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Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre" Primer15
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Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre"

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Finalizado Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre"

Mensaje por cvlbrittana Lun Feb 15, 2016 11:41 pm

Deseo sexual

Todo estaba listo, el auditorio, el escenario, las luces, los asistentes, las bailarinas.

El auditorio estaba completamente lleno, no había ningún lugar donde no se encontrara persona sentada. Nuevamente como se estaba haciendo costumbre, Santana tomo un asiento en el medio de una de las filas laterales del teatro donde veía a la perfección el gran escenario sin ninguna escenografía grafica, solo las luces de diversos colores iluminándolo se podía apreciar.

Dentro de los camerinos se encontraba una hermosa rubia de mirar azul celeste, labios rosas y un cuerpo digno de la bailarina mirándose en el espejo acentuando los detalles de su maquillaje y dando los últimos retoques a su ropa repasando uno por uno todos los preservativos que debía de saber antes de subir al escenario.

-Britt, 10 minutos.-tocaron afuera de su camerino a lo que ella contesto con un simple "Estaré lista"

Ahí estaba la hermosa bailarina Brittany Susan Pierce sentada observando su margen de imperfección en su rostro y en su cuerpo. Esa chica era perfecta, no había ningún error que la asechara. Su tez era clara como la nieve y tan tenue y suave que cualquiera podría morir en un simple rose con la nítida piel de la rubia. Su cuerpo era una obra maestra esculpida por el más grande y exacto diseñador, su abdomen marcado que era cubierto un vestido delicado de color pastel le hacía relucir su figura aún más, ya que el vestido era ajustado al cuerpo dejando ver las hermosas piernas de la rubia.
"Brittany tu puedes, otra noche más" suspiró para salir del camerino con una bata de seda del mismo color que el vestido. La noche estaba a punto de comenzar.

-Brittany te ves angustiada ¿qué pasa?-preguntó Mike un bailarín profesional graduado de Julliard al igual que la rubia. Ambos eran buenos amigos y se conocían desde que eran pequeños.

-Nada Mike, todo está bien.- mintió vilmente pues sabía que eso hacía. Brittany no sabía mentir, era tan estúpida en aquellas situaciones que optaba por el vomito verbal, sin embargo hoy la estaba ocultando, raro en ella.

-No lo está y lo sabes, te estás desconcentrando desde que llegamos a Los Ángeles. ¿Pasa algo?-cuestiono preocupado cruzando sus brazos optando en una posición autoritaria pero suave.

-Sólo estoy nerviosa.-dijo sin más comenzando a mover su mano con ansiedad.

-Ahí hay algo mal. Tú amas bailar ¿Por qué has de estar nerviosa haciendo lo que te gusta hacer?-inquirió buscando la verdad dentro de todo el mundo mágico de Brittany.

-Hay demasiadas personas.- de nuevo mintió descaradamente ocultado su mirada de la del asiático.

-No negaré que estamos por primera vez en la gira internacional y que solo hemos bailado como extras, pero siento que me estas cambiando de tema. Recuerdas el "Mike quiero ser una gran bailarina, me gustaría que millones de personas me vieran"-comento haciendo su intento fallido de voz aguda y moviendo sus manos con rapidez haciendo gestos absurdos.- Tal vez no sean millones pero, ahí afuera hay aproximadamente unas cien mil.

-Odio que me conozcas.

-Al igual qué odias que coma tus galletas de chocolate, y que en ocasiones pueda burlarme de los patos. Y también me odiaste cuando tomé tus 20 latas de Dr. Pepper de tu nevera en 2 horas.

-Fueron 20 latas, ¿cómo no odiarte?-dejó con molestia al recordar ese triste día.

-Brittany tú no puedes odiar, por más que lo intentes no puedes.-dijo como si fuera lo más obvio del mundo y sí que lo era. Brittany era una persona de buen corazón, el más grande que cualquiera pudiera tener.

-Como sea.

-Bien, te dejo señora "contradictoria".

-¿Señorita qué?-preguntó pues la rubia no era muy buena con las palabras y al escuchar contradictoria, su mente automáticamente eliminó la palabra, era como una protección de su cerebro..

-Olvídalo Britt, tranquilízate, estas poniéndote ansiosa.

-No es verdad.-encaró tomando la primera posición de ballet e iniciar a inclinarse sobre sus pies, una y otra vez.

-Entonces deja de bailar como una muñeca de ballet…-Expresó altamente molesto.- te dejo. Espero que te relajes, ahí hay muchas personas esperando vernos danzar y sabes que Will, no permite ningún error.

-Está bien.- bufó con malhumor pues era obvio que si su profesor veía que cometían algún error estaba fuera.

Susurró para ver al chico alejarse con su cabeza en alto y cursando palabras con una que otras personas. Mike era más sociable que ella y eso era deplorable. ¿Qué te está pasando Britt? Concéntrate.

-Pierce.- volteo e inmediatamente tenía a una maquillista retocando su rostro con bastante rapidez, tanta que la pobre rubia opto por quedarse quieta observando como la mujer de unos 60años intentaba hacerle una línea curvada en el lagrimal de su ojo.- No llores Pierce.-dijo aplicando más fuerza que logro dañar el ojo de la rubia que movió el ojo impulsivamente mordió sus labios pues aquel movimiento le había dolido.

-Me lastimo el ojo ¿Cómo no...

-Calla.-La callo poniendo un gloss trasparente algo pegajoso en sus labios. Brittany se resigno tratando de no ver a la anciana que dese que llego a L.A. se había convertido en su maquillista al igual que de todos, pero no era una señora amable si no todo lo contrario desquitando su ira con los bailarines de cualquier gira.-Ahora a escenario en 3 minutos, entre más rápido acabe esto más rápido me iré y podre dormir como se merece… estos niños de ahora, en mis épocas si te picaban el ojos debías estar agradecido. -observó como la señora se alejaba de ella por fortuna.

-Creo que te hace falta.-dejó girarse por el olor del dulce que una tierna rubia ofrecía con su mano extendida. Sin pensarlo dos veces tomo aquel regaliz de cereza y lo mordió para comenzar a disfrutar del sabor. Amaba la cereza.

-Gracias Quinn. Esa señora no puede ni con su alma ¿no?

-No veo el día que la despidan. Es demasiado buena.-admitió ganándose una mirada asentativa de Brittany. Aunque no había estado mucho tiempo ahí, la señora era buena, a su estilo pero buena.

-Tú también lo eres.

-Puede que ella tenga más experiencia que yo, pero ¿sabes? Tengo mis trucos bajo la manga.- se acerco a Brittany tomándola por su barbilla y con un pincel delgado quito el exceso de brillo de los labios rosas. Y con un movimiento rápido ya tenía en su mano una pequeña brocha con la cual desmaquillo las mejillas de la rubia tornándolas de un tono casi rojo dándole a su piel un rubor artificial que se adaptaba perfecto a la rubia.

-¿Mejor?-preguntó viendo el rostro más relajado de la holandesa.

-Sí, sentía como si tuviera una máscara de engrudo en la cara.

-No es para tanto.

-Sí, lo es. Tú nunca viste a tu tía llegar a la boda de tus padres con miles y miles de kilos de maquillaje untados en el rostro, además de llevar un vestido horroroso y las marcas de traje de bañe en su cuerpo se notaban en su piel arrugada.-se estremeció al ver en su mente esa imagen, ese día juro por su vida hacer ejercicio diariamente para no quedar como la pobre de su tía. Y eso era raro en una niña que solo tenía 6 años.

-Tú no fuiste a la boda de tus padres.

-Lo se, pero las fotografías quedan de recuerdo, y ese es una gran imagen difícil de quitar, ni Lord Tubbington pudo dormir en días. Fue horroroso.-suspiro con nostalgia y asco. Asco por su tía y nostalgia por no tener con ella a su preciada mascota, aquel gato gordinflón, casi tanto como su tía Jamie, solo que había varias diferencias, Lord tubbington tenía un suave pelaje y su tía no. Pobre de esa humana.

-Un minuto señorita Pierce.-anuncio un muchacho con una carpeta y varios papeles en la mano.

-Quinn será mejor que me valla antes de que Will me asesine y terminemos en algo parecido como en el fantasma de la opera.

-Suerte Britt.

-La necesitaré.-suspiro para caminar por el pasillo que cada vez se le hacía más corto, deseaba nunca llegar al final.

Llegó al lado de Mike que la miraba alegre con una sonrisa en el rostro, inconscientemente tomo su mano con nerviosismo. "Brittany, por favor, eres profesional"

Relajo su cuerpo sintiéndolo tenso dando un respiro más fuerte de lo que ella deseó, ya que algunos de sus compañeros voltearon a verla extrañados, ella solo los ignoró.

En cuanto la música se hizo presente sabía que no podía inventarse algo mas como los días anteriores, no podía ni debía decir que le dolía el estomago o estaba sensible en sus días, o que le dolía la cabeza. Ella era una bailarina profesional y debía actuar como tal.

Salió al escenario ignorando todo lo que pasaba a su alrededor, solo siguiendo el ritmo tenue de la música fluir libremente de su cuerpo, como ella solía hacerlo, suave, tranquila, como una hierva danzando a causa del travieso aire. Poco a poco al ir infundiéndose en el baile, todo desapareció. Solo era ella en el escenario moviéndose con fluidez bañándose con las luces de diferentes luminosidades que recorrían todo su cuerpo con sensualidad dejando a más de uno con la boca abierta debido a su baile un tanto provocativo con aquel que simulaba ser uno de los bailarines principales.

Pero no todo dura para siempre, si no la vida no tendría emociones ni tristezas. Su concentración se vino abajo cuando por reflejos giro su vista al público y sintió como unos ojos tan negros como la noche la observaban con tanto detenimiento y atención atrayendo todo de ella, dejándola desnuda frente a todos, dejándola indefensa.

Sintió como unas manos fuertes la tomaban de la cintura tocando parte de su abdomen hasta subir a su pecho, pero Brittany no era capaz de quitar su vista de aquella persona que la miraba entre tanta audiencia, no podía y se odiaba por eso. Y ahí fue cuando Brittany odio a alguien, a ella misma por no querer dejar que aquella conexión desapareciera.

-Muévete.- índico el bailarín entre dientes bastante malhumorado pues la rubia no hacía nada. Brittany reacciono casi de golpe y se lanzo a los brazos que la sostenían.

Santana que por su parte no dejaba de observar a la rubia danzar, había comenzado a inquietarse desde el primer día que la vio, aquel hermoso cuerpo y llamativa aura no podían pasar desapercibidos para nadie, esto la humilde opinión de la pelinegra.

¿Cómo empezó todo esto?

Gracias a Rachel Berry, su amiga… nunca comprendió como ella y Berry como la apodaba, pudiesen soportarse una a la otra por más de 5 minutos, al menos así fue cuando estaban The South East High una de las mejores escuela en los Ángeles, por así decirlo para niños ricos y mimados, aunque Santana no era rica sus padres tenían un muy buen nivel económico pues ambos eran doctores. Pero ahora ya habían madurado, ambas tenían 25 años, se suponía que eran personas grandes, que debían de dejar de vivir del sustento de sus padres, que debían convivir en un ambiente grato para la sociedad. Y eso hacía.

Santana después de graduarse y poder salir de la universidad de california como abogada con honores, decidió quedarse a vivir en los Ángeles, era un buen lugar para comenzar una vida como toda una adulta. Con el paso del tiempo, aproximadamente dos años logro lo que muchos creían imposible, formo un Buffete de abogados principiantes que con el paso del tiempo y dirigidos bajo una buena compañía, resultaron ser uno de los mejores del país, trayendo ganancias monetarias muy benefactoras para la latina y a ellos mismos.

De ese modo se volvió a topar con su peor pesadilla, Rachel Berry. Creyó haberse deshecho de ella cuando dijo que se iba a NYADA a estudiar, Santana celebro con una fiesta que duro 3 días por qué Rachel se iba de su vida, fue tan glorioso ese momento que incluso ella quería comprarle los boletos de avión con tal de asegurarse que se fuera, pero cambiemos de tema. Rachel Berry después de graduarse de NYADA consiguió un pequeño trabajo en una obra que apenas comenzaba a formarse y los seguidos meses al estreno, fue todo un espectáculo, hablaban de la actriz de Brotway más joven que alguna vez se pudo haber deleitado. Sin duda Berry tenía talento tanto para cantar, bailar y actuar, el drama lo traía en las venas. El punto fue que cuando termino la obra y se hizo famosa fue demandada por incumplimiento del contrato pues ella había acordado trabajar con ellos por 14 meses, y solo estuvo 1 año mientras aceptó varios proyectos que iban a comenzar a sacarla a flote.

Después de la demanda, el representante de Rachel, Kurt, un chico escuálido pero con mucha ambición, localizo a Santana y casi la obligo a meterse en el problema legal en el que se encontraba involucrada la diva. Con mucha suerte la abogada López gano el caso con una victoria digna de ella. Pero lo que más marco a Santana fue volver a tener a Rachel en su vida.

Llevaban más de 1 año juntas compartiendo un lujoso chalet en Beverly Hills con vista al mar. Puesto que Rachel acepto estar en una serie como personaje secundario y con Santana trabajando, ambas formaban una fortuna con sus salarios capases de costearse muchas cosas, entre ellas eran, el lugar donde vivían, autos, joyas, ropa, etc.

Y ahí estaba el problema. Desde que Rachel llegó de nuevo a su vida, le dijo que siempre había querido ir a ver un espectáculo de baile, cosa que a Santana no le extraño porque la diva manejaba su vida y la de ella a su máximo antojo y lo extraño era que la latina cedía, no completamente saltando de alegría, pero lo hacía. Y fue simple, llego una noche a casa y encontró a Rachel con dos entradas para un Tour de bailarines que llegaba a los Ángeles. Recordó como Berry le imploro que fueran y termino convenciéndola diciendo que esas entradas le habían costado mas de dos mil dólares cada una, que no quería ir sola. De la nada empezó a hablar como una loca tanto que portal de callarla pues su cabeza ardía le dijo que si, como siempre.

Ahora agradecía a la morena miles de veces en el día. Desde que empezó el espectáculo su vista fue captada por una rubia y espectacular bailarina, la cautivó su forma de moverse además del sexy cuerpo que tenía, aquella mujer eran única en lo que hacía, era sensual y dulce a la vez. Era una mezcla agridulce tan fatal que terminaba matando a Santana cada vez que la veía. Y así había sido, desde hace 2 semanas, desde la primera vez que fue, había ido diario para observar a la rubia. Puede ser que eso se considere un tanto acosador pero era la manera de Santana de demostrar interés en las personas ¿y cómo no hacerlo con esa rubia?

¿Era una obsesión que tenía con la bailarina? ¿Era deseo? ¿Amor? ¿Pasión?

Decidió optar por la tercera opción, ella era hispana y por supuesto tenía sangre latina por sus venas. Los latinos son muy pasionales, tal vez esa fuera la razón de estar ahí. La razón de verla cada noche seguía presente y esa sensación de nerviosismo y pretensión no desaparecía a menos que pudiera observarla tranquilamente desde su lugar. Puro deseo sexual.

Pensó que esa era la unica respuesta a sus preguntas, puesto que la pelinegra era demasiado activa en el ámbito sexual y cuando se desidia por alguien, no había alma en la tierra que pudiera detenerla, era como si tuviese un empeño con la persona que observará, no era un flechazo si no simple deseo. Fuera quien fuera. Sin embargo había algo más, algo más que deseaba y que esa noche estaba tan segura que lo iba a conseguir, esa rubia sería suya, suya y de nadie más.
_______________________________________________________________________________________________________

Esta historia tampoco es mía, la autora es Snixxmore y fue publicada en el 2012, espero les guste tanto como a mí, ¿Como se desarrollara la historia? Son pocos capitulos pero intensos en emociones.
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Mensaje por monica.santander Mar Feb 16, 2016 1:41 am

Interesante!!! Veremos como sigue!!!
PD: Pregunta: Antes de irte del foro terminaras con Save Me???
Saludos
monica.santander
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Mensaje por Susii Mar Feb 16, 2016 2:15 pm

Uhh interesante$-$ a ver como siguen las cosas:3
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Mensaje por evean Mar Feb 16, 2016 5:12 pm

Me encanta la gente que comparte jajaa
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Mensaje por micky morales Mar Feb 16, 2016 6:45 pm

esta muy buena pero por momentos hay frases que no no son congruentes,"tanto que portal de callarla", "ganancias muy benefactoras" bueno es solo por si no te diste cuenta, igual gracias y aqui estare comentando!!!!!
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Mensaje por cvlbrittana Miér Feb 17, 2016 1:25 am

ESTÚPIDA MENTIRA

Dime que está pasando en este mismo instante.-dijeron con rudeza a espaldas de la rubia que se encontraba con su cabeza sumisa en sus pensamientos.

-No lo sé Will.- contestó sin más, buscando dentro de sus pensamientos la respuesta a la pregunta del millón ¿Qué le estaba pasando?

-Oh, claro que lo sabes y dímelo ahora, te lo estoy exigiendo.-obligó acercándose a ella por la espalda y tomándola del brazo para que volteara a verlo. Brittany no era tonta, obedeció pero prosiguió sin ni siquiera mirarlo. Tenía vergüenza.

-No sé qué me pasa. -dijo con voz apenada mirando el suelo. ¿Qué tenia de especial el maldito suelo? Prensaba la rubia aun con su visión en la superficie mirándose sus pies y los de Will.

-Esa no es una excusa Brittany.-regañó e hizo más fuerza en su agarre esperando que la rubia retomara otra nueva postura, esto lo estaba cansando.

