siete minutos!

—Hay una llamada de emergencia para la Srta. Pierce.