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Mensaje por Susii Miér Ene 20, 2016 12:18 am

Hasta aqui dejaron la historia la otra vezD: estoy ansiosa por saber que sucede despues! Quiero maaaaas@-@
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Mensaje por 23l1 Miér Ene 20, 2016 12:27 am

micky morales escribió:no pdo creerlo, como lo dejas ahi????? que idiota es la tal hanna, finge una cosa y actua de otra, pues lo siento, pero si querias algo mas con santana, olvidalo, ahora a ver como les va a las chicas con su reencuentro!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo - Página 3 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo - Página 3 2145353087



Hola, jajaja lo siento xD pero aquí el siguiente cap! jajajajajajjaja. Jjajaajajajajjaajja xD que mala xD jaajaj osea quien podría renunciar tan rápido a san¿? jajaaja ella lo intento de una forma y no resulto XD ajajajajajja. De lo mejor! jaajjaaj. Saludos =D





Susii escribió:Hasta aqui dejaron la historia la otra vezD: estoy ansiosa por saber que sucede despues! Quiero maaaaas@-@



Hola, no! jajajajaajaj vrdd¿? mala, junto en la mejor parte XD ajajajajja... bueno aquí el cap! jajaajajja no mas para la espera jajajaja. Aquí, aquí! ajajajajaj. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Cap 11

Mensaje por 23l1 Miér Ene 20, 2016 12:29 am

Capitulo 11


Brittany se sentía como si caminara bajo el agua.

No le dio su dirección al taxista hasta que Santana se lo indicó. Estaba sentada a oscuras, consciente del calor que emitía el cuerpo de Santana, del olor de su champú y del ligero aroma a tintorería que desprendía su chaqueta.

Tenía los sentidos saturados.

Oía el ritmo regular de la respiración de Santana, el ronroneo del motor del coche y los latidos de su corazón.

Santana le cogió la mano y el latido de su pulso acalló los demás sonidos. Sus ojos apenas veían las luces de las calles por las que pasaban.

—¿Es aquí?—la voz de Santana parecía venir de muy lejos.

Brittany miró la casa y al final respondió con voz ronca:

—Sí, es aquí.

En el portal le dio las llaves a Santana, que subió detrás de Brittany los arduos tres pisos hasta el apartamento.

Al llegar al rellano, Brittany le señaló la llave para que abriera y entró la primera, deteniéndose en el umbral con las piernas temblorosas.

Santana cerró la puerta y la habitación se sumió en la penumbra.

Brittany cerró los ojos con sensación de vértigo.

Estaba sin aliento.

Se dijo a sí misma con toda la severidad posible que no podía llorar.

—Britt, ¿qué te pasa?

Santana le dio la vuelta suavemente en medio de la oscuridad y la estrechó entre sus brazos.

—Tengo miedo—contestó Brittany—Te deseo tanto que me da miedo.

Santana la besó con suavidad.

—No quiero asustarte—dijo jadeando—No te haré daño. No podría.

—No tengo miedo de ti—susurró Brittany.

Tenía miedo de sí misma, quiso añadir, pero no le salieron las palabras. Creía estar preparada, pero se dio cuenta de que quizá al día siguiente no iba a reconocerse.

Había sido todo tan racional, tan intelectual incluso.

Pero no lo era, su deseo no tenía nada de racional. La idea de la posibilidad de elección la había abandonado en cuanto volvió a ver los ojos de Santana.

Deslizó las manos debajo de su chaqueta y se la quitó. Después buscó a tientas el primer botón de la camisa, pero al no poder desabrocharlo, gimió de frustración.

Santana le cogió los dedos.

—¿Por qué no te sientas en la cama?—le dijo en voz baja.

Brittany asintió y se dirigió a la cama sin soltarle la mano.

Sus ojos se adaptaron a la oscuridad y vio la amable expresión de Santana. Se sentó y la miró. Los dedos volvieron a dirigirse a los botones de la camisa, pero no tuvo mayor éxito.

Estaba aturdida.

Apoyó la frente en el estómago de Santana y reprimió el llanto.

Santana le levantó la cabeza, se arrodilló delante de ella y la besó suavemente.

—Ayúdame por favor—suplicó Brittany.

Le pesaban demasiado los brazos para moverlos, le dolían las piernas. Los dedos de Santana fueron más certeros con los botones de Brittany. Le abrió la blusa de seda lentamente y le desabrochó el sostén con cuidado.

Brittany se quitó la blusa y el sostén con impaciencia.

—Cuidado, te vas a enredar—empezó a decir Santana, pero Brittany le empujó la cabeza hacia atrás para acercar los pechos a su boca.

—¡Dios mío!—murmuró Brittany.

Se echó hacia atrás en la cama y la boca de Santana la persiguió sedienta, mientras se arrodillaba sobre ella y se deleitaba con sus pechos, a pesar de que le aplastaba la boca contra su cuerpo.

Brittany envolvió con sus piernas una de las de Santana y se apretó con fuerza contra su cadera.

La pasión que sentía le daba miedo.

No podía parar de pensar si Santana sentía la misma necesidad desesperada. Temía que su deseo generara rechazo, pero no podía detenerse.

Su mente le decía que no sabía lo que había que hacer, pero su cuerpo lo sabía instintivamente.

Sus manos volvieron a dirigirse a la camisa de Santana, y, al ver que no podía desabrochar los botones, los arrancó de un tirón. Santana gimió y su boca abandonó los pechos de Brittany.

Se puso de pie un momento, se quitó la camisa rota y los pantalones, y volvió a arrodillarse sobre Brittany. Le dio la vuelta para desabrocharle la falda y bajarle la cremallera, y la volvió a poner boca arriba.

Brittany estaba mareada.

Le daba igual; se limitó a alzar la cadera para que Santana pudiera quitarle la falda. Oyó que se le rasgaban las medias y que su ropa caía al suelo. Se abrió de piernas y cogió la mano de Santana para guiarla hasta el ardiente calor.

Su gemido ahogó el de Santana; nunca había estado tan mojada ni tan preparada.

—Enséñame—dijo con voz ronca—, Enséñame cómo se lo hacen las mujeres.

Tenía el cuerpo rígido de placer; sólo sus caderas parecían líquidas con el movimiento ondulante que respondía a la fuerza de los dedos de Santana, que murmuró algo incoherente cuando Brittany levantó las caderas hacia ella.

Su cuerpo era una masa dolorosa calmada por los dedos de Santana en su interior, que se movían cada vez más rápido, cada vez con más fuerza.

Algo iba a estallar, no sabía qué.

No podía soportar tanto placer; era casi una agonía. Se contorsionó para acercarse a Santana, oyó que ésta murmuraba algo en medio de su pasión y entonces lo supo: estalló con gemidos profundos y desgarradores, terriblemente primitivos, sonidos que nunca había emitido.

Su cuerpo se contrajo, los pulmones estaban a punto de explotar.

Llegó a una cima que ni siquiera había sospechado que pudiera ser tan increíblemente alta. Se hundió en la cama con un sollozo y sin aliento, mientras los dedos de Santana seguían penetrándola.

Sintió, con un temblor que le hizo doler los músculos, la lengua de Santana dentro de ella.

Todo su cuerpo se había vuelto líquido.

La lengua de Santana la recorrió y la penetró. Brittany gimoteó cuando los dedos de Santana la abandonaron, y suspiró mientras ésta le estrechaba la cadera entre sus brazos, aproximándose su humedad a la boca.

Brittany se derritió en la cama, su cuerpo era un río de sensaciones en busca del equilibrio. Tuvo un momento de paz, hasta que Santana empezó a acariciarle con la lengua los sensibilizados nervios de la entrepierna.

Brittany volvió a iniciar la larga escalada hacia el éxtasis, sin saber si podría llegar tan lejos como antes; le parecía imposible. Pero la boca de Santana la llevó a un punto todavía más elevado, transportándola a una nueva cumbre.

Le faltaba aire, la cabeza le daba vueltas, pero la lengua de Santana la anclaba en la realidad. Le cogió las manos y se las apretó con fuerza al tiempo que buscaba su boca. Se corrió en un momento de perfecta quietud, con los músculos en equilibrio con los de Santana, mientras veía fuegos artificiales morados con los ojos cerrados.

Santana se apartó y Brittany echó la cabeza hacia atrás. Apoyó las piernas lánguidamente en los hombros de Santana y descansó, sintiendo de un modo sublime el aire que le llenaba los pulmones y la suavidad del pelo de Santana junto a su muslo.

Santana tembló mientras se enfriaba la fina capa de sudor que le cubría la espalda.

Dani nunca la había necesitado de ese modo.

Hanna había sido exigente, pero siempre controlada.

Y, hasta ahora, no había conocido a nadie más. Hasta que Brittany la puso casi al borde de las lágrimas.

Quería concentrarse en Brittany, pero el recuerdo de Dani se interponía.

¿Cómo podía evitar pensar en ella?

¿Hacía mal en compararlas?

Dani y ella habían ido construyendo la comunicación sexual poco a poco, buscando la una en la otra las necesidades que configuraban su pasión. Tardaron varios años en conseguir una vida sexual asombrosamente poderosa, pero muy diferente de lo que sentía en ese momento, con los dedos y la cara cubiertos del aroma de Brittany.

Temía haber ido demasiado lejos y demasiado rápido, pero Brittany la había sorprendido con las tremendas contracciones de su cuerpo, obligándola a meterse en ella, pidiéndole cada vez más hasta hacerla dudar de poder seguirla.

Estaba agotada y se habría dormido, dejando el momento de perfección de poseer a Brittany tal como estaba, pero su cuerpo le recordó sus propias necesidades y las reprimió, ya que no sabía lo que Brittany estaba dispuesta a hacer.

Parecía dormida.

De pronto Brittany se movió y exhaló un suspiro largo y profundo.

—Gracias—dijo; su voz llegaba lentamente a los oídos de Santana—Así que esto es lo que me perdía.

—Lamento haber sido tan cruel aquel día…

—¡No lo lamentes! Ay, Dios, no lo hagas.

Santana quiso decirle que no era una amante muy experta y que tenía unas sensaciones totalmente nuevas.

Y que estaba asustada.

¿Debía decirle a Brittany que deseaba hundir otra vez el rostro entre sus muslos y quedarse ahí, que deseaba como una loca que los dedos de Brittany la penetraran, que estaba dispuesta a cederle todo el poder del mismo modo que Brittany se lo había cedido a ella?

Es demasiado pronto, era un salto demasiado largo.

El temor la obligó a ser cauta y intentó hacer una broma.

—¿Ya se te ha ido el gusanillo que tenías dentro?

Brittany se quedó callada y buscó la mano mojada de Santana para acercársela a la boca. Le recorrió lentamente la palma y el índice con la lengua, y le apoyó la mano sobre el pecho.

—Quiero que se quede dentro toda la vida.

Santana tembló mientras las caderas de Brittany empezaban a trazar pequeños círculos, al compás de la mano de Santana que le acariciaba el pecho.

Cerró los ojos y aspiró el aroma de Brittany, que se incorporó y la puso de espaldas. Cogió a Santana entre sus brazos con un beso largo y sensual. Le acarició los pechos. Sus labios abandonaron la boca para juguetear con los pequeños pezones erectos.

Santana sentía las caricias en cada uno de sus nervios, olvidándose de todas las demás sensaciones. Casi no oyó a Brittany que le preguntaba con un susurro:

—¿Te gusta así?

—Sí, mucho—murmuró Santana.

Miró abajo y sintió una oleada de pasión al ver la boca de Brittany sobre sus pechos.

Brittany levantó la cabeza ligeramente.

—Me lo dirás, ¿verdad? Si te hago algo que no te guste.

Santana asintió, incapaz de articular palabra, y cabeza de Brittany a sus pechos. Cerró los ojos y arqueo la espalda mientras dejaba que el exquisito jugueteo aplicara una capa tras otra de pasión sobre su cuerpo tembloroso.

La boca de Brittany se volvió exigente, sus caricias, frenéticas, y las caderas de Santana respondieron con una sacudida.

Brittany volvió a levantar la cabeza y Santana contempló su mirada ardiente.

—¿Está bien así?—se relamió los labios—¿Puedo… puedo…? Quiero…

Su mirada recorrió el cuerpo de Santana.

Santana se apoyó sobre el codo y le acarició el pelo, recorriendo las ondulaciones donde empezaba la trenza. Posó la mano sobre la garganta de Brittany cuando ésta le besó el muslo. Le empujó suavemente la cabeza, intentando expresar sin palabras que quería que Brittany la saboreara.

Brittany asintió ligeramente con los ojos cerrados.

Santana vio que acercaba la boca a su sexo y oyó un gruñido hambriento. Se deleitó ante la imagen del hermoso cuerpo de Brittany curvándose sobre el suyo, el pálido color crema de su garganta junto al tono más oscuro de sus propios muslos.

Los brazos de Santana se rindieron, se echó hacia atrás y sintió qué Brittany la estrechaba con más fuerza entre sus brazos.

Brittany empezó despacio, pero cada vez con mayor seguridad. Cambió de posición y mantuvo las piernas de Santana separadas, mientras exploraba con la lengua pliegues y ondulaciones hasta hundirse en la fuente de la humedad.

Insistió hasta que Santana levantó las caderas y gimió; entonces le metió la lengua más profundamente, sujetándola con una fuerza aplastante. Santana dio un respingo y reprimió el grito que embargaba su pecho.

Brittany movía las caderas a medida que el cuerpo de Santana se tensaba una vez, dos… y la tercera con suficiente fuerza para soltarse del abrazo de Brittany y pintar sus párpados con un relámpago carmesí.

No estaba preparada para sentir los dedos de Brittany deslizarse dentro de ella.

Gimió.

—No puedo.

—Quiero volver a saborearte mientras te hago esto—susurró Brittany.

Sus dedos se movieron lentamente y la lengua se convirtió en la más suave de las caricias.

—No creo que pueda. Es que… normalmente con uno ya me basta…

Santana intentó echarse a un lado, pero Brittany retuvo sus piernas temblorosas y débiles con facilidad. Santana cedió; estaba demasiado débil para luchar y tampoco quería defraudarla.

—Iré despacio—dijo Brittany.

Su lengua volvió a acariciar a Santana mientras los dedos se movían lánguidamente.

—Sólo quiero saborearte y sentirte.

Santana se enderezó para mirar a Brittany, que tenía los ojos cerrados, al aparecer con toda su concentración dedicada a la sensación de los dedos al tocarla y en el sabor de Santana en la lengua.