-Lose, pero…

-No hay pero que valga.-cortó duramente imponiendo su postura ante la ahora frágil bailarina que no podía pasar nada por su garganta un tanto asustada.- ¿Sabes lo que se siente luchar por estar aquí? ¿Te has dado cuenta del sacrificio que hacemos para ensayar y mostrar el arte de lo que es el baile a la gente? Tú sabes lo que has superado y dejado por estar aquí.- Lo que decía su instructor y director, era una completa verdad que estaba siendo restregada en su cara. Ella lucho por salir de la asquerosa Lima y cuando por fin lo logró dio lo mejor de ella siendo aceptada en una de las mejores escuelas de danza contemporánea, pero para llegar ahí había estado desde la categoría más baja, hasta ahora que se había realizado-. Dime, ¿Desde cuando te asusta salir al público y bailar ante ellos? Nunca Rubia, nunca lo has hecho.

-Will, perdón.-dijo Brittany avergonzada puesto que sus fallos no tenían remedio.

-Brittany, eres una de las mejores bailarinas del set y lo sabes… una de las mejores, pero me estas demostrando lo contrario. Has estado fallando por dos semanas. Tal vez ellos piensen que no, porque tienes reflejos y muchas veces reaccionas y compones la coreografía, sin embargo eso nos pone en riesgo de un grave error. –espetó con dureza soltando a la rubia que lo miraba con su rostro contraído y los ojos un poco llorosos.

-¿Ya no estaré en el Show?-pronuncio con miedo moviendo sus brazos con nerviosismo al igual que su cuerpo. El castaño miró a su mejor bailarina, lo admitía Brittany era la mejor, sin embargo no podía permitirle eso a ella ni a nadie. Su cara de dureza se suavizó un poco y suspiro varias veces.

-Solo te daré un día. Si mañana veo que volviste a hacerlo, estas fuera.-pudo notar como la ojiazul sonreía un tanto decepcionada y agradecida.- Lo siento, no sabes cómo me pesa hacerlo, pero no puedo permitir errores y tú más que yo lo sabes.- sin decir más salió de la oficina del director y con paso rápido, mas rápido de lo que ella deseaba llego a su camerino.

Abrió la puerta y la cerró sin más produciendo un ruido sordo al estrellarla. Camino con rapidez hasta sentarse en su silla giratoria quedando de frente con el espejo viéndose como sus ojos azules estaban completamente rojos conteniendo las ganas de llorar de rabia.

-Demonios-Exclamó golpeando la repisa donde se encontraban unas hojas regadas que decidió no darles importancia.

-Alguien está bastante temperamental.- acto seguido Brittany volteo quedando de frente con su mayor problema. Sin saberlo abrió sus ojos al máximo sin decir nada, solo observaba a la latina absorta del todo. Podría acabarse el mundo y la holandesa no cambiaría su mirada por nada.- ¿No hablas?-preguntó con un poco de sorna en su tono de voz.

-¿Eres un Ninja?-cuestiono un tanto sorprendida por encontrarla ahí con un vestido negro ceñido a su esbelto cuerpo no dejando mucho a la imaginación de las personas. Estaba realmente hermosa.

-¿Ninja? ¿Por el vestido?- la morena señalo hacía su vestido a lo cual la rubia negó.

-Además del vestido ¿Cómo rayos entraste aquí?-cuestionó cruzándose de brazos optando una postura firme, puesto que cada vez que los ojos obscuros de la mujer se cruzaban con los de ella sus nervios se exponían a flor de piel.

-Pedí el pase y me lo dieron, me dijeron que esperara hasta que llegaras, pero nunca lo hiciste así que decidí pasar.-comentó con su melodiosa voz acercándose más a Brittany.

-¿Y esconderte en el camerino para asustarme?-inquirió un tanto infantil para luego preguntarse ¿Por qué querría asustarla una preciosa chica? El mundo es demasiado raro, para que dar más razones para serlo.

-En mi lista no está asustarte, pero bueno es un logro más.-Santana arqueo la ceja expandiendo aun más su sonrisa posicionándose de la misma forma que la holandesa.

-No me asustaste, solo lo decía.- decidió quitarle importancia al asusto dando un paso hacia atrás tratando de alejarse de la pelinegra. Sus manos estaban sudando y no era una buena señal.

-Nada se dice en vano.

-Vuelvo a preguntar ¿Qué haces aquí?- cuestiono de nuevo escapando de la mirada de la chica desconocida.

-Quería pasar a saludarte.- dijo sin más sentándose en la rápida cruzándose de piernas o más bien luciéndolas ante Brittany que por ningún momento volteo la vista. No quería caer.

-No me conoces.

-Y no sé cómo has podido vivir con ello toda tu vida.

-Lo he hecho muy bien, créeme que lo he disfrutado mucho, hasta ahora.-pronuncio tratando de buscar un lugar para esconderse. Ella estaba infundiendo miedo en ella o ¿podría ser otra cosa?

-Creo que no te agrado.

-Te odio.- dijo la rubia sin más por fin observándola mejor. Fue la primera vez que la rubia unió su mirada con la de la latina. La primera vez que esos ojos no la hicieron sentir nerviosa… bueno, de alguna forma siempre lograban ponerla nerviosa, pero de los nervios buenos.

-Odiarme, ni siquiera me conoces.

-Te odio.-de nuevo agregó recordando que por esos ojos tan negros como la noche misma estaba metida en un gran lio que la podría hacer desaparecer del mundo de la danza.

-¿Por qué?-preguntó un tanto curiosa posicionando sus manos sobre sus rodillas moviendo los labios de forma singular.

-Por tu culpa están a punto de despedirme.

-¿Dime que tengo que ver yo en tu carrera bailarina? Porque me estoy perdiendo.- habló de forma confundida poniendo sus pies en el suelo y caminando a paso lento hacía Brittany.

-Tus malditos ojos.- Espetó con ira que a la latina le pareció adorable. Nunca habían hecho un comentario tan devastador y confortador al mismo tiempo.

-Si quieres me los quito y se acabo el problema.-dejó con gracia.

-No me mires.-dijo con molestia estando a un metro de Santana. La rubia estaba por meterse en problemas.

-¿Qué?-preguntó sin entender nada.

-No me mires-habló de nuevo la rubia repitiendo sus palabras.- No de ese modo.

-¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa?-preguntó con sensualidad acercándose al cuerpo de la rubia tomando su cintura entre sus manos atrayéndola hacía ella, intentando seguir con la conexión con aquel azul celeste. Podría perderse en el mundo que era aquella bailarina. Un muy buen mundo.

-¿Por qué vienes todas las noches a ver el show?-preguntó con interés viéndose a sí misma en las pupilas de Santana que no dejaba de observar los apetitosos labios de Brittany.

-No vengo a ver el show, eso es lo que menos me importa-susurró a centímetros de los labios de la rubia-… vengo a verte a ti.-comentó con aire tentador dejando caer todo su aliento sobre el rostro de la holandesa que atinó a dejar que sus pulmones se llenaran de aquel adorable aroma. Cereza.

-No vengas más.-suplicó cerrando sus ojos con pesar.

-¿Por qué?-Santana soplo de nuevo sobre su rostro.

-No hagas eso, aléjate de mí. -suplico de nuevo, deseando que su tortura terminara, de verdad estaba disfrutando esto.

-Te pongo nerviosa.- por fin Santana dio con su conclusión, ella la ponía nerviosa, por eso lograba distraerla- Te pongo nerviosa.

-Tu mirada es demasiado… penetrante.-musitó abriendo sus ojos encontrándose con la pupila totalmente dilatada de Santana que apenas podía distinguirse.

-Imagínate si hago otras cosas con tu cuerpo, ¿que reacción espero tener de ti?-acerco sus labios al cuello de la rubia dejando pequeños besos húmedos que hicieron estremecer inmediatamente a Brittany.

-No lo hagas.- rogó echando su cabeza hacia atrás dándole más espacio para que pudiera degustar. "vaya ironía"

-¿No me digas que eres virgen?-soplo a su odio mientras su mano no paraba de tocar el cuerpo de la holandesa sobre la ropa.- Alguien tan excitante como tú no podría serlo.

-No lo soy, pero...

-Solo disfruta.- susurró con lujuria en su voz y en su mirada aunque la ojiazul no pudiese verla. Con lentitud bajó el cierre del vestido de la rubia comenzando a ver las tonalidades pálidas de la espalda de la chica conjunto algunos lunares que adornaban la zona.

-No.

-Escucha. Sabes que tengo la soluciona a tu problema.- sus manos ahora tenían control sobre el cuerpo de la holandesa, la recorrían sin ningún pudor. Y era totalmente obvio que la rubia correspondía a cada caricia.- Es obvio que están a punto de correrte y dejarte sin un lugar. ¿Desde cuándo no tienes sexo?

-Aahh- emitió un pequeño gemido al sentir la mano de la morena explorando el interior de su muslo- ¿6 meses?-contestó esperando que la latina continuara.

-Cierra tus ojos y déjate llevar. Haré que tengas el mejor orgasmo de tu vida preciosura.

-¿Qué ganas con esto?

-Sexo. Es mi mayor premio.

Después de esto ya no hubo más palabras, aquellas palabras quedaron incompletas y se convirtieron gemidos, cada vez más sonoros dentro de aquella pequeña habitación. Sus manos viajaron por sus cuerpos, no hubo lugar donde ninguna de las dos no tocara. Era mágico el momento y la rubia no podía creer eso. No podría creer que estaba teniendo sexo con una mujer, el mejor sexo de toda su vida.

Santana aumentaba el ritmo de su mano besando con intensidad el cuello de Brittany haciéndola gemir de placer mientras la rubia mordía sus labios y se tomaba con más fuerza de los hombros de la latina. Sus venas se exaltaban de su cuello donde Santana seguía con su labor de dejarle una gran marca que poco a poco cobraba vida.

Por su parte Brittany estaba teniendo una de las experiencias más exitantes de toda su vida. Sentir esos labios carnosos recorriendo cada centímetro de su piel, mordiéndola, besándola, chupándola le producían más placer del que ella hubiera imaginado posible.

Su cuerpo se tenso y un fuerte gemido salió de sus labios confirmando que su gran orgasmo había atacado con poder. Temblaba entre los brazos de la latina que la sostenían con fuerza y se perdió en el mar de sensaciones que le estaba produciendo aquella mujer.

________________________________________

-Brittany despierta.

-¿Qué?-abrió sus ojos de golpe sintiéndose mareada al principio y después acostumbro su visión. Miro alrededor de su camerino, todo estaba intacto, todo listo en su lugar pero faltaba algo… su chica.

-Es hora del espectáculo y tu dormida, ¿qué pasa por tu mente niña?-preguntó Mike sonriéndole dulcemente tomando un mechón de cabello de la rubia acomodándolo detrás de su oreja.

-¿Que debería pasar? ¿Y Santana?-de nuevo preguntó alterada al no ver nada. ¿Acaso todo había sido un sueño? Había sido demasiado real para ser un sueño.

-¿Santana? ¿Quién es ella?-cuestiono confundido ante las preguntas de la rubia, pero lo dejó de pasar pues sabía cómo era Brittany.

- Ella entro a mi camerino anoche y…-cayó en cuenta de sus palabras y todos sus recuerdos o parte de ellos afloraron en su mente. Se había acostado con ella.

-Brittany ¿estás bien? Anoche no estuviste aquí, dijiste que te sentías mal y te doy la razón, te vez mal.

-Pero Will, me dijo que iba a despedirme si no bailaba bien.- insistió poniéndose de pie para salir por la puerta dejando a Mike atrás.

-No lo ha hecho, pero estoy seguro que está por hacerlo. Será mejor que por tu bien te concentres.-tomó sus hombros y dejó un tierno beso en su frente.

-Lo haré.- dijo tomando aire para dirigirse al escenario.

-Pierce un minuto, corre.-comentaron en su caminar, a lo que la rubia adelanto más su paso.

Llego el momento de la verdad, salió al escenario esta vez no huyendo de la mirada de la pelinegra, sino esta vez buscándola. No lo logró puesto que el público estaba en penumbras y solo estaba iluminado el escenario.
Continúo su rutina como debía de ser, esta vez sin equivocarse, pero se sentía vacía. Bailaba como un títere, sus pasos eran coordinados por el otro bailarín. Era una vela sin rumbo. Dejó pasar un tiempo y de nuevo los recuerdos llovieron a su mente como una tarde de verano. Todos y cada uno de los momentos que soñó, los vio con tanta claridad en su mente que en realidad todo parecía una estúpida mentira.

Volteo al escenario inconscientemente, como siempre lo hacía y pudo ver a aquellos ojos que ahora la llenaban, la completaban. Comenzó a moverse con más fluidez memorizando y sintiendo que las manos del bailarín eran las manos de la latina que recorrían su cuerpo sin pudor alguno, que llagaban a sus partes más intimas, que tocaban hasta su alma. Los besos se hicieron presentes hipnotizándola, dejando a su cuerpo reaccionar con los recuerdos y caricias sin dejar de mirar los ojos de Santana. Ambas miradas estaban ancladas, una enganchada en la otra. Era una conexión única la que mantenían de nuevo.

El público no podía de dejar de observar a aquella rubia bailando y expresando por cada poro de su piel que se estaba entregando al escenario. Parecía una muñeca entre las manos de aquel estúpido que no se merecía su ingrata presencia ante la princesa rubia. Will miraba atento y sonriendo con orgullo la escena, sin duda Brittany era la mejor, él y el público ahora lo sabían, pero lo que no sabían era que la holandesa no estaba bailando solamente, estaba haciendo el amor con su más grande pasión. O su segunda gran pasión, ya que había encontrado otra. Santana.
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Espero que no tenga errores, la verdad no los había revisado. En cuanto a save me, lamento decir que no podre terminarlo, esa historia requiere tiempo y sinceramente no me queda mucho. Saludos.
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Mensaje por evean Miér Feb 17, 2016 2:29 am

Nose porque me acorde de la película el cisne negro....
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Mensaje por Susii Miér Feb 17, 2016 1:04 pm

Mmm$-$ esta interesante esto!
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Mensaje por micky morales Miér Feb 17, 2016 7:52 pm

no hubo errores, pero ahora no se si fue un sueño o no, hasta pronto!!!!!
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Mensaje por cvlbrittana Miér Feb 17, 2016 10:09 pm

SIN TI

Dos años después.

5:45 Pm 23 de Febrero, 2018
Londres, Inglaterra, Reino unido.

-No puedo creer que lo hayas hecho Santana.-replicaron al lado de la línea telefónica.

-Esa frase la he escuchado durante mucho tiempo, Rachel.

-¿Pero irte?, sin avisarme. ¿Cual crees que fue mi expresión cuando vi tu nota, diciendo? Me voy, no te preocupes por mí, no me hables.-pronuncio con una voz graciosa e infantil. Santana solo rodo sus ojos.- ¿Qué tal si te secuestraban? O ¿te mataban? y nunca más te volvería a ver.

-Sería lo mejor que podría pasarme.-comentó con una sonrisa nostálgica, mirando el paisaje que su habitación podía darle, una hermosa vista sin duda.

El cielo estaba bastante nublado y a pesar de ser casi las 6 de la tarde, la obscuridad comenzaba a ocultar toda la cuidad de Londres. Poco a poco las luces comenzaron a encender, como luciérnagas en una noche sin luminosidad. Era realmente una buena vista, pero se encontraba sola, sin nadie con quien compartirla.

-Santana.-llamaron su atención por el teléfono. Ni siquiera recordaba que aun lo mantenía a centímetros de su oído.

-Ya estoy aquí.-dijo obviando las cosas, de otro modo u otro ya no podía hacer nada por remediarlos.

-Eso se nota.- comentó empezando a adquirir una posición sarcástica, que era una baja imitación del carácter de la latina.

-¿Llamaste para regañarme o para saber cómo estoy?-preguntó fastidiada observando el reloj. Si no se apuraba probablemente llegaría tarde o se podría perder. Eso era lo último que deseaba hacer.

-Las dos cosas, sin embargo deberías de saber que no me importa como estas, si no que estás haciendo. Santana es una locura, ya paso un año. Es imposible que lo logres.-sus palabras hirieron a la abogada. No iba a decir que no, porque era una mentira, cada cosa que le nombraban de ella, la lastimaba, incluso con recordar su nombre y las insistencias que duraron por más de un año lograron acabar con ella.

-Lo sé. Pero debo intentarlo, una última vez.-susurró cansada, y con todo su ánimo por los suelos.

-Te dejó en claro que no quería verte.-le recordó con amargura la diva, cosa que la latina no quería escuchar por nada del mundo.- Te lo dije, te lo dije miles de veces… Ella no es un juguete sexual, no juegues con ella, y es lo primero que haces.

-¿Tú crees que no me arrepiento?-cuestionó con la voz entrecortada y sus ojos cristalinos. Estaba sintiéndose débil y eso era lo que más le molestaba.

-¿Santana López arrepintiéndose? ¡Oh por dios! Se podría terminar el musical de West Side Story y no me molestaría para nada.-se escucho un ¡Oh! De Rachel dándose cuenta de lo dicho por ella.- No espera, eso es mucho… si Funny Girl…- se arrepintió cuando trató de remediar o formar una expresión con sus musicales favoritos, pero no podía arriesgar tanto. Broadway era su vida.-… no tampoco.

-Olvídalo Rachel, ya. Lo haré.-dijo cansada tratando de alcanzar su abrigo negro del brazo de un sillón, se estaba creando una batalla entre ella y el espacio que la alejaba de su abrigo.

-Una cosa más antes de colgar, me estoy muriendo de sueño y mañana tengo que estar lista para entrar en mi personaje. Que tengas suerte San, suerte.

-La necesitaré Rach.-expresó cuando por fin pudo tomar un pedazo de tela y lo arrastro hasta su sitio, tomando el abrigo y doblándolo en sus brazos.

-Y otra cosa más, si por algún caso, que es el 99.9999% de que la respuesta sea negativa, no hagas nada estúpido. Nada de intentos suicidas, ni alcoholizarte, ni tampoco ir a clubs de Strippers, porque si no, iré por tu pequeño trasero de JLo y lo devolveré a América por la fuerza.-Esto era el colmo, Rachel Berry diciéndole que hacer, pero lo apreciaba. Rachel había sido el sostén que la mantenía a flote cuando las cosas acabaron mal, fue ella que por un lado la consoló y maltrató por las estupideces que hizo, sin embargo siempre podía contar con ella.

-Yo también lo espero Rachel.-contestó con un toque de esperanza, eso era lo único que le quedaba, que la mantenía viva. La esperanza de poder estar entre sus brazos nuevamente.

-Esperaba, Hobbit o enana. López, tienes carácter y eres fuerte, pero eres una idiota.- estar con Rachel, era una montaña rusa, nunca se sabía si sus monólogos de artista famosa te animaban o te hacían querer golpearla.- No dejes que la idiotez opaque tus virtudes. Ve y recupérala.

-Son las palabras más lindas que me has dicho en años.-dejó con ironía suspirando más fuerte de lo deseado.

-No las diré nunca más. Vi como te comenzabas a matar durante un año y es lo mas horroroso que he visto, le ganaste a Blaine sin depilarse las cejas o Finn por las mañanas, dios, eso sí que es asqueroso.

-Adiós Rachel.-sin más dejo el teléfono de un lado para poder finalizar la llamada.

-Santana, no cuelgues Santana…- fueron las últimas palabras atropelladas que la morena pudo escuchar, antes que sonara el tono final.

Desdoblo el abrigó negro y lo coloco sobre su hombro de manera particular y fijo su vista en el espejo. La imagen que vio le resulto tan familiar pero extraña a la vez. Veía a sí misma, una mujer exitosa en el ámbito laboral, también había que fijarse en su físico, una hermosa mujer de labios apetecibles, ojos grandes y un cuerpo de modelo, sin embargo estaba su contraparte, su actitud y vergüenza. Sentía lastima de sí misma, de lo imbécil que fue. Tenía a una mujer que la amaba y decidió tirar todo al caño por sus malditas inseguridades.

"Solo es sexo, Brittany, nada más"

"¿Crees que yo me podría enamorar de ti?"

Aparto la vista del espejo y sin mirar atrás salió de su habitación con la cabeza baja.

Al momento que 10 pisos quedaron atrás y las puertas del ascensor se abrieron, volvió con su actitud arrogante y pretenciosa. Levanto su cabeza y dejó que todos observarán a su bella persona. ¿Quién no iba a poder siquiera mirarla?
Sus zapatillas de plataforma no muy alta y de tacón puntiagudo, resonaban al momento que sus pies tocaban el piso. Su vestido negro que se adhería completamente a su cuerpo sin dejar rastro de piel que no se notara, sus largas piernas que se mostraban en su esplendor, y por qué no, su escote discreto pero un tanto pronunciado. Para acentuar, la joyería siempre estaría presente en ella, a pesar de ser, en ocasiones discreta, algo que no debía de faltar en su guardarropa eran las joyas. Sus aretes desfilaban desde la punto de sus orejas, el collar de oro con un diamante celeste incrustado, casi nunca faltaban en su vestimenta. Para finalizar su cabello suelto, dejando que sus rebeldes caireles cayeran sobre su espalda y hombro jugaran un poco con su caminar, y su maquillaje, sencillo puesto que Santana López era hermosa, no necesitaba de nada para lucirse.

Más de un ingles, y gente proveniente de cualquier lugar del mundo que se hospedaban en el hotel Sheraton Park Tower no perdía huella de la salida de la hermosa latina.

Las miradas, obviamente incomodaron Santana, pero estaba acostumbrada a recibirlas todo el tiempo y le hacía sentirse aun más deseada, sin embargo la única mirada que deseaba era una celeste.

La presencia de un hombre a su lado le dejo un poco desconcertada, hasta que le ofreció su mano para llevarla hasta un auto clásico de aquella cuidad, sin más el señor le abrió la puerta de los asientos traseros sin despejar su mano de la de ella para ayudarla a subir. No es que fuera muy trabajoso subir para Santana, pero el hombre lo hacía por cortesía y por educación.

-¿A qué lugar quiere que la lleve señorita?- preguntó con su asentó ingles, que muchas veces mareaba a la mujer, pero que es estos momentos le resultaba simpático.

-West End.-dijo sin más escuchando como el ruido del motor se hacía presente y el auto comenzaba a moverse con gratitud y elegancia.

-Perfecto, ¿tiene pensado cual obra ira a ver?-preguntó el chofer doblando la esquina de la calle.

-¿Como sabe que iré a ver una obra? –indagó Santana extrañada de aquel anciano. No era un anciano, pero Santana le gustaba llamarlos así. No sabía el porqué, pero le gustaba.

-West End, es como Broadway se nota que es de América.-obvio su respuesta bajo la atenta mirada de la atina. Nunca había visto una mirada tan obscura, sensual y penetrante, aunque sus ojos estaban tristes, podía notarlo a kilómetros.

-Ni me mencione Broadway, estoy harta de ello.-dijo una exasperada Santana recordando lo fastidioso que podía ser un día malo de Rachel, comenzaba a cantar a todo volumen canciones que la morena se aprendía a diario. Sin ir a las obras, se sabía todas las piezas de memoria que se tocaban cada noche. -¿Por qué ríe?-preguntó cuando vio al hombre soltar pequeñas risitas.

-Es curioso.-contestó con una sonrisa irónica en el rostro.

-¿Qué es curioso?-cuestionó confundida Santana sin darse cuenta de sus acciones.

-Viene a Inglaterra y lo primero que hace es ir a un lugar con teatros para seguramente observar una obra o musical, recital.- exclamó seriamente el hombre para después suavizar su rostro. La cara de Santana era un poema, un claro poema de lo confundida y estúpida que se sentía. Ese señor era sabio.

-Ya no preguntare nada más.- silencio durante un lapso de 20 minutos. Fue bastante cansado escuchar el silencio, pero eso era algo como una especia de relajación para Santana. Era una forma de sentirse tranquila.

Miro hacia la ventana del auto, la noche había caído, pero algunas gotas de lluvia comenzaban a caer bañando a la cuidad completa. Nadie podía escapar del agua ni los autos, casas, edificios, autobuses. Incluso vio como una señora fue cruelmente mojada debido a que un auto cayó en un agujera no tan profundo y mancho toda su vestimenta.

-Si quiere puede hablar, el camino es largo. Unos cuarenta y cinco minutos por lo menos, ya quedan como 10 de camino.-el silencio fue sustituido por la voz gruesa y armoniosa del chofer.

-¿Cómo se llama?-indagó automáticamente sin dejar de observar y reírse mentalmente de la pobre señora mojada.

-Ronald Williams, para servirle señorita…-pauso para que la latina reaccionara y le dijera su nombre.

-López, Santana López.

-¿Latinoamericana?-comentó sin fijar su vista en Santana.

-Hispana.

-Está bien, un placer conocerle Señorita López. Como usted no habla, hablare yo. ¿Sabe? Hay demasiados musicales, uno de mis favoritos les misérables o Billy Elliot.-otra persona que hablaba de musicales, él era Rachel Berry hecho hombre. Pero sin esos estúpidos suéteres que aun usaba.- Pero por ahora está teniendo un muy buen debut el "Repertory Opera And Ballet" Tiene muy buenos cantantes y sobre todo bailarines. Fue un proyecto que inició hace unos 6 meses con ensayos, pero hace una semana se ha presentado y ahora esta estallando con todo, se ha llevado más de 20 espectaculares en toda la prensa.

-¿Es bueno?-Cuestiono al escuchar el nombre del recital.

-Bueno es poco, magnifico. Son las recopilaciones de ballet más hermosas que se pueden presentar. Además tienen a una bailarina espectacular y muy hermosa he de decirle.-dijo como si aquella persona fuera la mejor del mundo. El rostro esperanzado del adulto mayor le hizo sentirse familiar. Era ella misma hablando de su rubia.

-Brittany Pierce.- pronuncio con bajo volumen.

-La misma ¿la conoce?-dejó el hombre confundido al escuchar el nombre de la rubia.

-Ella-pauso buscando su mejor mentira, no podía decirle que fue su… ni ella sabía que era lo que la unía con Brittany o lo que la unió.-... ella es una amiga que... hace tiempo que no veo.

-Pues le encantara que este aquí en Londres, podría ir a ver el recital.-apoyo Ronald con un gesto de apacibilidad.

-Habla de ella como si la conociera.-dijo con recelo en la voz. ¿Celos? Si estaba teniendo celos de una persona totalmente desconocida.

-Tuve el honor de ser su chofer desde que llego aquí, es una persona encantadora cuando en verdad la conoces.-claro que lo era, Brittany era todo el reflejo de ternura y tranquilidad hecho mujer. Era la persona ideal de Santana, lástima que no la supo aprovechar.- Solo que cuando llego su mirada era opaca, sin brillo, parecían haberla lastimado. ¿Quién podría hacerle daño a esa niña?- de nuevo las ganas de llorar iban en aumento, se maldijo por dentro puesto que no estaba preparada.

-No lo se.

-Ni yo, pero es todo un misterio.-comentó llegando a una avenida que se abrían en esplendor una gran variedad de edificios iluminados por luces nada ostentosas -Señorita López, aún no me ha dicho que teatro.-dijo un poco despreocupado.

-Royal Opera House.-el chofer levanto su ceja divertidamente y su sonrisa se amplio, al parecer la latina no tenía todo planeado.

-Que disfrute el espectáculo, le fascinará.-aparco el auto bajando del coche y claro como buen caballero abrió la puerta trasera y ayudo a bajar a Santana.- Tome, es mi tarjeta y mi teléfono.-dejo en las manos de Santana una pequeña tarjeta- No creo que quiera caminar más de 30 kilómetros. Llámeme y en minutos estaré para recogerla. Que disfrute el espectáculo.

-Gracias.- Santana tomó aire y decidida se abrió paso entre una gran cantidad de gente que deseaba por entrar a ver el show.

Si, Ronald tenía razón, desde que la morena se entero de que su… que Brittany tenía un lugar participe en un recital de baile, compro su entrada sin dudar. Pero nunca pensó tener el valor y coraje suficiente para ir a verla, hasta ahora. Ya no sería más una cobarde, iba a luchar por lo que le pertenecía aunque así fuese que cabara su propia fosa y tardara más de una año en darse cuenta que amaba a Brittany Susan Pierce.

-Que disfrute el recital.- una voz de un muchacho la saco de sus pensamientos y pidió su mano.- Mi nombre es Albert, señorita y seré el encargado de llevarla a su sitio, acompáñeme.- la latina dio su mano con inseguridad pero aun así se dejó llevar por el joven que la miraba atento y sobre todo con respeto.

Ahora entendía porque la entrada era un tanto costosa. 5 mil euros no se pagaban todos los días por una entrada, pero por volver a verla, daría lo que fuera.

-Puedo decirle que el lugar que compro es el mejor para ver toda la locación, tiene una vista asombrosa al escenario y viceversa.- mencionó el pelinegro cuando llegaron a su lugar indicado.- si necesita hágamelo saber, no se preocupe por nada, solo disfrute.- ¿Qué acaso el disfruté era un eslogan de Londres? Desde que llego al maldito hotel le dijeron eso… por dios, iba a volverse loca o eran sus nervios por observar de nuevo su rubia. Digamos que las dos cosas.

Para no ponerse tan nerviosa, fijo su vista en todo el teatro, realmente era impresionante y grande. No tanto como el de Broadway, pero este sí que lo superaba en lujo. Los detalles estaban perfectamente diseñados, el candelabro que colgaba en la entrada principal era hermoso y la galería de obras y musicales que tatuaban los pasillos con fotos en marcos mientras la gente los adoraba fue un momento para revivir la historia. Algún día Rachel estaría ahí y le diría lo que hay en cada uno de esos marcos.

Las luces lentamente fueron siendo apagadas, para dejar eliminado el escenario de un color morado.

La música comenzó a sonar, era una orquesta sonora en vivo. Recordó con dulzura el momento que invito a Brittany a una obra en california y la orquesta sonora termino por dormirlas a ambas. Fue tan divertido ver a Rachel totalmente enojada por su completa falta de desinterés blablablá.

Pero su mundo se vino abajo, cuando pasados los 20 minutos, una bailarina vestida con poca ropa, salió a escena.

La rubia desprendía elegancia y concentración, su cara lo reflejaba todo. Parecía una muñeca, justo como Santana la recordaba. Se veía totalmente hermosa, sus movimientos, ligereza, elegancia, dejaban a todos impactados. Ahora ya sabía porque tanto alago por ella. Era perfecta.

Santana solo quería gritar que la amaba, que la odiaba, que la quería con ella, que tenía vergüenza por lo que le hizo. Si, bastantes emociones encontradas. Pero era lo que sentía, y su corazón no le mentía o era su mente la que lo hacía. Todo era tan confuso.

Ciertamente, hubo un momento donde su mirada se fijo en la de ella, como hacía 3 años. Ahí estaban una a la otra mirándose fijamente. Santana deseaba que ese momento nunca acabara, pero un miedo la invadió, puesto que la rubia le dijo que no la siguiera, le dijo que se alejara de ella. Pero no podía.

La rubia fue la que parto su mirada dejando sorprendida a Santana, nunca lo había hecho antes, pero le era comprensible ¿Qué harían si la persona que mas amas solo juega contigo?

Se hundió en su asiento observando todo el espectáculo, grabando cada movimiento y cada esencia de una cierta holandesa que seguía bailando, todo quería que se grabara en su mente, para nunca más dejarlo ir.

Cuando el recital acabo todo el teatro estallo en aplausos. Y como no, no era para menos, el talento de los bailarines simplemente era espectacular, sobretodo el de Brittany.

Santana, como en mucho tiempo atrás, se levanto y aplaudió cuando los bailarines salieron a escena para recibir los halagos de la gente. Ahí vio a Brittany, con una mueca o intento de sonrisa en su rostro. La latina la conocía perfectamente, pero cuando su mirada se fijo con la de ella. Corrió, huyo de ella, porque en esos ojos celestes estaban todos los recuerdos que la hicieron colisionar su corazón y alma. La hicieron sentirse una basura nuevamente.

Salió del teatro con lágrimas en los ojos, que cada vez se enrojecían más. Estaba debilitándose más y ella era Santana López, no podía sentirse débil. Cruzó la calle viendo como un hombre estaba por cerrar su tienda de flores y se acerco al hombre con rapidez.

________________________________________

¿Qué acaso sus fantasmas la perseguían? ¿Qué hacia Santana ahí? Fue el primer pensamiento que le paso por su cabeza a la rubia. Era totalmente improbable que fuera ella, pero a la vez la posibilidad fuera alta. Nadie tenía ese cuerpo que te dejaba sin alientos y esos labios tan provocativos.
¿Por qué se fue?

Era otra de las preguntas que se hizo mentalmente, pero que se contesto al momento que los recuerdos azotaron su mente, todo era demasiado irreal.

Entro a su camerino y sonrió con dulzura al ver un ramillete de rosas con una nota, que tomo como si su vida dependiera de ello.

Estuviste preciosa, no puedo esperar para verte.

Tú prometido, Mark.

Mark era un Doctor ingles que conoció cuando llegó a Londres por accidente en una cafetería, de ahí comenzaron a salir como amigos. El escuchaba a la rubia, le contó la mayoría de los pormenores con Santana, de cómo se sintió abatida después de que se fue y Mark prometió protegerla de todo. Tenían un no sé qué del cual con solo mirase se comunicaban perfectamente, y el chico no pudo esperar más por Brittany y hace unos pocos meses, le pido matrimonio. Cosa que la rubia acepto puesto que Mark era una persona dulce y cariñosa y sobre todo ella sabía que la amaba.

Su sonrisa no se aparto de su rostro, pero algo que le extraño fue que tocaron su camerino y al abrirlo se encontró con un hermoso arreglo de lirios y tulipanes, y algunas rosas blancas, y aunque suene un poco extraño un sobre con un pato en la parte superior.

Le extraño, pero lo recibió.

-¿Sabe quien lo envió?-preguntó la rubia al hombre que se ubicaba en el umbral de su puerta.

-Lo siento, no puedo decirle quien lo envió.- y así salió del lugar dejando a Brittany confundida.

La holandesa se detuvo a observar el arreglo, no iba a decir que se veía ostentoso a pesar de ser grandísimo. Pero tenía ciertas peculiaridades que le resultaban familiares. Tomó el sobre y se asombro al tonar un patito amarillo.

-No dice nombre.-susurró abriendo el sobre blanco y saco una hoja doblada que distendió y se propuso a leer.

No tengo palabras para describir lo maravillosa que estuviste, sin duda te dije alguna vez que tu talento deslumbraría a todos, incluso a mí. Aunque note en tu mirada que algo cambio y sé que yo soy la culpable de todo, soy la culpable de que tu felicidad acabara, que fue yo la causante de todas las lagrimas que derramaste.

¿Sabes Qué? todo lo que me dijiste era verdad.

A pesar de mi idiotez, también tengo cobardía, ni siquiera tuve el valor para acerarme a ti, porque me siento culpable de lo que te hice Brittany y sé que sonara algo totalmente incomprensible
-Brittany se quedó un poco confusa con la palabra y enseguida vio que tenía el significado. Santana siempre había sido muy considerada con la rubia.- *que no se entiende* pero me enamore.