Tenía una expresión extasiada, hambrienta, y Santana volvió a inflamarse de deseo.

Y vio que Brittany se detenía, consciente de la bienvenida húmeda que le daba Santana.

Brittany sonrió por su éxito sensual y sus caricias se volvieron más firmes. Santana se entregó a las suaves exigencias de Brittany y vio, para su sorpresa, que respondía otra vez, no con tanta vehemencia, sino con una conciencia absoluta de todo lo que le hacía Brittany y de su inconfundible placer.

Brittany tapó a las dos con las sábanas, o mejor dicho con lo que encontró, ya que la cama estaba totalmente deshecha.

—¿Estás bien?

Su propia voz le sonó diferente; menos entrecortada y un poco más grave.

Adulta.

Santana acercó las caderas hacia ella.

—Muy bien. Muy cómoda.

Brittany apoyó el brazo sobre las costillas de Santana y le besó suavemente la espalda.

—Yo también.

Cayó en un sueño ligero en el que pudo dirigir sus pensamientos hacia las últimas horas, para que los momentos intensos y la calma de la satisfacción volvieran a filtrarse por su cuerpo.

Estaba plenamente satisfecha, y, al mismo tiempo, llena de energía. Pese al cansancio, tenía la sensación de que podía correr una maratón con los músculos y la resistencia intactos.

Era como si por fin hubiera descubierto la fuerza de su cuerpo y lo que ella era capaz de sentir y de dar.

«Es sorprendente», pensó mientras se dormía.

Era la fuerza de amar a una mujer.

Hundió una sonrisa en el hombro mullido de Santana.

¿Era el amor o la mujer?, se preguntó.

¿O las dos cosas?



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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: solo decir que quedan 4 + epílogo.


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Mensaje por Susii Miér Ene 20, 2016 12:49 am

Ooooh, asi que esto pasaaaaaba$-$
Como es que quedan 4 capitulos!?!??!?! Tan rapido?!?!? D:
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 20, 2016 3:52 am

que excelente, estas mujeres juntas incendian una casa, son tan calientes jajajajajjaja. esas emociones sus sentimientos, espero ya con esto que San deje a un lado los pensamientos de Dani, Britt tambien ha hizo volar y olvidar un poco- espero con ansias la actualizacion .saludos.
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Mensaje por micky morales Miér Ene 20, 2016 8:19 am

ya es tiempo que san deje de comparar, brittany es otra persona que ha querido que su primera experiencia con una mujer sea con santana y ella debe valorar eso, hasta pronto!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Ene 20, 2016 7:09 pm

Susii escribió:Ooooh, asi que esto pasaaaaaba$-$
Como es que quedan 4 capitulos!?!??!?! Tan rapido?!?!? D:




Hola, jajajjajajajaj XD jajaajajajajajajajaj jajajajajaajaajjaja morí xD jajajaajajajajajajajjajajajajaajja, si eso era lo que pasaba xD jajajaajjajajaajajajajajjajaja. =O si =/ eso no es bueno =/ Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:que excelente, estas mujeres juntas incendian una casa, son tan calientes jajajajajjaja.  esas emociones sus sentimientos, espero ya con esto que San deje a un lado los pensamientos de Dani, Britt tambien ha hizo volar y olvidar un poco- espero con ansias la actualizacion .saludos.



Hola, jajajajajaajaja esk son las brittana, como no¿? jajajajajajaaj. Espero lo mismo la vrdd ¬¬ Jajajja eso fue lo mínimo que hizo britt por san jaajajajajaj. Aquí el siguiente cap! Saludos =D





micky morales escribió:ya es tiempo que san deje de comparar, brittany es otra persona que ha querido que su primera experiencia con una mujer sea con santana y ella debe valorar eso, hasta pronto!



Hola, oooo siii!!! ¬¬ Toda la razón, toda toda, osea britt ha hecho todo por san, de alguna o otra manera, y san mmm sigue con su dani ¬¬ Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Cap 12

Mensaje por 23l1 Miér Ene 20, 2016 7:11 pm

Capitulo 12


—¿Cuál es el color que más te gusta?

Santana tiró suavemente del lóbulo de la oreja de Brittany y memorizó el tono rosa pálido.

Brittany se desperezó bajo la luz del sol matinal y se volvió para mirar a Santana.

—El lavanda de las violetas africanas. Y el rojo del lirio—sonrió con picardía—¿Y a ti cuál es el libro que más te gusta?

—Naturaleza, de Emerson. ¿Cuál es tu plato favorito?

—Natillas con moras. ¿Y cuál es la música que más te gusta?

—El jazz, en directo.

—¿Ah, sí?—Brittany ahuecó la almohada y sonrió—A mí también.

Intercambiaron opiniones sobre sus respectivos gustos mientras Santana pensaba en la mezcla de colores con la que pintaría el tono de los ojos de Brittany.

No bastaría sólo con el azul, también habría que añadir un poco de celeste.

Después de charlar y reír durante una hora, Santana se sintió más a gusto con Brittany que en la cabaña.

El ruido de un portazo en el piso de abajo rompió la cómoda burbuja en la que estaban. Santana no quería admitir que el tiempo pasaba, pero era inevitable.

Se enderezó y le crujió el estómago.

—Me temo que ha sido una indirecta—dijo Brittany—Si quieres, puedo hacer café y tostadas—se envolvió con una sábana y se dirigió a la cocina—Y encenderé la calefacción.

—Me encantaría.

Santana contempló la gruesa trenza que se balanceaba sobre la sábana blanca mientras Brittany se alejaba. Observó el pequeño apartamento con placer y tristeza.

Las sábanas y el edredón estaban revueltos, en contraste con el orden de las estanterías, la mesa baja, sobre la que había una escultura que tenía que ser de Whitney Pierce y las líneas brillantes y claras de un grabado de Jasper Johns.

La ropa de las dos estaba desparramada por el suelo desde la puerta hasta la cama. Vio su camisa con los botones rotos y un cosquilleo de deseo la estremeció. No le costaría demasiado volver a estar lista para las caricias y los besos de Brittany.

Cerró los ojos y vio, inesperadamente, la cara fantasmagórica de Dani encendida de pasión, susurrándole que ella era su diosa, que nunca habría nadie más.

Se habían jurado confianza y fidelidad para siempre.

Volvió a temblar, esta vez con un escalofrío en la boca del estómago.

Se envolvió con una manta y fue al cuarto de baño. En la ducha puso el agua lo más caliente que pudo y se frotó con fuerza, intentando ahogar el recuerdo de Dani.

Nunca habían hablado de qué querían que hiciera la sobreviviente si una de las dos moría.

Sabía que Dani no habría querido que se quedara sola.

Era—había sido— generosa.

Así que, ¿por qué se sentía desleal ahora si con Hanna no le había pasado?

—No quiero menos a Dani. Y nunca lo haré—le dijo a la botella de champú.

Sintió una punzada en el estómago.

¿Era posible querer a alguien tanto como ella había querido a Dani y encontrar un lugar en su corazón para Brittany de un modo tan profundo y con un sentimiento tan fuerte?

¿Realmente se merecía un amor como ése dos veces en la vida?

Lo más probable era que echara de menos la vida en pareja.

Lo que había tenido con Dani había sido duradero y auténtico, y no deseaba dar ni recibir menos que eso.

Así era ella.

Se preguntó si podía ofrecerle a Brittany un corazón intacto.

Sí, probablemente.

Pero no estaba enamorada.

Enamorarse de Brittany sería egoísta de su parte.

Brittany tenía unos años menos que ella, y como lesbiana, era aún más joven. A fin de cuentas, se trataba de una chica atractiva, divertida, inteligente y cariñosa y podía elegir a quien quisiera, mientras que ella ya había tenido el amor de su vida con Dani.

Resultaba evidente que Brittany necesitaba sexo, pero eso sólo había sido el final de lo que habían empezado aquel fin de semana de Acción de Gracias.

Brittany, sin duda, estaba preparada para tantear el terreno y ver lo que San Francisco ofrecía a las lesbianas.

No iba a interponerse en su camino.

Se peinó y se repitió su decisión.

No exigiría nada.

No estaba enamorada.


Cuando vio a Brittany sentada en la cama, desenredándose el pelo, con la sábana que descubría la delicada curva de su espalda, sintió una punzada de deseo.

Brittany alzó la mirada, sonrió y se sujetó la sábana con recato mientras entraba en el cuarto de baño.

Santana se sirvió café y escuchó el repiqueteo de la ducha y el ruido del secador de pelo.

Cuando Brittany abrió la puerta del baño llevaba una bata blanca y se secaba el pelo con un secador.

—Tardaré unos diez minutos—explicó—A veces me entran ganas de cortármelo.

—No lo hagas—le dijo Santana—Es demasiado hermoso.

—Es pesado y difícil de cuidar—objetó Brittany, subiéndoselo para secarse el cuero cabelludo—Tengo que hacerme una trenza para que no se me enrede. Además, tardo muchísimo en hacérmela.

—Aun así, es hermoso—insistió Santana sonriéndole.

Brittany le devolvió la sonrisa y Santana se dirigió a la cama mientras se preguntaba si vestirse o no.

Debía hacerlo.

No podría dejar las cosas claras con Brittany si se pasaba todo el día con ella y… otra noche.

Los pechos se le endurecieron con un dolor repentino.

Sorbió el café y se tranquilizó, o al menos intentó calmarse. Se concentró en lo prosaico y cogió su camisa rota.

Detrás de ella, el secador de pelo se detuvo.

—Lo siento—se disculpó Brittany—Era una tela buena.

Santana le sonrió.

—No lo sientas.

—No se desabrochaban los botones y no podía esperar—dijo Brittany con timidez. Se sentó en la cama—Sabía que no llevabas sostén… estoy… Nunca había tenido tanta prisa.

—En realidad no necesito sostén. No como tú.

La garganta de Brittany había adquirido un suave color rosado.

—Eres… Para mí es bastante para disfrutar.

Deslizó las manos lentamente bajo la manta y acarició los pechos de Santana, que la oyó contener el aliento, quizá sorprendida de encontrarla tan excitada.

—Me encanta tu cuerpo—dijo Brittany y el color de su rostro se volvió más intenso—Y me encanta lo que le hacé sentir al mío.

Santana se estremeció y el café caliente se derramó sobre la cama. Maldijo en voz baja y se levantó, secando la mancha con la manta.

—No te preocupes, se ha manchado muy poco—la tranquilizó Brittany—Deja la taza.

Santana la miró; sabía que si soltaba la taza toda su determinación se iría al traste.

—Déjala—repitió Brittany, con voz más imperativa—Vuelve a la cama.

Se arrodilló y se desató la bata, dejando que se deslizara por su cuerpo.

Los pechos, de un color rosa vivo, asomaban por debajo de los gruesos rizos de su pelo suelto. Agitó el cabello con impaciencia y Santana vaciló al recordar el sabor de los senos de Brittany cuando se excitaban, como la noche anterior.

El deseo apremiante anulaba su sentido común.

Se dijo a sí misma que Brittany necesitaba libertad porque si no era libre siempre iba a preguntarse cómo sería lo que no había explorado.

Brittany ya se había quitado el gusanillo y estaba preparada para conocer otras mujeres que pudieran ofrecerle frescura y un corazón intacto.

Y Dani, ¿que?, se preguntó.

Necesitaba pensar en ello.

Sabía que era capaz de prescindir de sus acuciantes necesidades.

Dios…, ¿alguna vez había deseado tanto a Dani?

Sí, pero en aquel momento parecía imposible.

Se sonrojó y vaciló con una mezcla de culpabilidad y pasión.

—¿Te pasa algo?

Brittany se volvió a poner la bata y se bajó de la cama. Abrazó a Santana por la cintura.

—¿En qué piensas?

—En Dani.

Se calló.

Podía haberse mordido la lengua.

Brittany palideció y permaneció un momento inmóvil, después se arrebujó en la bata.

—Lo siento. Lo había olvidado.

Se fue a la cocina y se sirvió café con gestos enérgicos.

Santana se sintió fatal.

«Idiota—se maldijo—Eres una maldita idiota».

—Me temo que tendré que pedirte una camiseta—dijo Santana antes de que se le atenazara la garganta.

¿Por qué había mencionado a Dani?

¿Cómo había sido tan cruel?

¿Qué esperaba que hiciera Brittany?

Todo se había vuelto de un color gris desagradable y anodino. Los contrastes habían desaparecido.

Nada de luz, nada de sombras.

Cerró un momento los ojos y no vio nada.

Cuando los abrió, Brittany era la viva imagen de la compostura. Había encontrado una camiseta para Santana y cuando se la dio, un mechón de pelo suave y le rozó la muñeca.

Era pesado, como la seda para coser.

Santana quería sentir esa cabellera sobre su cuerpo, deleitarse con el placer sensual de tocarla. Se imaginó de espaldas, con el pelo de Brittany como una cascada sobre sus muslos y la boca de Brittany sobre ella.

Brittany no dijo nada; lo mejor que podía hacer.

Santana tampoco hubiera podido, salvo para rogarle a Brittany que se la llevara a la cama. Pero ya era tarde para rogar y Santana era demasiado orgullosa.

Le había suplicado a Dios que le devolviera a Dani y Dios no le había respondido.

Dani seguía muerta.

Dani…

Cogió su ropa y se vistió temblorosa en el cuarto de baño. Brittany le dijo que había llamado un taxi. Santana se tomó la despedida con calma; ella misma se lo había buscado.

Prometió llamarla.

Más tarde, se asombró de que las piernas la hubieran sostenido cuando bajó los tres pisos.

Si se arrodillaba sobre el tocador, Brittany podía ver la calle. Esperó a que el taxi llegara y se fuera, y entonces se desplomó sobre el ovillo de sábanas y dejó que las lágrimas brotaran de sus ojos cerrados con fuerza.

Lloró como nunca había llorado.

Intentó calmarse, recordándose que su vida no se había acabado, que había montones de mujeres que no estaban recuperándose de la muerte de su único amor.

Quería odiar a Dani por haber impedido que Santana pudiera entregarse a otra persona, pero Dani no era la que le había hecho daño, sino Santana.

Quizá sólo había sido una de esas cosas… una simple llamarada de pasión que se había apagado para las dos.

Pero era mentira, al menos para ella.

Había deseado desesperadamente acostarse con Santana, se había entregado y la habían rechazado.

¿Había sido demasiado atrevida?

Jamás había dado el primer paso; siempre era Sam el que empezaba, igual que su primer novio.