Me di cuenta cuando partiste de mi vida, o más bien que yo te sacara de ella. Tenía la intención de verte y pedirte perdón en persona, sin embargo no pude.

Brillas por ti sola Brittany, no necesitas a nadie que comparta esa alegría y felicidad porque tú eres el centro de todo, se que alguna vez fuiste mi alegría y siempre lo serás.

Ni siquiera soy digna de tu perdón, pero quisiera decirte algo que nunca pude decirte en persona, por miedo a mí misma.

Te amo.

Con amor, Santana.


Una lágrima resbaló por el rostro de la rubia. No se sabía si por frustración o enojo, o por tristeza pero de lo que si estaba segura, era que Santana cambiaria de nuevo su vida.

"Nunca dejes que tu corazón siga a tu mente a menos que le salgas pies y manos y pueda irse por sí solo."
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¿Que les pareció? El titulo de cada capitulo es singificativo, tomenlo en cuenta.
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Mensaje por Susii Miér Feb 17, 2016 11:02 pm

Porque Santana!! Que le hiciste a Britt?:'c ahora esta comprometida! D:
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Mensaje por 3:) Miér Feb 17, 2016 11:45 pm

holap,...

mueva lectora,...
me gusta la historia,..
definitivamente la carta cambia las cosas???

nos vemos!!!
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Mensaje por micky morales Jue Feb 18, 2016 8:03 am

la ilusiono y luego la dejo por miedo a lo que sentia y ahora cuando britt tiene su vida hecha regresa por ella, estara brittany dispuesta a dejarla entrar de nuevo???????
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Mensaje por cvlbrittana Jue Feb 18, 2016 9:24 pm

NO DEBIO PASAR

¿Qué sintió volver a verla?

De verdad su mente le estaba jugando una mala pasada. ¿Desde cuándo habla con ella sola? ¡Oh! Si, desde que ella se fue. No lo recordaba.

-Estoy completamente loca.- rio con ironía mientras se sacudía unas pequeñas gotas de agua que resbalaron por su abrigo, había comenzado a lloviznar no hace más de 5 minutos y no supo donde resguardarse de la lluvia. Eso era tonto. Tenía el número que con solo una llamada estaría dentro de un coche a salvo de todo, pero no. Eso no era lo que quería la latina o al menos lo que su mente se obligaba en convencerla.

Quería verla de nuevo.

¿Patético no? Esperar bajo algo que pareciera querer caerle encima, ni siquiera sabía lo que era. Parecía una especia de aluminio que la resguardaba de la ligera llovizna, solo para ver a la persona que amas, la cual te dijo que no la buscaras y sin embargo, ahí estaba Santana desobedeciendo ordenes, para solo observarla sin tener el valor para acercársele. Verdaderamente patético.

Patética, desconsiderada, sarcástica, idiota, altanera, ¿Qué clase de persona era Santana? La clase de persona que decide planear su vida y que cuando pasa algo inesperado se dan de frente con su obstáculo que de inmediato pone al límite su vida y por más que trata de salir de él, no puede. ¿Acaso la rubia había puesto de cabeza su mundo? En pocas palabras, sí. Había hecho que la latina cambiara poco a poco, sin darse cuenta y cuando creía que podía salir de todo eso cuando ella lo quisiera, se golpeaba con su personalidad.

-Quiero ser mayor… tres palabras que maldeciré por toda mi vida.-gruñó sintiéndose desesperada, no por la lluvia o por Brittany, sino por que estaba hundida en un gran agujero sin salida. Pero en cambio cuando Santana era pequeña, el mundo le parecía enorme, cada cosa y detalle insignificante a ella le alegraba su mundo. En parte siempre le agradeció internamente a Brittany por devolver en cierto tiempo aquella alegría, que después se esfumo para convertirse en cenizas que volaron con el aire y que nunca volvió a ver.

El revuelo de las luces de los automóviles la regreso a su patético mundo para darse cuenta que una cabellera rubia se abría paso entre la gente para llegar a un auto que la esperaba. ¿Que ese no era el auto de Ronald?-se preguntó internamente frunciendo su entrecejo. Obviamente era el auto de su chofer. Reconocía aquella calvicie y cabello blanco.
Era su auto, pero la rubia que subía… no, no podía ser ella.

Trago en seco dándose cuenta de que la rubia que se ubicaba sentada en el asiento trasero del auto volteo en dirección a la suya para reflejar su rostro triste en la ventana del auto y volver a su posición normal con su expresión aun más decepcionada, pero cuando Santana aun no salía del pequeño susto que aun no había pasado, unos ojos azul celeste voltearon en su dirección para cerciorarse de lo que había visto.

Santana comenzó a temblar cuando vio a la ojiazul bajarse del auto, bajo ante los regaños de Ronald e ignorando las palabras que le lanzaban algunos conductores que frenaban cuando veían a la bailarina pasar, sin embargo la latina tomo con más fuerza su bolso, dio media vuelta y comenzó a caminar entre la gente, abriéndose paso para poder escapar. ¿Qué hacia? ¿Estaba escapando? ¿Tan cobarde era?

...

Las cosas se habían salido de control, desde un principio lo supo. Nunca debió haber hecho todas aquellas cosas, pero el pasado no se puede regresar ni corregir así que no había enmienda que cubriera su error.

-¿Así que eso era para ti?-la voz de la rubia se empezaba a quebrar mientras trataba aferrarse a la sábana blanca que la cubría de su desnudez.

-Estuviste de acuerdo para que así fuera, no me hagas totalmente responsable porque no lo soy. –Santana hablaba como si de lo que estuvieran de algún modo discutiendo fuera cualquier cosa. No le daba importancia al tema de la rubia y ella porque era algo sin importancia para ella. Solo un faje y nada más.

-Pero… -pauso tomando aire observando a la latina que la miraba indiferentemente mientras se mantenía boca arriba totalmente desnuda.-…después de lo que pasamos pensé...- de nuevo su voz le fallaba ¿pero qué demonios le estaba pasando?

-¿Pasamos?-encaro por primera vez prestando un poco de atención a la hermosa bailarina que se postraba a la orilla de su cama- Lo admito fueron los mejores orgasmos de mi vida, pero solo fue eso. Al menos para mí.- continuó observando como la mirada de la rubia se tornaba un tanto obscura y sin brillo.

-Como puedes ser tan… insensible y desconsiderada.-espeto con furia levantándose de un solo brinco aferrándose más a la sabana desafiando con autoridad a Santana. Ese fue uno de los errores que cometió la rubia, nunca se desafía Santana López, nunca, porque terminas intimidada ante esas pupilas negras.

-¿insensible? ¿Desconsiderada? –habló con sorna mientras se reincorporaba un poco para ver el hermoso cuerpo de su… su juguete.- ¿Le hablas así a la persona que te cuido cuando tu noviecito se acostaba con otras por falta de ti? y pensar que tú hacías lo mismo por él. Pobre.-susurró riéndose en cara de Brittany.

-Santana, yo te…

-Para.-se reincorporo por completo de la cama acercándose lentamente a Brittany con sus ojos hechos furia.- Escucha, eso es lo último que quiero oír en mi vida.

-Ni siquiera sabes lo que iba a decirte.-replicó con inocencia mientras un mechón se escapaba de su lugar y termino en su cara, lo recogió lentamente sin darse cuenta que la fina tela que la cubría iba bajando lentamente, para satisfacción de Santana.

-Que me amas, qué quieres pasar el resto de tu vida conmigo, que te enamoraste de mi.-ironizó con autosuficiencia cruzándose de brazos y alzando una ceja sexymente que termino por desarmar a la rubia que la miraba absorta.- No es difícil, mírame, ¿quién no lo haría?-otro punto para Santana. Ella era una mujer tan sensual que con solo verla conseguías llegar a un orgasmo sin tocarte y la imaginación de muchos volaba ,pero era realmente Brittany la que tuvo el honor y pudo conocer cada parte del cuerpo de la latina.- Pero odio esa palabra.

-Me amas Santana, lo sé.-musitó haciendo contacto visual con Santana. Ella lo odiaba y la holandesa amaba saber sus debilidades. Era por eso que cuando "hacían el amor" la pelinegra se resistía a mirar los ojos de Brittany. Siempre lo hacía.

-¿Yo? ¿Amarte? ¡Por dios! Nunca me he enamorado y nunca lo hare, sería más fácil que me hiciera prostituta de primera antes de enamorarme de alguien como tú.-rio en su cara con una sonrisa que cristalizaba de rabia más los ojos de Brittany.

-Hacíamos el amor.-su voz ya no le daba para más y una lágrima rebelde cayo por su mejilla.

-Teníamos sexo.- la morena limpio su mejilla para luego acercársele y dejar un beso en el lugar que había recorrido la lágrima.- Al igual que ahora.- susurró tomando ambas manos de la rubia para luego ponerlas sobre la pared. La rubia se dejó por impulso, pero algo dentro de ella, empezaba a luchar por salir de ahí, sin embargo la otra parte era más fuerte.

Sin querer se dejo llevar en los brazos de la latina, que tocaban su cuerpo sin pudor alguno, tomando lo que ella quería pues sabía que Brittany le pertenecía. Santana continuó el recorrido de besos y pequeños mordiscos desde su clavícula hasta su cuello, para tocar su cintura de forma primordial y bajar a besar los suaves montes que se abrían en el pecho de la rubia.

Brittany emitía ligeros gemidos al sentir la lengua de Santana sobre sus pechos totalmente erectos por los movimientos aleatorios que le proporcionaba la pelinegra. Pero lo que paso totalmente desapercibido para la rubia fue que una de las manos que no se aferraba a su cintura bajaba lentamente hasta encontrarse con la cara interna de sus muslos. No fue hasta que sintió unos dedos intrusos que se adentraron en su intimidad haciéndola delirar como nunca antes lo habían hecho.

-Quítate de encima.- gimió por lo alto cuando por fin tuvo conciencia de sí misma, recordó todo ese coraje que tenía sobre la latina. La estaba utilizando y nada más.

-¿No te gustaba que te tocara de esa forma?- susurró clavando sus dientes en su cuello abrasando el delicado cuerpo de la bailarina hacia el suyo. La latina aceleraba el ritmo sobre el sexo de la rubia sintiendo la humedad que emanaba de ella, era demasiado palpable.- ¿acaso no era eso lo que gritabas unos minutos atrás?- su cuerpo se tenso y la morena lo notó pero decidió continuar mientras que Brittany tensaba su mandíbula. De un gesto rudo la mano de Brittany choco contra la mejilla de Santana que inmediatamente salió de ella y le miro fulminantemente.

-Eres una idiota, una maldita idiota Santana. Nunca jamás te quiero ver en mi vida. ¡Nunca, ¿lo escuchas? ¡Te odio!- gritó con ira mientras cubría de nuevo su cuerpo y buscaba su ropa que estaba regada por toda la habitación. La latina aun seguía de pie intentando tomar aire, puesto que también la humedad en ella se sentía y que la dejaran a mitad de un orgasmo era otra cosa que no permitía.

-Acabas de decirme que me amas. ¿Irónico no?-enfrento paseándose por su casa.- Sé que volverás, no te preocupes, mañana seguiremos en tu apartamento.-el intento de Brittany por darle otra bofetada fallo puesto que santana sostuvo su brazo con fuerza.

-Me das asco y lastima. Eres una total perra que no toma en cuenta los sentimientos de los demás. No me busques, no me llames que no estaré. Y aléjate de mí.-terminó poniéndose su playera, el ultimo conjunto que faltaba por ponerse.

-Como quieras.- dijo sin indiferencia suponiendo tomar el control de la situación que estaba por salirse de las manos. Ella estaba cometiendo un grave error y lo sabía. No debía dejarla ir.

-Te odio, te odio ¡TE ODIO SANTANA LOPEZ!- las palabras fueron expulsadas del hermoso cuerpo de Brittany con tanta frustración y enojo que tomaron por sorpresa a Santana que se inmuto y borro su estúpida sonrisa de su rostro, le estaba afectando, sin embargo su orgullo pudo más con ella.- Sientes algo por mí, lo noto en tus ojos, pero temes ser lastimada. Nunca te lastimaría Santana, pero creo que tú ya lo hiciste conmigo.- término bañada en lágrimas para salir por aquella puerta que fue sellada de un gran portazo que dejo un gran silencio que reino por unos minutos.

Santana sintió como una parte de ella se quebró, sus ganas de llorar se hacían presentes. Quería correr e ir por la rubia, decirle que fue una estúpida, pero ya era demasiado tarde y el orgullo de Santana puedo más con ella, sin embargo sabía que ese error lo iba a lamentar por toda su vida.

...

Santana limpio una rebelde lágrima que cayó por su mejilla que fácil se pudo confundir con las tenues gotas de agua que caían de lleno en su rostro. Lo lamentaba profundamente, se odio así misma desde ese día.

Aceleró su ritmo lo más rápido que pudo ya que sus tacones no le daban para mucho, pero la practica hacia al maestro y sin ningún problema podía conllevar aquellas zapatillas, intentando borrar todo de su mente. ¿Por qué no podía ser otra persona? Pagaría toda su fortuna por ser otra persona y vivir una vida feliz.

Se reprochó a sí misma al darse cuenta que la oportunidad que tenía para ser feliz la arruino rotundamente, se sintió estúpida, tan estúpida que no podía hacer nada por remediarlo.

-¡Santana!- gritaron a sus espaldas y ella como si de inercia se tratara se detuvo quedándose estática en su lugar con miedo de voltear, se sentía una presa sin salida y si que la tenía pero ella misma se estaba atrapando, ella era la misma trampa que no la dejaba moverse.

-¡Santana!-antes de poder dar un paso tomaron su brazo obligándola a voltearse, sin querer y con una terrible vergüenza volteo su rostro para ver el rostro más hermoso del mundo un poco agitado tratando de recuperar la respiración.

-Britt… any.-se retracto antes de hablar. Ni siquiera merecía llamarla por su nombre. Así de insignificante e impotente se sentía frente a la rubia.

Brittany observó a la latina, no había cambiado nada, sin embargo en su mirar faltaba algo, algo que vio la última vez que estuvo con ella. Se quedaron en un fúnebre silencio donde ninguna de las dos hablaba ¿Por qué la persiguió? ¿Fue por impulso? Verdaderamente eso fue, un impulso por volverla a ver, como muchas veces lo soñó y deseó.

-Estas mojada.-fue lo único que pronuncio la rubia pasándose un mechón de su cabello por su oreja con nerviosismo notable. Santana sonrió de medio lado reconociendo una parte del nerviosismo por parte de Brittany, extrañaba eso.

-Creo que sí.- respondió a su pequeño comentario tocando sus manos un poco inquieta.

-¿Qué haces aquí?-cuestiono por fin mirándola a los ojos. Santana trataba de ocultar su mirada pero no pudo escapar y la observó detenidamente.

-Ni yo misma lo se.

-¿Acaso quieres otro polvo o no te basto con el último?- Santana balbuceo palabras e inclino su cabeza hacía la gente que las veía de los restaurantes donde salían y entraban sin cesar ¿Dónde rayos estaba?, pero eso no le importaba, bueno, no del mucho.

-Yo…- tembló ante las crudas y dolorosas palabras de la rubia.

-Dime Santana ¿Qué haces aquí?-exclamó con molestia fingiendo un aparente interés. Deseaba saber las verdaderas intenciones de Santana, nunca podía estar segura de lo que decía.

-Vine a buscar..te.-el tono de la voz de la latina se quebró ero pudo aparentarlo con un débil susurro, que no paso desapercibido por Brittany.

-Claro y huyes de mí. Creí que ya no eras cobarde, pero lo sigues siendo. Me decepcionas.

-Lo sé.- manifestó con torpeza y verdadera lástima a sí misma.

-¿Lo aceptas? ¡Wow! Santana López me sorprendes.- vocifero llamando la atención de unas cuantas personas que se detenían al ver a las dos chicas que parecías discutir como una pareja de novias.

-No he hecho nada para que me trates así.- por primera vez el orgullo de la latina salió a relucir, sabía que era necesario puesto que no debía rebajarse tanto. Eso era personal.

-¿Ah no? Utilizarme como tu juguete sexual, intentar seducirme, enamorarme para que después me dejaras como un trapo sucio.- terminó con resentimiento y reproche en cada una de sus palabras. Sus ojos celestes cambiaron, se notaban más obscuros y apagados que nunca.

-Nunca quise que te enamoraras de mí. Pero, tan siquiera sé que ese no fue un error que cometí en la vida.- reconoció con modestia, cosa que llamo la atención de la bailarina. La Santana que conocía nunca fue honesta y si en alguna ocasión lo fue, era demasiado extraño que lo hiciera.

-¿Me amas o solo es una mentira como todas las demás?-cuestiono cruzándose de brazos dejando que la lluvia resbalara por su rostro.

-No mentí, te deje las cosas claras Brittany, te dije lo que quería y tu aceptaste. Sin embargo me doy vergüenza por eso, disculpa.- dijo con voz temblorosa. No sabía si era a causa del frio o porque estaba nerviosa.

-¿Me amas o no?-inquirió con seguridad.

-Si no fuera así no estuviera aquí.

-No es una respuesta.- Brittany necesitaba sentirse y sentirla convencida. Había pasado tanto tiempo y era como comenzar de cero.

-Sí.-afirmo con seguridad manteniendo su rostro serio ante la situación o la estupidez que estaba cometiendo. Aun no sabía lo que era.