Pero quería que Santana supiera cómo se sentía, que supiera que deseaba pasar el día con ella, hablar, salir, iniciar una nueva vida juntas.

Durante una breve hora se había sentido invencible, segura de la fuerza de su amor por las mujeres, por esa mujer.

Estaba acalorada de llorar y de recordar su osadía de la noche anterior cuando le dijo a Santana lo que quería hacer.

Había creído adivinar lo que Santana deseaba.

Se sonrojó al recordar cómo la provocaba y la hacía esperar, pero Santana había respondido.

Era imposible que Brittany hubiera malinterpretado las señales.

Había tenido tan pocos amantes que… ¿la había encontrado inexperta?

O peor aún, ¿había sido sólo una novedad?

¿Una manera de olvidar a Dani?

Pensar algo así de Santana no era justo… ¿pero qué sabía?

¿Y quién era esa mujer de la galería?

¿Otra a la que utilizaba para superar lo de Dani?

Bueno, sí, le había dicho a Santana que seguía deseándola, y ella la había rechazado.

Muy bien.

Se incorporó y se secó la cara.

Lo soportaría.

Había montones de mujeres en San Francisco. Sabía lo que era la vida; no había nacido ayer.

Necesitaba algo más que una Santana López para hundirse.

Se lavó la cara, cambió las sábanas de la cama, puso una lavadora, fue a la tienda de ultramarinos, compró bollos, queso y helado de chocolate negro.

Se dijo a sí misma durante todo el día que lo estaba haciendo muy bien y que se las arreglaría sin Santana.

Su maquinaria de animación trabajó horas extra.

Una vez en casa, miró el programa de actividades. Había un baile organizado por el grupo de mujeres profesionales dentro de dos sábados.

En el trabajo tenía que entregar varias cosas y terminar unos proyectos bastante difíciles, de modo que la perspectiva de un baile le daría energía.

Y a lo mejor conocía a alguna mujer que la hacía olvidar a Santana López, y quizá se la llevara a casa.





***********************************************************************************************************



Santana recogió su coche delante de la casa de Hanna; sabía que debía entrar a disculparse por haberla dejado sola la noche anterior, pero se sentía incapaz de hablar.

Casi no podía ni conducir.

Al llegar a casa sintió esa clase de dolor que había experimentado tantas veces. Butch gimió pidiendo comida, y se la sirvió automáticamente.

Después entró en el dormitorio, cogió la colcha, la arrastró hasta el ropero, apagó la luz y cerró la puerta. Se acurrucó en un rincón, se envolvió en la manta y apartó la cara de la pequeña rendija de luz que entraba por la puerta del ropero.

Cerró los ojos hasta que no vio ningún color. Sólo una oscuridad que la hundió en la desdicha.

Ya no podía ni llorar: Dani, inconsciente, hundiéndose en el agua. El color naranja irrumpió en su imaginación cuando el chaleco salvavidas reapareció, vacío. Gritó y oyó que su voz desaparecía entre la ropa colgada sobre su cabeza.

Volvía a perder a Dani.

Oleadas de culpa le atravesaron los pulmones y la sumieron en una tierra baldía verde y salobre.

Estaba enamorada de Brittany.

Lo sabía.

Amaba a Dani, la había amado.

¿De veras podía decirlo en el pasado?

¿Era eso lo que le provocaba tanta angustia?

Había amado a Dani.

Su mente le planteaba preguntas imposibles de responder.

Si hubiera conocido a Brittany cuando Dani vivía, ¿se habría enamorado?

Si Dani resucitaba, ¿a quién escogería?

«No tienes que escoger—se dijo a sí misma—Puedes seguir queriendo a Dani siempre».

Todos los recuerdos, la pasión, la risa.

Empezar cada día con tanta alegría. Pero ahora le parecía que tenía que perder un poco a Dani para querer a Brittany sin reservas.

El azul y el plateado bailaron en su imaginación y los músculos doloridos de los hombros se relajaron.

Se concentró en la respiración durante unos minutos.

Sonrió más tranquila en medio de la oscuridad y trazó la imagen mental de Brittany esa mañana, con la sábana cubriéndole la espalda. Tensó la nuca mientras el rostro de Brittany se oscurecía.

Apartaba esa cara de curiosidad con que le había hecho la pregunta y se echaba atrás ante la mención de Dani.

La había herido en lo más hondo.

Aunque Brittany no correspondiera a su amor con la misma intensidad, habían compartido una noche increíble. Quería retirar lo dicho, pero se había acabado.

Estaba segura de que Brittany había acabado con ella para siempre.

Santana le había enseñado cómo se lo hacían las mujeres y ahora Brittany era libre para explorar el mundo con su espíritu aventurero y su alegre receptividad a la vida.

No esperaba nada de su encuentro con Brittany y eso era exactamente lo que había sucedido.

¿Por qué estaba tan triste entonces?

Unas vetas azules y plateadas se mezclaron con las lágrimas que al fin brotaron.



********************************************************************************************************



Brittany pagó la entrada y se abrió paso junto a la barra para poder estar más cerca de la pista.

Habían puesto My Giri y se atenuaron las luces mientras las parejas bailaban un lento.

Cuando se acabó la canción y se volvieron a encender las luces, pusieron Rockin’ Robín y Brittany miró a su alrededor buscando alguna cara conocida.

—Vaya, estaba segura de que vendrías—le dijo alguien al oído.

Brittany se volvió y le sonrió a Kitty, una de sus parejas de baile favoritas, que la cogió de la mano y la llevó a la pista.

Kitty era bajita, rubia y sabía llevar muy bien a su pareja de baile, sobre todo temas de swing.

Brittany se entregó a la música y al baile olvidándose de Santana.

—Adelante, chica—gritó Kitty mientras hacía dar dos vueltas a Brittany.

Cuando acabó la pieza se abrazaron y aplaudieron. La discjockey puso ABC y Kitty la hizo girar y hacer otro paso de swing. Al cabo de varias canciones,
Kitty la sacó de la pista y la llevó al rincón más tranquilo del bar.

Su novia, Marley, hablaba con una mujer que Brittany había visto alguna vez anteriormente. Kitty besó a Marley en la frente y preguntó:

—¿Hay sitio para mí?

Marley sentó a Kitty en el brazo de su silla y saludó a Brittany con una sonrisa.

—Eres una buena influencia para ella: nunca hace tanto ejercicio.

—Y viceversa.

Brittany se abanicó y saludó a Sugar con la cabeza. Sugar le devolvió el saludo con una sonrisa traviesa.

—¿Te apetece una cerveza? ¿O prefieres bailar?—preguntó señalando la pista de baile con la cabeza.

—Las dos cosas—respondió Brittany de inmediato.

Kitty le había dicho, en un tono muy maternal, que Sugar trabajaba con rapidez.

A lo mejor eso era lo que necesitaba.

—¿Bailamos primero?

Sugar la siguió hasta la pista de baile donde la disc-jockey había puesto Surfin’ USA.

Brittany le enseñó a Sugar a hacer el gesto de nadar, incluso en estilo espalda; Sugar le acarició la oreja con la nariz cuando bailaron un lento, Dock of the Bay.

Brittany reprimió la vergüenza y de pronto no supo qué hacer. Quizá la manera de olvidar a Santana no fuera con otra mujer; al menos, no tan pronto.

Para gran alivio de Brittany, la discjockey anunció un baile colectivo de música country y la pista se despejó para dejar espacio.

—¿Dónde lo has aprendido?—preguntó Sugar mientras observaba los pasos que hacía Brittany.

—En España. Cuando era pequeña estaban todos locos por el soul. Puedes hacerlo, es fácil.

Sugar aprendió rápido, y cuando se acabó la canción salieron de la pista cogidas por la cintura.

La cerveza estaba fría y Brittany se sintió un poco más atrevida. Mientras Sugar coqueteaba con ella, comía palomitas de maíz. Después volvieron a la pista para bailar un lento muy largo, Me and Mrs Jones. Sugar volvió a acariciarle la oreja con la nariz y Brittany se obligó a sí misma a relajarse.

El beso no estuvo tan mal —incluso fue agradable— y Brittany intentó una vez más convencerse de que estaba haciendo lo correcto.

«Maldita seas, Santana López », pensó.

Volvieron a sentarse y Brittany se pasó casi todo el rato hablando con Marley, una mina de información sobre todo lo relativo a las lesbianas de San Francisco.

Conocía todos los libros, las obras de teatro, las exposiciones, los cotilleos. Sugar intervino un par de veces, pero dijo que la política y la militancia no eran su fuerte, ni tampoco los libros y el teatro.

Le gustaba bailar.

Su mirada, al recorrer el cuerpo de Brittany, dijo que también le gustaban otras cosas.

«No tendré nada de qué hablar con ella», pensó Brittany.

Santana y ella no habían dispuesto de mucho tiempo para charlar, pero no había surgido ningún tema que no les hubiera interesado a las dos.

«Sin embargo, esta noche sólo se trata de sexo», se dijo.

Para quitarse a Santana de la cabeza.

Era evidente que Sugar no esperaba nada más. Incluso mientras hablaba con Marley, Brittany no paraba de preguntar qué debía hacer.

Sólo porque su sexualidad hubiera sufrido una conmoción, ¿también tenían que cambiar sus costumbres sexuales?

Cuando iba con hombres, nunca le habían interesado los ligues ocasionales, ¿por qué le iban a interesar ahora?

Probablemente era más seguro y ya no tenía que preocuparse del tema de la anticoncepción.

Pero que fuera algo más seguro no significaba que fuera satisfactorio. Y lo más importante: el concepto que tenía de sí misma.

Estaba enfadada con Santana López, e Sugar no tenía nada que ver con el asunto.

Suspiró.

La imagen que se había forjado de sí misma ya había sufrido demasiados cambios.

Así que aunque su cuerpo estuviera interesado en acostarse con Sugar —lo que no parecía el caso— a su mente no le pasaba lo mismo.

Al contrario que con Santana, con Sugar podía elegir.

Al pensar en Santana, sintió un cosquilleo en el cuerpo y se mareó. Estaba preparada para las caricias de Santana, pero para las de nadie más.

Además, la herida también seguía ahí.

—¿Estás bien?—Marley le sacudió el brazo con suavidad.

Brittany dio un respingo, y después miró a Sugar.

Una excusa tan buena como cualquier otra, pensó.

—No, no muy bien. De pronto me ha entrado como una flojera.

—¿Quieres que te lleve a casa?—se ofreció Sugar.

Brittany se levantó temblorosa, maldiciéndose. Sólo la idea de acostarse con Santana la dejaba exhausta.

No era justo.

—No, no te preocupes. He tenido una semana muy larga en el trabajo y he dormido poco. Supongo que ahora me ha venido todo el cansancio de golpe—sonrió para aplacar la evidente preocupación de Marley—Es mejor que me vaya.

Sugar pareció resignarse y se puso a estudiar la pista en busca de otra pareja.

Brittany se despidió y se fue al coche.

El fuerte viento le despejé la mente, y, mientras ponía el coche en marcha, se comió los puños de rabia.

¡Menuda seductora y menuda seducida!

«Maldita seas, Santana López, y maldita la tormenta de nieve en la que apareciste».


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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Miér Ene 20, 2016 9:05 pm

Que cruel fue Santana>:c no hay perdon para ella! >:c
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 20, 2016 9:15 pm

Hola, estas chicas pasan de lo caliente a lo frio en un segundo. Santana tiene lo que quiere en sus narices y no actua, ojala britt le saque el recuerdo de Dani a puro placer, como antes satisfecha, saciada nunca.. hasta pronto
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Mensaje por micky morales Miér Ene 20, 2016 9:16 pm

gracias Dios que no se acosto con sugar, santana muevete mujer, te van a robar el mandado!!!!!!!
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Mensaje por 23l1 Miér Ene 20, 2016 11:57 pm

Susii escribió:Que cruel fue Santana>:c no hay perdon para ella! >:c



Hola, si la vrdd esk que si, no no lo ai ¬¬ Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:Hola, estas chicas pasan de lo caliente a lo frio en un segundo. Santana tiene lo que quiere en sus narices y no actua, ojala britt le saque el recuerdo  de Dani a puro placer,  como antes satisfecha, saciada nunca.. hasta pronto



Hola, jajajjajajaajja si xD pero las prefiero en el estado caliente que el frio xD ajjaajjajaaj. Mmmmm san esta cada vez peor la vrdd ¬¬ Mmm britt va por el mejor camino, pero san no es de mucha ayuda la vrdd ¬¬ Jajaajjajajajaj aquí el siguiente cap! Saludos =D





micky morales escribió:gracias Dios que no se acosto con sugar, santana muevete mujer, te van a robar el mandado!!!!!!!



Hola, ufff algo es algo, no ¬¬ por lo menos una sigue bn en su camino... ya que la otra ¬¬ Si san! deja el pasado, que pasado es ¬¬ Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Cap 13

Mensaje por 23l1 Jue Ene 21, 2016 12:00 am

Capitulo 13



A lo lejos, Santana oyó el teléfono que volvía a sonar, pero siguió ignorándolo.

Necesitaba toda su energía para acabar los cinco lienzos en los que estaba trabajando simultáneamente. Hoy tocaba rojo para dar profundidad y transparencia a la figura rosa clara que pintaría encima.

Le espalda la estaba matando, pero siguió inclinada junto al primer lienzo, trabajando laboriosamente con un pincel grueso.

Ahí iría una rodilla y la curva interna del muslo.

En otro lienzo que tenía justo a la derecha, ya estaba el esbozo de la misma pierna bien torneada, pero más pequeña, coronada por unas caderas redondas, voluptuosas.

Caderas que parecían capaces de moverse como las de una bailarina.

En el tercer lienzo puso más rojo en el lugar en el que iba a emerger un pecho, junto con el brazo, el hombro y el estómago de la misma mujer, una mujer que ahora podía pintar de memoria miles de veces.

Una gruesa trenza colgaba de la curva abierta del cuerpo, que Santana pensaba hacer con estaño trenzado y ennegrecido, atado con una cinta de bronce.

En el cuarto lienzo, dominaba una larga línea con la forma de las mismas caderas turgentes de antes, la curva descendente hacia la cintura, y una línea ascendente de lo que serían las costillas y la delicada curva de la axila que terminaba en el hombro.

La trenza ocuparía otra vez un lugar prominente, enrollada a la altura de la cintura con la cinta desatada y el pelo un poco suelto, para sugerir pérdida de compostura y de autocontrol.