-No creo que…

-Sufrí demasiado, más que tu. ¿Cargar con toda la estúpida culpa no fue suficiente? Tu rostro inundado de lagrimas, las caricias, tus besos, Tú.- pauso para tomar aire. De nuevo estaba llorando, sus ojos se tornaban de un color rojizo por el esfuerzo de contener su llanto.- No te pude sacar de mi mente durante un año completo, me estaba muriendo en vida, créeme que haberte perdido fue la mayor estupidez que hice en mi vida, nunca debí dejarte ir y si quererte a ti tiene como recompensa todo ese dolor, lo haría mil veces para solo volverte a ver.- a pesar de todo, desde que la bailarina cruzo la puerta del apartamento de Santana se sintió la mayor escoria de todo el mundo. ¿Cómo pudo hacerle daño a una persona tan especial para ella?

-Creo que tuviste demasiado consuelo en otras.-trató de esquivarse y contraatacar debido que Santana la estaba desarmando. A pesar de que la morena le había hecho un daño enorme era consciente que tubo parte de la culpa.

-Te equivocas, no me he acostado con nadie desde que te fuiste.- habló con un toque de ira que de inmediato calmo.

-Gran logro. Creo que si de verdad me amaras me hubieras buscado desde el momento que me fui, pudiste hacerlo.-ahora Brittany reclamaba. Era un juego de nunca acabar y algo era seguro. Ninguna de las dos podía ganarlo si se seguían lastimando.

-Lo estoy haciendo ahora.

-¿No dando la cara?-preguntó.

-Quiero recuperarte, haré lo que sea, haré todo lo que tú me pidas. Quiero tu perdón, quiero que estés conmigo, que estemos juntas.- las palabras de santana iban cargadas con suplica. Ella, Santana López, estaba suplicando porque la rubia volviera a ella. Eso era lo más bajo que había caído la morena, Santana nunca le rogó a nadie por nada y ahora ella era la que debía de converse que amaba a alguien y deseaba estar con ese alguien. Fue ahí donde ambas empapadas, con sus sentimientos a flor de piel y aun más, dolidas, volvieron a mirarse.- Deseo estar contigo, besarte, abrasarte, poder despertar contigo cada mañana.

-No puedes Santana, estoy…-Brittany hizo un intervalo mirando con decepción y ternura los ojos negros que una vez amo con locura.-... comprometida, me casare en dos semanas.
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Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre" 304001509 ¿Que tal?
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Mensaje por 3:) Jue Feb 18, 2016 11:32 pm

holap,...

que nooooooo????
ostias mujer no lo puedes dejar ahí,...


nos vemos!!!!
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Mensaje por monica.santander Vie Feb 19, 2016 12:05 am

HUuuuuuuu  que te den San por ser taaannnn cabezona!!
Saludos
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Mensaje por JanethValenciaaf Vie Feb 19, 2016 12:29 am

Queeeéeeeeee brittany se casa en dos semanas, señores levanten armas, vamos a arruinar una boda...............
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Mensaje por micky morales Vie Feb 19, 2016 8:43 am

bueno san agarra tu cartera y vete de ahi, ya no tiene caso que te humilles mas, brittany ya te olvido, fin de la cita!!!!!
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Mensaje por Susii Vie Feb 19, 2016 12:36 pm

Por idiota perdiste a Britt, Santana. Asi que te aguantas.
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Mensaje por cvlbrittana Vie Feb 19, 2016 6:31 pm

ADIOS

Te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

Las palabras de la rubia eran lentamente procesadas por el cerebro paralizado de la latina, simplemente no podía comprender. Era como si las miles de personitas que controlaban su cerebro corrieran de un lado a otro buscando algo que estuviera a su alcance para hacer que Santana reaccionara y dijera algo, pero esto parecía serles imposible.

Santana mantenía su posición absorta mientras sentía como si su corazón fuera de vidrio y lo dejaran caer estrellándose en el suelo. Ella podía observar los cristales regados por el suelo cubiertos de un líquido rojo, ella podía sentir como si cada parte de su alma estuviera siendo aplastada por un gigante invisible, sentía que alguien etéreo la tomaba del cuello y no le dejaba pronunciar ninguna palabra.

"Me casare en dos semanas"

Se negaba a creerlo, simplemente era imposible.

Veía a Brittany hablar y como en su rostro denotaba preocupación, pero ella no oía nada, ni sentía, ella había muerto hace unos segundos.

-Santana…- la rubia se acerco lo suficiente a la morena para tomar el perfecto y atónito rostro de la latina entre sus pálidas manos, sintiendo un profundo miedo por lo que pudiese pasarle. Acarició su mejilla con preocupación hasta que los ojos de Santana volvieron en si.- Santana.- pronuncio viendo como la pelinegra tomaba sus manos y las apartaba con cierto temor de sus brazos. Lo notó porque Santana estaba temblando, eso fue lo que la alerto. Nada seria sencillo.

-No…- pronuncio con dolor apretando su mandíbula y tragándose todos sus sentimientos, absolutamente todos, no dejando ni que el dolor y la angustia la consumieran por dentro. No ahora.

-Sanny.- la mirada de Santana era de suplica y dolor. La rubia lo podía ver, tal vez era mejor no haberlo dicho. Ante todo no quería hacerle daño, pero fue una decisión estúpida y ya era demasiado tarde para desmentirla. Volvió a tomarla entre sus manos, esta vez la latina no la desprecio, pero era cuestión de tiempo para que esto pasara.

-No, Brittany.- su voz se quebraba, sin embargo se empeñaba en que cada nota que salía de su boca fuera perfectamente uniforme.- Felicidades.- dijo después de un gran silencio regalándole una triste sonrisa que destrozó a la rubia.-Espero que seas muy feliz.- el nudo en su garganta crecía, todos los sentimientos que había pasando por su tráquea querían salir, pero ella no los iba a dejar libres. Lastimo mucho a Brittany, era consciente de ello, pero nunca fue consciente de lo terrible que se sentía.

Ahora la comprendía, era la misma escena de su partida, solo que con un cambio ligero de situaciones. Ahora quien sufriría sería Santana. Era su turno.

El agarre que tenía en las mejillas de Santana se debilitó y sus manos fueron cayendo poco a poco al igual que toda la esperanza que aún conservaba. Era inútil pensar que aun quedaba una mínima parte.

-Perdón por molestarte, te aseguro que no apareceré de nuevo. Se feliz y espero que algún día llegues a perdonarme.-los ojos de Santana se cristalizaron y lucho por contener sus lagrimas, lucharía para que ella no la viera llorar y se alejara de su vida permitiendo que su augurio fuera menos doloroso.

La morena dio un paso hacia atrás observando por última vez a la persona que amaba. No lo iba a negar, era estúpido hacerlo.

Cuando estaba dispuesta a dar otro paso Brittany la sujeto del brazo llamando su atención. Santana luchaba por no mirarla, sabía que si la miraba no podría dejarla ir, y no lo quería ¡joder!, No quería hacerlo, pero era lo correcto.

-No lo hagas más difícil.- mordió su labio inferior mirándola con tristeza y dolor mientras una lagrima se escapo de sus ojos, inmediatamente la limpio con orgullo. Ella no lloraría frente a ella.- Por favor, es por las dos.- suplicó penosamente.- te casaras y quiero que seas feliz, no quiero ser un problema.- las palabras de la latina parecieron surgir efecto, un jodido efecto que no deseaba que se cumpliera.- Adiós Brittany.- sintió la blanca y tenue mano de la holandesa aferrarse a ella, sin embargo hizo de las suyas y sin ni siquiera mirar atrás se fue de ahí, aunque podía sentir como unos azules ojos nublados en lagrimas, le veían partir.

Santana comenzó a caminar con la cabeza baja, no quería mirar a nadie, nadie que no fueran esos ojos azules, ni ese cabello rubio, ni esos labios.

Tenso su mandíbula idiotamente puesto que al hacerlo sintió un dolor terrible cruzando su boca. No le importo, si esa era la única forma de olvidarse de lo que sentía lo haría hasta el final del mundo.

Regla 3 de la vida: nunca ames con el corazón antes de estar seguro que te corresponderá, porque si sucede lo contrario, conocerás algo peor que la muerte. La desolación y el llanto serán tus compañeros hasta que logres sanarte y el tiempo será tu única esperanza de supervivencia, claro, si no se acaba.

Maldecía tanto esa frase, a ella le debía las dos peores estupideces que había cometido en su vida: dejar a la rubia e intentar recuperarla. Maldecía aquella voz en su cabeza que la engañaba cada vez que tenía sexo con Brittany. Maldecía al jodido mundo por darle una vida tan patética. Se maldecía a ella misma por ser tan idiota, por sus errores.

Levanto su mentón lentamente, para encontrarse en el cruce de una calle un tanto transitada y por su mente le paso la idea de poder correr sin importarle nada dejando que algunos de los autos la arrollara y le hiciera sentir que había algún dolor más grande que el que estaba viviendo. Vio su muerte, su funeral, como sus padres mantenía su cara de silencio, como su madre y su hermano lloraban a mares por su perdida. Vio como la minoría de los empleados de su Buffete festejaban la muerte de Santana Bitch López. Sin embargo, el sonido del semáforo la saco de su transe y camino entre los tumultos de personas que parecían llevarla. Al llegar al otro extremo de la calle, miro hacia atrás. Aun tenía oportunidad de hacerlo, pero cuando una morena, un poco bajita, y con una enorme boca apareció en su mente, parloteando miles y miles de palabras en unos segundos, descarto la idea inmediatamente y continuo con su andar.

Un pequeño parque la dejó confundida ¿Dónde estaba? Levanto sus hombros y sus pies se movieron inmediatamente a la nada. Ella no lo sabía, su mente estaba demasiado ocupada en traerle recuerdos nada gratos y la imagen de Rachel Berry aun seguía pareciendo causando un agudo dolor en sus sienes.

"Santana, yo te…"

Para. Escucha, eso es lo último que quiero oír en mi vida.

"Ni siquiera sabes lo que iba a decirte"

Que me amas, qué quieres pasar el resto de tu vida conmigo, que te enamoraste de mi. No es difícil, mírame, ¿quién no lo haría?

Su subconsciente estaba traicionándola, traicionándola de una forma muy vil y despiadada. Suspiro tratando de contener la rabia sintiendo como una tenue capa de lluvia comenzaba a cubrir toda la cuidad y a ella misma.

¿Yo? ¿Amarte? ¡Por dios! Nunca me he enamorado y nunca lo hare, sería más fácil que me hiciera prostituta de primera antes que enamorarme de alguien como tú.

¿Cómo pudo ser tan idiota? ¿Cómo pudo lastimarla de aquel modo? Se arrepentía, se arrepentía de todo corazón de lo que le había hecho. Ni siquiera merecía estar viva después de eso.

"Eres una idiota, una maldita idiota Santana. Nunca jamás te quiero ver en mi vida. ¡Nunca, ¿lo escuchas? ¡Te odio, Te odio!"

Sus palabras hacían eco es su mente y su fuerza se debilitaba cada vez más, ya no podía contener su temor, ni su odio. Con su vista totalmente nublada a causa de la lluvia y también por sus propias lágrimas comenzó a ceder. Necesitaba dejar salir todo lo que tenía adentro, todo lo que consiguió sufrir.

"Sientes algo por mí, lo noto en tus ojos, pero temes ser lastimada. Nunca te lastimaría Santana, pero creo que tú ya lo hiciste conmigo".

"Te odio".

De nuevo las voces ¿Por qué se empeñaban en torturarla? ¿Que acaso no veían su lastimosa imagen? Al parecer no, porque no dejaban de parar las imágenes en su cabeza y todo lo que podía sentir era la lluvia que impactaba fuertemente contra su cuerpo y sus piernas debilitarse.

Quiero recuperarte, haré lo que sea, haré todo lo que tú me pidas. Quiero tu perdón, quiero que estés conmigo, que estemos juntas. Deseo estar contigo, besarte, abrasarte, poder despertar contigo cada mañana.

"No puedes Santana, estoy…. comprometida, me casare en dos semanas."

Se dejo caer de rodillas en el suelo derrotada. Ya no sentía ni su propia alma, ni su cuerpo, ni el dolor que había causado la caída, solo sentía una opresión en el pecho que no la dejaba respirar, una herida en el corazón que en ves de cerrarse se abría a toda velocidad haciendo más duradera la agonía. Estaba muriendo en vida.

"¡TE ODIO SANTANA LOPEZ!"

Sus lagrimas sencillamente se podían comparar con las crueles gotas que impactaban su ropa, con facilidad toda su vestimenta se humedeció y el frio comenzó a calar sus huesos, pero no se movía. Seguía ahí inerte en el suelo llorando como una niña pequeña ignorando absolutamente todo. Quería descargar todo lo que tenía adentro, toda la ira, la rabia, el sufrimiento, pero le parecía imposible. Aun seguía ahí vivo junto con ella, y mientras Santana se sentía más hundida todo su dolor se fortalecía aun más.

Le importaba un carajo que la gente la viese, le importaba poco que pudiera pescar un resfriado o una hipotermia, le valía toda su incompetencia y sufrimiento.

No fue hasta que unos brazos delgados la rodearon, volvió a la realidad y se estampo cruelmente con ella. De nuevo.

________________________________________

Brittany suspiró y recargo su frente en la elegante puerta de madera color blanco que estaba por abrir, eso se le dificultaba ya que la torrencial lluvia logro alcanzarla justamente cuando salía del coche de Ronald. Estaba segura que Mark se enfadaría con ella.

Giró el pomo de la puerta y el calor de la casa la embriago y se dejó llevar, cerró la puerta tras de ella en silencio y dejó su abrigo en el perchero de madera.

-Brittany.- refuñó una voz grave pero calmada y tranquila. La rubia había sido descubierta.- cariño cámbiate pescaras un resfriado.- El hombre se acercó hacia ella con una sonrisa en sus pálidos labios y abraso a la rubia.

-Te mojare.

-No importa.-dijo Mark sintiendo el cuerpo mojado de la rubia.

No podía soportarlo una vez más. La próxima vez que se le ocurriera correr a casa de Santana en época de lluvia saldría con un impermeable después de cada ensayo. Bufó molesta pues su atuendo se había echado a perder, todo lo que consiguió en una noche una torrencial lluvia logró deshacerlo.

Toco 3 veces la puerta que se encontraba frente a ella, más sin embargo la sensación de vergüenza la invadió.

La puerta fue cediendo lentamente hasta que se abrió por completo y dejó pasar a una rubia con su ropa completamente empapada y una cara triste.
Inmediatamente unos brazos delgados pero fuertes se adueñaron de su cintura y comenzaron a besar su cuello.

"Santana te mojare"

No importa Britt- Britt, terminaremos desnudas, no le veo la importancia.

-Britt ¿estás bien?-preguntó con preocupación que la bailarina se había quedado en una posición monótona, ni siquiera lo abrazo, cosa que le extraño al rubio. Brittany no era así y menos cuando se trataba de un abrazo.

-Si, un poco cansada, ya sabes, la gente, el baile… los ensayos.- mintió separándose de él, yendo hacía la enorme cocina en busca de un vaso de agua.

-Más les vale que te den semanas de descanso porque yo no te las daré.-comentó con un intento de voz seductora tomando a la rubia desprevenida pasando sus manos por el plano abdomen de Brittany sobre la ropa.

Nunca tendrás descanso conmigo hermosa, nunca.

Sabía que lo había escuchado, pero Mark no tenía una voz femenina. No, no la tenía.

-¿Qué?- cuestionó tomando distancia saliendo del pequeño agujero donde estaba atorada entre el lavabo y el cuerpo de su prometido.

-En serio Brittany, te vez mal. ¿Te duele algo?-preguntó suavemente acercándose a la rubia. Brittany daba pasos en falso, como si quisiera huir de él.

-No, estoy bien.-su voz tembló más de lo que ella quiso y trato de tranquilizarse apretando el vaso de vidrio que mantenía en su mano derecha con un poco de liquido en él.

-Te notas distraída.-comentó confundido por la actitud de la holandesa. El chico frunció su entrecejo y miro de una forma
extraña a Brittany ¿estaría mintiendo? Pensó.

-Lo soy.-susurró aceptando la verdad. Unos podían llamarla tonta, estúpida, idiota, pero solo era distraída y le encantaba llevar la vida de una forma extraordinaria.

-No lo eres, solo un poco descuidada, pero… ¿pasa algo?-cuestiono tomando la barbilla de la ojiazul para que le mirase a los ojos. Solo así podría saber si la rubia le ocultaba algo o no.

-Estoy nerviosa.

-¿Por la boda?- Preguntó tiernamente embozando una sonrisa encantadora que derretiría a cualquier chica, a cualquiera, sin embargo la bailarina estaba sintiendo una sensación extraña en su estomago. De una forma u otra le estaba ocultando algo a su prometido. Se sentía culpable de ver sus ojos verdes brillando de emoción.

Perdón por molestarte, te aseguro que no apareceré de nuevo. Se feliz y espero que algún día llegues a perdonarme.

La cara de Santana se esfumo como apareció, su rostro de tristeza contenida, sus lágrimas. Fue increíble y casi imposible de que eso sucediera, y ella lo sabía. Por eso conocía tan bien a Santana López o creyó conocerla.

¿A que estaba jugando Brittany? Estaba con Mark, era su prometido, sin embargo no podía olvidar su pasado con la latina.

-Sí.- contesto nerviosa preguntándose interiormente qué demonios había dicho Mark.

-Tranquila amor, no te preocupes, recuerda que será todo sencillo.-acaricio su mejilla gentilmente para besar su frente y realzar su ego como hombre. Todos eran iguales.- Yo quería darte la boda que mereces, pero tú insiste que en un lugar no tan grande, y con conocidos. Todo estará bien.-termino por asustar aun más a la ojiazul que puso los ojos en blanco y se abraso inesperadamente al chico.

-Eso espero.- musitó en voz baja en el pecho del rubio que no daba crédito a lo que acababa de decir su rubia.

-¿Eso esperas?-inquirió alejando a Brittany de él con una mueca extraña.