Probablemente éste iba a ser su lienzo favorito; el favorito de los que dejaría exhibir.

El quinto era de ella y sólo de ella.

Había puesto su corazón en cada pincelada. Sería lo único que iba a quedarle.

La cara de Brittany, sus ojos, sus labios, ligeramente entreabiertos.

Brittany diciendo sí era el consuelo de Santana.

El azul de los ojos, los tonos rubios pelo, el rosa dulce y pálido de los labios.


Al día siguiente trabajó con un gris azulado para esbozar las figuras y pintó el interior de un gris rojizo.

Se dio cuenta de que había calculado la cantidad adecuada de rojo para la base, por lo que el color de la piel adquiría un matiz más cálido en las zonas adecuadas.

La carne parecía transparente, con la idea de animar al espectador a concentrarse e intentar ver a través del cuadro a la mujer.



Día tras día prosiguió con los nuevos matices, cada capa daba forma al cuerpo y sugería los lugares en los que éste era más cálido.

Pasó varios días trabajando sólo en los fondos, pintando blanco sobre blanco hasta que le pareció que cuando la pintura estuviera seca, podría tocar las sábanas de algodón.

Tardó casi una semana en hacer una trenza aceptable con las tiras de estaño.

No escuchó los mensajes en el contestador y sólo cuando acabó, cuando las trenzas colgaban de los lienzos y estos habían recibido la última capa de tapaporos, sintió que podía descansar.



Al entrar en la cocina, Santana encontró a Butch sentada junto a su plato vacío con una mirada significativa.

El contestador parpadeaba frenéticamente.

Se dio el gusto de preparar bistecs para las dos, y añadió media botella de vino para ella.

Escuchó los mensajes y vio que Rachel había llamado cinco veces dejando largos ruegos de que la llamara. Una televendedora pretendía que volviera a financiar la hipoteca de su casa.

Los mensajes de Hanna pasaban de «En realidad no me hablo contigo, pero tienes que llamarme enseguida» a «Si no me llamas, te pondré un pleito».

Quinn había llamado una vez para decirle algo sobre una función para recaudar fondos.

Y Brittany no había llamado ninguna.

En fin, Santana había prometido llamarla.

Se preguntó qué estaría haciendo, a quién habría conocido.



Una vez saciado su apetito, se dedicó a cepillarle el pelo a Butch concienzudamente y la sacó a pasear por un sendero que llegaba hasta la escuela de equitación.

Butch jadeaba feliz cuando regresaron a casa y se acercó ladrando a la mujer que se bajó del Thunderbird en cuanto las vio.

—¿No has recibido mis mensajes? ¿Tienes idea de lo del domingo?—Hanna estaba tan agitada que se puso de puntillas—El fotógrafo del dominical del Chronicle va a hacer unas fotos que se publicarán a doble página, ¡Y tú ni siquiera has empezado a instalar los cuadros!

Santana se quedó paralizada y miró fijamente a Hanna.

—Dios mío. Lo había olvidado por completo. Lo siento mucho…

—¡Hace días que intento hablar contigo! Podrías haberme llamado. No me importa si tienes una nueva amante, pero ha sido muy irresponsable de tu parte…

—No tengo ninguna amante. ¿De dónde has sacado…?

—Jamás permito que mis sentimientos interfieran con el trabajo y te aseguro que…

—¿Puedes callarte un momento?—exigió Santana—Si vamos a gritarnos, al menos podemos hacerlo en casa.

Se dio la vuelta y se dirigió a la casa, sin esperar a ver si Hanna la seguía.

Le ardían las mejillas y esperaba que no las hubiera visto ningún vecino.

Los tacones de Hanna resonaron en el pasillo mientras se dirigía a la cocina detrás de Santana. Ésta le ofreció un café y recibió una mirada gélida como respuesta.

—Lo siento, tenía que haberte llamado. Estaba trabajando y sin Dani que me imponga un horario me olvidé de todo, hasta de comer. De todos modos, podías haber dicho para qué llamabas.

No le dijo a Hanna que acababa de escuchar los mensajes.

Hanna se miraba los zapatos, los tacones de dos colores que hacían que las pantorrillas parecieran todavía más largas y torneadas. Santana se preguntó por qué no podía aceptar el placer pasajero que Hanna le ofrecía.

—Lo siento mucho—repitió.

—¿Y ella dónde está?—Hanna levantó la cabeza y miró a Santana con tristeza.

—No lo sé. No la veo.

—Habría jurado que… en fin. Creo que tendría que haberte dejado un mensaje más claro—reconoció Hanna—Hace un par de días estuve a punto de venir… Estaba celosa, y envidiosa. Sé que no te ofrecí amor eterno, pero quería algo más que una historia de un solo día.

—Lamento no poder darte más.

Se produjo un largo silencio hasta que Hanna volvió en sí.

—¿Has estado trabajando? Espero que hayas acabado Luna Pintada.

—La acabé pocos días después de la última vez que estuviste aquí. He estado trabajando en otra cosa durante los últimos…—miró el calendario—Dios mío, durante el último mes. Me gustaría exponerlos junto con los demás, pero tendrían que estar en otra sala. Con esta serie, todo el mundo verá que he vuelto de verdad.

—Quiero verlos—dijo Hanna, y esbozó la sonrisa típica de la Hanna que Santana conocía—Me muero por verlos.

Santana resopló y la llevó al taller.

Los lienzos estaban, dispuestos en círculo y brillaban porque el tapaporos todavía no se había secado.

Santana se apartó para dejar pasar a Hanna y esperó su reacción. A ella le gustaban, pero la opinión de Hanna era muy importante.

Hanna giró lentamente y cuando llegó al último cuadro, el único en el que se veía claramente que era Brittany, cerró los puños.

Dio otra vuelta al círculo y después se volvió hacia Santana con la mirada encendida.

—Son hermosos, diferentes a todo lo que has hecho hasta ahora—exclamó con voz ronca—, Pero no pienso exponer ni uno solo—añadió con vehemencia—Te aconsejo de todo corazón y con toda mi experiencia que no los muestres nunca al público. Jamás.

Santana se quedó boquiabierta.

—¿Qué? ¿Por qué lo dices?

Hanna parpadeó y sacudió la cabeza ligeramente.

—No lo ves, ¿verdad? No te das cuenta.

—¿Ver qué? Son desnudos. Ése de ahí no lo expondré—dijo Santana, señalando el que enseñaba la cara de Brittany.

—Pero los demás son…

—Lésbicos. Son lésbicos.

—A ver, explícame eso—dijo Santana—Todo el mundo sabe que soy lesbiana.

—Sí, pero nunca lo has reflejado en tu obra.

—Lo que soy está en todo lo que hago—Santana levantó la voz.

—Pero no de un modo explícito. Estos son desnudos, son cuadros pintados por una mujer que está enamorada de otra mujer.

Hanna también subió la voz para ponerse a la altura de la de Santana.

—Hablas como si estuviera mal. Nunca lo he ocultado y no empezaré a hacerlo ahora.

—No puedo exponerlos. No quiero que etiqueten mi galería y tampoco permitiré que te etiqueten a ti.

—¡Pero todo el mundo lo sabe!—Santana casi gritaba.

—En el mundo del arte es degradante que te etiqueten. ¡Lo sabes tan bien como yo! Una «mujer» artista, un artista «negro», un artista «sin hogar»… cualquier cosa menos un simple «artista» con mayúsculas. Así son las cosas y siempre han sido así.

—No puedo creer que estés hablando así. Has expuesto a los artistas más osados del país.

—Pero nunca en un contexto de gueto. Si dejo que expongas uno solo de estos cuadros, dejarás de ser Santana López, «la artista norteamericana», para convertirte en Santana López, «la artista lesbiana». Y a partir de ese momento dará igual lo que hagas, siempre te definirán como lesbiana.

Santana apuntó con el dedo a Hanna.

—¿Te das cuenta de lo homofóbico que es lo que dices?

—Soy realista y creo que el arte debe trascender las etiquetas.

—¿Y qué hay de las etiquetas esclarecedoras?

—¿Quieres ser otra Mapplethorpe?

—Me sentiría muy orgullosa de serlo. Y no hay nada explícito en estos cuadros. Si ves un contenido explícitamente lésbico, es porque quieres verlo.

Hanna, enfadada, respiró hondo.

—Y así lo verá todo el mundo. Como has dicho, todo el mundo sabe que eres lesbiana. Si no lo fueras, estos cuadros pasarían como una exploración del cuerpo femenino, pero como ése no es el caso, son…

—Una exploración del cuerpo femenino…

—Una glorificación del amor femenino—Hanna dio una patada al suelo—¿No lo entiendes? Vas a perder la posición que ocupas como una de las mejores pintoras norteamericanas.

—Lo que tú temes es que la galería pierda su posición. No quieres ensuciar tus paredes con obras de lesbianas. Sólo tus sábanas.

Hanna temblaba de rabia.

—Sabes que he promocionado a docenas de gays y lesbianas en mi galería.

—¡No te hagas la luchadora! Es evidente que has promocionado a los artistas que se conformaban con ser invisibles—señaló los cuadros—Creo que estos son los mejores cuadros que he pintado, ¿y me estás diciendo que no los vas a exponer?

Hanna respiró hondo, obviamente esforzándose por dominarse.

—¿No podemos hablar de esto después de la inauguración de Luna Pintada?

—No—replicó Santana con terquedad—Quiero exponer esta serie. Se llama
“Sí”. Para mí es muy importante.

Hanna se mordió el labio inferior mientras cerraba y abría los puños.

—¿Por qué me haces esto?

—Quizá haya llegado el momento de que las dos renunciemos a ser invisibles. De que dejemos de huir de la etiqueta, y de que la utilicemos para impedir que la conviertan en un insulto.

—A veces eres tan ingenua.

Santana contempló la expresión inflexible de Hanna. Hasta ese momento, siempre había confiado en la opinión de Hanna sin ponerla en duda.

De pronto su enfado se desvaneció.

Volvió a mirar los cuadros y se dio cuenta de cómo los veía Hanna, y de cómo los vería la gente.

Eran sensuales, eróticos incluso.

No exploraban el cuerpo femenino, sino que lo adoraban. Los había hecho una mujer enamorada, con deseo, en el ardor de la pasión hacia otra mujer.

¿Acaso alguien que no fuera mujer sabría que la parte inferior de la espalda era ligeramente más oscura, ligeramente más cálida que los hombros?

¿Que las caderas eran más frías y los muslos más suaves?

Santana suspiró y sintió un gran cansancio.

—Tienes razón. No estoy preparada para las secuelas. La idea de tener que crearse de nuevo una reputación era insostenible; no podía volver a empezar.

—Por fin hablas con un poco de sentido común.

—Déjame pensarlo—dijo Santana lentamente—Necesito pensarlo bien.

—Pero pondrás los cuadros de Luna Pintada antes de que llegue el fotógrafo, ¿verdad?

Santana asintió.

Hanna salió del círculo de cuadros y se acercó a Santana.

—Lamento haberme enfadado. A lo mejor es un tributo a tu obra. Estos cuadros serían una provocación. No sabía… no sabía que me importara tanto.

—Yo no sé lo que siento—miró los cuadros con tristeza—Creía que ya había salido del armario.

Hanna le acarició la mejilla.

—¿Por qué no quedamos mañana a la una en la galería?

Santana asintió.

—¿Te importa si no te acompaño a la puerta?

—Claro que no.

Escuchó el ruido del motor del Thunderbird y se sentó en el suelo a mirar su obra.

Cuando empezó a oscurecer, se levantó con el cuerpo rígido. Tapó los lienzos y entró en la casa a oscuras.

Ojalá Dani estuviera ahí para decirle lo que tenía que hacer.

Deseaba llamar a Brittany, pero el poco coraje que le quedaba la abandonó por completo.




**********************************************************************************************************



«Has caído muy bajo—se dijo Brittany—Tenías que haber quedado con alguien. Sólo quieres llamarla porque es sábado por la noche y no tienes nada que hacer».

Había pasado un mes de sábados por la noche sin nada que hacer. Cuando no se esforzaba por salir y distraerse, se quedaba en casa pensando en Santana.

Cada vez odiaba más la cocina minúscula y la oscuridad de su apartamento.

Por suerte tenía su trabajo, que era absorbente y gratificante, pero las noches se las pasaba rumiando. Si esa noche no hacía algo, perdería el respeto hacia sí misma.

Recordó que había acusado a Santana de estar obsesionada con Dani; ahora entendía un poco más la obsesión y el amor. A pesar de que Santana la había rechazado, no podía evitar tener esperanzas.

Debía intentarlo una vez más.

«Analiza tus motivaciones —se dijo—Tu mamá llega a finales de la semana próxima. ¿No será que quieres presentarle a Santana, la artista, y a Santana, tu amante?».

Castillos en el aire.

¿Por qué no podía conformarse con enseñarle a su madre los primeros proyectos que había hecho sola para un cliente que le habían asignado?

Unos dibujos que hasta Sue había admirado.

«Hazlo o calla de una vez», se riñó.

Le temblaron los dedos al marcar el número. Respiró hondo dos veces y escuchó la señal de llamada. Respondió un clic y el sonido familiar de una voz grabada.

Recobró la compostura y esperó el pitido.

—Hola, Santana, soy Britt. Eh… Brittany Pierce. Espero que te acuer…claro que sí. Sólo llamaba, eh…

Se reprendió por parecer tan idiota.

—Llamaba porque…

De pronto cogieron el auricular.

—Estoy aquí.

Brittany tragó saliva y enmudeció.

—¿Sigues ahí?—preguntó Santana.

—Sí. Eh… bueno, he pensado que…la manera en que nos despedimos…
Creo que tenemos que hablar. Al menos yo lo necesito.


Hubo un largo silencio hasta que Santana dijo:

—Yo también lo creo. ¿Quieres venir a mi casa?

—Me encantaría
—aceptó Brittany—¿Estás ocupada? Estoy tan… tampoco es urgente sólo que… Bueno, me gustaría aclarar las cosas.

—Esta noche sería fantástico.


Santana le indicó cómo llegar a la casa.

Brittany se ofreció a comprar algo para cenar y garabateó las indicaciones que le dio Santana de cómo llegar a un tailandés que había cerca de su casa.

Se puso algo cómodo y, mientras se dirigía al coche, se dio cuenta de que había elegido una ropa que la favorecía y que era fácil de quitar.

Se quedó un rato sentada en el coche hasta que tomó una decisión: intentaría seducir a Santana.