-¿Qué?- preguntó confundida la rubia.

-Dijiste eso.- volvió a repetir el ojiverde con tez seria.

-¿Que dije?- de nuevo volvía a insistir la holandesa ¿acaso ella había hablado?

Simplemente no sabía que rayos estaba pasando al igual que Mark. En cambio la rubia tenía sus razones para desaparecer de la tierra y dirigirse a otro planeta donde sus recuerdos la abundaban y recorrían, por el momento, cada poro y parte de su cuerpo. Santana la estaba volviendo loca.

-Eso espero… ¿qué quieres decir con eso?-cuestiono molestó tomando su posición de macho dominante recargando su mano en la pequeña isleta de la cocina.

-Nunca dije eso.

-Lo dijiste.-encaro bastante enojado.

-¿En serio?- preguntó con inocencia la rubia.

-Brittany.

-No me di cuenta, perdón.

-Descuida, yo a veces soy un poco lunático, y más con el tema de la boda.-Trató de relajarse, la rubia iba a ser su esposa en unas cuantas semanas, sin embargo nunca se imagino tener ciertos problemas con ella, nunca habían tenido una discusión tan larga. Siempre eran pequeñas riñas de un minuto y como siempre terminaban teniendo sexo. Sexo de compensación.- Perdóname.

-Yo soy la novia, los nervios caen sobre mí.- Mintió. "te crecerá la nariz como pinocho" le reclamaba una voz en su cabeza, que decidió ignorar.

-Y yo seré el novio, ¿eso no me suma responsabilidad?-coqueteo atrayéndola hacia ella.

-No.-contesto firmemente mientras pasaba sus manos por el amplio pecho de su prometido.

-Eres mala.-susurró a su odio una vez que se acerco a besarla con pasión.

-No sabes cuánto.- Pronuncio con deseo la rubia, pero esas palabras no eran para él, si no para una hermosa morena de ojos negros como la noche, que no podía olvidar.

Su mente le estaba jugando una mala pasada, desde que pudo observar a la latina todos sus recuerdos que una vez creyó olvidar, renacieran entre las cenizas de lo más profundo de su ser, como si nunca hubiera muerto y con toda la facilidad del mundo se filtraban en su mente haciéndole creer cosas que no eran.

-Sabes, muero por tocarte. Pero ya sabes, eso de la abstinencia.

- ¿Es decir que por lo único que te casaras será por sexo?- preguntó cuando salió de su mundo y logró escuchar las últimas palabras de Mark. Sin embargo lo que no tuvo previsto era que el pasado se estaba convirtiendo en su presente.

-¿Qué? ¿No?.. Brittany escúchame...

-Por sexo… Wow, pude imaginarlo.- gruñó cruzándose de brazos y caminado con rapidez, mejor dicho huyendo de él. No tenía ni humor y su cabeza no le ayudaba en mucho.

-No Brittany.- la siguió y logró tomarla de la manga de su blusa mojada.

- ¿Entonces qué?-espetó de manera molesta asustando un poco a su novio por la actitud que estaba mostrando, ella no era agresiva con él. Nunca lo fue y ahora estaba mostrando una faceta de ella nunca antes vista.

-¿Ahora no puedo tocar a mi novia?-cuestionó enfadado del comportamiento de la holandesa, ya había soportado demasiado y sabía que la persona que tenía enfrente no era Brittany, si no una vaga representación de ella.

- Sabes que no me gusta que me toquen sin mi complacencia.-apartó bruscamente su mano enfrentándolo con la mirada.

-¿Desde cuándo? ¿Acaso aun tienes miedo? ¿Miedo de un recuerdo Brittany?-recordó lastimando en su interior un poco a la rubia que no doblegaba su actitud. La rubia sabía que se les estaba saliendo de las manos, a ambos y que los dos tenían la culpa, pero su orgullo no la iba a dejar caer, ya había sido demasiado. Era su turno de defenderse.

-Es más real de lo que parece.-habló entre dientes haciendo su voz más roñosa y agresiva.

-Discúlpame señorita perfección, soy un hombre y tengo necesidades.

-¿Me sales con eso ahora? Primero las flores diciendo que mueres por verme. ¿Por verme a mí o a mis pechos?-Gritó en su cara exaltada. No tenía control, no sabía lo que hacía y no era nada bueno estar recordando cuando se fue del lado de Santana. Se odiaba a ella misma, a Santana, a Mark, a todo el maldito mundo.

-Brittany ya basta.-alzó la voz tratando de hacer entrar en razón ala rubia que lo miro más desafiante y ahí fue cuando perdió el control.

Con furia tomo a su novia de ambos brazos y por la fuerza la hizo que lo mirarse. Sabía que la estaba lastimando pero él creía que era la única manera de poder hacer razonar a la rubia. Sin embargo, por parte de Brittany, estaba asustada ¿Cómo no iba a estarlo? Pero algo más que miedo, tenía ira contenida de sentirse impotente y no poderse liberar del agarre, se sentía en manos de Santana López, se sentía igual de débil e incrédula como cuando estaba con la latina.

-Suéltame Santana.-suplicó con sus ojos totalmente rojos con el esfuerzo sobrehumano que estaba haciendo por no llorar.

-¿Santana?- preguntó incrédulo el rubio abriendo sus ojos cargados de incoherencia.

-Mark…

-¿Que paso? ¡Dímelo ahora!- obligó a verla y Brittany observó como sus ojos verdes, casi ámbar, se oscurecían por completo.

-No me mandas.- fue valiente, pero estúpida.

-¿Ella está aquí?-cuestiono con más fuerza.

-…

-¡Contéstame maldita sea!-volvió a insistir aplicando más fuerza en los delicados brazos de la rubia.

-…

-¿La viste?-inmediatamente la mirada de inexpresivo de la holandesa contesto todas sus preguntas. Estaba más que seguro que la había visto y le dolía, además de sentir un vacio en su pecho porque Brittany no se lo dijo sintió algo más fuerte que sobrepasó los límites de su paciencia. Soltó con brusquedad a la bailarina que inmediatamente se toco la zona lastimada de su ante brazo, Mark había hecho demasiada fuerza.

-¿A don... dónde vas?- preguntó con temor la rubia cuando vio que su prometido tomaba su chaqueta más cercana ignorándola por completo. Brittany se ubicó con mucho esfuerzo entre él y la puerta. El rubio apartó a la rubia de su camino con facilidad, puesto que él era un hombre demasiado fuerte que se preocupaba por mantener su cuerpo en forma y Brittany solo era una flor contra él.

-A matarla con mis propias manos, si es posible
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Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre" 304001509 ¿Qué les ha parecido la historia?
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Finalizado Re: Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre"

Mensaje por micky morales Vie Feb 19, 2016 7:35 pm

que se cree ese idiota, el defensor????? creo que esta algo desubicado!!!! y Brittany que hara?????
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Finalizado Re: Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre"

Mensaje por cvlbrittana Vie Feb 19, 2016 9:38 pm

MAL TERCIO


"Santana, amo oírte gemir" sus respiraciones se mezclaban en una sola, ambas exhaustas, pero aun con la fuerza suficiente para mirarse a los ojos y tratar de traspasar esa capa de inseguridad invisible que surgía en ellas cuando terminaban de "hacer el amor", como la rubia lo llamaba.

"Yo igual Britt" la sonrisa traviesa e inocente de la rubia adorno perfectamente su rostro observando cómo Santana la miraba con ternura. "Te amo Britt"

Quería permanecer así por siempre, teniendo a la rubia a su lado, teniéndola en cuerpo y alma, saber que le pertenecía, trasmitirle la seguridad de que siempre estaría con ella y nunca se alejaría de ella. Brittany le hacía sentir plena seguridad en sus palabras y acciones, todo con la rubia le parecía completamente seguro y la palabra imposible nunca entraba en su vocabulario.


Lástima que la rubia no estuviese con ella.

Un rayo tenue de luz se colaba por las gruesas cortinas blancas del hotel dejando al descubierto un agradable día en Londres. Era el primer día soleado en la semana, lo que hacía que las personas se recargaran con la energía y el calor que les brindaba el sol, puesto que los días donde las espesas nubes se alejaban eran épicos y vivos. Los pájaros cantaban armonizados con el compás del viento frio, puesto que estaban en época de invierno, pero eso no impedía que los pequeños ovíparos detuvieran su cantar.

Santana gruñó al escuchar el cantar de las aves, como lo odiaba, al igual odiaba la ligera luminosidad que entraba por la ventana de su recamara.

Se apoyó en sus manos haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder levantarse, cosa que no lo logro al momento, ni siquiera podía sentir sus manos, solo sentía un vacio en su corazón, una jaqueca que parecía que hubieran lanzado bombas atómicas a su cabeza y un terrible dolor en todo el cuerpo, tan potente que daba al parecer que un autobús la había golpeado.

Decidió que era bueno para ella no moverse, al menos así podía ver con un poco de claridad las cosas. Boca arriba en su cama cerró sus ojos, más con pesar que con cansancio y suspiró sonoramente sintiendo como algo se movía en su cama. Lentamente abrió los ojos recordando su sueño. ¿O tal vez no habría sido un sueño? Tomó el cobertor que la cubría y también a la otra persona que reposaba en la cama.

Sus ojos se movían con temor sobre el cuerpo inerte de la chica que le daba la espalda. El cabello castaño de su extraña compañía caía sobre la almohada blanca y también sobre su espalda que solo era cubierta por un sujetador negro de encajes rosa. No quiso seguir observando puesto que tubo mejores cosas que hacer, como ¿Por qué ella se encontraba en las mismas condiciones que la chica? ¿Qué demonios estaba pasando ahí? ¿Otra vez le pasaría eso con ella? Removió sus manos inquieta, olvidando todos sus dolores.

-Santana, deja dormir. Anoche también te moviste mucho.- Esto avivó las dudas de la latina que como pudo salió de la cama de un brinco que ni ella podía creer que había dado. Arremangó el cobertor hasta logro taparse a ella misma con él.

-¿Qué demonios haces aquí?

-Pensé que me recibirías mejor.-comentó la castaña estirándose a lo largo de la cama en ropa interior mientras que Santana estaba con su temperamento por lo más alto.-Sobre todo después de lo de anoche…

-¡BERRY!-Maldijo el haberse levantado así y aun más haber gritado, porque el dolor, que había quedado olvidado regreso con mas fuerzas de las que Santana quería y terminó por ver cosas borrosas moviéndose con rapidez alrededor de ella y su cuerpo se estaba haciendo más y más débil.

-Creí que yo era la que te gritaba.-Rachel se levantó de la cama y con preocupación tomó a la latina del brazo y la llevó hasta la cama. Santana solo se dejó guiar, estaba demasiado mareada y débil que no le veía el caso enojarse y discutir con Berry.

-¿Qué rayos hacías en mi cama semidesnuda?… dime que no paso de nuevo Rachel.-suplicó Santana en el mismo estado que antes o peor. Los recuerdos la invadían y le dolían, porque le traían al presente los felices momentos que paso con la rubia que nunca regresarían.

-No Santana, no me acosté contigo.- eso tranquilizo bastante a Santana.- La única y última vez que lo hicimos… ¡no me hablaste por una semana!-reclamó aun paciente y tomó asiento a un lado de Santana que no dejaba de moverse.

-Me sedujiste para llevarme a tu cama.- dejó un puchero y cruzo sus brazos con gesto infantil.

-Nunca pusiste objeción, además el alcohol fluía en mucha cantidad por mi sangre. Olvidémoslo.

-¿Por qué estás aquí? ¿Por mi?-preguntó la morena después de un largo e incomodo silencio, más Rachel sabía que le preguntaría eso, Santana López siempre fue una persona muy directa.

-Hace un bonito día ¿no crees?-apresuró Rachel levantándose de la cama vacilando dentro de la habitación, debía de evitar las preguntas de Santana a toda costa o si no estaría cavando su propia tumba. Importándole poco que la morena pudiera verla se movió con libertad y dejó correr las ventanas causando un gemido por parte de Santana que se arropo hasta su cabeza.

-Odio los días soleados y lo sabes.-recordó a Rachel mientras su mirada se trataba de habituar a la luz que había entrado, sin embargo no paso desapercibido por parte de Rachel notar como los ojos de Santana la observaban sin ningún descaro.-¿ Podías ponerte ropa?- pidió cerrando sus ojos con enfado. Después de todo Santana ya estaba a acostumbrada a ver a Berry en escasa ropa. No era una de sus mejores imágenes por guardar pero debía admitir que no tenía tan mal cuerpo.

-Santana te vez mal.-de nuevo no pudo evitar ocultar su preocupación hacía la abogada, realmente Santana lucia del asco y no por su aspecto, sino también su actitud y su mirada era triste y desoladora.

-Me siento como si las personas de la quinta avenida me hubieran arroyado, además mi cabeza me está matando, es peor que cuando cantas.-Dejó pasar esta vez ese pequeño insulto de su parte y se acerco su cuerpo para poder analizarla mejor.

-Con todo el alcohol que tomaste anoche es demasiado obvio. Lo pasabas como si fuera agua. –comentó tocando su mejilla recapitulando los momentos de la noche anterior.

Rachel inmediatamente apresuro conclusiones. Desde que puso un solo pie en la cuidad de Londres tenía el presentimiento que algo no estaba bien, y ese algo era referente a Santana López. Sus conclusiones fueron verdaderas cuando encontró a un pequeño bulto, que parecía ser una persona llorando bajo una torrencial lluvia. Era obvio era Santana, más no dijo nada, se acerco a ella, puso su mano en su espalda dándole todo el apoyo y esperando a que la latina tuviera la seguridad de abrazarla, y si, Santana abrazo a la persona más fastidiosa del planeta; Rachel Berry. Eso no estaba nada bien.

Rachel trató de tranquilizarla, sin embargo no podía y el hecho de que Santana no dijera nada, no la ayudaba en mucho. Y así fue como llegaron al hotel a pocas penas e inmediatamente Santana ataco el mini bar que había en la habitación, que para su suerte solo había alcohol. Litros y litros de alcohol.-Pero ¿Qué tal esta tu corazón?-preguntó Rachel mirándola con tristeza.

-Muy bien Rachel, piensa en tomarse unas vacaciones ¿cómo vez?-lanzó con veneno fulminándola con la mirada.

-¿Te dijo que no?-Cuestionó sabiendo la respuesta.

-No solo me dijo que no. Ella se… va a casar.-susurró con la mirada perdida en algún lugar nulo en la pared blanca. Le dolía, le dolía más que nada en el mundo, había perdido a su amor, a la persona por la que vivía, pero había algo que ella no entendía. Dicen que cuando amas a una persona debes dejarla ir y tratar de superarla, que cuando vez a la persona que amas feliz con otra persona sientes alegría por ella. Sin embargo la latina no sentía nada de eso, aunque no conociera al susodicho prometido o prometida de la rubia, sentía odio e ira contra la persona. No podía pensar que otro individuo podía hacerla sentir mejor.

-Lo siento.

-No más que yo.-contestó suspirando fuertemente, embozando una ridícula sonrisa de tristeza sintiéndose estúpida.¿Dónde estaba Santana López? ¿En dónde demonios se encontraba metida la persona fuerte y segura de sí misma?

-Santana, sabías que las posibilidades de que te diera un si por respuesta eran casi nulas, sin embargo me preocupa algo. ¿Por qué la dejaste ir?-indagó aunque conocía que eso no podía ayudar a Santana a sentirse mejor.

-Si ella quiere ser feliz con otra persona que no soy yo, la dejare libre.-Odiaba su parte amable, por eso nunca la saco a flote, porque sabía que tenía un buen corazón.- Soy consciente que le hice demasiado daño y tu estúpida voz no para de reproducirse en mi mente "Te lo dije".

-Te lo dije.-canturreó la diva rodando los ojos en señal de aprobación.

-Perfecto ahora no es solo imaginario.-se cruzó de brazos enojada aun sintiendo su cabeza explotarle.

-Santana…

-¿Por qué estás aquí?-cuestionó directamente recordando que Rachel cambio de tema cuando le preguntó eso. Eso no era buena señal, Rachel, por la única manera que podía ignorar a la gente era porque ocultaba algo o se sentía culpable.

-…- los ojos castaños de la morena se abrieron de par en par, Rachel no tenía la intención de pronunciar ninguna palabra. No sabía que decir, pero estaba segura la paciencia de Santana se había agotado y pronto explotaría en volcán López.

-¿Lo sabías?-Preguntó incrédula levantándose de un solo golpe volviendo a mirar a Rachel con sorpresa.

-Sinceramente no sé si lo sabía, solo recibí la invitación ayer.- las palabras de la diva salieron atropelladamente de su boca mientras retrocedía a paso lento cuando los orbes negro comenzaron a fulminarla.

-¡¿SABIAS QUE ELLA IBA CASARSE Y NO ME DIJISTE NADA?-El volcán había hecho erupción y Rachel no podía hacer nada por detenerlo.- ¡¿Me hiciste hacerme ilusiones? ¿En serio Rachel?- preguntó decepcionada y dolida Santana. Rachel podía ser fastidiosa, incrédula, diva, entrometida, un maldito canario que no paraba de hablar, introvertida, caprichosa, pero nunca le había ocultado nada a Santana.

-Brittany me dijo que no te dijera nada.-se excusó con ello en voz baja bajando su mirada, jugando con sus manos inquietamente.

-¿Brittany? ¿Desde cuándo hablas con ella?-las cuestiones abordaban los oídos de Rachel que no sabía qué hacer. En un principio decidió por quedarse sin hacer nada y escuchar todo lo que tenía que escuchar, pero ahora los movimientos erráticos de la latina que lentamente se acercaba a ella y su mirada llena de furia, decepción y tristeza la hacían dudar de lo que tenía que decir.