La llevaría a la cama y haría todo lo posible para que Santana quisiera que ella se quedara.

Sabía que competía con el recuerdo de Dani.

Si tenía la más remota posibilidad de significar algo para Santana, quería aprovecharla. Podía con la idea de ocupar un segundo puesto en el corazón de Santana López.

Esperaba aparentar más seguridad de la que sentía.




Parte de la tensión desapareció cuando oyó los ladridos histéricos de Butch y las reprimendas de Santana cuando abrió la puerta.

Santana cogió la comida y Butch se puso a dar vueltas alrededor de Brittany hasta que ésta acabó en el suelo esquivando los saludos alegres y babosos de la perra.

Ojalá Santana le demostrara el mismo afecto, pensó.

Al final Butch la soltó y la siguió a la cocina. Santana sonrió y señaló el fregadero.

—Ahí hay jabón.

Brittany se rio y se lavó la cara.

—Supongo que Butch me echó de menos—dijo mientras se secaba.

—Butch no es la única—dijo Santana en voz baja.

A Brittany el corazón le dio un salto cuando su mirada se cruzó con la de Santana.

Tembló, consciente de que su pasión no había disminuido.

No se sentía tan desvalida como en la galería de arte, tan dependiente de las indicaciones de Santana. Pero la deseaba con la misma intensidad y ansiedad, de un modo que excluía la posibilidad de desear amar a cualquier otra mujer.

—Me alegro de saberlo—respondió, e intentó dejar que los ojos hablaran por ella.

Santana apartó la mirada y fue a buscar los platos y los cubiertos. Compartieron fideos tailandeses y satay de pollo con arroz de jazmín en la barra de la espaciosa cocina.

Comieron rápidamente y hablaron poco.

Brittany quería ver el resto de la casa para comprobar si tenía el mismo estilo austero que la cocina, pero prefirió pasar a cosas más importantes.

Podía conocer la casa en cualquier otro momento.

Y estaba empeñada en ver el dormitorio antes de que acabara la noche.

Santana ya había hecho café y salieron al jardín del fondo para disfrutar de la cálida noche.

A Brittany le encantó el jardín, aunque le hacía falta un poco de cuidado. Un seto alto y dos hermosos robles le daban una sensación de intimidad.

Brittany advirtió que el jardín daba a una pendiente muy empinada y pensó que un muro de contención frenaría la erosión y estabilizaría el terreno. En un extremo había una construcción con una forma demasiado extraña para ser un garaje.

—¿Qué es eso?

—Mi estudio—respondió Santana, señalando la pequeña casa.

Brittany siguió a Santana por el jardín hacia la pequeña glorieta.

—¿Estás trabajando en algo?

—Acabo de terminarlo. No sé cuándo, ni si se expondrá—no entró en detalles—Me he pasado toda la tarde llevando la serie Luna Pintada a una galería de San Francisco. La exposición se inaugura el viernes por la noche. Tengo que acabar de montarla antes de mañana a las dos. Para un fotógrafo.

Se sentó en un banco.

Brittany vaciló un momento y se sentó a horcajadas para poder mirar a Santana.

—Qué rapidez—comentó Brittany.

—En realidad la exposición no estaba planeada. Conociste a la dueña, Hanna … la mujer con la que hablé en la galería, cuando nos íbamos.

—Ah—asintió Brittany.

Esperaba que en la oscuridad no se notara que se había sonrojado.

—No me lucí mucho con ella.

—Yo no diría lo mismo—objetó Santana, casi a desgana, en tono de broma.

A Brittany le ardía la cara.

—Santana, yo…

—No te preocupes—la interrumpió Santana rápidamente—No es necesario que digas nada.

—De acuerdo, no diré nada—dijo Brittany.

Dejó la taza sobre la barandilla.

Santana la miró sorprendida cuando le cogió la taza y la puso junto a la suya.

Brittany respiró hondo e intentó sacar fuerzas de su flaqueza. Su voz se convirtió en un susurro.

—Entonces deja que te lo demuestre.

Una ligera brisa agitó los robles y la luz de la luna iluminó el rostro de Santana, Brittany tembló, consciente de que nunca había hecho algo así, pero sabiendo que la forma y el contenido de todo su futuro dependía de su capacidad de transmitir lo que sentía.

Tenía que conseguir que Santana los entendiera.

Lentamente se levantó el borde del jersey y se lo quitó. El sostén tenía el broche por delante y se lo desabrochó.

Quedó expuesta a la luz de la luna.

—Britt…—Santana tragó con dificultad—, Tú no quieres…

Brittany le tapó los labios con los dedos.

—Sí quiero.

Se bajó del banco y se puso de rodillas. Miró a Santana y dijo con vehemencia:

—Deja que te lo demuestre.

Santana separó las piernas y Brittany se deslizó entre ellas, apretando los pechos desnudos contra la cintura de Santana. Esta vez dominó los botones de la camisa de Santana sin titubear y su lengua se abrió paso por la llanura del pecho de Santana y jugueteó con los pezones endurecidos.

Sintió que las manos de Santana le acariciaban los pechos. Animada, prosiguió con la lenta adoración del cuerpo de Santana, explorando las costillas y el estómago con la lengua y besándola hasta la cintura.

Se sentía en paz consigo misma y en armonía con el cuerpo de Santana. Notó el aumento gradual de la temperatura en la piel de Santana, al mismo tiempo que la carne de gallina que le recorría la espalda cuando le llegaba el aire fresco de la noche.

Percibía los más ligeros cambios en su respiración, una especie de inicio de gemidos.

La luz de la luna trazaba claroscuros en los pechos de Santana. La boca de Brittany buscó los pezones oscuros con más ímpetu, en respuesta al temblor que agitaba el cuerpo de su compañera.

Apretó la palma contra la costura de los vaqueros de Santana, y ésta levantó las caderas buscando el calor de la mano.

Brittany sonrió para sus adentros, satisfecha de ver que al menos la excitaba, y atrajo hacia sí la cabeza de Santana para darle un beso prolongado que acabó con la lengua demorándose suavemente sobre la comisura de la boca.

Santana apretó con más fuerza las caderas contra la palma de Brittany.

Brittany se levantó y ofreció sus pechos desnudos a la boca de Santana. De repente, mientras ésta le hacía el amor a los senos con la boca, se quitó el elástico que le sujetaba la trenza, se la deshizo con los dedos y dejó caer su cabellera sobre la cabeza y los hombros de Santana.

Santana gimió, alzó el rostro y sentó a Brittany en su regazo, hundiendo la cara en la mata de pelo. Lo besó y volvió a los pechos de Brittany con una ansiedad devoradora.

Brittany se puso de pie con dificultad.

—Enséñame tu cama—le pidió en voz baja.

Santana la miró como si le hubiera pedido que la llevara a la luna. Sus ojos volvieron a posarse sobre los pechos de Brittany y se inclinó para besarlos.

—Vamos a la cama, San—insistió Brittany, apartándose.

Cogió las manos de Santana y tiró de ella para que se levantara. Santana se tambaleó y se quedó inmóvil, hasta que al fin llevó a Brittany por el jardín hasta la casa.

Apartó el cubrecama y le bajó a Brittany febrilmente las mallas, que ésta terminó de quitarse de una patada. La tumbó de espaldas y se arrodilló para volver a besarle los pechos.

Brittany se estremeció de placer, disfrutando del tacto áspero de los vaqueros de Santana sobre sus muslos.

Santana abandonó los pechos y se arrodilló entre las piernas de Brittany hundiendo la boca dentro de ésta con un profundo gemido.

Brittany levantó las caderas y sintió una contracción terriblemente poderosa que dio lugar a las primeras oleadas del orgasmo. Aunque no lo esperaba tan pronto, cogió la cabeza de Santana, la abrazó y no intentó contener la marea creciente.

Gimió y se dejó llevar por la ola hasta alcanzar la cresta de la pasión.

Deseaba permanecer en ese estado de éxtasis para siempre y al mismo tiempo renunciaba a él para estrechar a Santana entre sus brazos, besarla con pasión y probar su propio sabor en la boca y en la cara de Santana.

Le desabrochó los vaqueros, le bajó la cremallera y deslizó la mano en su interior. Su cuerpo vibraba como una cuerda tensada. Con dedos temblorosos sintió la humedad palpitante de Santana y la premió con las embestidas provocadoras que a ella tanto le gustaban.

Santana tenía que darse cuenta de que Brittany la quería, de que disfrutaba haciéndole lo que le hacía. Santana respondió levantando las caderas para hacerle sitio.

—Por favor, Britt, por favor.

Sentía cada espasmo de los músculos de Santana que suspiró de placer. Brittany intentó ir lo más despacio posible. Sin embargo, su boca estaba sedienta de Santana, e, incapaz de contenerse, dejó que su lengua buscara
la deliciosa carne.

Santana gimió y se cubrió el vientre con el pelo de Brittany.

Brittany sólo era consciente de las sensaciones que le transmitían la lengua y los dedos: la sensualidad del cuerpo de Santana, tan mojado, tan flexible y fuerte al mismo tiempo; el sabor intenso de Santana llenándole la boca.

Se entregó a la belleza de la respuesta de Santana y al estallido de su pasión.

Al igual que cuando se encendía una radio vieja, los gemidos fueron llegando gradualmente a oídos de Brittany por encima de los latidos de su corazón.

Primero oyó la respiración irregular, después un sollozo ahogado. Abrazó a Santana y la dejó llorar preguntándose si debía estar satisfecha o preocupada. Le acarició el pelo, la consoló y esperó.

Santana buscó algo junto a la cama hasta que encontró un Kleenex. Se sonó la nariz y murmuró:

—Lo siento.

—No te preocupes.

Brittany intentó hacer una broma y rascándose la entrepierna dijo con la mayor seriedad posible.

—Siempre hago llorar a las mujeres.

Santana se rio un poco.

—No me cabe la menor duda.

—Tú eres la única, y lo sabes—añadió sin risas.

La sonrisa de Santana se desvaneció pero Abrazó a Brittany y se acurrucaron en la cama.

«Éste es el momento de decírselo—pensó Brittany—Dile que la quieres».

Las palabras tomaron forma, pero Santana se movió ligeramente y tapó a ambas con la manta.

—Duérmete—susurró Santana.

Para su sorpresa, Brittany se durmió.


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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Jue Ene 21, 2016 12:25 am

Bueno, si hubo una especie de perdon para Santana-.-
No entiendo su relacion.-. Se quieren? O no?D: Es que cuando se juntan no hablan nada porque siempre andan tan calientes-.- y eso me desconcentra de toda la trama>:c yyyy no entiendo:c
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Jue Ene 21, 2016 7:09 pm

Susii escribió:Bueno, si hubo una especie de perdon para Santana-.-
No entiendo su relacion.-. Se quieren? O no?D: Es que cuando se juntan no hablan nada porque siempre andan tan calientes-.- y eso me desconcentra de toda la trama>:c yyyy no entiendo:c



Hola, jajaajajja algo es algo xD jajjajaajaj. Mmmmm es complicado, no¿? se quieren pero se hacen las que no... o al menos una mas que la otra xD JAajajajajjaja esk es el efecto que tienen cuando estan juntas jajajaajajajajja XD aajjaajjaaj. Espero y este cap ayude un poco. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Jue Ene 21, 2016 7:11 pm

Capitulo 14


Santana se despertó al oír una voz y el ladrido de Butch.

—Ya sabes que no te gusta el zumo de naranja, lo sabes muy bien.

Era Brittany.

Santana sonrió al recordar la cabaña. Se oía el canto de los pájaros y el sol se filtraba por las cortinas.

Parecía un día hermoso.

Fue al cuarto de baño y después a la cocina envuelta en su albornoz. Observó a Brittany durante un momento: la luz del sol le cubría los hombros, el pelo parecía más rubio.

Llevaba una camiseta de Santana del Centro Nacional de Derechos de las Lesbianas y nada más.

Brittany le sonrió.

—Te has puesto colorada—le dijo.

—No, no es verdad—contestó Santana débilmente—Tengo calor.

Brittany se rio y, para alivio de Santana, no insistió.

—¿Sabes que no tienes nada para comer? Butch está muy disgustada con la situación alimenticia general.

Butch golpeó enérgicamente el suelo con la cola, sin hacer caso de la mirada iracunda de Santana.

—Me muero de hambre—dijo Brittany, metiendo la cabeza en la nevera—¡Ah! Bueno, algo es algo.

Sacó un paquete de zanahorias peladas.

Comieron felices en silencio, compartiendo el zumo de naranja, hasta que Santana se dio cuenta de que se estaban sonriendo la una a la otra como un par de idiotas.

—En cuanto a anoche…—dijo Santana, y se calló.

—¿Qué pasa?

Santana se dio cuenta de que volvía a sonrojarse.

—No sé qué decir.

Brittany frunció los labios con una sonrisita.

—Bueno yo sí. Para empezar fue fantástico.

—Sí, bueno, supongo que se podría definir así.

Santana se quedó mirando la zanahoria fijamente.

—San, mírame.

Santana obedeció y vio el pelo rubio, la piel traslúcida e intentó ver a la mujer que había debajo.

—Volvamos a la cama—dijo Brittany en voz baja—Tengo muchas ganas.

—Tengo que darle de comer a Butch—contestó Santana.

—Bueno hazlo—dijo Brittany riéndose.

Santana se movió por la cocina, observada por dos pares de ojos, ambos igual de hambrientos.

Butch se concentró en el plato en cuanto éste tocó el suelo; pero la mirada de Brittany siguió fija en ella.

Se lavó las manos, pasó un trapo por el fregadero, se secó las manos, limpió la encimera y al final se puso a retorcer el trapo hasta hacer un nudo.

Sabía lo que quería.

Lo deseaba tanto que era incapaz de expresarlo.

Los labios de Brittany le rozaron la nuca.

La respuesta de su cuerpo fue inmediata e inquietante. Sintió un sudor frío y le temblaron las rodillas.

Las manos de Brittany la cogieron con suavidad por la cintura y la punta de su lengua le cosquilleó una oreja. A Santana se le cortó la respiración y Brittany le abrió el albornoz y le acarició los pechos con ternura.

—Te apetece, ¿verdad?

La voz de Brittany era una súplica, a pesar de que Santana, cuando sintió ese dolor en los pechos, pensó que la respuesta era obvia.

—Di que sí—a Brittany le temblaba la voz—Por favor, di que sí.

Como respuesta, Santana se volvió para besarla. Cerró los ojos y se sintió como si se estuviera deslizando por un gran tobogán acuático hacia un volcán.