-Una semana después de que salió de tu vida.-musitó encogiendo sus hombros esperando que empezara a reclamar de nuevo.

-¡Eres increíble Umpa Lumpa, increíble! ¡No puedo creer que me hicieras eso! Podía recuperarla, tenía la oportunidad Rachel. ¡TENIA UNA MALDITA OPORTUNIDAD! ¿Y no dijiste nada?-Rachel odiaba la violencia pero en estos casos, su mente y su pequeño cuerpo estaba llanos de ira. Ira que la latina no podía ver. Rachel era un actriz pero cada segundo era más notable en su rostro el autentico carácter Berry. Sin pensarlo mucho su mano arremetió contra la mejilla de Santana, que la miro incrédula.

-Brittany me pidió que lo hiciera, y no sabes cuantas veces la escuche llorar por ti Santana. Y por favor no me reclames del pasado porque tú debiste haberla buscado, si tanto la amabas ¿por qué te quedaste callada sufriendo en silencio al igual que ella? Yo lo respondo; por estúpida. Nunca tuviste la fuerza necesaria para enfrentarla y ella es una persona Santana, ambas sufrieron, pero ella logró superarse y salir adelante a pesar de todo.- Debía enfrentar a Santana, ya era demasiado lo que había soportado, aunque solo fuesen unos segundos.- Tú, solo te hundiste en un mundo donde te encerrabas y no dejabas que nadie entrara. ¡¿Cómo querías que te dijera que sabía algo de Brittany? ¡¿Querías que muriera? Porque juro que tuve miedo de ti durante un tiempo. Cambiaste mucho y eras demasiado agresiva, al igual que ahora.- terminó con su mandíbula apretada. Le dolía hacerle daño a la latina, sin embargo no encontraba otra forma de hacerla entrar en razón.

-La perdí Rach.- pronuncio al borde del llanto bajando totalmente la guardia, se dejó caer de rodillas tapando su rostro con sus manos.

-Nunca fue tuya.

________________________________________

¿Por qué tardaba tanto en llegar?

Los remordimientos abrasaban a la rubia como el calor arrasaba el planeta en verano.

Brittany no había podido dormir en toda la noche, sus pensamientos viajan desde una hermosa latina a un fornido y apuesto rubio. Si, la rubia tenía miedo de lo que pudiese pasar, y más si se trataba de las dos personas más impulsivas y erráticas que conocía; Santana y Mark.

Las palabras de su prometido taladraban la mente indecisa de la rubia. ¿Cómo era posible que no lo hubiera detenido? Miedo e impotencia. Algo en su interior le decía que no sería capaz de encontrar a Santana, pero ese mismo algo la inundaba de dudas susurrándole que él sería lo verdaderamente bueno para encontrarla a como diera lugar, si algo conocía de Mark durante este poco tiempo era que él era demasiado persistente y muy difícilmente alguien lo sacaba de su juico. Justamente un día apareció alguien; Brittany S. Pierce.

Tomó la taza de café con la cual había estado jugando durante más de una hora, la taza estaba completamente vacía, pero aun seguía entre sus manos con una fuerza y un nerviosismo aptamente reconocido por la rubia.

Algo la sacó de sus pensamientos y sus juegos, y el nerviosismo que se hacía presente, era mayor que el anterior.

Una mano se recargó en su hombro haciendo que sus piernas se estiraran por inercia causando un leve dolor por su parte, más no dijo nada, solo miro al rubio con temor y esperanza de que no la hubiera encontrado. Rogaba porque no lo hubiera hecho.

-¿No has dormido?-su voz roca resonó por todo el pasillo haciendo un eco asombroso.

-No podía.- respondió secamente Brittany, sin encontrar tema de conversación.

-¿Por qué no me lo dijiste? –cuestionó bastante lastimado. Si algo era verdad era que la ira recorría su cuerpo cuando escuchaba el nombre "Santana López".

-¿Aun preguntas el por qué?-comentó exasperada la rubia caminado de un lado a otro fulminándolo con sus preciosos ojos azules. Esto era el cómo.

-Tal vez si me lo hubieras dicho…-vaciló el chico sin dejarse llevar por lo que sentía.

-Te conozco muy bien Mark, eres tan impulsivo cuando quieres y créeme que hace unas horas fuiste un completo idiota.-ahora las palabras de la rubia se hacían notar. No por nada estuvo más de 6 horas esperándolo, pidiendo porque no entrara por la puerta custodiado de policías o que tuviera entre sus manos a Santana cubierta de Sangre.

-No la encontré.-pronunció con elocuencia bajando su mirada decepcionado.

-No sabes cuánto me alegro.

-¿Te alegras de que este viva? ¿Después de todo el daño que te hizo?- la mirada de Brittany le dijo todo. Obviamente estaba completamente feliz que Santana estuviera viva, pero no entendía cual era la insistencia de todo aquello.- es increíble.

-¿Por qué tanta molestia en que Santana este viva? ¿Acaso piensas que te dejaré por ella? Te hice una promesa y tú me hiciste una a mí, tratar de hacerme lo más feliz que pudieras y solo me estas lastimando. Nunca te traicionaría ni te engañaría, y pensar que lo haces, de verdad me duele.- Brittany no era mentirosa, lo admitía, volver a ver ese perfecto rostro y los ojos que la traían loca, no pudo evitar sentirse un tanto feliz, sin embargo Mark en ocasiones no podía ver más a allá de sus narices y ver el daño que le estaba haciendo.

-Brittany…- las palabras de la bailarina le dolieron al doctor. Era verdad, todo lo que le dijo Brittany era totalmente realista. ¿Cómo pudo enojarse con ella por un recuerdo?

-Atiende, me daré una ducha.- pidió calmando su tono de voz mientras escuchaba como el timbre de la entrada sonaba una y otra vez.

-Amor.

-Basta Mark.- pronunció con cansancio dirigiéndose escaleras arriba olvidando a su novio por completo.

Con fastidio retiro su ropa húmeda, y pensar que había llegado a su casa totalmente mojada, después del arranque de celos por su prometido y no había podido cambiarse de ropa, era bastante torpe hasta para ella, sabiendo que podía pescar un resfriado y como consecuencia perder varios días de presentaciones.

Ya desnuda, giró el grifo del agua y dejó que esta cayera con tranquilidad sobre su torneado y pálido cuerpo. Bufó con insistencia y hecho su cabeza hacia atrás recargándose en la pared aun dejando que el agua entrara en contacto en su cuerpo. Se estaba relajando, eso era seguro, había sido una noche un tanto dramática e ilógica, sobre todo desesperante y triste. Ahora mismo se sentía como un pequeño y triste panda. Raro en una persona adulta, sin embargo la personalidad soñadora e ingenua, un tanto infantil de Brittany, era un factor verdaderamente importante en su persona. Sin embargo, no todos podían ver atreves de aquella bailarina sonriente e imperativa, la inteligencia y el juicio analógico que tenía. Era impresionante una vez que te dabas cuenta que aquella rubia de ojos azules, podía sacarte una sonrisa y luego una mueca de confusión al mencionarte algo totalmente desapercibido por los demás, pero era impresionante poder apreciar la fuerza y persistencia y las emociones que ella desplegaba, era sumamente encantador y escalofriante.

A pesar del cansancio que tenía e ignorando que su cuerpo se sentía más pesado, salió de su recamara totalmente cambiada y lista para poder salir a recorrer la cuidad. Lo menos que quería ahora era sentir el ambiente tan pesado que se sentía en la casa.

Al llegar al comedor, su estomago inmediatamente gruñó de hambre. No había sido alimentado y digamos que las 12 del mediodía no era muy buena hora para no darle alimento. La ojiazul tomó una enorme galleta de chocolate que se encontraba en la mesa con un latee expreso, junto a una nota.

"Esto está mal, deberíamos hablar, te espero en mi oficina después del almuerzo"

Era obvio que Mark ya se había retirado horas antes, sin embargo ¿Cuándo había tardado en cambiarse? ¿Horas? No lo podía creer y menos cuando vio el reloj que marcaba las 12:30 pm.

Era muy tarde.

________________________________________

Las palabras no salían de la boca de ambos mientras se miraban fijamente sin decir nada, el silencio incomodo ganaba en todo su lugar, y no sabían que decirse, absolutamente nada.

-¿Almorzaste?-preguntó tímidamente distraído con un pequeño giratorio que estaba en la mesa de vidrio de su oficina.

-Gracias por la galleta, estaba deliciosa.-comentó con agrado juntando sus dedos y ladeando su cabeza se decidió por enfrentar la mirada verdosa.

-De nada… Brittany ¿Qué está pasando con nosotros?

-No lo sé.

-Dímelo por favor, porque yo no sé qué pensar.-su voz sonaba desesperada, tanto que a la rubia sintió pena por él.

-Lo siento, pero no lose.

-Todo iba bien hasta que apareció ella.-reclamó como siempre lo hacía. Desde que sus discusiones empezaron, no hace más de unas cuantas semanas por el trabajo de la rubia, el se sentía inseguro, pero confiaba en Brittany, sin embargo la llegada de Santana lo saco de sus casillas, y simplemente ya no sabía que hacer.

-Tienes razón, sin embargo no fue culpa de Santana, tu actitud cambio desde anoche. ¿Tienes celos de ella?-cuestionó con tranquilidad, casi como si de lo que estuvieran tratando, fuera nada.

-Sí, me hierve la sangre de pensar que ella está aquí, te habló, te tocó...

-Santana no me tocó, fue demasiado distante cuando me vio, parecía tener miedo de acercarse a mí.

-Debería tenerlo.- refuñó con la mirada perdida, no quería ver a la bailarina, no quería oír sus explicaciones.

-No puedo creer que este celoso.-Esta vez Brittany cruzó sus piernas al igual que sus manos y le dedicó una mirada de decepción.

-No puedo evitarlo.

-¿Y por eso actúas como un niño?-reclamó.- Santana solo vino porque… ella quería… quiere recuperarme.-terminó su frase buscando los ojos del doctor. Ante esto Mark no pudo evitar ver a su prometida, con su típico aire distraído e inmersa en su mundo.

-¿Y con esa tranquilidad me lo dices?-Preguntó molesto levantándose de su silla.

-La rechace Mark. Estoy comprometida contigo, no me importa si Santana viene a rogarme que vuelva con ella, te lo vuelo a repetir…. Me casare contigo.-comentó bajando un poco su cabeza. En realidad le resultaba sorprendente que Santana vino hasta Londres solo por ella, sin duda era un gesto que debía tomarse en cuenta, pero en estas ocasiones era mejor no hacerlo.

-Era lo menos que podías hacer… perdón, me pase.-se disculpó al ver el dolor reflejado en el rostro de la rubia. Le estaba diciendo mentirosa.

-Lo hiciste.

-Brittany, no siento como si de verdad esto volviera a ser lo mismo.-se arrodillo frente a Brittany tomando sus manos.

-Tus celos.-recalcó para que empezara a hablar.

-Tengo inseguridad, se lo que paso con Ella. Tú me lo contaste, pero no puedo evitar querer hacerla pagar por lo que hizo Brittany. Ella te lastimo...

-No me importa lo que ella hizo, quedo en el pasado, un pasado en el que no quisiera volver.-cortó severamente levantándose de su haciendo para caminar por la pequeña oficina.

Santana le había hecho mucho daño, de eso no había duda, sin embargo el tiempo empezó a curar cada una de las heridas que la latina le hizo, y ahora que las recordaba dolían menos, pero aun sentía dolor. Y era ese el dolor que aprovechaba Mark para confundir a la holandesa.

-Perfecto.

-Me molesta que tú, sabiendo lo que pase, no logres comportarte como un adulto.-comentó dándole la espalda al su prometido, no debía demostrar que le afectaba. Santana se lo había hecho entender muy bien.- Si te digo que no la quiero, es porque no lo hago. No es para que tengas celos y menos de ella.

-No la defiendas.

-No la defiendo.-gritó harta de darle tantas vueltas a un problema que por ahora no tenía solución.

-Lo haces, y siempre lo has hecho desde que llegaste a mí.-ahí estaban los dos, por fin Brittany se había volteado y podía mirarlo sin tener remordimientos de hacerle daño. Ambos tenían en cuenta que esto ya había pasado a términos mayores, sabían que no estaba del todo bien su relación.- ¿Aun quieres continuar con la boda?-contestó tragándose su orgullo de macho pensando por primera vez en la holandesa.

-No lo se.-musitó confundida buscando las razones del porque dijo eso. Britt quería a Mark, pero aun seguía sintiendo algo por Santana.

-Creo, que deberíamos tomarnos un tiempo para nosotros, tal vez vivir separados durante un tiempo. No quiero presionarte ni mucho menos lastimarte, pero no lo puedo evitar.

-¿Un tiempo?

________________________________________

-Rachel, no sé qué demonios estamos haciendo aquí.-bufó con sus ojos cerrados debido al esfuerzo involuntario que había hecho.

-Santana estas hirviendo en temperatura y no puedes mantenerte en pie y tú me dices ¿qué hacemos aquí?-preguntó molesta la diva mientras trataba de guiar a Santana hasta uno de los sillones de la sala de espera.

-¿En dónde estamos?-indagó puesto que no sabía donde estaba. Solo sentía que a cada paso que daba la sensación de nauseas se hacía más fuerte al igual que todo su dolor corporal.

-En un hospital.

-Odio los hospitales.-gruño ya sentada en el acolchonado sillón de cuero blanco.

-¿Que no odias?

-A Brittany.- respondió no muy en sus cinco sentidos, más sabía que era cierto. Nunca podría odiar a la rubia.

-Santana, estas mal, quédate aquí y por favor no te muevas.

-Berry no podría moverme aunque yo quisiera hacerlo.- hiso una señal con la mano mientras se cubría los ojos con lo que parecía ser una almohada. Solo quería hacer que la luz desapareciese y poder dormir tranquila sin ningún ruido.

-Disculpe…- llamó la atención de una señora que parecía una recepcionista joven.- Tengo a mi amiga en malas condiciones, sería muy amable de poder traer un doctor para que la puedan revisar con urgencia.-pronuncio sin respirar.

-Veré si un doctor está disponible.-dijo fingiendo amabilidad fijando la vista en el monitor de la computadora y teclear algunas teclas.

-¿Cómo que vera?-cuestiono Rachel un poco confusa.

-Revisaré si alguno está trabajando, señorita es Domingo, casi ningún médico esta por aquí.-contestó como si fuera obvio y sí que lo era. Solo que Rachel era en cierta forma muy desesperante y desesperaba. Con la persona que convivía no podían llevarse en armonía por que ambas salían exasperadas por la actitud de la diva.

-¿Puede apurarse?-preguntó Rachel tamborileando sus dedos a lo largo de la mesa.

-No está disponible ningún médico.- la cara de Rachel, era un poema. No sabía si gritar o responderle como debía, por la forma tan golpeada y llena de felicidad en que le respondieron.

-¿Cómo que no está disponible ninguno? Es una clínica, debería haber doctores.-reclamó alzando su voz tomando su actitud de diva.

-Los únicos presentes, están en cirugía y creo que un residente les está acompañando.-exclamo exasperada por las preguntas de la morena.

-Esto es inaceptable, ¿acaso sabe quién soy?-la diva había salido y no había nadie quien pudiese detenerla.

-Una persona totalmente...-ganas no le faltaron a la señora para contestarle, pero tuvo que contenerse.

-Soy Rachel Berry.

-¡Wow! Rachel Berry. En realidad no me interesa su nombre. Tendrá que esperar mientras busco a alguien que consulte a su amiga.- Berry se sentía ofendida, casi la había sacado de ahí a gritos y con ironías. Era peor que Santana.

Tomo asiento aun lado de la latina que cubría su cara con una pequeña almohada de dibujitos infantiles y descubrió a un niño mirándola con un puchero en la boca. Rachel se le quedo observando al niño que no dejaba de mirar su almohada con tristeza, así que de su bolso saco un billete de 50 dólares y se lo tendió al pequeño que solo con verlo salió corriendo con una sonrisa en su bolso.

50 dólares por almohada. "Santana llevas una lista larga de favores"

Gracias al cielo, que no fue hasta 10 minutos después que una enfermera joven se acerco a ella y con un gesto amable les dijo que esperaban poco tiempo, que ya tenían un doctor para que revisaran a la latina.

Rachel se quedo más tranquila y quito con lentitud la almohada que cubría el rostro de Santana.

-¿Qué rayos haces?-preguntó molesta cuando sintió luz en su parpados.

-Pensé que estabas dormida.

-Me hice la dormida para no escuchar tu voz, es irritante.- Rachel se rehusó a que la latina levantara la vista porque sabía que lo que estaba a punto de ver no le agradaría mucho.

-Sabes que, te dejaré descansar.- en ese momento supo que algo no estaba bien y desidia reincorporarse poco a poco hasta que cayó en cuenta.

Su mirar era borroso pero podía distinguir perfectamente a Brittany abrazando a un doctor para que luego este le diera un pequeño beso en los labios.

El corazón de la latina paró en seco, se puso más pálida de lo que ya estaba y sus ganas de regresar lo poco que había comido días anteriores avanzaban lenta y tortuosamente a lo largo de su garganta.

-¿Qué se siente estar más hundida que Humphrey Bogart en Casablanca?-Preguntó Rachel al sentir la mirada del joven doctor y la de la rubia sobre ellas, más que sobre ellas, sobre Santana.

-Nunca vi Casablanca.-comentó sin apartar la vista de la rubia. Era imposible que lo hiciera.