Las manos de Brittany al fin soltaron a Santana el tiempo suficiente para que tomara aliento.

Agotada, se desperezó en la cama.

—Para ser una principiante—dijo—, Sabes muy bien por dónde vas.

Brittany respondió con una sonrisa de satisfacción.

—¿Cómo lo sabes?

Brittany enarcó las cejas y se volvió.

—¿Cómo sé qué?

—Lo que quiero. Si ni yo lo sé.

La expresión de Brittany se había vuelto claramente petulante.

—Me lo dice tu cuerpo—volvió a sonreír de oreja a oreja.

Santana intentaba recordar por qué había querido darle libertad a Brittany y ninguna de las razones tenía sentido. No quería que Brittany encontrara a otra persona; quería estar siempre con ella.

Santana la miró.

«El amor…—pensó—Estoy enamorada… de esta mujer, y si ella no quiere estar conmigo, ya no tendré otra oportunidad».

No sabía qué decir ni qué hacer.

Estaba un poco aturdida.

Tampoco quería espantar a Brittany.

—Tengo que estar en el centro a las dos—le explicó Santana—El fotógrafo.

—En ese caso todavía nos sobra tiempo—contestó Brittany.

Sin abrir los ojos pasó las yemas de los dedos por las costillas de Santana.

—Ah, ni se te ocurra—protestó Santana, apartando la mano—No podría, otra vez no.

Brittany sonrió.

—Eso lo que dijiste la última vez.

—Esta vez estoy segura—insistió Santana—Además, me muero de hambre. Vamos a comer.

Brittany se echó a un lado y se apoyó en un codo.

Es una Venus, pensó Santana.

Una Venus por la que iría hasta Milos.

Era realmente impresionante.

—¿De qué te ríes?—Brittany arqueó una ceja.

Santana sacudió la cabeza.

—Podemos duchamos juntas si me prometes que no harás trampa. Tenía que poner un poco de distancia. La cabeza le daba vueltas y no confiaba en sus instintos.

Brittany se lo prometió con falsa sinceridad mientras cruzaba los dedos, pero al cabo de media hora las dos estaban vestidas y salían por la puerta.

Brittany siguió a Santana a un restaurante de San Leandro especializado en desayunos ingleses. Comieron con apetito y hablaron de todo menos de cuándo volverían a verse.

«¿Por qué no me pide que la acompañe a la galería?—se preguntó Brittany—¿Por qué no me pregunta cuándo volveremos a vernos?».

Llegó la cuenta y Santana la cogió.

—Tú pagaste la cena, ¿recuerdas? Enseguida vuelvo.

Brittany observó a Santana caminar hasta la caja. Parecía tan segura de sí misma.

No sabía si había conseguido hacer mella en su vida.

¿Santana la echaría de menos aquella noche?

A lo mejor no sabía que Brittany quería seguir con ella.

¿Qué más podía haber hecho?

Podía haberle dicho «te quiero».

El mayor riesgo.

«Dilo», se dijo.

Pero no podía porque sabía la respuesta: Dani.

¿Para qué pedir?

¿Para qué esperar algo imposible?

Se había dicho a sí misma que se contentaría con ser la segunda y se preguntó cuántas veces se había mentido.

Santana regresó y dejó la propina en la mesa.

—¿Lista?

Brittany la siguió hasta el aparcamiento y se apoyó en la camioneta.

—¿Cuándo saldrá el dominical?

—La semana que viene, para que coincida con la inauguración. Parece que el texto ya está listo. La imprenta está esperando las fotos ahora mismo, mientras hablamos.

—Bueno, no te retendré—dijo Brittany.

Se tragó el nudo que tenía en la garganta, su orgullo, seguramente, y añadió:

—¿Cuándo volveré a verte?

—¿Cuándo quieres que nos veamos?—contestó Santana tras una pausa.

«Esta noche—pensó Brittany—Mañana por la mañana. Todas las noches».

—No sé cómo se hacen estas cosas entre lesbianas—respondió procurando aparentar indiferencia.

—Eres libre de hacer lo que te apetezca—dijo Santana.

Tenía la mirada baja, ocultando la expresión.

Brittany suspiró.

Era evidente que Santana no quería verla, que no deseaba a Brittany en su vida.

—Me parece bien—repuso con un ataque de rabia—Necesito mucho espacio. Tantas mujeres y tan poco tiempo…

—Comprendo—asintió Santana.

—Bueno—dijo Brittany parpadeando—, Te espera el fotógrafo. Tengo muchas ganas de ver la exposición.

—Entonces a lo mejor te veo ahí.

Brittany no se atrevió a hablar.

Hizo ver que se marchaba rápidamente como si también tuviera algo importante que hacer.



Se pasó el resto del día dando portazos a los armarios y preguntándose que tenía en lugar de un cerebro.






Santana observó a Brittany marcharse en el coche y dijo al espejo retrovisor:

—En fin, las cosas no han salido como esperaba.

Ahora, por supuesto, no tenía ningún problema con las cuerdas vocales, pero unos minutos antes no le funcionaban, y el cerebro tampoco.

Aquel instante junto a la camioneta había sido como si hubiera estado al borde de un precipicio sabiendo que la mejor parte de su vida estaba en el fondo.

Lo único que tenía que hacer era dejarse caer.

¿Por qué no le dijo que podía pasar por su casa cuando terminara con el fotógrafo?

¿Por qué no le dijo que estaba enamorada de ella?

A Dani le había resultado muy fácil decirle que la quería… con ella nunca había tenido problemas con las palabras.

Cuando se hicieron novias, la amistad ya había allanado el terreno para facilitar la comunicación. Con Brittany había tenido varias oportunidades de hacerlo, pero al final siempre lo jodía.

Se sentía incapaz de pronunciar esas palabras porque no sabía si Brittany deseaba oírlas o creerlas.

Volvió a casa lo más rápido que pudo y fue directamente al estudio.

Metió con cuidado los cuatro lienzos de la serie Sí en la camioneta.

Una vez en la autopista se justificó a sí misma.

No quería empezar de nuevo a labrarse una reputación como artista. Pero esos cuadros eran los mejores que había hecho. No le gustaba levantar polémicas, pero la buena pintura abría la mente de la gente.

No quería exponer los cuadros sin que Brittany los viera antes, pero al mismo tiempo creía que la única manera de demostrarle lo que sentía era diciéndoselo al mundo.

Se preguntó cómo reaccionaría Brittany.

Era más que evidente que le gustaba acostarse con ella, pero ¿y si no quería nada más?

Todo era muy complicado.

Sensiblero, incoherente, gris.

Llegó a la galería temprano.

Hanna todavía no había llegado.

Cuando terminó de entrar el último lienzo, oyó los rápidos pasos de Hanna detrás de ella. Santana se volvió para mirarla; estaba asustada y desafiante como una adolescente a la que pillan volviendo a casa más tarde de lo permitido.

—Estás loca—exclamó Hanna.

—Sí, creo tienes razón. Pero debo hacerlo.

—¿Por qué? ¿Por qué ahora?—Hanna se acercó bajando la voz.

—Porque sí… Porque quiero volver a empezar. Porque ya no soy la que era, ni siquiera la que era cuando hice Luna pintada. He cambiado de la noche a la mañana. Me he vuelto a enamorar.

—Querida, no lo entiendo.

—Creo que… tenías razón cuando dijiste que en mi obra no había un contenido lésbico. Estaba fuera del armario, pero no del todo—se mordió el labio inferior—Estoy enamorada. No creo que ella me corresponda, pero no sé de qué otra manera se lo puedo demostrar. Y necesito demostrármelo a mí misma. Tengo miedo…, tengo miedo de que si escondo esta obra me olvide de que puedo amar a alguien de nuevo. Y vuelva a la montaña y me esconda…

Se ahogó y Hanna le pasó el brazo por los hombros.

—Estás chiflada, pero por eso te quiero.

—No puedo seguir escondiéndome, quiero volver a salir a la luz. Donde Britt pueda verme, donde Dani querría verme. Así que…

—Estás cogiendo al toro por los cuernos y pidiéndole a gritos al mundo que te vea bien, completamente, entera. ¡En mi galería!—le dio un apretón y la soltó—Vaya.




********************************************************************************************************


Brittany se detuvo en el umbral de la puerta y su mirada se cruzó con la de su mamá.

La saludó con la mano y Whitney le guiñó el ojo. Hablaba con un hombre de voz chillona y tos de fumador que no parecía tener muchas ganas de dejarla.

Brittany decidió esperar unos minutos antes de rescatar a su madre si ella no lograba zafarse de él.

Whitney debía de estar cansa había llegado esa misma tarde y había ido directamente museo.

Brittany aprovechó los minutos libres para volver a mirar obra de su mamá.

La había visto por última vez en Londres donde se había reunido con sus padres para la inauguración.

Se quedó en el fondo de la sala y observó a la gente que si arremolinaba alrededor de la escultura, frotándose las manos como si estuviera junto a un fuego.

En efecto, Las tejedoras era una obra cálida, atractiva, reconfortante. Las tres figuras habrían podido ser la abuela de cualquier persona. De la yema de sus dedos caían hebras multicolores.

Brittany admiró la exactitud con la que su madre había medido la caída del hilo esculpirlo.

El hombre seguía hablando, así que Brittany cruzó la sala dijo en tono preocupado:

—¿No llegaremos tarde?

—Ah, ¿van a la inauguración de la Marin? Nunca me las pierdo—preguntó el hombre.

—No creo—contestó Whitney.

—Es una de las galerías de arte más importantes del país. Esta noche se inaugura una exposición. Estoy seguro de que no tendréis ningún problema para entrar.

—A lo mejor vamos—intervino Brittany—, Pero ahora mismo llegamos tarde a una cena.

El hombre de voz chillona por fin se alejó y Whitney le dio a su hija un abrazo prolongado.

—Me alegro tanto de verte. Toma, este abrazo es de parte de tu padre. Me ha exigido un informe completo sobre el estado de tu felicidad. Te sienta bien el color turquesa—se separó de Brittany y le observó la cara—Y lo que exijo yo es cenar. ¿Adónde vamos?

Brittany se rio.

—A Nob Hill. Es un lugar tranquilo y podremos charlar todo el tiempo que queramos.

—Empezaremos por tu vida amorosa. Estás preocupada.

Brittany frunció la nariz.

—No es justo que siempre me adivines el pensamiento.

—Es el privilegio de ser mamá.

Se marcharon de la galería cogidas del brazo, después de ser interceptadas por galeristas, estudiantes de arte, el comisario de la exposición y un ayudante del alcalde.

Este les dio entradas para la inauguración de la Marin y dijo que quería una artista de talla internacional como Whitney Pierce supiera que San Francisco era caldo de cultivo de nuevos valores.

—Parece que va ir todo el mundo—comentó Whitney cuando se metieron en el taxi.

Brittany dio la vuelta a las entradas y leyó el nombre de la galería.

No puede ser, pensó, el mundo no es tan pequeño.

Pero Santana le había dicho que su exposición se inauguraba esa misma noche, en la galería «de Hanna». Y la gran inauguración iba a celebrarse en la galería Hanna Marin.

—Quizá deberíamos ir—sugirió Brittany—Pero antes te pondré al corriente de mi vida amorosa. Tiene algo que ver.

Mason era un restaurante elegante y tranquilo, y servía un suflé de chocolate de morirse recomendado por Sue.

Durante el aperitivo y mientras comían la especialidad de la casa, solomillo de ternera, Brittany contó a su madre toda la historia.

Le costó explicarle el final; las razones por las que de pronto se apartó de Santana y después volvió a seducirla le parecieron poco sólidas y las pruebas de que Santana no se había recuperado de Dani, poco convincentes.

—Tengo la impresión de que huyes de la verdad.

—No huyo de nada.

Brittany se quedó mirando la punta del tenedor.

—Pero tú crees que mereces que te amen, ¿verdad?

—Claro que sí, ¿por qué no lo voy a merecer?

—He estado leyendo alguna cosa—su mamá bebió agua sin mirar a Brittany—Los investigadores sugieren que algunos… homosexuales sabotean sus relaciones inconscientemente. Creen que no merecen ser felices porque viven en pecado.

—Qué absurdo—exclamó Brittany—Yo no… es ridículo.

—Tenía que preguntártelo. No te has comportando de una manera muy lógica.

—Pero mamá—objetó Brittany—, Estoy segura de que sé lo que quiere Santana. Ella no me ha dicho absolutamente nada. E intenté darle la oportunidad de decirme si quería volver a yerme—soltó el tenedor y miró acongojada a su mamá—Y, bueno, ahora ya no puedo decirle lo que siento porque es inútil. Sólo conseguiría que se sintiera culpable y dejaría de verme por mi bien. Bueno, para el caso ahora tampoco nos vemos, pero ya me entiendes.

Su mamá entornó los ojos y se comió el último bocado de solomillo.

—Si tú lo dices, cariño. Pero acabarás diciéndoselo, te conozco.

—Es posible, pero para entonces a lo mejor ella me quiere aunque sólo sea un poco. A lo mejor quiere que nos veamos de vez en cuando.

Ladeó la cabeza.

«No, pensó, no puedo vivir así. No puedo fundar la familia que quiero en esos términos».

—Petite chérie—dijo su mamá en tono de admonición.

Brittany asintió y dobló la servilleta.

—Retiro lo dicho. No podía vivir de las sobras.

Suspiró, miró un momento el techo, y, cuando volvió a mirar a su mamá, sonrió con amargura.

—No te olvides de decirle a papá que estoy enamorada y que soy inmensamente feliz—añadió.

La camarera se acercó para llevarse los platos y preguntar si querían algo de postre.

—Mi hija y yo queremos un suflé de chocolate con doble ración de nata.

Brittany se rio.

—El chocolate lo cura todo, ¿verdad?

—Y te dará la energía necesaria para entrar en esa galería. Para saludar y decir que todo es muy bonito y hacer ver que no estás enamorada… para eso necesitarás una buena dosis de chocolate—su mamá inclinó la cabeza en actitud filosófica—Bon appetit.




**********************************************************************************************************



—Que alguien coja un hacha y me parta por la mitad—le murmuró Santana a Hanna, que le lanzó una mirada del estilo «ya te lo dije» mientras Santana seguía caminando.

Se había pasado casi toda la noche yendo de un lado a otro por las dos salas.

Acababa de hablar con un crítico sobre Luna pintada, cuando varios VIPs le pidieron hablar con ella sobre Sí.

Para gran satisfacción de Hanna, ya se habían vendido tres lienzos de Luna pintada y uno de la serie “Sí”. Al responder al crítico de Los Angeles Times, dijo que no, que no creía que “Sí” fuera un indicio de su futuro trabajo, como tampoco lo era Luna pintada. Le repitió lo mismo al periodista de The Advocate.

Una breve mirada a su historial revelaría que raramente se basaba en una serie anterior para hacer la siguiente.

Quinn y Rachel habían estado fantásticas; la besaron, la abrazaron y alabaron con sinceridad y sencillez. Se habían mezclado entre la gente cuando Associated Press le pidió su opinión, como artista lesbiana, sobre la censura.

Las preguntas parecían no acabar nunca.

Sí, estaba contenta con las dos series.

Sí, era lesbiana.

Sí, se había basado en una modelo real.

No, no iba a decir quién era.

No, no se consideraba una militante gay.

Sí, creía en los derechos civiles de los gays y las lesbianas.

Sí, se consideraba feminista.

Sí, suponía que si Luna pintada era un canto al invierno —lo que tampoco sabía si era cierto—, “Sí” era un canto a las mujeres.

Varias veces quiso decir: «Qué pregunta tan estúpida», y «¿Por qué antes nunca me preguntaban por mi sexualidad?» y «¿Cuándo me va por preguntar por mi trabajo, y no por mi lesbianismo?».

Hanna tenía razón.

Tenía toda la razón del mundo.

—Querida, acaba de llegar Whitney Pierce—el susurro de Hanna estaba cargado de excitación—Está mirando Pinos de luna. Se nota que le gusta, que le gusta mucho.

Santana se sintió como si Hanna le acabara de tirar un jarro de agua fría.

—¿Ha venido sola?

Hanna frunció el ceño.

—Está con Brittany.

—¿Y le gusta? ¿Estás segura?

—Compruébalo tú misma—contestó Hanna—Vamos, mujer, demuestra que tienes temple.

Santana asomó la cabeza por la puerta que separaba la sala de Luna pintada de la de “Sí”.

El rostro de Brittany, de un delicado color rosa, reflejaba entusiasmo mientras señalaba los lienzos.

Una mujer de pelo cano la escuchaba a su lado.

«Ésa debe de ser Whitney », pensó.

Un crítico de arte las abordó, pero al cabo de un minuto Whitney cogió a Brittany del brazo y se acercaron al último lienzo.

Iban a ver “Sí” en cualquier momento.



*******************************************************************************************************


—Lo recuerdo todo tan claramente—dijo Brittany—Te habría encantado el polvo de nieve. Y la tranquilidad.

El hombre que estaba a su lado se aclaró la garganta.

—¿Dirían ustedes que esto es una metáfora del invierno?

Brittany lo miró con el ceño fruncido.

Era un pesado; iba con un atuendo grunge beatnik que quedaba ridículo en un hombre de más de cincuenta años.

—Es difícil que sea una metáfora cuando el tema es tan obvio—respondió su mamá secamente.

—A lo mejor es una metáfora meteorológica—dijo Brittany abriendo los ojos con expresión inocente.

Su mamá se sacudió aguantándose la risa.

—Ah, comprendo lo que dice—comentó el hombre—Me interesa mucho conocer su opinión sobre la otra serie.

Brittany se lo quedó mirando sin entender.

—En la sala de al lado. Es muy diferente. Cuesta creer que la haya hecho la misma artista. Cuando uno ve esta serie, jamás sospecharía… bueno, como ya he dicho, me interesa su reacción.

Brittany buscó subrepticiamente a Santana mientras seguía a su mamá a la otra sala. En ésta los cuadros estaban dispuestos de tal modo que debían contemplarse individualmente.

Whitney se paró en seco delante del primero.

Brittany cerró un momento los ojos y volvió a mirarlo. Como dijo su mamá, era sorprendente.

El ángulo de la rodilla junto a la turgencia del muslo, la línea curva de la cadera.

Era sensual.

Al principio no entendió por qué, hasta que al final lo vio. Era el ángulo; hasta hacía poco Brittany no se habría dado cuenta. El cuadro captaba lo que vería una persona si estuviera mirando el cuerpo de una mujer desde abajo, con la mejilla a pocos centímetros del estómago.

Había visto a Santana desde ese ángulo.

Sus dedos habían provocado a Santana. Las caderas de Santana se habían movido…

Las mejillas se le encendieron con el recuerdo y el corazón le empezó a palpitar con fuerza.

Santana había captado un momento de intimidad absoluta sin mostrar ninguna parte del cuerpo de un modo explícito, y. sin embargo, la mujer irradiaba sexo.

Era evidente que la obra había sido creada con pasión.

Al contemplar el cuadro, Brittany entendió mejor por qué Santana seguía pensando en Dani. Hasta entonces, Dani tan sólo había sido una imagen vaga en su mente.

—Me muero de ganas de ver el resto—dijo su mamá.

Brittany tenía miedo de ver el siguiente cuadro; el corazón se iba rompiendo lentamente.

Al llegar al tercer lienzo, Brittany soltó un grito ahogado y retrocedió unos pasos, atónita al ver la trenza tejida en la tela.

Su mamá miró el cuadro, después el pelo de Brittany y otra vez el cuadro.

Brittany saltó de un estado emocional a otro; estaba tan estupefacta que no sabía cómo reaccionar. Ese movimiento sensual del hombro y de las costillas y ese codo tan delicado.

¡No podía ser que Santana la viera de ese modo!

Ella no era así.

Por lo tanto…

El hombre, que había estado pisándoles los talones, dijo:

—Usted no será por casualidad la modelo, ¿verdad?



****************************************************************************************************



Santana oyó la pregunta y gruñó para sus adentros.

¡Cómo no lo había pensado!

Todo el mundo iba a ver la trenza de Brittany y saber que era la modelo.

Brittany estaba colorada y Whitney parecía a punto de matar a alguien.

Se encontró con Hanna y le dijo:

—Yo me marcho.

—No puedes—dijo Hanna entre dientes.

—Si me quedo se armará un escándalo y me parece que no es eso lo que quieres.

Sin esperar la respuesta de Hanna, Santana se marchó de la sala.

Creyó que iba a demostrarle a Brittany lo mucho que la quería, y, en cambio, le había dado sobrados motivos para que la odiara.



*********************************************************************************************************



Brittany tragó ruidosamente y decidió hacer caso omiso de la pregunta.

Avanzó para ver el último cuadro.

La gente le hacía sitio y la observaba.

Todo el mundo sabía que era ella.

Todos sabían

—O tenían motivos para sospechar— que había tenido una aventura con Santana López.

Todos sabían que era lesbiana.

De pronto, recordó la lápida de Dani, la palabra pecadora, y se sintió desnuda.

Observó el último lienzo: la trenza deshecha, el pecho, el hombro.

Cerró los puños y la vergüenza estalló hasta convertirse en rabia.

Buscaría a Santana López y… cuando acabara no quedaría nada.

Brittany se dio media vuelta y abandonó la sala.

—Petite chérie—gritó su mamá.

Brittany se detuvo y esperó a su mamá

—¿Qué significa esto?

—No lo sé—contestó Brittany—No puedo… necesito tiempo.

Estaba tan enfadada que creyó que iba a romper a llorar.

—Puedo volver sola al hotel—dijo su mamá, con una mirada comprensiva en los ojos—¿Me llamarás mañana por la mañana?

Brittany asintió.

Se refugió en la noche y caminó como Montada por Market Street, sin darse cuenta siquiera de que tenía que andar ocho manzanas. Bajó como una autómata a la estación Muni y estuvo veinte minutos esperando el metro.

Recorrió las tres manzanas desde la parada como en una nebulosa y cuando por fin se sentó en su departamento oscuro, ni recordaba haber subido la escalera.


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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Jue Ene 21, 2016 7:34 pm

No entiendo porque se enojo Brittany.-. Yo estaria super feliz! Skdjdkjz "mireen esa soy yo*-* amenme $-$"
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Mensaje por micky morales Jue Ene 21, 2016 7:41 pm

pero que es esto, no era eso lo que santana queria demostrar, no pretendia exponer a brittany y ahora hasta ella piensa mal, a menos que santana le diga que la ama no veo como podran arreglarse las cosas!!!!
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Mensaje por 23l1 Jue Ene 21, 2016 9:32 pm

Susii escribió:No entiendo porque se enojo Brittany.-. Yo estaria super feliz! Skdjdkjz "mireen esa soy yo*-* amenme $-$"




Hola, jajajajaaj mmm xq quedo expuesta sin saberlo xD jajaajja. Jajajajajajaj x Djajaajajajajajajajaajaj morí xD ajajajajajajajajaajajajajajajajaja xD jajaajajajajjaajaj. Saludos =D





micky morales escribió:pero que es esto, no era eso lo que santana queria demostrar, no pretendia exponer a brittany y ahora hasta ella piensa mal, a menos que santana le diga que la ama no veo como podran arreglarse las cosas!!!!




Hola, toda salio mal, osea era buena la idea y lo que quería, pero no salio bien xD pobre san xfn intenta hacer bien las cosas pero no le salen xD jajajajaja. =o una muy buena idea esa la vrdd ajjaajajajajja. Creo que esa es su unica salida jajajaaj. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Cap 15-Fin

Mensaje por 23l1 Jue Ene 21, 2016 9:34 pm

Capitulo 15 - Fin



Santana abrió la puerta asustada.

Si hubiera tenido que hacerle un retrato a Whitney Pierce en ese momento, le habría bastado con dibujar un glaciar.

Un glaciar de acero.

—¿Cómo me ha encontrado?

Santana enseguida se dio cuenta de que se había delatado con su pregunta, ya que daba a entender que Whitney tenía derecho a buscarla.

—La dueña de la galería no quería darme tu dirección, pero yo insistí y el taxista tenía un mapa.

Santana no podía culpar a Hanna.

Le daba la sensación de que pocas personas se resistían cuando Whitney Pierce insistía en algo.

—Ya que estoy aquí, me gustaría pasar—dijo Whitney.

Santana se apartó y le ordenó a Butch que saliera.

Butch, después de olfatear con desacostumbrada docilidad a la visita, obedeció.

Santana apenas había tenido tiempo de tranquilizarse y asimilar lo que le había hecho a Brittany al exponer “Sí”.

Se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y se enfrentó a Whitney en el salón.

Whitney se la quedó mirando fijamente.

—Pensé que intentaría hablar contigo de artista a artista—dijo—Pero ahora veo que hablar de ética artística en este momento es lo de menos. Le has hecho daño a mi hija y no se lo merecía.

—Lo sé—respondió Santana con tristeza—No pretendía hacerle daño, era lo último que deseaba en el mundo.

Whitney prosiguió como si Santana no hubiera hablado.

—¿Cómo te atreves a jugar con Britt de ese modo? ¿Te gusta torturar? ¿Estás orgullosa de haberla humillado en público?

Whitney levantó la voz y Santana se encogió.

Quería arrastrarse hasta la cabaña y pudrirse ahí.

—Lo siento, lo siento mucho. Quería demostrarle lo que sentía.

—Y lo has hecho. Se lo has demostrado a todo el mundo. Ojalá pudiera decir que los cuadros son terribles, pero realmente son geniales. De no haber sido por lo de Britt, habría sido la primera en alabarlos—a Whitney le temblaba la voz—Al menos podías haberle avisado. ¿Tan poco significaba para ti? No es que su sexualidad me escandalice o me preocupe, pero ahora el mundo entero lo sabe y ella no estaba preparada. Mon Dieu! ¿Cómo puede ser que pintes así y que seas tan insensible?

Santana se llevó la mano a la boca y se desplomó en la silla más cercana.

—¿O sea que usted no lo ha entendido? Dios mío, y ella tampoco.

Se le llenaron los ojos de lágrimas pero las ignoró.

—Te lo advierto como mamá: arrástrate, ruega, haz lo que sea para ayudarla a recuperarse de esto, o haré lo que sea para que tu vida se convierta en un infierno.

Santana la creyó, pero sintió una chispa de resentimiento.

—Le he dicho que lo sentía. Me quedé atónita cuando vi lo que pasaba. Pensé que sería diferente, pero… me equivoqué. Quería transmitir algo muy sencillo y ella no lo entendió. Y usted tampoco.

Santana parpadeó para contener las lágrimas y respondió a la mirada profunda de Whitney alzando el mentón con orgullo.

—Quiero a Britt. Estoy enamorada de ella. No sabía cómo decírselo; pensaba que no me creería a menos que se lo demostrara.

Whitney se la quedó mirando y después sacudió la cabeza.

—El amor debe ir acompañado de respeto y confianza. ¿Por qué no la has respetado lo suficiente como para enseñarle la serie antes de que los demás la vieran? ¿Por qué no te aseguraste de que lo entendía? Puedes pintar lo que quieras, pero tienes una manera muy extraña de demostrar tu amor.

—Sí, ahora lo veo. Aunque eso tampoco me disculpa—Santana bajó la vista—No lo entiendo. Mientras los hacía sólo pensaba en ella. Cada color, cada pincelada, cada tela…—de pronto se acordó de algo y se lamentó—¡Soy una imbécil! Guardé uno de los cuadros porque no quería que se viera que era ella—se rio con amargura—Fracasé, fracasé por completo.

Salió corriendo por la puerta trasera y entró en el estudio. Levantó la tela que protegía Brittany diciendo que ¡sí!, y lo miró.

Whitney tenía toda la razón.

Los otros cuatro lienzos sólo enseñaban el cuerpo. Éste mostraba la cara de Brittany, sus ojos. Este lienzo completaba a la persona y los cinco lienzos juntos completaban el mensaje.

Lo llevó a la casa, lo puso en el suelo y se volvió hacia Whitney.

—Espero que cuando vea éste entienda…





*************************************************************************************************************



Brittany estaba de pie junto a su madre y su expresión decía que no entendía ni quería entender nada.

—Me lo tenías que haber dicho. Tenías que haberme avisado y me los tenías que haber enseñado—Brittany cruzó los brazos sobre el pecho—Me sentí como una idiota. Como si todo el mundo se burlara de mí porque supiera que sólo querías hacer una investigación en la cama mientras que yo creía que había algo más.

Se le notaba que la presencia de su mamá la avergonzaba.

Whitney se había acercado al cuadro que Santana había apoyado contra una silla.

Santana oyó que Whitney contenía el aliento, pero Brittany ni la miró.