-Deberías, te ayudaría mucho en estas situaciones. Espero que no mueras, ese doctor te mira con cara de querer matarte.-y era verdad, no era fácil confundir a Santana y más que era una persona reconocida en el ámbito de negocios, sin embargo no había información que Google no pudiera dar.- ¡Oh por dios! Y yo creía que el drama y las situaciones incomodas se veían en Broadway. Me equivoque.
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¿Y ahora?
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Finalizado Re: Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre"

Mensaje por 3:) Vie Feb 19, 2016 11:39 pm

holap,...

no podes dejarlo ahí,...
no jodas que es mark????
a san se la va a cumplir el deseó de desaparecer del mundo???

nos vemos!!!
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Mensaje por Susii Sáb Feb 20, 2016 12:15 am

Esta situacion es tan dificil y dura para ambas:s, en realidad, no se lo que podria ocurrir:/
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Mensaje por cvlbrittana Sáb Feb 20, 2016 1:02 am

ENFERMA DE AMOR

La primera acción que hizo fue levantarse de aquel cómodo sillón. Se odio por ello.

Su vista empezó a tornarse más borrosa, no podía sentir su propia respiración, ni movimientos. En su cabeza, un zumbido fatal la atormentaba a más no poder y solo sentía su cabeza a punto de estallar. Sus nervios y sus manos temblaban, su palidez se notaba cada vez mejor y su estómago amenazaba por devolver todo el alcohol que había consumido.

Cuando trato de poner sus pensamientos en blanco o poder pensar en algo, solo escucho la voz de Berry, a lo lejos, muy a lo lejos como siempre deseó, mientras una carga se liberaba de su cuerpo para quedarse sin nada.

La mente de la latina, se paralizó para luego dejar ceder ante las necesidades biológicas se su cuerpo exigía, aliviando un poco el dolor que Santana sentía.

Rachel no logró sujetar a Santana cuando cerró sus ojos y su cuerpo en cámara lenta se desvaneció, pero le impresionó la rapidez del rubio que se encontraba con Brittany, que fue capaz de analizar el estado de la latina desde lejos para luego correr y evitar que se golpeara fuertemente con el suelo.

Solo seguía viendo el inconsciente estado de Santana, aun no despertaba y no eran buenas señales.

-¡Margarett una camilla ahora mismo!-Gritó el rubio asustando a Rachel.

La enfermera hizo lo que pidió lo más rápido que pudo, pero lamentablemente no había camillas disponibles. El rubio bufó molesto y tomó a Santana en brazos comprobando el ligero peso de la chica que aun seguía inconsciente y la llevó no muy cómodo hasta la habitación donde le había indicado la enfermera. Depositó con cuidado a Santana y comenzó a hacer su trabajo. Sin embargo había algo que lo detenía.

-¿Qué haces Mark?, pierdes tiempo-sonó una voz a su espalda.

-Ya… Ya...- despejó su mente aunque él sabía que todo lo que haría lo estaba haciendo por ética, no porque quisiera que Santana estuviera viva.

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No se explicaba nada. Su mente estaba en blanco tratando de procesar lo sucedido minutos atrás, fue tan impresionante como el tiempo jugó una mala pasada en ella. Todo paso tan rápido que no supo qué hacer, solo quedarse ahí, inerte, moviendo sus ojos para poder observar mejor el panorama de intranquilidad.

La mirada de Santana estaba tan perdida que le fue difícil reconocer si la estaba mirando con odio o tristeza, ya no sabía que expresaban sus ojos. No la reconocía. Sencillamente no podía ver a la cara a la latina por vergüenza a ella misma. En su interior sabía que era su culpa, una culpa que no la dejaba en paz durante bastante tiempo.

¿Cómo de una noche de estar espectacular, estuviera hecha hoy un desastre? ¿Cómo era que en tan poco tiempo su vida daba un giro inesperado de 360 grados?

Era tan loco y extraño que se le dificultaba pensar en razones para ello, y no lo haría. Brittany nunca fue una persona que le buscara a todo una respuesta, ella era más espontanea y se decidía por lo que la vida le daba, nunca se aferró a las cosas.

Pero, eso no quería decir que nunca a las personas. Si, lo admitía, a veces era dependiente de las personas, sin embargo de la única persona que podía depender completamente era de la latina. Y no podía evitar sentirse abatida y triste. Desde que la latina cerró sus ojos y cayó inconsciente, el corazón de la rubia no latía, sintió una opresión en el pecho mucho más grande que cualquier cosa, aunque en estos momentos su corazón había vuelto a latir mucho más fuerte de lo normal preocupada por el estado de la latina.

No es que Santana no le importara, por así decirlo. Ella había sido una de las personas que la había hecho feliz en un largo lapso de su vida y también fue la misma que la había hundido hasta el fondo, pero le seguía teniendo cariño.

Después de todo no se puede olvidar al primer amor.

-Espero que este bien, porque si no, la traeré desde el mismo infierno para asesinarla yo.

Rachel estaba inquieta, si inquieta. Jamás en su vida sus ojos habían sido testigos de alguna recaída de Santana, nunca. Y ahora que pasaba le dolía más de lo que ella podía pensar. Eran amigas, tenían una relación extraña pero al final lo eran.

Brittany no habló, simplemente la escucho en silencio. ¿Qué tal si santana no despertaba nunca más?
La fugaz pregunta permaneció en su mente, haciendo eco una y otra vez. ¿Qué sentiría no volver a verla?

El miedo la estaba aterrando en estos momentos. Jamás se imagino esto, pero había una gran posibilidad de que Santana no despertara, ella lo sabía. El rostro de preocupación de Mark, fue muy visible cuando la tomó en brazos.

El rubio se hizo notar carraspeando sonoramente asustando a la rubia. Eso siempre le había parecido aterrador de su prometido. Parecía uno de los fortachones guardaespaldas del Padrino, cuando hacían acto de presencia.

-¿Que paso? ¿Ella está bien? ¿Volvió a despertar?.. ¡Oh por dios! ¿Qué haré si Santana está muerta?… ¡Contéstame!-fulminó con la mirada al rubio que solo la veía confundido con la gran cantidad de preguntas que abordaban su mente. Decidió ignorarla y fijo su vista en Brittany. Estaba preocupada, el lo podía notar en como fruncía su entrecejo con continuidad y sus labios se movilizaban de una extraña manera.

-Tuvo una recaída, por poco sufre un infarto cerebral.

Los ojos de Rachel se cristalizaron mientras trataba de mantener la compostura. En realidad estaba preocupada por Santana.

-¿Está bien?-preguntó tímidamente Brittany. Mark asintió intentando no verla. El doctor sabía que Brittany estaba preocupada por ella, incluso esperaba una reacción más desesperada por parte de la rubia que de la castaña.

-Sí, esta mejor. Ya despertó.-esta vez el doctor miró a Rachel con un poco de compasión.- ella se encuentra débil, pero puedes pasar a verla, si gustas.- Rachel asintió con una media sonrisa en el rostro.

-¿En donde se encuentra?-indagó por saber el paradero de Santana.

-Piso 4, habitación 345.

-Gracias, por todo, no sabes lo importante que es ella para mí.- agradeció por milésima vez para escuchar atentamente sus latidos de su corazón poco a poco se iban disipando.

-Debó suponerlo, si me disculpan me esperan en otras áreas. Cuídate Brittany.-se despidió con un beso en su frente.

Cuando la castaña se disponía a caminar una mano la detuvo.

-¿Puedo ir contigo?-preguntó segura Brittany.

-Vamos.

________________________________________

Al entrar a la habitación Rachel se quedo sin fuerzas. No podía soportar ver así a Santana una vez más, pero saco fuerzas de donde no las tenía y se acercó hasta ella.

Su rostro ya no se encontraba tan pálido, hasta pudiese decirse que había recuperado un poco de su color natural. Pero aun así verla postrada en una camilla, sin fuerzas por luchar, con los ojos cerrados, simulando que estaba muerta, le resultaba una idea estúpida.

-¿Que sucedió Rachel?-cuestionó con tristeza observando como la morena con su mirada perdida, tomaba la mano de Santana, estaba distante.

-No fue una muy buena noche para ella.- Brittany tragó con dificultad, puesto que un nudo en su garganta le impedía pasar con tranquilidad todo su desahogo y culpabilidad, pero no podía. Y se odiaba por ello.-Ni creo que para ti.-concluyó después de un gran silencio en el cual, solo la rubia se dedicaba a mirar a la inerte Santana que dormía plácidamente.

La bailarina no respondió, se sentía tan cobarde por no hacerlo, pero simplemente no tenía palabras que la justificaran, ni una sola salía por su boca.

-Disculpa.- Salió sin decir nada más con sus ojos totalmente llorosos, sin embargo no se disponía a permitir que ninguna persona la observara. Aprendió de Santana, no dejaría que la vieran débil. Y menos en estos momentos.

Salió con paso decidido hasta una puerta de vidrio, que abrió con furia y cerró del mismo modo.

-¿Qué demonios le pasa? ¿Por qué no despierta?-cuestionó al ingresar a la oficina de su prometido.

-No lo sé Brittany. Creí que no te importaba.-dijo mirando unos papeles que resultaban ser los análisis de la morena, pero aun así no pudo quitar la mirada de ellos, algo extraño estaba pasando.

-¿Qué no me importa? ¿Tú crees que no me importa que pueda morir? Nadie se desmaya así porque sí.- su postura era firme y demandante, estaba histérica, sentía ira y tristeza, enojo y soledad. ¿Qué le estaba pasando?

-No puedo decírtelo, además que aun no se las conclusiones.-comentó del mismo modo, interesado más en los papeles que en la rubia.

-¿Cómo que no puedes decírmelo? Estamos hablando de Santana, no de una desconocida.- exclamó con sinceridad.

-Lo es para mí.

-¿Cómo puedes ser tan idiota?-expresó totalmente molesta. La furia la invadía y eso no era bueno. Brittany se caracterizaba por tener un estado de ánimo jovial y ser amable con las personas, la ira era algo que no iba con ella, y cuando se topaba de frente con ella no sabía como manejarla.

-¿Por qué te importa?-la pregunta que ella esperaba, que Mak esperaba que respondiera. La pregunta del millón.

-¡Porque yo soy la culpable de que ella este ahí metida, en ese estado!-Arremetió contra el escritorio con un fuerte puñetazo que después le costó un muy buen dolor de mano, pero eso era lo de menos ahora.- Anoche cuando me dijo que venía para recuperarme su mirada estaba llena de esperanza, pero cuando le dije que estaba comprometida, cambio de un momento a otro. La conozco perfectamente, que anoche trató de autodestruirse, y es mi culpa…-su voz se quebró a causa del llanto contenido. Sus ojos estaban abiertos de par en par, intentando detener algo que era imposible. Sus lagrimas abordaron sus mejillas al igual que espasmos recorrieron su cuerpo con violencia.

-No lo es.-le dolía verla así, pero tenía que hacerlo.

-Sí, quise detenerla y decirle mis razones, explicarle, pero se fue diciéndome que esperaba que fuera feliz.-en su rostro abordó una sonrisa estúpida, que luego se deshizo a causa de sus sentimientos.- Santana nunca deseo la felicidad de otras personas, siempre pensó en la suya y dejarme ir fue un acto increíble de su parte.- reflexionó para ella misma sin importarle que su novio estuviera presente. Ella quería a Santana, de alguna forma lo hacía, y ese mismo cariño la hacía sentirse culpable.

-Disculpa.-aventó con brusquedad las hojas y dejó a Brittany parada como si no existiera nada.

-No puedes dejarme así, Mark. ¡MARK!

________________________________________

-¿Aun no despierta?-la voz ronca despabiló de un momento a otro a Rachel que soltó la mano de la latina como un reflejo innecesario, puesto que volvió a buscar contacto.

-No.-contestó neutral sin mirar al doctor.

-Tú lo sabes ¿verdad?-preguntó sin preámbulos colocándose a un costado de la camilla buscando la mirada de Rachel, que solo asintió soltando a Santana, para subir su cabeza como un gesto de afirmación.

-Se demasiadas cosas que no debería saber.-musitó lo suficientemente bajo para que el rubio pudiera escucharla.

La mente de Rachel estaba hecha un asco, sus pensamientos y sentimientos se mezclaban, sabía que era un mal innecesario, pero le pesaba no hacer nada, aun más, cuando Santana estaba inconsciente, tirada en una cama conectada bajo sondas y miles de aparatos que en su vida entendería que demonios hacían ahí.

-¿Por qué toma antidepresivos?-cuestionó de repente llamando la atención de la diva- ¿Cómo lo sé? En el examen de Sangre el alcohol y los barbitúricos eran presas de su sangre.-paró por un minuto para dirigir, esta vez, su vista a la pelinegra.- Estuvimos a punto de desintoxicarla, pero pudo reaccionar con el medicamento.- Las paredes de vidrio biselado daban un aspecto de frialdad. Se podía ver todo de adentro hacia afuera, pero del otro modo era imposible de visualizar. La diva trató de huir transportándose afuera de esas cuatro paredes que la mantenían en el lugar.

-Es una larga historia, y digamos que no te conviene oírla.- y era verdad, a Mark no le convendría oírla, puesto que el estado de Santana antes de que llegara a Londres, era deplorable y muchos secretos estaban guardados en lo más profundo de la mente de Rachel.

-Lo sé.-contestó suspirando fuertemente procesando las palabras de la castaña. A nadie le importaría esa información, ni mucho menos a él, porque el pasado lo estaría persiguiendo también, y no iba a permitir que eso sucediera. No mientras tuviera a Brittany con él.- Es por ética profesional, soy su médico y sé lo que paso. Pero ¿De qué modo consiguió las pastillas? La única forma que encuentro para poder justificarlo es que se encontraba bajo supervisión psiquiat…

-Psiquiátrica.-cortó la castaña sosteniendo su mirada por varios segundos, que se volvieron estresantes entre ambos. La diva no conocía del todo a Mark, sin embargo Brittany le había comentado mucho sobre él. A Criterio de Rachel, era extremadamente parecido a Santana, era directo y sensato, duro y exigente, celoso y protector, le encantaba marcar su terreno al igual que la latina. Eso le aseguraba que tendría que hablar con cuidado delante de Mark. Tenía que cuidarse.

-¿Por qué estaría en supervisión psiquiátrica?-volvió contraatacar pensando en las posibles respuestas. A simple vista, Santana era hermosa, por mucho que trató de negárselo debía reconocer la hermosura en la mujer latina, sin embargo algo que llamó su atención cuando cruzó su mirada verdosa con la obscura de la chica, vio lo mismo que reflejaban sus ojos, tristeza y orgullo.

-Era de la única forma que podía sobrellevar su patética vida.-contestó como única respuesta. Los cabos poco a poco se empezaron a atar en la cabeza del rubio. Su mente trabajaba a mil por hora intentado solucionar un problema mental, su mente se estaba debatiendo y la estaban poniendo a prueba, algo que no hacía desde hace mucho tiempo.- Brittany no fue la única que sufrió.-Enfrentó con rudeza dirigiendo sus palabras golpeadas y rudas con desprecio al doctor. Todos ahí tenían una perspectiva diferente de Santana, pensaban en cómo resolver sus problemas o hundirla aun más, pero ninguno sabía con certeza el terreno que estaban pisando a ciegas.

Santana había aprendido de la peor manera que con el amor no se juega, y como consecuencia conoció el mismo infierno en vida.

-No lo creo. No más que Brittany.- supuso el rubio con seguridad olvidando que Santana estaba ahí, que era un hospital y que todo a su alrededor estaba en completa calma. Había hablado de su prometida y no iba a permitir que alguien le justificara que su sufrimiento no fue grato.

-¡¿Hablas de que dos intentos de suicidio, echar el trabajo de su vida por la basura, dejar sus relaciones personales, terminar casi siendo una maldita dependiente al alcohol, no es más que suficiente? ¡¿Acaso Brittany intento suicidarse?-ironizó de manera molesta. Nadie sabía lo que la latina había pasado y los recuerdos e imagenes nunca se borrarían de la mente de Rachel, nunca.- ¿Acaso ella se alcoholizaba a diario? ¿Dejó su vida? No. –Contestó por él subiendo su tono de voz, remarcando cada palabra con odio.- Te tenía a ti.- de nuevo pauso, pues sabía que estaba en un hospital y a su lado se encontraba la persona que tanto necesitaría de ella cuando despertara.- Ella…-recalcó dirigiendo su mano en dirección a Santana.-… solo tenía su tristeza, su estupidez y una culpa que la comía día a día que no la dejaba estar ni un solo segundo en paz. ¿Sabes lo que es sentir que la vida de una de las personas que más quieres se derrumba? ¿Acaso imaginas lo que era llegar a casa y encontrarla en los peores estados? Nunca la viste inconsciente, jamás pudiste observar como la poca ilusión que Brittany le había dejado se iba de sus ojos, ni siquiera sabes lo que es pasar por algo así.- las lagrimas en sus ojos se hacían presente, pero no dejaría que ninguna cayese, si algo admiraba de ella misma era su fortaleza al igual que la de Santana, sería fuerte por la morena.- Ella sufrió y aprendió de muy mala manera y sin embargo cuando pensó que nada podía empeorarlo, pasó. No es una mala persona, solo una idiota con mala suerte.-terminó sonriendo de medio lado con nostalgia.

Ninguno se atrevía a pronunciar palabra alguna. Mark porque en su interior no tenía nada que objetar, y sentía lastima por Santana. Lástima, por lo idiota que fue, pero algo le decía que no llegaría ante esos casos para tratar de olvidar una persona. Y Rachel, simplemente ya no podía hablar más. No le quedaban palabras, raro en ella. Solamente un pensamiento se mantenía constante.

"No debiste buscarla Santana, no debiste hacerlo"

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La primera vez que leí este capítulo llore Fic Brittana: Impulso sexual "Y te encontre" 2824147739 ¿Qué les parecio?
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