—Britt, lo siento mucho—se disculpó Santana en voz baja—Sólo quería… Estoy intentando… ¡Maldita sea…!—se tapó los ojos con las manos—Parezco una cría de dos años. ¡Ni siquiera sé hablar!

—Creo que voy a buscar un vaso de agua—dijo Whitney.

—No sé por qué me cuesta tanto—Santana se aclaró la garganta—Con Dani no me pasaba.

—¿Lo haces a propósito?

—¿Qué?

—Lo de Dani. Hablar de ella.

Los ojos de Brittany estaban rabiosamente azules, azules oscuros.

Santana percibía su furia.

—No puedo evitarlo. Ha sido una parte importante de mi vida.

—Ya lo sé.

Brittany cerró un momento los ojos y los volvió a abrir.

Los tenía llenos de lágrimas.

—¿No te das cuenta de que lo sé? Ella no tiene por qué ser menos importante, pero quería un sitio para mí.

—Y lo tienes—contestó Santana.

Brittany lanzó una mirada al lienzo.

—Ahí no.

—¿Y aquí?—Santana se llevó la mano al corazón—Nunca quise hacerte daño, Britt. Tenía que haberte avisado, pero no sabía cómo decírtelo. Pensaba que creerías que no había tenido tiempo de enamorarme de ti. Quería demostrártelo. Yo…—le fallaron las palabras.

Sabía que lo que decía no tenía sentido.

Señaló el cuadro con impotencia.

Brittany no miró el cuadro.

Se acercó y dijo con un amago de sonrisa.

—¿Crees que mereces ser feliz?

—No—repuso Santana—No lo merezco. No te merezco—extendió las manos—He tenido el amor de mi vida. Sigo queriéndola. Eso no se va sólo porque ella ya no esté aquí.

—¿Y tienes un sitio para mí?—preguntó Brittany en voz baja.

—Todo el sitio del mundo—sonrió Santana—Dani dejó mucho espacio vacío, y yo he hecho un poco más. Y tú los llenas todos.

A Brittany le tembló el labio inferior y alzó el mentón.

—Creí… Creí que podía ser la segunda en tu corazón. Pero no puedo.

—No lo eres. Eres la primera. Pero tengo que ser sincera. Ella siempre estará conmigo.

—Lo sé y no me importa si me hablas de ella. No pretendo que elijas entre el pasado y el futuro. Aquí y ahora te…

—Te quiero.

—… Quiero.

Se sonrieron y se abrazaron con ternura.

—Ya he visto la cocina bastante—interrumpió una voz—¿Puedo deducir que se ha arreglado todo felizmente?

Brittany se apartó de Santana y se aclaró la garganta.

—Hemos llegado a un acuerdo.

—Muy bien. Quiero irme al hotel. Ha sido un día muy largo y tenía que llamar a Holly en cuanto llegara.

Brittany metió la mano en el bolsillo y sacó las llaves.

—El coche es tuyo.

Whitney se volvió hacia Santana con una sonrisa irónica.

—Mucho gusto, ¿cómo estás? Hacía años que quería conocerte. No sé por qué nos hemos saltado esa parte.

Serio, y Santana reconoció la alegría de vivir que Whitney le había transmitido a Brittany.

—Hace años que sigo su trabajo—dijo Santana con la mayor sobriedad posible—Para mí es un honor conocerla, por fin.

—¿Les apetece que cenemos juntas mañana? Para celebrar sus… ay, Dios. ¿Se podría decir que esto es un… compromiso?

—Mamá…

—Sí—contestó Santana—Lo hicimos bastante mal como novias, así que creo que debemos pasar a la siguiente etapa y esforzarnos un poco más, ¿no Britt-Britt?

—Muy bien. Entonces podemos hablar del juego de vajilla.

—¡Mamá!

Whitney se rio.

—Es una broma—le tendió una mano a Santana, que se la estrechó con firmeza—Hablaremos de tu nueva carrera de artista lesbiana. Te van a encasillar, lo sabes.

—Lo sé—dijo Santana y, por dentro, se sintió preparada para el reto.



Cuando se alejó el coche de Brittany, volvieron al salón abrazadas.

Butch entró correteando y se instaló en su cama con un suspiro de satisfacción.

Santana le apretó el brazo a Brittany.

—Mira el cuadro ahora. Si quieres, iré a buscar los demás y los quemaré.

—No seas tonta.

Brittany soltó a Santana y se arrodilló delante del lienzo. Al cabo de un minuto volvió a levantarse.

—No soy yo. Yo no soy así.

—Sí que lo eres.

—No, no soy tan… No soy tan atractiva. Y en los cuadros de la galería, tampoco soy yo.

—Yo te veo así—Santana le pasó los brazos sobre los hombros.

—Licencia artística.

—No—Santana sacudió a Brittany con suavidad—Yo te veo así. Si no lo crees, entonces tampoco crees que te amo, Britt-Britt.

—Me gusta que me digas así. Y también te amo, San.

Brittany levantó la vista con los ojos brillantes.





**********************************************************************************************************



—Señoras, tienen que estar serias, muy serias.

—No puedo estar seria—objetó Brittany—El correo de hoy me ha dado la noticia de que ya soy una arquitecta colegiada en el Estado de California.

Santana le apretó el hombro y le susurró:

—¿Qué crees que haría si le clavara esta horquilla?

Brittany soltó una risita.

—¡Señoras! Pónganse serias, piensen en cosas horribles.

Brittany frunció el ceño y Santana pensó que estaba preciosa.

—¡Quietas!—el fotógrafo disparó varias fotos entusiasmado—Muy bien. Siga frunciendo el ceño. Hacienda le acaba de hacer una inspección. Ah, perfecto. Muy bien. Ahora vamos a hacer unas fotos más convencionales en el salón.

Santana, aliviada, dejó la horquilla y ayudó a Brittany a desatarse el delantal.

Le había gustado la idea —sugerida por el fotógrafo— de posar delante del taller en la misma pose y el mismo aspecto que el adusto matrimonio del cuadro American Gothic de Grant Wood, pero estar inmóvil con la horquilla en la mano y la luz en los ojos había sido un suplicio, igual que la inagotable alegría del fotógrafo.

—Vamos, chica de la portada—dijo Brittany, tirando de Santana.

Se sentaron en el sofá y Brittany apoyó la cabeza en el hombro de Santana.

—Echen la cabeza hacia atrás. Ahora, señoras, prepárense para sonreír.

—Se me acaba de ocurrir algo—Brittany miró a Santana y después a la máquina de fotos—Millones de personas nos verán abrazadas en esta foto. ¿Crees que la verán los padres de Dani? ¿Crees que podrá hacerles cambiar de opinión?

—Quiero ver grandes sonrisas, sonrisas de neón. ¿Señoras? ¡Sonrían!

Santana se rio.

—Estoy prácticamente segura de que no compran Vanity Fair. Y no cambiarán nunca. Pero a lo mejor lo hace otra persona. Me lo digo a mí misma cada vez que un crítico se demora en mi «estilo de vida» más que en mi obra.

Brittany se rio como si no pudiera aguantarse.

Santana rápidamente bajó la cabeza y la besó, y las dos se enfrentaron otra vez al fotógrafo.

—¡Muy bien! ¡Están preciosas!




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Pd: solo que el epílogo.




Última edición por 23l1 el Vie Ene 22, 2016 7:16 pm, editado 1 vez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Jue Ene 21, 2016 11:10 pm

Sksbskj no se que comentar xd ajdsjv fue todo muy raro sjdbdb pero me gusta:3
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Ene 22, 2016 6:46 am

Tengo mucha expectativa por el epilogo.
Lo esperare para ver que me espera con el fin de esta historia, tienes que cerrar con broche de oro please
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Ene 22, 2016 7:19 pm

Susii escribió:Sksbskj no se que comentar xd ajdsjv fue todo muy raro sjdbdb pero me gusta:3



Hola, jajajajaj si XD jajajajaajaj esk así son ellas al estar juntas jajajajajajajaaj. Eso es lo bueno XD espero y el epílogo también te guste jaajjaajajaj. Saludos =D





marthagr81@yahoo.es escribió:Tengo mucha expectativa por el epilogo.
Lo esperare para ver que me espera con el fin de esta historia, tienes que cerrar con broche de oro please



Hola, =O nonononono, no las tengas xD jajaajajajajaj, pero espero que te guste jajajajaja. =O no pongas presión xD jaajajajajajaja. Solo espero y por lo menos te guste xD ajajajajajaja. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Ene 22, 2016 7:24 pm

Epílogo.


Cinco años habían pasado desde que Brittany se graduó y era una reconocida arquitecta.

Cinco años desde que se habían casado.

Y hace dos años había nacido el pequeño Santiago.


Brittany desde que solucionaron las cosas y empezaron a salir conoció a las amigas de Santana: Quinn y Rachel.

Ellas eran las más conténtenlas de que Santana por fin se diera una oportunidad para encontrar el amor otra vez.

Quinn y Rachel se habían casado dos meses antes que Brittany Santana, y ahora estaban felices con la reciente llegada de la pequeña Madison y su hermano mayor por un año Finn.



Mientras que a relación con la otra amiga de Santana, Hanna, consto un poco al principio, ya que Brittany sentía que Hanna aún tenía sentimientos por Santana.

Pero todo había sido resuelto en una grata conversa que tuvieron y Brittany termino presentándole a Emily.

Desde ese día Hanna había cambiado su “pensamiento de vida” y se había enamorado de Emily, quien durante todo el tiempo que pasaron juntas logro hacerla cambiar de parecer y ahora estaban esperando al pequeño Artie.


Así fue como también Santana había conocido a las amigas de Brittany.


Marley y Kitty, ellas habían congeniado muy bien con las demás chicas.

Ellas también en esos años se habían casado y un año antes del nacimiento del Santiago, ellas tuvieron a Noah.



Tina y Mike también se habían acoplado muy bien a ese nuevo grupo, y más a un que su hijo Tian, tenía nuevos amigos.


Ahora todos eran un gran grupo de amigos.




Así era como estaban todos reunidos en la casa de Brittany y Santana, celebrando un nuevo aniversario de casadas.


—¿A qué hora llegan tus padres?—pregunto Santana mientras le daba besos en la frente a su hijo.

—Vienen en camino—dijo Brittany.

—¿Crees que se duerma antes de que lleguen?—pregunto Santana mirando a su hijo.

—¿Santy? ¿Dormir? No, el presiente cuando van a venir sus abuelos—dijo Brittany mientras veía a su hijo jugando con Butch.

—Sus abuelos y su tía preferida, querrás decir Britt—dijo Quinn quien venía llegando junto con Madison en brazos.

Y siendo bien recibidas por una contenta Butch.

—Sus tías, Quinny, sus tías—reprocho Rachel, mientras acariciaba a Butch.

—Es lo que dije mi amor—dijo Quinn besando a Rachel.

—Hola, ¿Cómo se está portando Mady?—saludo Brittany.

—Cuando duerme es un amor, pero cuando esta despierta es tan exagerada como Rach—dijo Quinn.

—Lucy…—dijo Rachel, fulminando a Quinn con la mirada.

—Lo cual amo—continuo Quinn sonriendo—Locamente.

—¿Y Finn?—pregunto Santana.

—Está afuera con las chicas, justo venían llegando—dijo Rachel despeinando a Santiago.

—¿Cómo están las festejadas?—pregunto Emily.

Las cuatro se dieron vuelta y vieron como llegaban Emily abrazada a una embarazada Hanna.

Y al lado de ellas venían Marley y Kitty, más atrás venia Noah y junto a él Finn quienes traían unos juguetes, que claramente eran para Butch.

Quien los recibiría encantada, y más feliz aun de tener tanta atención para ella sola.


—¿Cómo esta, este bebé?—pregunto Santana mientras tocaba la panza bien formada de Hanna.

—Patea demasiado—dijo Hanna.

—Santy, era igual—dijo Brittany.

—Finn ni se movía, pero Mady fue distinto, no paraba de dar vuelvas—dijo Rachel.

—¡Como tu Rach!—dijo Kitty.

—¡Eso dije yo!—dijo una sonriente Quinn.

Todas rieron, menos Rachel, lo cual Quinn se percató.

—Que es el perfecto encanto de mis chicas—agrego Quinn besándolas.

—Bien a ahí Q—dijo Emily mientras jugaba con Santiago, Noah, Finn y Butch.

—¿Vienen los Chang-Chang?—pregunto Kitty.

—Sí, pero llegaran un poco tarde, Tian estaba en una fiesta—dijo Brittany.

—Voy a buscar las cosas que faltan—dijo Emily parándose y dejando a los niños jugar con Butch.

—Yo te ayudo—dijeron al unísono Rachel, Marley y Hanna.

—No, tu no Han, quédate con aquí, no te puede mover mucho—dijo Emily.

Hanna rodo los ojos y se puso a conversar con Quinn y Kitty, mientras le hacían monerías a Madison.


—Nunca pensé en poder tener algo así y mucho menos que termináramos así… una familia—dijo Brittany a Santana.

—Yo jamás pensé en conocer a alguien como tú, Britt. Que me pudiera volver hacer creer en el amor y que me enamorara, que mi corazón volviera a latir por otra persona—dijo Santana.

—Te amo San—dijo Brittany besando a Santana.

—¡Que hay niños presentes, López!—grito Quinn.

—Y la exagerada era Rach y Mady—le dijo Santana a Brittany—¡Es lo que deberías hacer con Rach, Fabray!

Quinn solo rodo los ojos y le paso a Madison a Hanna, mientras ella se abalanzaba sobre una desorientada Rachel, quien venía llegando con unas bolsas y conversando con Emily y Marley.

—¡San!—la regaño Brittany.

—Pero, Britt-Britt, es lo que deseaban míralas—contesto Santana con un puchero.

Brittany rio.

—¿Crees que es un buen momento para decirles que estoy embarazada?—pregunto Brittany.

—Sí, solo esperemos a que lleguen todos y más aún a tus padres, que serán los más contentos con esta noticia, Britt-Britt.

Brittany sonrio.

—Te amo tanto San.

—No más de lo que yo te amo a ti Britt.


FIN




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Hola, bueno aquí el fin de esta linda historia. MUCHAS GRACIAS, a todas las personas que se dieron el tiempo de leer y mas aun para comentar. Gracias.

Ya subo el prólogo de otra historia. Saludos =D

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Pintando la Luna (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Vie Ene 22, 2016 8:18 pm

gracias de verdad me encanto la historia, hasta pronto!!!!!
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